Así era este campo de concentración a pocos kilómetros de Zaragoza: muy pocos lo conocen
Así era este campo de concentración a pocos kilómetros de Zaragoza: muy pocos lo conocen / AL 
 
El campo de concentración de San Juan de Mozarrifar: fábrica, campo y cárcel  
 
Antes de convertirse en un centro de reclusión, el recinto que más tarde se conocería como campo de concentración de San Juan de Mozarrifar fue una fábrica de papel. Se trataba de la antigua Papelera de las Navas, ubicada junto al río Gállego, en el barrio rural de San Juan de Mozarrifar, al norte de Zaragoza.
 
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Antigua Papelera de las Navas (San Juan de Mozarrifar)
 

Las instalaciones quedaron en desuso y, en enero de 1938, en pleno desarrollo de la Guerra Civil Española, el lugar fue adaptado para funcionar como campo de concentración. El motivo principal fue la saturación de la Prisión Provincial de Zaragoza, que no podía acoger a todos los detenidos. Para ello, el recinto fue acondicionado con tapias, alambradas, garitas de vigilancia, sistemas eléctricos de seguridad y refuerzos en puertas y ventanas.

En esta primera etapa, el campo se utilizó para retener y clasificar a prisioneros republicanos capturados en frentes como Cataluña, Teruel o el Ebro. Se calcula que inicialmente llegaron unos 1.800 presos, aunque en los momentos de mayor ocupación se superaron los 3.000 internos.

Tras el fin del conflicto, en 1939, el campo cambió de función y pasó a ser una prisión habilitada. A partir de entonces, en sus instalaciones convivieron presos políticos y comunes. Esta nueva etapa se mantuvo activa hasta finales de 1943 o principios de 1944, cuando el recinto dejó de utilizarse con fines penitenciarios.

El campo ocupaba varios pabellones de la antigua fábrica, utilizados como dormitorios colectivos. Las condiciones eran precarias: los internos dormían directamente en el suelo, había poca higiene y la atención médica era limitada. El personal encargado de la vigilancia estaba compuesto en su mayoría por soldados españoles, aunque también se documenta la presencia de militares italianos.

Gracias a un registro eclesiástico conservado en la parroquia del barrio, se han podido identificar al menos 158 personas fallecidas en el campo entre 1938 y 1942. Las causas de muerte más habituales fueron enfermedades, aunque no se descartan otros factores relacionados con las condiciones del campo. Los cuerpos fueron enterrados en el cementerio de San Juan de Mozarrifar, algunos en tumbas individuales y otros en una fosa común, que con el tiempo han desaparecido tras reformas posteriores en el recinto.

Actualmente, de todas las construcciones que formaron el campo, sólo se conservan dos pabellones originales. El resto fue demolido o reutilizado para otros fines.


Fuente → hoyaragon.es

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