Las Trece Rosas. Rosa número 11: Victoria Muñoz García
  Las Trece Rosas. Rosa número 11: Victoria Muñoz García
Maria Jose Robles Perez
 
 
Olvidar las injusticias nos lleva a volver a cometerlas. Y por eso quieren que olvidemos, que dejemos enterrados los huesos, que borremos de nuestro pasado las historias desgarradoras de miles de personas que fueron brutalmente humilladas y asesinadas por algo que todavía sigue en nuestras instituciones: el fascismo. 

Nuestro deber es recordar, que las nuevas generaciones sepan de qué es capaz el ser humano lleno de odio cuando el resto del mundo mira hacia otro lado ante las injusticias. 

Con esta humilde pluma, quiero relatar aquí, pequeños retazos de trece inocentes, trece Rosas. Para que nadie olvide.

Tienes 18 años y dos de tus hermanos ya han muerto, no porque una enfermedad haya llegado y les haya arrebatado la vida, sino porque una ideología que defiende la violencia se asienta a golpe en un país, acabando con todo aquel que tenga la osadía de decir que ese fascismo es ilegítimo, injusto.

¿Qué esperas después de eso? ¿Te quedan fuerzas para algo más? ¿Y si eres la madre, y dos de tus hijos ya han muerto asesinados y a la tercera le espera el mismo final?

Victoria Muñoz García tenia dos hermanos maravillosos, con los cuales se llevaba realmente bien, compartían muchas cosas, siendo algunas de ellas la rebeldía y el ansia de querer cambiar las cosas. Juan, Gregorio y Victoria decidieron no rendirse, no esconderse, no huir. Quisieron seguir intentándolo.

Ya con 15 años, Victoria se había afiliado a la JSU, lo que demuestra que tenía muy claras sus ideas y qué clase de mundo era el que quería. 

Por eso, al acabar la mal llamada guerra, su amigo Julián Muñoz la buscó para intentar convencerla de que formara parte de la reorganización de la JSU. La Historia dice que la convenció. Qué tonta la Historia y aquellos que la cuentan: a Victoria nadie tuvo que convencerla, porque no dudó ni un segundo en que quería estar en esa reorganización cuando su amigo se lo contó en secreto.

Así, entró en el grupo de Chamartín de la Rosa con Sergio Ortiz como Dirigente, y donde se encontraban otras rosas como Ana López, Elena Gil, Luisa Rodríguez y Martina Barroso. Además, el Responsable Militar del sector era nada más y nada menos que su hermano Gregorio, llamado "Goyo" por todos, llamado "Goyito" por Victoria y su madre.

No duró mucho esta fantasía, esta utopía de creer que las cosas podían ser de otro modo, esa esperanza de agarrarse a la descabellada idea de que el fascismo puede derrumbarse en un mundo donde media parte está de su lado y la otra media mira para otro lado.

El 6 de junio de 1.939, Victoria entra en prisión de Ventas, concretamente en la zona de las menores junto con Ana, Martina y María del Carmen Cuesta, siendo esta última una de las sobrevivientes que tantas cosas pudo contar de sus amigas, y a cuya resistencia y valor debemos tantos testimonios y tanta historia que quisieron dejar enterrada bajo tierra con los huesos.

Su hermano Juan ya había sido asesinado, nada más y nada menos que en una comisaría donde lo torturaron sin cesar, para que hablara, para que contara lo que sabía y lo que no sabía, para que declarara lo que había hecho y, lo más importante, lo que no había hecho. Gregorio, corrió una suerte parecida: fue fusilado el 18 de mayo de 1.939.

Si piensa uno en esa madre, algo nos tiene que desgarrar por dentro: dos hijos asesinados y una tercera en la cárcel. Solo quedaban unas semanas para que el dolor la terminara de destrozar por dentro.

Como con el resto de rosas, a Victoria se le acusó de muchísimas cosas de las que no había pruebas, cosas que incluso ocurrieron cuando las 13 Rosas ya estaban en prisión. Y de lo único que se pudo tener pruebas fue de que Victoria formó parte de esa reorganización de la JSU. Y se agarraron a esa insignificancia para justificar que fuera condenada a muerte.

Sabían de sobra que eso no era suficiente para fusilarla, por eso la sentencia de la causa judicial fue aprobada el 3 de agosto por la Auditoría de Guerra, en cuyo texto se hacía constar que la ejecución de esas penas de muerte (la de las 13 Rosas y muchas otras) debían permanecer en suspenso hasta que el General Franco recibiera el enterado, no es que este asesino fuera a perdonar, no se equivoquen, era un puro trámite más. Pero no sé esperó. Había prisa. Y tan solo dos días después, el 5 de agosto de 1.939, se llevó a cabo tal ejecutación, llenando una vez más la tapia de un cementerio de sangre, miedo y lágrimas, aunque no fueron firmadas hasta el 13 de agosto, y ni siquiera las instancias de indulto fueron cursadas por la Directora de la cárcel, Carmen Castro.

Había mucha prisa por fusilar a estos jóvenes, ¿Si eran culpables de algo realmente, por qué había que correr tanto? 

Ah, vaya, supongo que todo el mundo llegamos a la misma conclusión salvo los que quieren seguir estando ciegos a voluntad para justificar todo el oído y el envenenamiento que llevan dentro.

Estando en la celda, esa escalofriante noche, cuando las menores escucharon sus nombres, Victoria se puso muy muy nerviosa -como para no estarlo- y empezó a llorar desconsolada, pero no lloraba por ella ni por su vida, lloraba por su madre. "¡Mi pobre madre, primero Juan y ahora Goyito y yo!", decía entre lágrimas sin parar. 

Su madre, ella estaba a punto de ver el mundo por última vez, de ver pasar frente a sus ojos toda su vida, sus sueños, todo ese futuro que tantas veces se imagino y que nunca llegaría... pero pensaba solo en el sufrimiento de su madre.

Fue Ana López, antes de preguntar a sus compañeras si tenía las medias bien puestas, la que le dijo con una serenidad fuera de lugar: "por favor, Victoria, sé valiente". Y Victoria dejó de llorar. Dejó de llorar.

Pero, ¿creéis que esa madre pudo dejar de llorar? ¿Creéis que la tierra puede dejar de llorar? Porque yo no lo creo.

Las Trece Rosas. Rosa número 1: Adelina García Casillas
Las Trece Rosas. Rosa número 2: Virtudes González García
Las Trece Rosas. Rosa número 3: Blanca Brisac Vázquez
Las Trece Rosas. Rosa número 4: Julia Conesa Conesa
Las Trece Rosas. Rosa número 5: Martina Barroso García
Las Trece Rosas. Rosa número 6: Ana López Gallego
Las Trece Rosas. Rosa número 7: Dionisia Manzanero Salas
Las Trece Rosas. Rosa número 8: Carmen Barrero Aguado
Las Trece Rosas. Rosa número 9: Carmen Barredo Aguado
Las Trece Rosas. Rosa número 10: Pilar Bueno Ibáñez


Fuente → facebook.com

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