
El mayor campo de concentración femenino del Tercer Reich donde recluyeron a más de 132.000 mujeres y tan solo unas 40.000 lograron sobrevivir
El pasado jueves, el Gobierno de España homenajeó a 120 mujeres españolas que fueron deportadas al campo de concentración nazi de Ravensbrück. Estas mujeres fueron sacadas de su país durante la Segunda Guerra Mundial y sufrieron y resistieron en condiciones muy duras. Durante años, su historia fue olvidada, y ahora España les reconoce oficialmente su memoria. Allí, entre el horror de los alambres y la miseria, resistieron no solo a los nazis, sino también a la losa del olvido que desde hace unos años se intenta romper y recuperar su memoria.
Fueron mujeres españolas con convicciones y compromiso político que las llevaron a luchar activamente por la libertad y a defender la legalidad de la Segunda República Española. Tras la derrota republicana en la Guerra Civil, muchas de ellas se vieron obligadas a exiliarse en Francia. Lejos de abandonar sus ideas, participaron en la Resistencia contra la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial… Por esa doble rebeldía fueron encarceladas, deportadas y represaliadas. Por ser mujeres, por ser libres, por no querer humillarse y rendirse.
Este pasado jueves, el ministro Ángel Víctor Torres presidió el acto en el Memorial de Ravensbrück, y en sus palabras se oyó la reivindicación justa de una deuda largamente pendiente con estas 120 mujeres y el compromiso de España con la verdad, la justicia y la reparación. Recordó también la doble condena que estas mujeres padecieron, por su condición de género y por su lucha política, y reivindicó su lugar en la historia como mártires de la dignidad humana.
45.000 prisioneras entre madres, niñas, ancianas y bebés
Ravensbrück fue levantado entre 1938 y 1939, siendo el mayor campo de concentración femenino del Tercer Reich. A solo 90 kilómetros de Berlín, cerca de la localidad de Fürstenberg, estaba concebido para albergar unas 4.000 mujeres. Pero el terror no conoce límites, y pronto fue desbordado llegando a concentrar hasta 45.000 prisioneras en 1945, entre ellas madres, niñas, ancianas y bebés.
Desde mayo de 1939, los convoyes no cesaron. Las primeras fueron unas 900 mujeres, 500 de ellas Testigos de Jehová, trasladadas desde el campo de Lichtenburg. A finales de 1942 ya eran 10.000. Y al terminar la guerra, más de 132.000 mujeres fueron rodeadas por las alambradas de Ravensbrück y sus campos satélites. Solo unas 40.000 lograron sobrevivir.
En abril de 1941 se abrió un campo satélite para hombres, y en el verano de 1942 se levantó un recinto adicional, el Jugendschutzlager Uckermark, una cárcel de pesadilla para adolescentes considerados "jóvenes delincuentes", donde el castigo suplía toda idea de reeducación.
Entre esas siniestras puertas de hierro y odio, hubo 120 mujeres españolas. Casi todas fueron arrestadas en Francia por su implicación directa en la lucha contra el nazismo. Desde allí fueron enviadas a Ravensbrück y forzadas a trabajar como esclavas, bajo la vigilancia de un régimen que intentaba quebrarles el cuerpo y el espíritu.
Sus nombres, muchas veces mal escritos, incompletos, ocultos tras apellidos de casadas o registros erróneos, han tardado décadas en emerger de los archivos y del silencio.
Son nuestras heroínas del exilio y del coraje. Fueron silenciadas por la historia oficial, pero jamás olvidadas por la memoria justa. Hoy las recordamos como lo que fueron, unas gigantes de dignidad en la noche más oscura de Europa.
Fuente → elplural.com
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