
Le preceden en el cargo referentes del mundo progresista en Cantabria como Jesús Gutiérrez Morlote, el primer presidente; José Ramón Saiz Viadero (palabras mayores en cuanto a mantener vivos legados sobre todo cuando no había preocupación ni interés en tocarlos) o Luis Alberto Salcines, referencia en el campo cultural con presencia destacada en todo tipo de iniciativas, desde jurados en concursos hasta comisario de exposiciones o editor literario.
No es que le falten méritos a Esteban Ruiz, escritor, editor e investigador que acaba de asumir la presidencia de la Fundación Bruno Alonso, llamada así en recuerdo de un histórico del socialismo cántabro y que se encarga de mantener el legado del exilio y de abrir la agenda cultural: en los últimos años ha publicado extensas investigaciones sobre la República y Guerra Civil en Cantabria, muy centradas no sólo en la parte más histórica, sino en cómo se vivía el día a día entre las clases populares, entre otros trabajos..
“El final de la República y el exilio supuso para Cantabria una enorme descapitalización humana: entre 30.000 y 40.000 cántabros y cántabras se marcharon”, señala en conversación con EL FARADIO, incidiendo en que “muchos no volvieron y dieron lo mejor de su actividad profesional en otros países”. Hablamos de perfiles destacados de la cultura, la arquitectura u otras áreas profesionales, muchos de ellos sin que se haya mantenido su aporte.
Ruiz considera que recuperar su legado supone también recuperar su compromiso político: “Las claves están en recuperar el compromiso político que tuvieron y, al mismo tiempo, sus aportaciones culturales, que muchas veces quedaron ocultas o castigadas precisamente por ese compromiso”, sostiene.
Además, como ha comprobado con su propia experiencia como investigador la profusión de nuevas fuentes de estudio y archivos. Un mayor acceso al conocimiento y un mayor interés ciudadano en conocer la parte de la historia que nos fue hurtada que, paradójicamente, choca con determinadas corrientes ideológicas e incluso institucionales: “No vivimos buenos momentos para la memoria histórica: hay un repliegue claro en determinadas instituciones», pero, «si no se rescata esa memoria, se pierde definitivamente”.
A su juicio, la Fundación tiene el reto de “seguir cubriendo un hueco muy relevante en este momento”, tanto desde la investigación histórica como desde la promoción de la cultura actual. “No solo es el legado y la memoria, también los nuevos creadores, la nueva cultura”.
En este sentido, anunció una programación cultural que incluirá exposiciones, presentaciones de libros y actividades abiertas, con especial atención a los y las creadoras emergentes: “Queremos seguir convirtiendo nuestro pequeño y modesto espacio en un lugar para mostrar la creación de gente emergente, además de la ya consolidada”.
Sobre la Fundación Bruno Alonso
La Fundación Bruno Alonso fue creada en el año 2002 con el objetivo de preservar y difundir el legado del dirigente socialista cántabro exiliado tras la Guerra Civil. Desde entonces, ha desarrollado una intensa actividad centrada en la memoria histórica, la cultura y el pensamiento crítico, convirtiéndose en una referencia en Cantabria en este ámbito. Entre sus líneas de trabajo destacan la organización de exposiciones, presentaciones de libros, jornadas culturales y actividades vinculadas a la recuperación del exilio republicano y la historia del movimiento obrero. Tiene su sede en Santander, en la calle Isaac Peral, 1; y cuenta con una biblioteca especializada.
Bruno Alonso, el diputado descamisado
Bruno Alonso González (Santander, 1887 – México, 1979) fue tipógrafo, sindicalista, dirigente del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) y referente del movimiento obrero en Cantabria. Diputado en las Cortes durante la Segunda República, fue conocido como «el descamisado del Congreso» por intervenir sin chaqueta, en coherencia con su origen obrero y su estilo directo. Participó en la fundación de la Agrupación Socialista de Santander y del sindicato UGT (Unión General de Trabajadores) en la región.
Durante la Guerra Civil desempeñó un papel clave como comisario general del arma naval de la República, lo que le convirtió en responsable político de la defensa marítima y del control de la flota republicana. Tras el avance franquista, se exilió primero en Francia y más tarde en México, donde participó activamente en las redes de solidaridad republicana en el exilio. Hasta su fallecimiento en 1979, mantuvo una firme defensa de los valores democráticos y del legado de la República, especialmente en el ámbito de la cultura y la educación.
Fuente → elfaradio.com
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