Valle de Mena, escuelas en la república
Armando Robredo
Publicamos un repaso a la situación de la escuela en LA SEGUNDA REPUBLICA ESPAÑOLA. 1931-1936, se trata de un capítulo del libro la ENSEÑANZA EN EL VALLE DE MENA. Una singularidad desde el siglo XVIII hasta nuestros días escrito por Armando Robredo.
Como es notorio en el blog MEMORIA DE LAS MERINDADES estamos preocupados por la educación, el saber y su trasmisión. Llevamos tiempo recogiendo la información del devenir de la gran cantidad de escuelas que hubo en Las MerindadesEscuelas de Las Merindades. La escuela que quedó. O cómo les fue a las maestras. MAGISTERIO MERINÉS
El papel de la escuela rural no se limitaba a la educación, era el corazón de la comunidad. Sin ella los pueblos pierden los niños, su identidad y su futuro. La escuela rural fue el gran transmisor de la cultura en nuestros pueblos, luego vino la EGB y la televisión y cada vez alejaron más y más la cultura de nuestros pueblos. Colegios Rurales Agrupados (CRA) data de 1986 su difusión es bastante restringida hasta la LOGSE.
Se reconoce que las concentraciones escolares en centros comarcales, llevadas a cabo a partir de la Ley de 1970, supusieron el cierre de numerosas escuelas pequeñas. Desde los años 60 la escuela rural languidece como lo hacen estas tierras de la España vaciada.
Y hoy continúa, Educación quiso unir Los colegios de Tobalina, Frías y Trespaderne, los tres centros con un total de 79 alumnos, pero el de Quintana Martín Galíndez (Tobalina), con solo 28, prefiere mantener su total autonomía y no depender del Tesla.
El libro
En el 2014 Armando Robredo publicó un trabajo de investigación que abarca la historia de la enseñanza en Mena desde el siglo XVIII hasta la actualidad. En él recoge cómo surgieron las primeras Escuelas en el Valle hasta la concentración escolar en 1975 a Villasana. En el libro la profusión de fotografías ilustra nos solo las 33 escuelas sino también estudiantes junto a sus maestros.
SI os interesa el libro se puede encontrar en EL KIOSKO Calle Eladio Bustamante, 14, 09580 Villasana de Mena.
LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA. 1931-1936
El 14 de abril de 1931 se proclama la Segunda República Española y se abre una nueva etapa en el sistema educativo español. El 9 de diciembre se aprueba la Constitución de la República y comienzan a dictarse leyes que suponen profundos cambios frente a la anterior situación.
La Constitución republicana, aprobada en diciembre de 1931, proclama la escuela única, la gratuidad y obligatoriedad de la enseñanza primaria, la libertad de cátedra y la laicidad de la enseñanza. La instauración de la escuela laica produce un grave conflicto entre el Estado y la iglesia, pues el artículo 26 de la Constitución establece que:
«El Estado, las regiones, las provincias y los municipios, no mantendrán, favorecerán, ni auxiliarán económicamente a las Iglesias, Asociaciones e Instituciones religiosas […] las órdenes religiosas no podrán dedicarse a la enseñanza».
Políticamente influyen notablemente el PSOE y el Partido Republicano Progresista, representantes con gran apoyo social en el escenario político del momento. Desde el ámbito sindical la Federación Estatal de Trabajadores de la Enseñanza (FETE) –el sindicato de maestros de UGT– tiene un papel destacado en la mejora del desarrollo de la función docente. Precisamente, el presidente de FETE, Rodolfo Llopis, es nombrado director general de Primera Enseñanza, cargo que ocupó en el Ministerio de Instrucción Pública en la etapa de los ministros Marcelino Domingo y Fernando de los Ríos, realizando desde ese puesto una gran labor de construcción y dotación de escuelas e implantación de la escuela laica.
Respecto a la enseñanza, fueron dos los artículos, 48 y 50, del proyecto de Constitución republicana los que centraron el interés de la discusión constitucional. El artículo 48, que establecía las líneas generales de la enseñanza en España, se basó principalmente en las propuestas socialistas, pues de las muchas enmiendas que le fueron presentadas, sólo prevalecieron las firmadas por los diputados socialistas Amós Sabrás y Rodolfo Llopis.
Una de las primeras medidas de la República es subirles el sueldo a los 52.000 maestros españoles, hasta entonces menor que el de cualquier obrero, con un incremento medio de sus salarios de hasta un 35%, llegando a un sueldo de 3.000 pesetas. Hasta entonces el oficio de maestro, humilde y laborioso, estaba poco considerado y mal retribuido, como queda reflejado en una frase acuñada en la época que llega a nuestros días: “pasas más hambre que un maestro de escuela”. La mejora de los recursos escolares y la erradicación del analfabetismo fueron unos de los principales objetivos de la República. Según datos oficiales de 1930, el 42,35% de los españoles eran analfabetos, es decir, no sabían ni leer ni escribir, el 36,92% de los hombres y el 47,51% de las mujeres. Se pone en marcha un plan quinquenal de construcciones escolares nunca visto en España.
Se planificó la construcción de unas 27.000 escuelas de distinto tamaño de las cuales solo pudieron construirse en torno a 16.000. El golpe militar que encabeza el general Franco el 18 de julio de 1936, que deriva en una cruenta guerra civil, no dejó más tiempo para el desarrollo efectivo de las medidas, aunque se mejoraron muchas de las escuelas ya existentes, tanto en su infraestructura como en la dotación de material. La promoción de bibliotecas a través del Patronato de Misiones Pedagógicas, creado por Decreto de 29 de mayo de 1931 (Gaceta del 30), para acercar la cultura y la diversión a la población rural, fue otra de las medidas más destacadas y reconocidas del periodo republicano.
Otro hito en materia educativa de esta época fueron los Centros de Colaboración Pedagógica regulados por un Decreto de 2 de diciembre de 1932. Se entendía por tales la «agrupación de maestros de pueblos próximos que se reunían periódicamente para estudiar aspectos concretos de la vida escolar, hacer lecciones modelo seguidas de crítica, adquirir mancomunadamente el material, promover actos públicos a favor de los intereses de la Escuela, etc. ». En el artículo primero de este Decreto se fijaba el objetivo de carácter general de estos centros: «Estudiar, investigar y comprobar cuanto se refiera a mejorar los recursos y rendimientos de las instituciones escolares de Educación Primaria…»
El Valle de Mena poseyó un Centro de Colaboración Pedagógico, creado en junio de 1935. Fue presidido por Emilio Pereda, maestro de Villasana, y era secretario del mismo Francisco Porro, maestro de Caniego. Este Centro llegaría a disponer de una biblioteca profesional circulante, revistas y aparatos de proyección cinematográfica
Respecto a la normativa de carácter educativo que se aprueba en estos años, destacan los cambios respecto a la regulación del bilingüismo, permitiendo que en las escuelas primarias se enseñe en lengua materna, aunque sea diferente del castellano; se suprime la obligatoriedad de la enseñanza religiosa; se reforma la formación inicial de los docentes y se regula la inspección de primera y segunda enseñanza.
LOS CONSEJOS LOCALES DE 1ª ENSEÑANZA
Una de las medidas que adoptó el Gobierno Republicano relacionadas con la enseñanza fue la creación de los Consejos Escolares de Primera Enseñanza, que venían a sustituir a las Juntas Locales. El Ayuntamiento republicano menés, que presidía Dionisio Rueda, mostró gran empeño en defender los valores laicos de la República en el terreno educativo. Así, por ejemplo, en la sesión del Ayuntamiento celebrada el 18 de julio de 1932, se somete a discusión una proposición del concejal Macario Fernández Martínez, de reprobación del vocal del Ayuntamiento en el Consejo Local de 1ª Enseñanza, porque no cumple con su misión «ni tampoco con el mandato de la enseñanza laica, porque en algunas Escuelas existe el crucifijo y también algunos carteles con oraciones religiosas y otras cosas que no quiere nombrar».
Las Juventudes Socialistas también muestran ese año su preocupación por el funcionamiento del Consejo Local de 1ª Enseñanza y elevan un escrito. al Ayuntamiento, del que se dio lectura en el Pleno del 14 de noviembre a petición del Concejal Macario Fernández, del siguiente tenor literal: «Los abajo firmantes, en nombre y representación de la organización Juventud Socialista del Valle de Mena se dirigen al Ayuntamiento de su digna Presidencia y dicen: Que habiendo tratado dicha Juventud Socialista en asamblea celebrada con fecha 10 de los corrientes, sobre el abandono de la enseñanza en el Valle, por parte del Consejo local de 1ª Enseñanza y de haber apreciado unánimemente que dicho Consejo no cumple con los deberes que le incumben en su función fiscalizadora y que ante todo no actúa dentro del espíritu laico de la República, ya que se puede justificar como los niños han dejado de acudir a clase en algunas escuelas en días de festividad religiosa excluidos del calendario escolar sin que se haya tratado de evitar tales anomalías, se acordó pedir a esa Corporación interceda cerca del organismo que corresponda para que sea destituido totalmente el referido Consejo. Es el acuerdo que transmitimos a esa Corporación esperando tome medidas encaminadas al objeto expuesto en bien de la enseñanza y de la cultura del Valle. Villasana, 10 de noviembre de 1932.- Por la Juventud Socialista, El presidente accidental, Apolinar Robredo. El secretario, Jesús Mardones».
Tras el correspondiente debate, la Corporación Municipal acordó remover a D. Elías Septien Bombín del cargo de vocal del Consejo Local de 1ª Enseñanza, que venía desempeñando en representación del Ayuntamiento, y nombrar, para sustituirle, al concejal socialista Macario Fernández Martínez.
LA CONSTRUCCIÓN DE LAS ÚLTIMAS ESCUELAS
Una de las medidas de mayor trascendencia tomadas por el Gobierno de la República fue la de acometer un plan masivo de construcciones escolares en toda España que comenzaría con la dotación de 7.000 nuevas escuelas sufragadas con un crédito extraordinario. Era solo el comienzo de un plan quinquenal que quería repartir por toda la geografía nacional un total de 27.151 escuelas para paliar el déficit existente. La ampliación de escuelas llevaba aparejada otra serie de reformas entre las que se inscribían, la reforma de las condiciones económicas de los maestros -6.833 maestros pertenecientes al 2º Escalafón vieron ascendidos sus ingresos-, y el sistema de acceso a la enseñanza, así como la mejora de las Escuelas Normales. Tras el verano de 1931 se procedió a la reforma de las mismas, implantando el denominado «plan profesional» y la unificación de los dos sexos en una sola Normal mixta.
Bajo el auspicio del Ayuntamiento republicano, presidido por el alcalde Dionisio Rueda 20 , se construyen en este periodo las escuelas públicas de Antuñano, Menamayor, Burceña y Vivanco. Los proyectos de construcción fueron redactados por el arquitecto provincial Luís Martínez Martínez, por los que hubo de abonarse 1.494,05 pesetas en 1933.
La construcción de la Escuela de Antuñano, fue adjudica da por el Ayuntamiento del Valle de Mena, el 1 de marzo de 1935, al contratista Martín Villar González por un monte total de 15.475,58 pesetas. El edificio levantado para la escuela tenía una superficie de 163,50 metros cuadrados, distribuidos en una nave principal que contiene el salón escuela y dependencias de vestíbulo y servicios, aseo y W.C. La parte de Salón escuela tiene una superficie de 53,12 metros cuadrados
En 1962 todavía permanecían abiertas habiendo asistido al curso escolar nueve niñas y siete niños. El edificio de la escuela fue vendido en pública subasta por la Junta Vecinal de Bortedo, el 20 de marzo de 1996, a un particular por 6.365.666 pesetas. Su nuevo dueño lo ha transformado en su residencia privada.
Las obras de construcción de la escuela pública de Burceña fueron adjudicadas por el Ayuntamiento a Manuel Janeiro, vecino de Alonsótegui, por la cantidad de 14.400 pesetas. El contrato de adjudicación se formalizó el día 1 de marzo de 1935. El edificio tiene una superficie aproximada de 138 metros cuadrados, distribuidos en unos 77 metros cuadrados para escuela propiamente dicha, que incluye vestíbulo y aseos, y el resto para porche cubierto, escalera, etc. El Salón Escuela ocupa un total de 51,85 metros cuadrados. La Escuela se encontraba terminada antes de la insurrección militar franquista y entró funcionamiento en 1937.
«En esta escuela llegamos a estudiar hasta 85 alumnos» recuerda Victoria Ortiz Palenque, vecina de Burceña, que entonces tenía ocho años de edad. «Ante la falta de locales, durante algún tiempo llegó a darse clases en el pórtico de la iglesia del pueblo» añade su marido, Manuel Maza Guinea, de 88 años, alcalde pedáneo de la localidad durante varios años, que también pasó por esta escuela y antes por la de La Llosa y la del Patronato.
La primera escuela de asistencia mixta creada en Caniego data de 1924. Fue establecida respondiendo a una petición formulada por los vecinos de Caniego en 1919. Respaldada por el Pleno del Ayuntamiento el día 28 de abril del mismo año, la petición fue trasladada al director general de primera Enseñanza el 12 de mayo. Esta localidad, con sus barrios de La Mata, Cristantes y Santiuste, contaba ese año con 191 habitantes y una población escolar de 39 niños de ambos sexos. Hasta el momento en que dispuso de su propia escuela, los niños de Caniego tenían que desplazarse hasta Villasana recorriendo cada día cinco kilómetros, entre ida y vuelta, por un camino irregular y sin asfaltar, soportando las inclemencias del tiempo, de especial rigor en el invierno por el frío, las heladas, las lluvias o la nieve.
Para alojar la futura escuela fue cedido al Ayuntamiento una casa sita en Caniego de la que eran dueños, en pleno dominio y proindiviso, D. Santiago del Hierro Retes, D. Donato Manterola Romillo, D. José Ortiz de las Rivas y D. Elías Torre Pérez, según consta en el contrato de cesión de finca urbana existente en el archivo histórico municipal. El primer maestro que impartió clases en esta escuela se llamaba Francisco Villate Arena.
Doce años más tarde este pueblo dispuso de sendos edificios nuevos para Escuela y Casa del maestro, terminados de construir en en 1935. Situados a la entrada del pueblo, y mandados levantar por la fundación «Donato Manterola», fueron puestos a disposición del Estado, el 2 de enero de 1936, por D. Elías Torre Pérez, cura de la localidad y miembro del Patronado de la Fundación.
El pueblo de Covides dispuso de una escuela parroquial donada en 1928 por D. José Aretio, dedicada a catequesis y primera enseñanza, atendida sucesivamente por los curas Faustino Baranda y Cirilo Sáinz. Posteriormente fue clasificada como escuela mixta y objeto de reformas costeadas por el Ayuntamiento. En informe emitido el 4 de abril de 1936 por Macario Fernández Martínez y Lino Leciñana Valle, miembros de la Comisión Municipal de Fomento, se daba cuenta de «…haber examinado el local escuela de Covides cuyo arreglo tenía concertado el Ayuntamiento con Joaquín Noval, vecino de Siones; y se encuentran las obras en perfecto estado, solamente que por efecto de la humedad no ha quedado un trozo de pared bien blanqueado, que queda comprometido hacer, lo más tarde, el día 6 del corriente, pudiendo por tanto el Sr. Alcalde hacer la liquidación de dichos trabajos».
En 1935 se convirtió en Escuela Mixta a propuesta del Consejo Local de 1ª Enseñanza para que asistieran a ella los niños de Ovilla y Cilieza, además de los de Covides.
Los vecinos de Gijano promueven, en 1925, la creación de su escuela pública elevando su petición al Ayuntamiento. Contaba este pueblo, y sus barrios de Haedillo, Las Cuevas y Nocedal con 146 habitantes, de los cuales 46 eran niños de seis a doce años y tres de cinco años, de ambos sexos. La distancia a que se encontraba Gijano del distrito escolar de Bortedo -más de mil quinientos metros- adonde acudían los niños a estudiar, la humedad y el frío de los meses de invierno, hacía difícil la asistencia de los niños a dicha escuela a la par que elevaba el número de los que se congregaban en la misma, en detrimento de la calidad de la enseñanza.
Era ese año alcalde de barrio Rosendo Diego, quien junto a los vecinos Antonio Septien y Andrés Arechavala, fueron comisionados por el resto de vecinos del pueblo para que gestionaran de la mejor manera posible la obtención de un préstamo o fondos de dinero suficientes para construir la escuela. Los vecinos reunidos en Concejo el 5 de enero de 1925 acordaron, además, repartir entre todos ellos la devolución del importe del préstamo y sus correspondientes intereses al prestamista con una cuota igual para cada uno. Otro medio de financiación utilizado fue la subasta de 19 robles y 14 hayas del monte. Se acordó que las pujas se hicieran de una en una y por una cantidad mínima de cinco pesetas
La Escuela fue inaugurada en enero de 1927 teniendo como Maestro interino a Julián Sáez Canales, quien tomó posesión del cargo el día trece de enero. El 21 de enero del mismo año, los vecinos en reunión del Concejo celebrado bajo la presidencia del alcalde de barrio, Domingo Martínez, acordaron reconocer al citado maestro una gratificación mensual de una peseta como complemento a sus haberes oficiales por el desempeño de su tarea. La cuota tenían que depositarla los vecinos desde el 20 al 30 de cada mes, en la casa del alcalde pedáneo.
La escuela de Menamayor perteneciente a la Fundación Maltrana debió construirse en 1931 y fue abierta a la enseñanza en 1935, permaneciendo activa por lo menos hasta 1965. Las obras de la escuela municipal fueron adjudicadas por el Ayuntamiento el 1 de enero de 1935, mediante concurso, a Pedro Elu, contratista de obras de Sodupe, en la cantidad de 13.758’59 pesetas. El edificio tiene una superficie aproximada de 138 metros cuadrados, distribuidos en unos 74 metros cuadrados para Escuela. El Salón Escuela ocupa un total de 40,12 metros cuadrados. La escuela se encontraba terminada antes de la insurrección militar y entró funcionamiento en el año 1939.
En un edificio propiedad del pueblo de Nava se realiza en 1931 una reforma para dedicarlo a viviendas de los Maestros del distrito escolar.
La Junta Vecinal de Ribota dispuso de un local para Escuela municipal, construido al comienzo del siglo XX, y una casa para el Maestro. Cuando en 1929 se convirtió en Escuela Nacional mixta, el pueblo de Ribota tenía 27 niños en la edad escolar de 6 a 14 años, pertenecientes a diez familias, de los cuales 17 eran niños y 10 niñas. El local de la Escuela era un pequeño edificio de planta baja, de una superficie total de 30,57 m², de los cuales 21,43 m² correspondían al aula y 9,14 m² al vestíbulo. Para ventilación y entrada de luz el local disponía de tres ventanas de 1,12 metros de altura y 0,70 metros de anchura cada una. Pegando a la Escuela se encontraba la casa del Maestro.
Pocos años después, en 1948, la escuela se trasladó a un nuevo edificio mucho más amplio construido justamente enfrente del antiguo edificio escolar, manteniéndose como vivienda del Maestro la misma casa.
LAS ESCUELAS GÓMEZ-MENA DE SOPEÑANO
Las escuelas para niñas y niños de Cadagua y Sopeñano, que se edificaron con una donación de Alfonso Gómez-Mena Vila (1881-1936), rico hacendado cubano, nacido y residente en La Habana, se inauguraron el día 20 de septiembre de 1930, a las once de la mañana. El acto contó con la presencia del propio donante, y la asistencia del Director General de Primera Enseñanza, Ignacio Suárez Somonte, el Gobernador Civil de la provincia de Burgos y otras autoridades, además de numerosos invitados.
Alfonso Gómez-Mena Vila, era nieto de un matrimonio formado por Manuel Gómez Az (31-8-1817) y María Mena Zorrilla (29-3-1813), afincado en Cadagua a principios del siglo XIX. Cuatro hijos de esa unión, Francisco (18-7-1843), Andrés (5-2-1849), Pedro (16-10-1851), y Máximo (19-11-1853), salieron antes de 1870 de Cadagua hacia Cuba, en busca de su futuro como indianos. El segundo de ellos, Andrés Gómez Mena, se casó el 23 de abril de 1877 en Guanabacoa, municipio de la provincia de Ciudad de la Habana, Cuba, con la cubana Eugenia Tomasa Vila Pérez, y acordaron que la descendencia de sus cuatro hijos: María Luisa, José, Andrés, y Alfonso, llevaran como primer apellido la combinación de los dos apellidos del padre Gómez Mena, y como segundo el primero de la madre, Vila. Así surgió el apellido Gómez-Mena Vila, la rama de la familia menesa originaria de Cadagua que con el paso del tiempo amasaría una enorme fortuna, primero como comerciantes, y después como banqueros y propietarios de cuatro ingenios azucareros.
Manuel Gómez y María Mena, además de los cuatro que emigraron a Cuba, tuvieron otros cuatro hijos: José (1837), Juan (24-6-1846), Juana (24-6-1847), y Diana (26-10-1857). El mayor de estos, José Gómez Mena, labrador, como sus padres, estuvo casado con Macrina Ortiz Partearroyo, natural de Sopeñano. La pareja, que tuvo cuatro hijos, residió en Santecilla, lugar donde falleció José en 1879, con cuarenta y dos años.
Alfonso Gómez-Mena Vila, murió en Cuba el 27 de abril de 1936, a la edad de 55 años, apenas seis años después de asistir a la inauguración de las Escuelas de Sopeñano. Estuvo casado con su prima María Vivanco Gómez, hija de otro emigrante menés, Martín Vivanco Mena, nacido en Irús, que falleció en La Habana el 31 de julio de 1883.
La familia Gómez-Mena Vila tenía su mansión en la calle Calzada de La Habana, en el Vedado, en la que entró a vivir en 1926. La viuda de Alfonso Gómez-Mena la habitó hasta 1953. En 1958, un año antes de la revolución cubana que llevó al poder a Fidel Castro, el Estado cubano adquirió los terrenos y la casa para sede de la Dirección de Protocolo y Ceremonial del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Una hija de Alfonso Gómez-Mena, María Luisa Gómez-Mena Vivanco (1907-1959), fue una destacada mecenas del arte y la cultura cubana. Uno de sus principales patrocinios fue el que brindó a los intelectuales españoles en calidad de refugiados al acabar la guerra civil española. Otro el ofrecido a los pintores modernos cubanos, y un tercero, en México y Cuba, que se corresponde con sus últimos diez años de vida, el que le dedica a la producción cinematográfica en compañía de su marido, el poeta, guionista y cineasta español Manuel Altolaguirre Bolín, con quien estuvo casada en cuartas nupcias. Durante la Guerra Civil Española, Altolaguirre tomó partido por el bando republicano, por lo cual, al acabar la contienda, se vio forzado a exiliarse, primero a Cuba y luego a México. Junto a su marido, María Luisa Gómez-Mena funda la Editorial Isla que combina la publicación de obras de autores clásicos con libros de autores contemporáneos como Bergamín, Moreno Villa, Unamuno o el mexicano Elías Nandino.
Manuel Altolaguirre, integrante de la Generación del 27, también escribió guiones y produjo, en 1951, la película Subida al Cielo, dirigida por Luis Buñuel, y realizó una versión para el cine de El cantar de los cantares, de Fray Luis de León. Un capricho del destino hizo que María Luisa Gómez-MenaVivanco, perdiera la vida, junto a su marido, tras sufrir un accidente de tráfico en Cubo de Bureba, el 26 de julio de 1959, precisamente cuando viajaban a Madrid desde San Sebastián donde se había proyectado en el Festival de Cine, fuera de concurso, la primera versión de este filme de 1958 con una segunda versión de El Cantar de los Cantares.
Aunque la mayoría de los meneses recordamos a la familia Gómez-Mena por su obra benefactora de las escuelas de Cadagua y Sopeñano, no todo han sido luces en el acontecer de esta familia emprendedora originaria de Mena que, en 1935, llegó a alcanzar en Cuba una fortuna valorada en más de 20 millones de dólares con su imperio azucarero. Hace unos años, numerosos colectivos sociales, humanitarios y sindicales denunciaron que la empresa regida por los hermanos Fanjul Gómez-Mena, bisnietos de Andrés Gómez Mena, explotaba gravemente a los trabajadores jamaicanos y haitianos de los cañaverales antillanos, con un trato indigno e inhumano. La actriz y directora Jodie Foster rodó en 2007 la película “Sugarland” inspirada en este hecho real del que se escribió un reportaje hace once años en la revista Vanity Fair, firmado por Marie Brenner, sobre los abusos laborales que cometió la empresa Florida Crystals, propiedad de la familia Fanjul Gómez-Mena, en los cañaverales antillanos del norte de la República Dominicana, donde han llegado a estar empleados hasta 20.000 haitianos, antes de que se mecanizara la recolecta de la caña de azúcar. La película está protagonizada por Robert De Niro, en el papel de Alfonso Fanjul Gómez-Mena y por la propia Jodie Foster que encarna a la abogada defensora de los trabajadores de la caña de azúcar.
CONSTRUCCIÓN DEL COLEGIO DE SAN JOSÉ DE VILLASANA
En Villasana se levanta el edificio del Colegio de San José para niñas, que será regentado por la orden religiosa «Nuestra Señora de la Compasión», una Congregación fundada en 1817, en Toulouse (Francia), cuya apertura tuvo lugar el día 19 de octubre de 1933. El edificio, propiedad de la Fundación Benéfico-docente «Colegio de San José», de carácter particular, que se alzó en terrenos donados por su fundadora, tiene una superficie edificada de trescientos setenta metros cuadrados y un jardín de trescientos veinte metros cuadrados. Se compone de planta de sótano con instalaciones de cocina, comedores y salas; planta principal con hall, recibidor, capilla y tres aulas; planta primera con varias aulas, dormitorios y desván. La capilla fue sustituida por una aula cuando años después se construyó el nuevo edificio propiedad del Instituto de la Compasión que llevaba como dotación otra capilla. La inscripción de obra nueva del edificio se efectuó en el Registro de la Propiedad de Balmaseda el 1 de abril de 1935.
Fue creado este colegio por Dña. Josefa Navarro Villaescusa, viuda de D. José Helguera González, para cumplir el deseo de éste, que ella compartía, y dirigido por religiosas para que gratuitamente instruyesen y educasen cristianamente, con carácter preferente, a las jóvenes de Villasana, después a las naturales o residentes en el Valle, y, por último, las de fuera de Mena. Así lo dispuso la viuda de Helguera en la escritura fundacional otorgada en Balmaseda el 15 de noviembre de 1929. El capital fundacional se instituyó con ciento dieciséis mil quinientas pesetas (116.500.-ptas.), en títulos de Deuda Pública Perpetua Interior, al cuatro por ciento. La fundación tenía en 1957 algún depósito de valores en el Banco de Comercio de Bilbao y un lote de acciones de Iberduero.
Para la administración y régimen de esta fundación, así como para el nombramiento y separación de las religiosas profesoras y admisión y despedida de las alumnas se constituyó a perpetuidad una Junta de Patronato compuesta de seis patronos: el Obispo de la Diócesis de Santander, el Cura Párroco de Villasana, el Presidente del Patronato del Asilo Hospital del Valle de Mena y los señores Benito Martínez López, Prudencio Ortiz Conde, y Eladio Bustamante Peña. Al fallecimiento de éstos tres últimos se dispuso que serían sustituidos por sus respectivos hijos y si no los tuvieran por sus parientes más próximos
En noviembre de 1935 se crea la Escuela de Párvulos de Villasana con niños y niñas comprendidas en la edad de tres a seis años, que se instala en el edificio de niñas de las Escuelas construidas a expensas de Martín Mendía.
Otra escuela construida durante la Segunda República fue la de Vivanco. El concurso para llevar a cabo las obras de construcción fue adjudicado el 1 de marzo de 1935 a Manuel López Gordón, vecino de Barrasa, por la cantidad de 14.987’38 pesetas. El edificio de la Escuela fue levantado en un solar de unos 740 metros cuadrados, conocido en aquel tiempo con el nombre de Riscaña o Traslahuerta. El edificio ocupa una superficie aproximada de 152 metros cuadrados, de los cuales la Escuela propiamente dicha ocupa 93 metros cuadrados y el resto en vestíbulo, porche cubierto, escalera y porche de acceso al edificio. Dispone además de W.C. conectado a un pozo séptico y filtro bacteriano.













No hay comentarios
Publicar un comentario