El régimen del 78, la mayor fábrica de bulos del reino
El régimen del 78, la mayor fábrica de bulos del reino. 
 
A raíz de la funesta y dramática “Dana” suscitada en Valencia, hemos podido analizar la mezquindad e hijoputez de conocidos youtubers y pseudoperiodistas, que se dedicaron a difundir mentiras crapulosas, como la relativa al parking del centro comercial de Bonaire.
 

He seguido a infames personajes que no merece la pena ni citar en este artículo, pues su desfachatez, desprecio por la verdad y actitud chulesca me producen un profundo asco y repugnancia.

Parece que hoy no hay límites, vergüenza ni pudor cuando se trata de ganar seguidores y obtener un “like”. Las motivaciones son canallescas: ganar visualizaciones, monetizar y lucrarse.

Estos que se presentan como salvadores de los damnificados de la Dana, en el fondo son mercenarios, hipócritas y cobardes. Aquellos que utilizan el dolor ajeno para difundir bulos, ganar más euros, etc., son escoria.

Nada nuevo bajo el sol.

Pero estas infames reglas de comunicación no son nuevas en el reino de España. Son las reglas, la filosofía y la esencia dura del régimen del 78.

Doy por sentado que muchos de los impresentables que han utilizado la Dana para lucrarse a través de la monetización de sus vídeos comparten los fundamentos, principios e ideas que aprendieron por ser fieles seguidores del máximo exponente del régimen: Juan Carlos I de Borbón.

El exjefe del Estado español puede ocupar el primer lugar como el mayor mentiroso, manipulador, sinvergüenza, etc. —la lista de adjetivos y calificaciones es interminable—.

Vamos a repasar dos de sus principales hitos/bulos.

23F: ¿Salvador de la democracia? ¿Cuál fue el papel del Borbón?

Una cosa es cierta: la historia la escriben los vencedores. Juan Carlos I de Borbón heredó la jefatura del Estado de manos de un genocida que se impuso a través de la traición, violencia y la aniquilación de los defensores de la República.

El lado vencedor y golpista aprendió a reescribir la historia y alterar los hechos para presentarse como los nobles salvadores, en plena colaboración, sintonía y complicidad con los medios masivos de comunicación, que han contribuido a blanquear su imagen y avalar el relato oficial sin cuestionarlo.

Uno de estos oscuros episodios, quizá el más escandaloso, es el relativo al 23F, que lo encumbró como el “césar salvador de la democracia”.

Recientemente conocimos los audios que grabó la actriz Bárbara Rey a Juan Carlos I, en los que el exjefe del Estado reconoce que el jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campo, se iba de la lengua sobre los tejemanejes del rey de España, sus amantes, sus relaciones con la reina Sofía y su verdadero papel en el golpe de Estado del 23F.

En dicha grabación, venía a reconocer, según sus palabras: —»Palabra de honor, me río, cariño, de Alfonso Armada», le dijo el rey a su amante «entre nosotros, como siempre». Y prosiguió: «Ese ha pasado siete años en la cárcel, se ha ido a su pazo de Galicia y el tío jamás ha dicho una palabra. ¡Jamás! En cambio, este otro está largando…», refiriéndose a Sabino.

Lo que subyace en estas palabras es la plena participación y conocimiento de Juan Carlos I. La versión oficial de lo ocurrido sostiene que el 23F fue una acción planeada por militares exaltados, traidores y nostálgicos afines al franquismo. Una obra maquiavélica, pero perfecta. Este hecho sirvió a los medios oficiales para vender la imagen de un hombre bueno, justo y demócrata que salvó al país para darle democracia y progreso.

Los bolsillos de cristal del rey emérito.

En su soporífero discurso de Navidad, el entonces rey se posicionaba como adalid de la transparencia, ética e integridad pública —cuánto cinismo e hipocresía—. En el discurso del año 2011 reclamaba un comportamiento ejemplar a los servidores públicos, mientras mostraba su preocupación por el daño que el ‘caso Urdangarin’ causaba a la Corona.

Pero basta con repasar las notas de Alonso Manglano, exjefe de la inteligencia española, para darse cuenta de que siempre ha sido un golfo.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, entregó cada mes cinco millones de pesetas (30.000 euros) de los fondos reservados a la Casa del Rey durante la etapa en la que ocupó la Secretaría de Estado de Interior en el Ministerio de Justicia e Interior, entre los años 1994 y 1996. La exmagistrada del Tribunal Supremo entregaba además esta cantidad, 60 millones de pesetas al año, en metálico “para no dejar rastro”, modificando el sistema habitual de talones conformados por el Banco de España.

Así consta en unos documentos a los que ha tenido acceso el diario ABC a partir de anotaciones del que fuera responsable de los espías españoles entre el 23F de 1981 y junio de 1995.

Pero en el relato colectivo, al que han contribuido los medios informativos españoles, se destacaron las bondades del campechano. Durante su reinado, nadie tuvo el valor ni la decencia para informar sobre las tropelías y privilegios del monarca.

Así pues, todos permitieron, consintieron, avalaron y fueron cómplices de las mentiras del régimen del 78. Los bulos del monarca y heredero del franquismo nunca fueron revisados ni contrastados, dando lugar a la continuación de un sistema basado en las mentiras, manipulación y bulos.


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