Obreras luchadoras, anarquistas, feministas

Nos referiremos a dos mujeres, ambas militantes anarquistas, que desenvolvieron su actividad en los terrenos del sindicalismo, el feminismo y las iniciativas culturales. Participaron de la guerra civil, combatieron a la dictadura y compartieron la prédica ácrata hasta el final de sus días. Recorrieron juntas una buena parte de su itinerario vital y de militancia.

El sendero de Maruja

Angustias Lara Sánchez, más conocida como Maruja Lara nació en Granada en 1917. Cuando tenía seis años su familia migró a Brasil y después a Argentina. Su padre militó en la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.:A.)

Volvieron a España, ya proclamada la segunda república en 1931. La adolescente Maruja se afilió a las juventudes libertarias de Granada y a la Confederación Nacional del Trabajo (C.N.T.). Tiempo después pasó a ser secretaria del sindicato de la limpieza.

La ciudad andaluza cayó en poder de los golpistas cuando la sublevación de julio de 1936. En septiembre del mismo año pudo huir de allí. Se integró a una agrupación miliciana llamada Columna Maroto. Ya entrado 1937 llegó a Valencia.

Allí ingresó a trabajar en un hospital y en el sindicato de enfermeras. Un ámbito central para su militancia de entonces fue el comité regional de Mujeres Libres, la organización femenina del anarquismo. Allí llegó a ser tesorera y secretaria de trabajo.

Se la recuerda por su papel en el refugio antiaéreo en el que solía cobijarse en Valencia, Trataba allí de distender los ánimos y llevar tranquilidad y alegría a los demás refugiados y refugiadas.

En marzo de 1939, con la guerra perdida, junto con su compañera Isabel Mesa subieron a un camión con rumbo a Almería para embarcar hacia Argelia. Acabaron en el puerto de Alicante y fueron apresadas. Su destino fue el campo de concentración de Albatera, parador forzado de millares de republicanos que intentaron en vano expatriarse vía Alicante.

Maruja pudo escapar hacia su ciudad de Granada. No pudo encontrar allí un refugio seguro y volvió a Valencia.

Junto con Isabel inauguraron allí un kiosko en el que vendían la prensa libertaria clandestina, Solidaridad Obrera y Fragua Social. En 1942, junto con otras compañeras ácratas constituyeron la agrupación Unión de Mujeres Demócratas. Era una organización clandestina que se ocupaba sobre todo de solidarizarse con las personas presas y sus familias.

Casi todo el período dictatorial lo transcurrió Maruja en Valencia, salvo una breve estadía en Francia en 1960 para buscar refugio de las persecuciones del régimen. Antes de eso, en 1955, fue detenida por sus actividades, pero no permaneció mucho tiempo arrestada.

Muerto el dictador, ya en la llamada “transición”, la granadina tuvo una participación activa en la reconstrucción de la C.N.T.  También pasó por diversos colectivos basados en las ideas de la anarquía. Entre ellos la organización cultural “Libre Estudio”, la emisora popular independiente “Radio Klara”, la Federación de Pensionistas de la C.N.T., y el Ateneu Libertadi Al Marge. Hacia fines del siglo XX tomó parte en la revista libertaria El chico.

Murió en Valencia ya en el nuevo siglo, hay dudas sobre la fecha precisa de su fallecimiento.

Isabel en la brecha combativa

Isabel Mesa Delgado había nacido en 1913 en la ciudad andaluza de Ronda. Pertenecía a una familia obrera de tradición anarquista.

Comenzó a militar a los 14 años, en la ciudad africana de Ceuta, donde se había establecido su familia. Comenzó a trabajar como costurera. Se afilió al Sindicato de Actividades Diversa de la CNT, Además participaba en el Ateneo Libertario de la ciudad, un vivaz centro cultural con variadas actividades.

Luego tomó parte en la creación del sindicato de la aguja. Isabel, todavía adolescente, destacó como líder sindical. Condujo una huelga de mujeres en la industria del pescado del puerto de Ceuta.

En 1934 se trasladó a Tetuán, en el Marruecos español. Allí se unió a la Juventud Libertaria. De nuevo en Ceuta contactó con las iniciadoras de la revista Mujeres Libres. Allí escribiría muchos artículos sobre feminismo, sindicalismo y anarquismo.  Afirmó por entonces:

“El anarquismo es un camino hermoso (…) Pero hay que seguirlo y una vez que estás en él no puedes salir, te envuelve, te embriaga. El anarquismo es amor, libertad, igualdad, humanidad en todas las condiciones ¡Ni fronteras, ni color, ni raza, ni banderas!.  En el anarquismo solo hay humanidad, sentimiento humano, esperanza para todos, lo máximo que se puede conseguir…”

Producido el alzamiento militar de 1936, triunfante en Ceuta, Isabel colaboró con una red solidaria para ayudar a compañeros a huir del fascismo. Luego ella también se alejó hacia territorio republicano. Permaneció un tiempo en Marbella. Luego se mudó a Valencia. Allí hizo un curso de enfermería, y trabajó en hospitales de Valencia y Gandía.

Participó en la Federación Nacional de Mujeres Libres, en la que llegó a ser secretaria general de la agrupación valenciana.

Al caer la república huyó a Alicante, no pudo embarcar y se fue a pie hasta Almería. De allí a Málaga, donde trabajó en la edición de un periódico clandestino. La red de propaganda fue descubierta por la policía franquista. No la pudieron detener. Fue juzgada en rebeldía y condenada a muerte.

Pasó a la clandestinidad. Por entonces compartía actividades con Maruja Lara, como ya hemos visto. En 1956 fue arrestada en Valencia y torturada durante ocho días. Una vez en libertad se volcó de nuevo a la propaganda anarquista.

Muerto Franco, participó en la creación de grupos libertarios, la mayoría en común con Maruja. Formó parte de la Fundación Salvador Seguí y del comité catalán de Mujeres Libres.

Murió en 2002, Su cuerpo fue envuelto en la bandera roja y negra. Pidió que en sus funerales se ejecutara el himno A las barricadas, entonces se escucharon los versos inolvidables:

Negras tormentas agitan los aires

Nubes oscuras nos impiden ver

Aunque nos espere el dolor y la muerte

Contra el enemigo nos llama el deber.

Tanto Maruja como Isabel no cejaron en el combate contra el fascismo y en la búsqueda de una sociedad libre, sin explotadores ni explotadas. Corresponde el homenaje para el espíritu de lucha libertaria y feminista que ambas compartieron y sustentaron.



Fuente → huelladelsur.ar

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