EH-Bildu no es ni Batasuna ni ETA

Porque el diálogo no tiene tanta rentabilidad política como el odio. La derecha, incluida la filial conservadora de quienes todavía llevan un carnet del PSOE en la cartera, y los ultras están utilizando elementos antidemocráticos para deteriorar al gobierno legítimo de España y han vuelto a tirar del terrorismo de ETA como elemento para generar la desafección de un pueblo que tiene como prioridad la supervivencia

EH-Bildu no es ni Batasuna ni ETA
Manuel Domínguez Moreno

Ni Pedro es Pablo, ni Pablo es Pedro, ni Santiago cierra España. El país, la patria, no es propiedad ni de los políticos ni de los que se arriman al ascua de una ideología que, si hace falta por intereses egoístas, abandonarán para irse al lado contrario.

La derecha, formada por el PP, Ciudadanos y algunos que se han creído aquello de que representan al «PSOE de verdad» sólo porque llevan un carnet de afiliado en la cartera, ha formado una coalición con los ultras de Vox para utilizar el pacto del gobierno con EH-Bildu para crear más desafección a un pueblo que tiene como prioridad la supervivencia por las consecuencias sociales que está generando la crisis de la pandemia.

La derecha no puede vivir sin ETA

Como ya indiqué en otro artículo, EH-Bildu no es Herri Batasuna, ni siquiera Batasuna, y me reafirmo, porque este asunto va más allá de unas siglas. La realidad es que la derecha de este país y, por supuesto, los ultras, no pueden vivir sin ETA y da la sensación de que estarían mucho más cómodos si los terroristas, los de verdad, los que pegaban el tiro en la nuca, los que me obligaron a llevar escolta durante más de 10 años, siguieran utilizando la dialéctica de las pistolas en vez de estar dentro de las instituciones parlamentarias.

Durante los años del terror se pedía a la izquierda abertzale que dejara las armas y utilizara los instrumentos de la democracia parlamentaria y, tras el proceso de paz, del que mucho puedo hablar porque, junto a hombres como Jesús Eguiguren, fui partícipe de él desde mi posición de editor y fundador de Aldaketa-hamasey (editada en euskera), ciudadano español, andaluz, periodista, conferenciante y escritor, y lo que se consiguió con el arreglo y el acuerdo, no se puede romper por la intransigencia de quienes se dicen demócratas, pero desafían a la propia democracia con la venganza y el odio.

Autor: Jesús Eguiguren. Prólogo, introducción, epílogo y filosofía de portada de Manuel Domínguez Moreno. Editorial Cambio. Presentación y promoción realizada por el propio Eguiguren y por Manuel Domínguez Moreno.

Los terroristas, los que sí utilizaron las armas, siguen siendo condenados por la Justicia. Lo que no se puede permitir en democracia es que haya partidos y personas con influencia que lleguen, incluso, a vulnerar la ley o a pedir que se vulnere, tal y como ocurrió con la Doctrina Parot o lo que está sucediendo con el acercamiento de los presos a cárceles de Euskadi.

El diálogo no tiene tanta rentabilidad política como el odio

EH-Bildu es un partido democrático que ha aceptado la normas y que ha condenado explícitamente la violencia de ETA, como sucedió en el año 2015. ¿Qué más quieren las derechas, los ultras y los que se creen que siguen siendo el referente del socialismo español? ¿Autoflagelación o que según vayan siendo elegidos se inculpen delitos que no han cometido para tener contenta a esa caverna conservadora-liberal que no duda en utilizar el miedo a ETA diez años después de que la banda dejara de matar? El viernes se cumplió el 20 aniversario del asesinato de Ernest Lluch, ¿no aprendieron nada de él? No, porque el diálogo no tiene tanta rentabilidad política como el odio.

Autor: Jesús Eguiguren. Prólogo, introducción, epílogo y filosofía de portada de Manuel Domínguez Moreno. Editorial Cambio. Presentación y promoción realizada por el propio Eguiguren y por Manuel Domínguez Moreno.

EH-Bildu no es Herri Batasuna, insisto. Oskar Matute no es Jon Idígoras. Sin embargo, para la derecha y los ultras es mucho más fácil la simplificación de un mensaje para hacer calar en la ciudadanía el mensaje de que Bildu es ETA, cuando la banda anunció el cese definitivo de su actividad armada en 2011 y su disolución en 2018. Estos anuncios de ETA fueron una gran noticia para toda España…, salvo para el Partido Popular y sus filiales liberales y ultras.

La Constitución, lo contrario de lo que defienden las derechas

La Constitución de 1978 ni pretende ni esta creada para el enfrentamiento entre demócratas. Menos aún asume que nadie pueda plantear o interpretar el uso de comportamientos democráticos para llevar a cabo ningún golpe contra el legado de la Transición, sino todo lo contrario. Lo que está ocurriendo en la actualidad en el Congreso con el pacto del Gobierno con EH-Bildu y con otros partidos democráticos, constitucionales y legales, insisto, se llama dialogo, pacto y arreglos democráticos en favor del pueblo español en general.

Hay que partir de la base que no reconocer el carácter legal del partido representante de la izquierda abertzale supone, por extensión, una desvirtuación absoluta de lo que se pretende defender, es decir, de la inamovilidad del régimen surgido de la Transición.

De ahí que desde la derecha y desde los herederos del búnker se pretenda ensalzar las figuras de personas que desde el PSOE fueron protagonistas de los cambios políticos posteriores a la muerte de Franco. Es muy fácil hablar del «PSOE de verdad» y que eso engorde los egos de quienes ya pasaron a la historia y, sin darse cuenta, perdieron toda la capacidad de influencia en los nuevos tiempos. Es muy fácil acudir a esa expresión del «PSOE de verdad» referenciando dicho calificativo a un partido dócil con las élites, además de corrupto o incoherente con la ideología de Pablo Iglesias Posse, o que no dudaron, incluso con el dictador vivo, en mantener contactos habituales con los elementos más represivos de la dictadura o entregar informes a servicios de inteligencia extranjeros a cambio de unas migajas de financiación. Es muy fácil referirse al «PSOE de verdad» porque ese PSOE fue el que fue olvidando poco a poco las esencias de defensa del pueblo para convertirse en el testaferro del capital más deshumanizado.

El problema que tiene esta derecha desubicada que piensa que es demócrata pero que se acerca a los postulados de la intransigencia, la demagogia, el populismo y el odio, es que no ha entendido que el juego de la democracia se ejecuta dentro de las ideologías, no de las ideas, y se encuentra más cómoda en el espacio inventado del «centro» que no es otra cosa que el lugar donde reside el pragmatismo que tanto gusta a los poderosos que no necesitan del aval popular para ejercer su opresión a la ciudadanía.

La democracia española no es Juego de Tronos

Esto es una lucha de los Targarian contra los Lannister, esto no es el juego de tronos donde cuando se juega sólo se puede ganar o morir. Aquí se está jugando la vida de las personas, del pueblo, y no reconocer que EH-Bildu es un partido democrático que tiene el mismo derecho que el resto de los grupos del Congreso para interactuar con el Gobierno que cualquier otro, incluso de Vox que, al fin y al cabo, son los herederos de una dictadura con medio millón de muertos a sus espaldas. ¿Vox tiene legitimidad para alcanzar acuerdos de gobierno en comunidades autónomas y ayuntamientos y EH-Bildu no? ¿O es que los pactos con la izquierda abertzale sólo son válidos cuando se ejecutan con gobiernos de la derecha, como ocurrió durante el mandato de Javier Maroto en la Alcaldía de Vitoria-Gasteiz?

Señores y señoras de las derechas, de Vox y los que se han creído que son el «PSOE de verdad», por favor, coherencia democrática y respeto a quienes han llegado a las instituciones gracias a los votos de la ciudadanía y a que, en un momento determinado, hicieron caso a los demócratas y ahora defienden sus reivindicaciones a través de la palabra desde las instituciones democráticas.


Fuente → diario16.com

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