Arturo Pajuelo, asesinado por la ultraderecha un primero de mayo
Arturo Pajuelo, asesinado por la ultraderecha un primero de mayo / Angelo Nero

El asesinato de Arturo fue reivindicado por el Batallón Vasco Español, una de las muchas siglas con las que actuaban los grupos de extrema derecha vinculados a las cloacas del estado

Arturo Pajuelo Rubio, el segundo de ocho hermanos, que trabajaba como delineante en una empresa aeronáutica de Getafe, regresaba a casa, en el barrio de Orcasitas, un 1 de mayo de 1980, con unos compañeros, después de acudir a la manifestación unitaria del Día de la Clase Obrera, cuando unos fascistas se cruzaron en su camino y les atacaron. Uno de los integrantes del grupo de extrema derecha blandió una bayoneta, y se la clavó a Arturo, que tenía 33 años, una y otra vez, hasta nueve veces, perforándole el hígado y los pulmones, mientras que dos de sus acompañantes, Joaquín Martínez y Carlos Rodríguez, también fueron apuñalados. Ellos lograron sobrevivir al ataque fascista, pero Arturo murió esa noche en el Hospital Universitario 12 de octubre -entonces se llamaba 1 de octubre, en honor a esa día de 1936, en que dio comienzo la dictadura franquista con la proclamación, por los sublevados, de Francisco Franco como Jefe del Gobierno de Estado-. Los médicos que intentaron salvar la vida a Arturo declararon: “Los agresores eran profesionales. Atacaron por delante, a los pulmones y al hígado con una bayoneta. Los que atacaron por detrás lo hicieron a los riñones. Nunca habíamos visto algo igual”.

El día 3 de mayo el periódico madrileño El País, daba la noticia en primera página, “Fallece uno de los jóvenes apuñalados el Primero de Mayo”, bajo una foto que ilustraba la visita del dictador guineano, Teodoro Obiang Nguema, con el Rey Juan Carlos I, y el presidente Adolfo Suárez, en la Zarzuela. El artículo en el que daba cuenta de la muerte de Arturo Pajuelo, -que había sido fundador de la Asociación de Vecinos de Guetaria y era miembro activo de la Coordinadora de Barrios de la Zona Sur de Madrid y líder vecinal en su barrio, Orcasitas- decía lo siguiente:

“Arturo Pajuelo, uno de los heridos por arma blanca al término de la manifestación celebrada por CC OO y UGT el Primero de Mayo, falleció pasadas las dos de esta madrugada, víctima de las hemorragias ocasionadas por el apuñalamiento. Según fuentes de la clínica sanitaria Primero de Octubre, donde permanecía internado, durante la jornada de ayer fue sometido a una transfusión de más de veinte litros de sangre y a dos intervenciones quirúrgicas. Las heridas le habían interesado el pulmón derecho y el hígado.

Arturo Pajuelo, de 33 años, era dirigente de la Asociación de Vecinos de Orcasitas, igual que Joaquín Martínez Mechas -otro de los heridos, que también continúa en estado de extrema gravedad. Al parecer, Arturo era buen amigo de Yolanda González, la joven que resultó asesinada en febrero pasado por presuntos militantes de Fuerza Nueva. El estado del tercero de los heridos, Carlos Martínez Bermejo, ha mejorado sensiblemente.”

El asesinato de Arturo fue reivindicado por el Batallón Vasco Español, una de las muchas siglas con las que actuaban los grupos de extrema derecha vinculados a las cloacas del estado, a través de una llamada al diario Egin como “primera respuesta a las continuas agresiones sufridas por nuestros compañeros de Falange, por los abogados rojos en el juicio del caso Atocha”, y su asesino, según varios testigos, fue Daniel Fernández de Landa y Roca, que participaría con su hermano Jesús Alfredo, solo seis días después, en el asalto al Bar San Bao, en el barrio de Ventas, donde fue asesinado el joven Juan Carlos García Pérez, y tres clientes más fueron heridos de gravedad. El caso del crimen de Arturo Pajuelo tuvo una instrucción dilatada, que permitió que su asesino huyera del país.

La nota que daba cuenta de la muerte de Arturo Pajuelo también señalaba: “Ante la escalada fascista, termina el comunicado, «sería necesaria una concertación de las fuerzas políticas democráticas, particularmente del PCE y del PSOE y las centrales sindicales, al objeto de examinar las medidas pertinentes para oponerse a los desmanes fascistas». Los socialistas también se han pronunciado condenando estos hechos y CC OO ha pedido la disolución de las bandas fascistas amparadas por Fuerza Nueva.

El responsable del PCE de Madrid, Simón Sánchez Montero, declaró en la propia residencia sanitaria que eran previsibles estos hechos: «Hasta ahora», dijo, «el Gobierno no se ha tomado en serio el acabar con las bandas fascistas».”

Tuvieron que pasar más de cuarenta años para que el estado español reconociera como víctima del terrorismo a Anturo Pajuelo, y su familia recibió una indemnización, en 2013, gracias a la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas terrorismo.

Periodistas de El País localizaron a Daniel Fernández de Landa en México, en compañía de otro militante de extrema derecha, Íñigo de Guinea Pérez -en los ochenta ambos eran militantes de militantes de Falange Española y de las JONS-, autor del apuñalamiento de Joaquín Martínez, donde viven tranquilamente desde que se fugaron de España a mediados de los ochenta.


Fuente → nuevarevolucion.es

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