31 de octubre, día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la guerra y la dictadura franquista
31 de octubre, día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la guerra y la dictadura franquista / Ximo Estal Lizondo

 

Este 31 octubre, en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática, aprobada hace tiempo: es el día en el que España declaró que, a partir de ese año, este día, sea siempre el del recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar y la dictadura franquista. Ya era hora que, por fin, las víctimas del genocidio franquista empezaran a ser reconocidas y no ser solo huesos que hay que olvidar. Y que dejaran de ser víctimas de segunda. Y lo mejor de todos que se empezara a dar dignidad a aquellas victimas que su único delito, fue defender el orden constitucional, la libertad y lo que el pueblo votó mayoritariamente en las urnas libremente en 1936, y que el golpe de estado, su guerra cruel y la posterior represión franquista, que duro décadas de años, acabó con la posibilidad de que España progresara en derechos y libertades. Durante décadas, e incluso ahora, todavía, esas víctimas no han sido reconocidas dignamente y no han recibido un homenaje de Estado, como se merecen. Con este día se pretende dar un recuerdo y un homenaje y tal vez algún día se consiga un homenaje de estado y que por fin se les devuelva la dignidad que siempre tuvieron. Por ello, como homenaje y también como recuerdo, me gustaría adjuntar a estas primeras palabras, un grito de esas víctimas que todavía hoy están bajo las cunetas y las fosas, a lo largo de nuestro territorio, y que solo quieren que se les devuelva la dignidad que se les ha quitado.

Es hora que todas las víctimas del franquismo reciban ese homenaje de estado y es hora de “castigar” esos delitos de odio

“No sé cuánto tiempo ha pasado, ni cuánto tiempo llevo aquí enterrado bajo kilos de arena sobre lo único que me queda: los huesos. Junto a mí, hay 4 casquillos de balas oxidadas, un trozo de cuerda deshilada, podrida, sobre los huesos de mi muñeca. A mi lado hay más huesos, los de una chica que no tendrá ni 18 años, las de mi amigo que era agricultor y los del alcalde de mi pueblo, una gran persona que no había hecho mal a nadie, bueno ninguno de los que estamos bajo esta losa de arena. Somos cuatro, eso creo, los que estamos bajo la cuneta, cerca del pueblo donde vivíamos. Lo recuerdo, los huesos enterrados en las cunetas también recordamos, que era un 31 de octubre de 1940. Llovía mucho, cuando ellos entraron en casa, arrogantes, gritando palabras irracionales, insensatas, con armas amenazantes, golpeando no solo a mi sino también a mis hijos, a mi compañera. Me sacaron a trompicones, después de atarme las muñecas, volviendo a gritar esas palabras irracionales e insensatas que no tenían explicación. Mi único delito, como la de mis compañeros, era haber defendido el orden constitucional que las urnas de manera democrática, habían pronunciado. Yo solo defendía la libertad, quería la convivencia entre todos. Pero para ellos ese acto racional, sensato de pedir libertad e igualdad era un delito de sedición y rebelión.

Nos subieron a una vieja camioneta. Durante el trayecto nos mirábamos, no comprendíamos el porqué de lo que estaba sucediendo. Después de unos minutos, nos bajaron golpeándonos y sin decir nada, solo repitiéndonos, una y otra vez, de manera grotesca y hasta circense las palabras irracionales e insensatas: dispararon. Vi caer a la chica mientras de sus ojos brotaban lágrimas, a mi amigo levantando el puño y con un gesto de tristeza, al alcalde gritando, mientras caía “viva la república”. Cuando de pronto, sentí en mí, un fuerte dolor en el pecho. Me desplome. Sentí como la vida se me iba. No podía respirar. Pero me sentía feliz. Por mi pasaban las imágenes de mis hijos, de mi compañera, felices corriendo por los prados del pueblo y sobre todo libres. De repente mi cuerpo se desplomo lentamente hacia el suelo y todo se volvió obscuro. Me ahogaba. Deje de respirar mientras mis ojos veían el rostro de mis ejecutores riendo y orgullosos de su hazaña: “habían matado a cuatro inocentes que su delito había sido ser fiel a la constitución, a los principios del pueblo. No sé si mis compañeros y yo saldremos de aquí o estos huesos se fundirán, con los años, con la arena que nos envuelve, que nos impide ser libres, incluso cuando estamos muertos. ¿Para cuándo se respetará nuestra dignidad?”.

La derecha cuando llegue al poder eliminará este día, puesto, como ellos dicen, estas víctimas solo son huesos

Este monologo, es, un homenaje a todas las víctimas, y a la vez es un grito de exigencia a aquellos partidos que piensan que las víctimas del genocidio franquista solo son huesos para olvidar y lo peor que piensan y pretenden reescribir la historia e incluso en su hipocresía no las consideran como víctimas y son capaces de homenajear a personajes que se distinguieron por despreciar, asesinar e incitar a la humillación, asesinato genocidio. Y que en su absurdo reescribir hacen y pretenden imponer una ley de concordia, que destruye y oculta la verdad de lo que ocurrió. Es hora que todas las víctimas del franquismo reciban ese homenaje de estado y es hora de “castigar” esos delitos de odio y esos símbolos, y esa exaltación que algunos partidos como Vox, PP, y Alvise, junto con una parte de la Iglesia, hacen a las personas golpistas manteniendo sus nombres en las calles, manteniendo sus monumentos e incluso permitiendo actos de homenaje, misas y lo peor prohibiendo, pese a la ley, actos de homenaje a las víctimas del genocidio. Para estos partidos y esa parte de la iglesia, ese régimen dictatorial es lo que les da aliento y lo peor es que están contentos, puesto que todo lo que no piensan como ellos, son ideas comunistas. Ni entienden ni saben de historia, solo saben de reducir derechos y libertades y servirse de la constitución, de la democracia para aumentar sus intereses. La derecha cuando llegue al poder eliminará este día, puesto, como ellos dicen, estas víctimas solo son huesos. De ahí que este monologo, me gustaría que sirviese de reflexión para que el día 31 de octubre, sea una verdadera fiesta de homenaje a esas víctimas que lo único que quieren es verdad, reparación y justicia y sobre todo dignidad.


Fuente → nuevatribuna.es

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