Madrid, 1979. Terroristas del grupo franquista “juventudes de fuerza nueva”, atacaron con bates de beisbol a José Luis Alcazo Alcazo y le mataron a golpes
Madrid, 1979. Terroristas del grupo franquista “juventudes de fuerza nueva”, atacaron con bates de beisbol a José Luis Alcazo Alcazo y le mataron a golpes / Tulio Riomesta
 
José Luis Alcazo Alcazo, “Josefo”, nació en Albero Baixo (Huesca) en 1954. Se trasladó a Madrid para estudiar Ingeniería agrónoma, que abandonó en 2º curso para iniciar los de Historia. Militó en círculos universitarios aragonesistas, y formó parte del Seminario de Estudios Aragoneses (SEA), creando un núcleo destinado al aprendizaje y enseñanza del aragonés junto a su hermana Carmen y otros compañeros. El 13 de Septiembre de 1979, tras acabar los exámenes de la universidad, asistió al Parque del Retiro de Madrid como hacía habitualmente. Le acompañaban Marisol de Mateo, Jesús Oyamburu, Luciano Sánchez, Mariela Quiñones y Luis Canicio. Cuando paseaban por el paseo de Fernán Núñez fueron atacados por sorpresa por Terroristas de un grupo franquista autodenominado «Servicio Especial o Los bateadores», defensores de la “zona Nazional” del centro de Madrid.
 

Este grupo estaba formado por Eduardo Limiñana Sanjuán, Fernando Pita de Veiga Corral, Ángel Luis y José Antonio Nieto García, Emeterio Iglesias Sánchez, Gabriel Rodríguez Medina, José Miguel Fernández Marín, Miguel Cebrián Carbonell y, estando por debajo de la edad penal, Pablo Calderón Fornos (14 años) y José María Nieto García (15 años). Eran hijos de militares franquistas de alto rango que vivían en las colonias del ejército del entorno del Retiro. Algunos de ellos pertenecían a «fuerza joven, juventudes de fuerza nueva», responsables de los asesinatos de Miquel Grau Gómez, Jorge Caballero Sánchez, Arturo Ruiz García o la matanza de Atocha, entre otras víctimas del franquismo durante la ejemplar transición.

De repente se oyó un grito de “ahora, ya” y los matones salieron hacia los paseantes armados con bates de béisbol y palos. “Atacaron primero a Luis y a Jesús”, recuerda Mariela Quiñones. “Les dieron por la espalda, con lo cual no vieron a los agresores para defenderse. A Luis le abrieron la cabeza y quedó inconsciente en el suelo”. Fue entonces cuando José Luis se lanzó a defender a sus amigos. “Josefo se remangó, y cuando lo hizo se fueron a por él todos”, explica Quiñones. Intentó quitarle el bate a uno de ellos y luego echó a correr. Se topó con una valla metálica, tropezó, cayó al suelo y la emprendieron con él. Hasta que, tras un golpe en el cráneo con un bate, dejó de moverse.

El ataque con palos y cadenas causó heridas en 2 de los jóvenes, Oyamburu y Canicio, y la muerte de José Luis Alcazo por las contusiones sufridas por la paliza. El asesinato produjo una gran conmoción y se organizaron diversas manifestaciones en Huesca y en Madrid. El joven fue enterrado en el cementerio de su localidad natal, previo funeral en la iglesia del pueblo. Desde el primer momento la familia Alcazo recibió presiones, fueron habituales las mentiras sobre las víctimas, vinculándolas con partidos de extrema izquierda. En pleno centro de Huesca apareció una pintada donde se decía que era un delincuente. Hubo otra similar, como “Josefo violador” en la puerta de la facultad de Filosofía y Letras que su pareja, Marisol, borró en un ataque de rabia.

El papel que jugaron los medios de comunicación fue lamentable. Un diario de tirada nacional comenzaba la información sobre el crimen del Retiro inscribiéndolo “en el ambiente de absoluto desorden en que se encuentra sumida esta zona del popular parque madrileño, actualmente feudo de pandillas de drogadictos, traficantes y de delincuentes y gamberros de todas las calañas”. La familia y amigos respondieron en una nota de prensa que les resultaba “penoso e incomprensible la falta de información objetiva sobre los hechos y sobre su significación que algunos medios de información han dado sobre este suceso”.

Finalmente de los 10 agresores, sólo fueron encausados 8, los que superaban la edad penal. Los 2 menores, Pablo Calderón Fornos y José María, el pequeño de los hermanos Nieto García, pasaron simplemente unos meses en un centro de menores y no fueron enjuiciados. De los otros 8 sólo 3 recibieron penas que iban más allá del periodo de prisión preventiva: Eduardo Limiñana con algo más de 11 años, Gabriel Rodríguez con más de 10 años y Ángel Luis García Nieto, con más de 14 años de privación de libertad. Los defensores revocaron el auto de encarcelamiento retrasando la entrada en prisión. Su destino fue la cárcel de Zamora. Salieron antes de completar sus penas, por “buen comportamiento”.

Pasado el juicio, el caso Josefo cayó en el olvido. Pero su familia siguió luchando hasta que el 14 de Julio de 2001 José Luis Alcazo fue reconocido por el Estado español como víctima del terrorismo, y en consecuencia se le otorgó póstumamente la Gran Cruz de la Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo. En 2023 María Codes, que había sido amiga de Alcazo, publicó la novela “A corta distancia”, que recreaba la historia del asesinato.

Documentos: ElDiario.es (Lucía Seral). Wikipedia. Covite, Mapa del Terror (Consuelo Ordóñez)


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