Ningún acuerdo o porcentaje para el rearme y la guerra
Ningún acuerdo o porcentaje para el rearme y la guerra

El laberinto del régimen monárquico
 

La Cumbre de la OTAN, del 24 y 25 de junio, arrastra a las grandes potencias occidentales a los planes de la oligarquía norteamericana a través del gasto militar del 5%. No olvidemos que el consorcio industrial-militar norteamericano vende y los demás compran: el 64% de la compra de armamentos de la Unión Europea se realizan a los EE.UU. Los gastos militares se han multiplicado, y sólo en Europa el comercio de armas ha aumentado un 83% desde 2015. Armas que, en su mayoría, no están actualizadas de acuerdo a los sistemas y técnicas más modernas: ya se sabe que los norteamericanos no comparten las armas de última generación ni con el Estado de Israel.

Trump pretende aumentar los gastos armamentísticos, a partir de los acuerdos de la OTAN, hasta 544.000 millones de euros, lo que en la práctica se convierte en una verdadera extorsión a los pueblos de Europa, que se ven obligados a pagar fuertes impuestos de política de guerra al imperio norteamericano, y ello por la actitud cómplice y servil de sus gobiernos. Un imperio sacudido por una fuerte crisis económica se ha precipitado en la pendiente de la multiplicación de los gastos militares a sus socios. La escalada armamentística arrasará las inversiones sociales de todas las economías. De nada valen las tímidas resistencias verbales de Bélgica, Eslovaquia y los líos de Sánchez, ya que todos han firmado lo mismo; mientras que Trump amenaza públicamente, diciendo “que no querer pagar es muy grave” y que “España va a terminar pagando el doble de aranceles”.

La oposición a la política de rearme y guerra de los EEUU vive en la lucha de trabajadores y pueblos, de sus movimientos de reorganización, incluido el pueblo norteamericano. Y sin embargo, para la Unión Europea y sus gobiernos el rearme impuesto por Trump es parte sustancial de la ofensiva reaccionaria mundial, que nos trae austeridad social y total inseguridad ciudadana.

La larga lucha contra la OTAN y las bases norteamericanas y, de otra parte, las maniobras interpretativas de los acuerdos de la Alianza por la izquierda oficial española, nos remiten a la exigencia de que el gobierno de coalición deje de estar sometido a los intereses de los EEUU, en fragrante violación del derecho internacional, como ha sucedido con los bombardeos contra Irán. El Gobierno de P. Sánchez, sometido al acoso y derribo de los franquistas, no podía acortar sus días en el Gobierno de la mano de Trump y sus imposiciones mafiosas, y ha encontrado una fórmula intermedia que solo crea confusión. De la misma manera que las bases norteamericanas representan un peligro permanente para la seguridad y la paz, en la medida que son utilizadas para las agresiones militares que cuentan con la complicidad del Estado español, la permanencia en la OTAN es una decisión aventurera y contraria a la voluntad popular.

Los criminales bombardeos de EEUU-Israel contra el territorio y el pueblo iraní han sido condenados en la inmensa mayoría de países del mundo; pero han contado con el aplauso de las grandes potencias europeas, que acompañan a EEUU en su marcha militar al desastre político. Movimiento del que debe separarse el Gobierno español, rompiendo toda complicidad con la utilización de las bases norteamericanas y con la estructura de la OTAN.

Cumbres por la paz se han convocado recientemente en numerosos países, tratando de evitar una escalada bélica que pudiera derivar en un conflicto nuclear. La diplomacia norteamericana se ha dirigido a los gobiernos de países latinoamericanos para que definan de qué lado están en el conflicto entre EEUU-Israel e Irán, en el momento en que se va a reunir la 55 Asamblea General de la OEA.

Los líos de la Cumbre de la OTAN (“España, un problema”) son reflejo del caos económico y político internacional que tiene también su traducción en la crisis política e institucional española, y en la actitud del gobierno de P. Sánchez de subordinación amañada al dictado de Trump. La crisis y diferenciación política ha alcanzado también a los partidos cómplices del régimen monárquico ante su supervivencia. Exministros felipistas y ex altos cargos del PSOE de distintas legislaturas exigen la “renuncia inmediata” de Pedro Sánchez como secretario general del partido; proponiendo que el próximo Comité Federal acuerde la creación de una Comisión Gestora que se encargue de convocar un Congreso Extraordinario. La carta contiene perlas políticas, comenzando por el hecho de que los condenados por el Gal y por corrupción en diferentes ámbitos vienen a expresar su “firme compromiso con sus valores fundacionales”, como si dichos valores tuvieran algo que ver con el crimen organizado y con el saqueo de fondos públicos. Y entonces la sartén le dice al cazo: “apártate que me manchas”, y ello para defender los pactos y consensos con los franquistas, que están en la base del régimen del 78 y su Constitución.

Reclaman la “regeneración democrática” de un sistema continuista de la dictadura, de la impunidad de los crímenes del franquismo, basado en la entrega del poder del Estado a los Borbones. Exigen a Sánchez lo mismo que el PP y Vox, es decir, su dimisión inmediata; cuando quienes defienden derechos y libertades democráticas lo que exigen a Sánchez es que rompa con los franquistas, que derogue la ley mordaza, las leyes de impunidad, los planes de rearme, guerra y austeridad.

Los felipistas del PSOE aparecen una vez más como subalternos de la campaña de acoso y derribo del Gobierno. Se dirigen a Sánchez, encabezados por los condenados por el Gal, pidiendo su dimisión porque son partidarios de llegar a un nuevo acuerdo con los franquistas para la formación de “una gran coalición entre el PP y el PSOE”. Lo matizan diciendo que hay que “dejar gobernar a aquel de ellos que resultara más votado”, y ello al margen de que exista otra mayoría. Una fórmula destinada a que “ni el PP ni el PSOE deberían impedir que el otro gobierne”, poniendo en claro el interés supremo del régimen monárquico de preservar los acuerdos de unidad nacional en torno a la Corona.

La ofensiva franquista sigue también en los juzgados. El juez Peinado pide al Supremo que impute al ministro de Justicia, Sr. Bolaños -por la contratación de la asesora de Begoña Gómez- y el registro de la Moncloa. Los franquistas celebran a diario la imputación de familiares de Sánchez, del fiscal general …, a partir de la acusación formulada por la defensa del PP y del novio de Ayuso.

El Comité Federal del PSOE del próximo 5 de julio se ha convertido en un espacio clave de la crisis de gobierno, y de las relaciones del gobierno con el régimen monárquico, bajo los primeros efectos de la ofensiva financiero-armamentista de Trump. En el Comité Federal está previsto que se presenten “las nuevas propuestas de “regeneración y control del partido”, en medio de los informes de la UCO, que se van a prolongar en el tiempo, tratando de establecer un curso unilateral de la corrupción, cuando no solo afecta a destacados cargos tanto del PP y del PSOE, sino y también al aparato de Estado en su conjunto.

El documento, “Perspectivas para una segunda parte de la legislatura”, considera que la situación política ha sufrido grandes cambios en pocos días, y que no vale ya con simples maniobras de “gatopardismo” (cambiar todo para que todo siga igual), maniobras en las que Sánchez tiene demostrada maestría. Considera que hace falta tomar verdaderas medidas políticas y económicas de acuerdo a las demandas sociales y democráticas, si es que el PSOE y su Gobierno de coalición pretenden mantenerse. El texto referido redactado por Manuel Escudero (Presidente de la Fundación Avanza) reclama un “trabajo efectivo a favor de las clases medias y trabajadoras de España”; y eso es imposible si se mantienen los acuerdos con el PP y los pactos constitucionales.

La crisis política nacional e internacional afecta al mantenimiento antidemocrático del régimen de la Monarquía.


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