Las Trece Rosas. Rosa número 9: Carmen Barredo Aguado
Las Trece Rosas. Rosa número 9: Carmen Barredo Aguado
Maria Jose Robles Perez

 

Olvidar las injusticias nos lleva a volver a cometerlas. Y por eso quieren que olvidemos, que dejemos enterrados los huesos, que borremos de nuestro pasado las historias desgarradoras de miles de personas que fueron brutalmente humilladas y asesinadas por algo que todavía sigue en nuestras instituciones: el fascismo. 

Nuestro deber es recordar, que las nuevas generaciones sepan de qué es capaz el ser humano lleno de odio cuando el resto del mundo mira hacia otro lado ante las injusticias. 

Con esta humilde pluma, quiero relatar aquí, pequeños retazos de trece inocentes, trece Rosas. Para que nadie olvide.

Era importante recordarles a todos el papel fundamental que estaban jugando en la historia. La vida de sus futuros hijos, la educación y la libertad de estos, estaban en juego.

Desde luego, no era para estar sentados, mirando la vida pasar y esperando que las cosas se sucedieran sin más una tras otra. Había que actuar. Hablar. Hablar es hacer, al final.

Supongo que si vieran la sociedad de hoy en día, solo algunas décadas después, tal vez pensarían si merecía la pena exponerse a que los atravesaran una bala.

Cuántas vidas inocentes y llenas de esperanza cayeron para que hoy todavía no siquiera se les haya dado sepultura.

Y a las mujeres. Había que empoderarlas. Porque en las guerras y dictaduras, como en tantos otros ámbitos de la vida, a la mujer le toca sufrir el doble que el hombre. 

Como bien dijo Flora Tristán: "Hay alguien todavía más oprimido que el obrero, y es la mujer del obrero". Imaginaros si además de obrera, vivías una guerra.

Las balas son las mismas para ambos. Pero sobre ella recaen muchos más castigos, más humillaciones, violaciones, porque siempre han sido tratadas como motín de guerras, como objetos.

Además sobre ella recaía el trabajo de sacar adelante toda la familia, tantos hijos, después de que sus maridos nunca regresaran.

Nuestra rosa de hoy, tenía muy claro esto, y desde luego, tuvo la suerte de que en el partido que empezó a militar en 1.936, lo vieran pronto, y la dejaran actuar, ayudar. Porque hay que decirlo: hasta en los partidos de izquierda, la lucha feminista todavía era un camino en el que florecían pocas flores. 

Así, en el PCE, tras la guerra, la declararon responsable femenina del partido en Madrid.

Las tareas a realizar eran muchas, imaginaros, si ya el feminismo tiene trabajo de por sí, como tiene que ser tras haber pasado por una masacre mal llamada "Guerra Civil", y los crudos años que estaban por venir.

Pero una de las cosas que se le encargó, fue elaborar un plan de trabajo político destinado a las mujeres. De este modo, se intentó organizar a las mujeres del partido. Una tarea nada fácil. Imaginaros un paisaje derrumbado, destruido, niños malnutridos, enfermedades por doquier, gente escondida, miles de viudas, una brisa llena de miedo... intentando buscar un pan que llevarle a la boca a sus familias. Sacar tiempo y fuerzas para organizarse políticamente, en estas condiciones, desde luego es digno de admirar. Así que la que tenga una excusa hoy para luchar por sus derechos, que recuerden a estas mujeres y se callen la boca.

Y lo hicieron. Nunca subestimen a las mujeres. Una de las cosas que hicieron, fue crear grupos de 3 o más mujeres, las cuales se encargaban de visitar las cárceles, tanto si había familiares dentro de ellas o no (aunque era extraño que alguna de ellas no tuvieran a nadie allí dentro), asumieron labores solidarias para llevar todo lo posible a esas cárceles, comida, ropa, cartas. Esperanza.

Las mujeres siempre creando, dando la mano, cuidando. Esa es la verdadera Historia.

También, intentaron concienciar a las mujeres obreras de los derechos y libertades que habían perdido, y como tenían total legitimidad para recuperar algo que les era innato.

Mientras llevaba a cabo todo este trabajo, que os aseguro que no es poco, nuestra "Marina" (pues así la llamaban en el PCE), también luchaba para llevar el pan a casa, algo que hacía desde los 12 años trabajando como modista, debido a la penosa situación económica que atravesaba su familia (como tantas otras): su padre fallecido, dejó a su madre con 9 hijos. Y con Franco. Imaginaros la desesperanza. Delito gravísimo. Para el fascismo.

No solo luchar por la libertad, sino algo peor: dar esperanza, explicarle a la gente que las cosas pueden ser de otra manera, que se puede acabar con la barbarie.

El 17 de mayo de 1.939 la detienen e ingresa en la prisión de Ventas como el resto de rosas. Condenada a muerte, por supuesto.

Lucha en la clandestinidad. Intento de atentado hacia el dictador. Culpable del asesinato de... Bla bla bla.

La única verdad que sí demostraron con pruebas, fue que "Marina" pertenecía al PCE y que trabajó en la clandestinidad en la colectividad con el Partido Comunista confeccionando un plan de trabajo para la sección femenina. "Marina" cometido el grave delito de darle un papel a las mujeres.

Todavía hoy, en otra medida, se sigue castigando la lucha feminista. Para que veáis la importancia de dicha lucha.

El 5 de agosto de 1.939, en una tapia de un cementerio quedó el eco de sus últimas lágrimas. 

Exactamente el mismo lugar, donde el 8 de abril de 1.940 las lágrimas derramadas serían las de uno de sus hermanos, Palmiro Barrero Aguado. ¿Habría podido hacer otra cosa?

Por supuesto. Se podría haber quedado quieta. Salir todos los días a Auxilio Social a por un trozo de pan y una sardina para sus 8 hermanos y su madre. Podría haber seguido, simplemente, teniendo cayos en las manos de coser tanto para los llamados irónicamente "gente de bien", los mismos que miraban para otro lado o señalaban al vecino porque el dictador les venía bien. 

Podría haber callado. Podría haberse resignado. Esa opción siempre está ahí. Para todo el mundo. Y es la opción más fácil. La más fácil.

Pero "Marina" escogió el camino complicado. En cada uno estar coger un camino u otro, y en las noches tener pesadillas o poder dormir con la conciencia tranquila.


Las Trece Rosas. Rosa número 1: Adelina García Casillas
Las Trece Rosas. Rosa número 2: Virtudes González García
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Las Trece Rosas. Rosa número 6: Ana López Gallego
Las Trece Rosas. Rosa número 7: Dionisia Manzanero Salas
Las Trece Rosas. Rosa número 8: Carmen Barrero Aguado


Fuente → facebook.com

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