
Cuando tu nombre puede llevarte por el camino de la amargura
Imanol
Imanol
Nos situamos a principios de los años 60. José Luis Pascual Palacios
es un obrero del sector del metal. Nacido en 1924 en la riojana
población de Alfaro, capital mundial de las cigüeñas. Sin que José Luis
sospeche nada, su vida está a punto de tomar un inesperado y macabro
giro.
Por compañeros y amigos, sabe de las ofertas de
trabajo (y sus sueldos para nada comparables con los españoles), que se
están ofreciendo en Holanda. Así que, tras pensárselo con calma, sopesar
pros y contras, ha tomado la decisión. Va a ser uno más de los tres
millones de españoles que han pensado que cobrar más y sufrir menos,
aunque sea lejos de casa, es una elección acertada.
José
Luis, además, es un obrero cualificado, así que no cree que vaya a tener
problemas en conseguir un curro de acuerdo a sus posibilidades. Como
antes ya hemos anticipado, es un obrero del metal, pues desde 1943,
cuando entró de peón en las fundiciones Alcorta de Bilbao, trabaja en el
sector.
José Luis no es uno de los muchos riojanos que emigra
al país vasco en busca de trabajo. A él, lo que le va a tocar en Bilbao,
es la mili. Si, aquel secuestro obligatorio vestidos de caqui al que
nos obligaba el estado, a todos los varones nacidos en el estado español
mayores de 18 años, hasta que entró el siglo XXI. Así que deja su
pueblo a orillas del Ebro al despuntar los años 40, y se va a la capital
vizcaína. Su destino es el Regimiento de Infantería Arellano, donde
pasa los dos años de rigor. Cuando termina el servicio militar
obligatorio, no tiene que irse muy lejos, pues entra a trabajar en la
empresa Alcorta, fundada en 1911, como peón, en el mismo Bilbao.

Una de las estampas cotidianas durante la mili, la hora del rancho. Imanol
Todo va lo relativamente bien que puede ir en aquellos años de hambre
y miedo. Se especializa. Para mediados de los años 50 cambia el húmedo
clima del cantábrico, por el más seco de la meseta vallisoletana. Sigue
en el ramo, ahora en una empresa dedicada a los artículos de aluminio.
Hasta aquí todo va bien.
Una vez le llegan las ofertas holandesas, José Luis ve la oportunidad de mejorar su precaria vida... craso error.
Uno
de los pasos burocráticos que debe seguir para conseguir el ansiado
puesto, es obtener el pasaporte, y para la consecución de este, hace
falta el certificado de antecedentes penales. José Luis no se inmuta, él
no se ha metido en líos, su expediente está limpio.

Innumerables trabajadores marcharon al exilio durante los años 50 y 60 en busca de un futuro mejor. Imanol
Pero aquí es cuando se tuercen las cosas. Al ir a reclamar el
certificado, resulta detenido. Los modos y el trato no son correctos,
nada correctos, y él no entiende nada. Primero es llevado a comisaría, y
no es la policía armada la que se encarga de él, si no la temida
Brigada Político Social. Y empiezan los interrogatorios, y las preguntas
sobre individuos que no le suenan de nada. ¿Sabaté?, ¿Facerías?, ¿el nº
4 de la rue Belfort de Toulouse?, ¿los grupos de acción?
Algo
va mal, muy mal, pues ante su desconocimiento, los interrogadores han
perdido los nervios y el correctivo va en aumento. Y lo peor de todo es
el no tener la más mínima idea de lo que está pasando.
¿Eres
José Pascual Palacios? Respuesta afirmativa. Más golpes y más preguntas.
¿Conoces al de la foto? Respuesta negativa. ¿Cuando has venido de
Francia? No he estado nunca en Francia. Más golpes y más preguntas. Tras
una larga estancia en comisaría es ingresado en prisión, de hecho,
acaba en la temida cárcel Modelo de Barcelona.
Los agentes de la
BPS, ante la reiteración en las respuestas, deciden preguntar a sus
infiltrados en la CNT del exilio. La respuesta los deja atónitos. José
Pascual Palacios sigue en Francia, internado en el centro para
tuberculosos de Les Villetes, en París.
Por algún lado debe haber
un error. Deciden verificar la historia del obrero riojano, y
efectivamente, descubren a un tal José Luis Pascual Palacios, obrero del
metal, nacido en Alfaro en 1924. Nunca ha estado en Francia, nunca ha
estado en Barcelona, nunca ha estado afiliado al sindicato anarquista, y
por supuesto no conoce a toda aquella lista de guerrilleros anarquistas
que le han ido poniendo delante, entre bofetadas y golpes.
La villa riojana de Alfaro, lugar de nacimiento de José Luis Pascual Palacios.
Imanol
José Luis Pascual Palacios fue puesto en libertad el 16 de marzo de
1963. Desconozco si le quedaron ganas de sacarse el pasaporte para irse a
Holanda o si echó muchos juramentos por la confusión ocurrida. Por lo
menos libró la vida.
Por su parte, José Pascual Palacios no llegó a
enterarse de nada de lo ocurrido con su tocayo. Este si que conocía a
Sabaté, a Facerías, y a todos los que salían en las fotos mostradas por
la BPS. Este si que vivía en Francia, más concretamente en Toulouse, y
además había sido el encargado de la comisión de Defensa (la sección
dedicada a los temas clandestinos, los grupos de acción y el aparato
conspirativo) durante los últimos años cuarenta y primeros cincuenta. Él
no solo sabía, si no que era en encargado de organizar los grupos,
darles misiones concretas y enviarlos a cumplirlas, indistintamente a
Francia o al estado español.
José Pascual Palacios fue declarado durante una temporada por el franquismo como el enemigo público nº 1.
Imanol
Este José Pascual Palacios había nacido en Huesca en 1916. Desde
joven siguió el ideal libertario, tanto desde las JJLL como desde CNT.
En julio de 1936 estaba haciendo la mili en Barbastro. Junto a varios
compañeros de cuartel, se organizaron para desbaratar los planes de
alzamiento de los oficiales al mando. Posteriormente se unió a la
Columna Durruti, con la que combatió hasta la derrota republicana. Su
paso al exilio lo llevó al campo de Vernet, donde fueron encerrados la
mayoría de miembros de la citada columna, reconvertida en la 26
División.
Como otros muchos pasó a las compañías de trabajadores
extranjeros, donde consiguió el puesto de responsable de voladuras en la
construcción de presas. Desde este cargo podía suministrar grandes
cantidades de dinamita y otros explosivos a diversos grupos resistentes
de la zona. Terminada la 2ª Guerra Mundial militó junto a la sección
ortodoxa en el exilio. Además de encargarse de las actividades
clandestinas, también ostentó el cargo de secretario de coordinación del
Secretariado Intercontinental de la CNT en el exilio. Detenido en
febrero de 1951 por parte de la policía francesa tras el sangriento
asalto de Lyon. Resultó severamente maltratado, al igual que lo sería su
tocayo José Luis unos años más tarde, consiguiendo la libertad dos
meses después, pues nada tenía que ver en el asunto.
Durante los
años 60 volvió a subirse al carro clandestino, colaborando activamente
con la organización Defensa Interior (DI). El 11 de septiembre de 1963
resultaba nuevamente detenido en Francia, tras la campaña de atentados
de DI. Esta vez purgó medio año entre rejas, llevando a cabo incluso una
huelga de hambre para conseguir el estatuto de preso político.
José
Pascual Palacios murió en el sanatorio anteriormente citado el 13 de
mayo de 1970, al complicarse la silicosis que le afectaba desde hacía
años.
Como despedida y cierre del artículo presente, comentar que
es mi pequeño homenaje al escritor e historiador Ferrán Sánchez Agustí,
fallecido durante el confinamiento al que hemos sido sometidos en
tiempos recientes.
Nacido en la cuenca minera del Llobregat, más concretamente en
Sallent en 1951. Gran especialista en el tema de la guerrilla
antifranquista, al que debemos, entre otros el libro, “El maquis
anarquista”, donde se recoge la base del texto que ha servido para crear
este artículo. Falleció el 15 de mayo de 2020.
Vaya desde aquí mi más sincero y reconocido homenaje a este guerrillero contra el olvido.
Salud, memoria y buen viaje allí a donde vayas, Ferrán.
Fuente → elsaltodiario.com
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