La Institución Libre de Enseñanza: La semilla de una educación moderna que quisieron borrar
La Institución Libre de Enseñanza: La semilla de una educación moderna que quisieron borrar

Hoy quiero hablar de un proyecto fascinante y pionero en la historia de España: la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Fue un faro de modernidad pedagógica en su tiempo, una auténtica revolución silenciosa que chocó contra los muros de la España de la Restauración. ¿La conoces?

¿Qué fue y quiénes la fundaron?

Fundada en 1876 por un grupo de catedráticos separados de la universidad por defender la libertad de cátedra y negarse a ajustar sus enseñanzas a cualquier dogma religioso, político o moral. Los nombres clave son Francisco Giner de los RíosGumersindo de Azcárate y Nicolás Salmerón.

Su lema, que lo dice todo, era: «No profesar ni proscribir ninguna religión o ideología política». Su objetivo era educar, no adoctrinar.

Su Propuesta de Valor: Romper todos los moldes

La ILE no era solo un colegio; era un proyecto pedagógico integral que pretendía transformar la sociedad a través de la educación. Sus ideas, radicalmente innovadoras para la época, incluían:

  • Educación Activa: El estudiante como centro del proceso de aprendizaje, no un mero receptor pasivo. Aprender haciendo, experimentando, razonando.
  • Cientificismo y Razón: Prima la ciencia, el método experimental y el espíritu crítico sobre la memorización y la autoridad.
  • Coeducación: ¡Uno de sus aspectos más revolucionarios! Niños y niñas aprendiendo juntos, algo absolutamente transgresor en el siglo XIX.
  • Formación Integral: No solo importaban las materias académicas. El arte, el deporte, la excursión al campo («las colonias escolares»), la higiene y la formación en valores eran clave.
  • Formación del Carácter: Educar para la libertad, la responsabilidad y la autonomía personal, no para la obediencia ciega.

¿Quién la respaldó? Una red de intelectuales
 

La ILE se convirtió en el núcleo de la Edad de Plata de la cultura española. Atrajo y formó a una élite intelectual y científica:

  • Pedagogos: Manuel Bartolomé Cossío, sucesor de Giner.
  • Científicos: Santiago Ramón y Cajal.
  • Poetas: Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez.
  • Filósofos: José Ortega y Gasset.
  • Y una larga lista de intelectuales que impulsaron luego proyectos como la Junta para Ampliación de Estudios (precursora del CSIC) o la Residencia de Estudiantes, donde brillaron Lorca, Dalí o Buñuel.

Fue el motor de la modernización educativa y científica en España.


¿Quién se le opuso? Y la «Damnatio Memoriae»
 

La ILE nadó contracorriente y generó una oposición feroz que, como señala el artículo de Laicismo.org, perdura en cierto sector social:

  1. La Iglesia Católica y los sectores más conservadores: La acusaron de laicista y anticlerical. Su neutralidad religiosa era vista como un ataque directo a su hegemonía en la educación.
  2. El Estado centralista: Desafiaba el control gubernamental sobre la enseñanza.
  3. La mentalidad tradicional: Sus métodos pedagógicos y la coeducación eran vistos como extravagantes y peligrosos.

Pero el golpe definitivo lo dio el franquismo. Tras la Guerra Civil, el régimen no solo la cerró en 1940, sino que ejecutó una auténtica «damnatio memoriae» (condenación de la memoria):

  • Expolio sistemático de sus bienes (archivos, bibliotecas, obras de arte, laboratorios).
  • Prohibición de cualquier referencia a ella o a sus miembros.
  • Persecución y exilio de sus discípulos e intelectuales afines.
  • Se la señaló como causa de todos los males de España y la encarnación del «enemigo laico y liberal» en el manual «La conquista del Estado» de los falangistas.

¿Por qué no progresó? Un proyecto deliberadamente truncado
 

La ILE no «fracasó»; fue activamente aniquilada. Su expansión se truncó por:

  • La Guerra Civil Española (1936-1939).
  • La Dictadura Franquista (1939-1975): El régimen instauró un modelo educativo justo lo contrario: nacionalcatolicismo, adoctrinamiento, separación de sexos y autoritarismo. El legado de la ILE era su antítesis.

Legado y la batalla por la memoria
 

Como apunta el artículo, el reconocimiento actual de la ILE (como la Avenida que lleva su nombre en Madrid) sigue generando rechazo en los mismos sectores que la combatieron, que ven en ello una «provocación». Esto demuestra que su legado sigue vivo y es incómodo.

Su semilla, sin embargo, nunca se perdió. Fue el germen de la modernización educativa en España y su espíritu late en pedagogías activas actuales. La ILE representa la España que pudo ser y que fue silenciada a la fuerza.

La pregunta quizá ya no es si su modelo es necesario, sino ¿estamos dispuestos a recuperar y defender ese legado de libertad, razón y educación crítica frente a los mismos dogmatismos?



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