
La transparencia en las cuentas de ese pilar de la arquitectura institucional española brilla por su ausencia ”
Desde ARA hemos querido poner negro sobre blanco a las finanzas de la Casa Real, incluyendo los costes de todos los servicios asociados a ella y de todo el patrimonio del cual son titulares sus miembros. No ha sido fácil. Tras meses de investigación y muchas peticiones de datos por las vías oficiales, no siempre atendidas, la conclusión es que no hay voluntad de facilitar una información diáfana. La ocultación más o menos disimulada es la norma. No parece que el mal ejemplo del emérito haya servido para enmendar errores. Juan Carlos se ha escapado de la justicia, no por su inocencia probada, sino por la suma de dos factores: la prescripción de algunos delitos y su inviolabilidad constitucional. Otros miembros de la familia, como Iñaki Urdangarin, que habían hecho suyo el modus operandi del suegro, sí que han pasado por la cárcel.
La monarquía española no goza de un gran apoyo popular. Para evitar juicios demoscópicos, hace tiempo que el CIS no mide el grado de adhesión que suscita. Más allá de operaciones de maquillaje generacional a través de la figura de la princesa Leonor, la familia real no puede decirse que haya hecho muchos esfuerzos por ganarse el prestigio como institución neutral, moderna, transparente y ejemplar. Sigue anclada en un nacionalismo español castizo, teñido de militarismo, muy alejado de la realidad y la pluralidad social. El papel de Felipe VI con el Proceso marcó el punto álgido de desafección con Cataluña. La voluntad de reconexión difícilmente cuajará si no va acompañada de gestos valientes y claros y, entre otras muchas cosas, debería incluir una rendición de cuentas sin sombras de duda en términos patrimoniales.
Fuente → es.ara.cat
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