La mina que escondió parte del tesoro de la República
La mina que escondió parte del tesoro de la República
Aure Farran Llorca


 Una mina de talco situada a las afueras de la localidad ampurdanesa de La Vajol, la mina Canta (también conocida como la mina de Negrín), tomó un protagonismo inesperado en el tramo final de la Guerra Civil Española. A mediados de 1937 los republicanos la expropiaron a sus propietarios con un objetivo concreto: construir uno de los espacios para el depósito y la evacuación del patrimonio artístico y económico de la República. Con esta intención, se cerró el acceso a la mina y se inició la construcción de un edificio y de una cámara de seguridad que estuvieron custodiados por carabineros y de los que los vecinos de la zona no supieron mucho nada hasta ya terminada la guerra. 
 

Una vez finalizado el conflicto, la mina reanudó su actividad hasta 1993, y el edificio construido por el gobierno republicano se utilizó como almacén, aunque sin que se hicieran demasiadas actuaciones de mantenimiento. Entre 1995 y 2010 se utilizó como espacio expositivo y, en 2007, a propósito de la grabación de un documental, se realizaron algunas intervenciones en la zona de la mina, donde la cámara secreta había quedado cerrada por una deslizamiento. Se logró acceder al espacio de la cámara, que apareció completamente vacía. Desde entonces, aunque la cámara sigue ahí, no se ha podido volver a entrar por motivos de seguridad.

El edificio de la mina Canta fue construido expresamente para esconder parte del tesoro de la República.  / AF
El edificio de la mina Canta fue construido expresamente para esconder parte del tesoro de la República. / AF 
 

En 2016 empezaron las obras para recuperar el edificio y el acceso a la mina y hoy es posible visitarlos y comprender qué representó la mina Canta gracias a las visitas que organizan regularmente desde el Museo Memorial del Exilio (MUME ) de La Jonquera. En este sentido, Miquel Aguirre, director del MUME, explica que recuperar este espacio era necesario debido a que "es un patrimonio único, de uso civil, que se construyó expresamente durante la guerra y que está vinculado a un momento tan importante como fue el exilio republicano. Sabemos que allí se guardó parte del patrimonio artístico y una parte de los recursos financieros de la República, que debían servir para apoyar a la red de refugiados que tuvieron que huir". Durante la visita se puede ver el acceso a la antigua mina, donde se encuentra la cámara acorazada, que tenía una superficie de unos 150 m² y unos 4 m de altura. Fue reforzada con muros de hasta cuatro de metros grosor y está situada a unos doscientos metros de la entrada de la mina, en la parte del detrás cien del edificio ya metros bajo . la montaña Aparte, se puede ver el interior del edificio, donde se conservan los raíles por los que unas plataformas permitían llevar las cajas hasta dos montacargas que bajaban hasta la mina, así como el piso superior, donde se alojó el hijo del presidente del gobierno de la República, Juan Negrín Mijailov, quien fue el encargado de la custodia del tesoro bajo la supervisión del ministro de hacienda, Francisco Méndez Aspe , quien parece que también residió allí un tiempo . En esta planta también se proyecta un audiovisual que explica la historia particular de este espacio. Durante la guerra, el edificio se camufla con pintura de camuflaje y con lonas y, todavía hoy, en la parte exterior de la edificación se pueden observar restos de la pintura de camuflaje, así como los anclajes que sujetaban la lona .

El tesoro de la Vajol

Este tesoro de la República estaba formado por más de 1.800 obras de arte, así como 2.000 cajas que escondían joyas, oro y plata. Se trata de un patrimonio que el gobierno de la República fue moviendo por el país en función de la evolución de la guerra y que, en el tramo final del conflicto, quedó repartido en tres lugares del Empordà: el castillo de San Fernando de Figueres, el castillo de Peralada y la mina de la Vajol. Paralelamente, el patrimonio de la Generalitat, proveniente de Olot, se escondió en dos masías ampurdanesas, en Can Descals de Darnius y en el Mas Perx es de Agullana, que habían sido incautados . La mayor parte pudo ser evacuado por los puntos fronterizos de La Jonquera y Portbou, mientras que una parte ya no llegó a salir del país y cayó en manos franquistas. Paralelamente, el Empordà acogió también a las máximas autoridades del gobierno republicano y de la Generalitat. Así, por ejemplo, una de las residencias de Negrín fue Can Bech de Baix, una masía situada a poca distancia del núcleo de Agullana; el presidente Manuel Azaña se hospedó entre el 31 de enero y el 4 de febrero en Can Barris, una gran casa cerca de la carretera de la Vajol en Maçanet de Cabrenys, y el presidente Lluís Companys estuvo también en Agullana, en la masía Perxés, donde se reunió con parte de los intelectuales catalanes que iban hacia el exilio.

El escritor Agustín de Foxá conversa con jefes militares franquistas en el castillo de Figueres poco después de ser ocupado.  / EFE
El escritor Agustín de Foxá conversa con jefes militares franquistas en el castillo de Figueres poco después de ser ocupado. / EFE 
 

El historiador y conservador del MUME Miquel Serrano explica que la decisión de ubicar parte de tesoro de la República en la Vajol se toma "por su situación estratégica, cerca de la frontera, y por estar situada en un valle que era fácil de vigilar. Así, aprovechando el agujero de la mina decidieron construir un edificio en la parte superior que permitía el acceso a la cámara a través de unos ascensores". Además, el hecho de la cámara acorazada bajo tierra permitía proteger las riquezas de un eventual ataque aéreo. Como apuntábamos, la construcción del espacio comienza ya a mediados de 1937, ya partir de 1938 ya se llevan a la mina "los bienes (oro y joyas) de la denominada Caja General de Reparaciones, que había incautado el gobierno republicano y que debían contrarrestar el esfuerzo de guerra", dice Serrano. "Y también algunas obras de arte que se esconden en el edificio", añade. El historiador afirma que la construcción del edificio se hace de forma paralela al inicio de las gestiones entre el gobierno de la República y México, con la intención de que, si se perdía la guerra, pudieran acoger parte de este patrimonio, así como refugiados y los propios miembros del gobierno. Y, de hecho, una vez todo ese patrimonio económico, que estaba valorado en unos doscientos millones de dólares, atravesó la frontera, acabó viajando a México a bordo del barco Vida .

A lo largo de los años, en torno a este patrimonio y de su evacuación fueron surgiendo muchas hipótesis, alguna de las cuales apuntaba que parte del tesoro se había perdido y que seguía escondido en las montañas ampurdanesas. Sin embargo, Miquel Serrano afirma que "todo el tesoro fue evacuado entre el 1 y el 5 de febrero, cuando las tropas de Franco ya están en la zona de Girona". "El depósito de la Vajol fue desalojado totalmente y pensar que se había pasado el oro por la montaña es fruto de una confusión. Por las montañas no pasó ningún camión cargado de oro, pero sí uno de cargado con obras de arte procedentes de Darnius.Los carabineros que le custodiaban, al ver que no podían atravesar la frontera porque ya habían llegado las tropas de Franco, optaron por trasladar el material por un camino de montaña que conocían, haciendo una parte del trayecto con el camión y la otra a pie, hasta llevar el cargamento hasta una masía de las Islas, ya en territorio francés". Al día siguiente ya pudieron trasladar el material a Ceret, que es donde se habilitó un castillo -conocido como Castell d'en Bardou y Castell d'Aubiri- como depósito de todas las obras de arte que salieron del país , y, desde allí, salir hacia Ginebra , que fue su destino final.

Una de las residencias de Negrín durante su estancia en el Empordà fue Can Bech de Baix, cerca de Agullana.  / AF
Una de las residencias de Negrín durante su estancia en el Empordà fue Can Bech de Baix, cerca de Agullana. / AF 
 

Como explica Miquel Serrano, "el hecho de que este patrimonio artístico se marchara a Ginebra tiene que ver con un acuerdo firmado en la Sociedad de Naciones, que medió para que las obras pudieran salir del país de modo que, más adelante, una vez terminada la guerra , se pudieran devolver con seguridad". El regreso se produce en septiembre de 1939, después de que durante el verano estuvieran expuestas en Ginebra. El conservador del MUME considera que, "aunque el contexto era difícil, la gestión de estos depósitos fue ejemplar". El acuerdo se firmó en Figueres, el 3 de febrero, y los signatarios eran el Estado, la República y los miembros del Comité Internacional (Comité para el Salvamento del Patrimonio Artístico Español), con la participación del Secretario General de la Sociedad de Naciones, como depositario temporal de las obras. Los puntos más relevantes del acuerdo tienen que ver con la seguridad del transporte de las obras desde el norte de Cataluña hasta Francia y de ahí hasta Ginebra, con la propiedad inalienable del tesoro artístico, correspondiente a la nación española, y con la devolución de las obras en España al término de la guerra.

Como apunta Serrano, aunque hoy ya conocemos buena parte de la historia que hay detrás, también es cierto que todavía hay muchas preguntas sin respuesta en relación a la mina, como, por ejemplo, qué obras de arte fueron acogidas en el edificio de la mina o qué criterios se utilizaron para determinar que se llevaran allí algunas de las obras de arte, en lugar de llevarlas a los depósitos del castillo de Sant Ferran o Peralada. Otra incógnita es saber que ocurrió allí en 1974, cuando parece que alguien entró en la mina para llevarse algo que había escondido en un doble fondo oculto que había en el suelo.

Poner la historia negro sobre blanco

De todo el período del exilio republicano y de la historia de la mina Canta habla el libro El tesoro de la Vajol (Editorial Gavarres), del periodista y escritor Xavier Febrés. Cuenta que empezó a investigar este episodio ya en 1979, cuando junto a unos compañeros del diario donde trabajaba entonces se le ocurrió conmemorar los 40 años del exilio republicano "en un momento en el que se hablaba poco, más allá de la versión oficial". "Nosotros nos volcamos en los archivos y de las entrevistas que hicimos a los supervivientes salieron una serie de reportajes con un gran impacto". De ese trabajo salió un libro y, desde entonces, ha ido siguiendo el tema con las nuevas informaciones que se han ido conociendo a lo largo de los años. Febrés reconoce que había muchas leyendas en torno a la historia del tesoro republicano: "Yo he intentado situar las cosas en su contexto. A lo largo de los años se ha estudiado mucho la evacuación del tesoro artístico, pero, personalmente, creo que nunca se ha dedicado la misma atención al tesoro económico y al tesoro humano que pasaron por entonces por las mismas rutas". En este sentido, en su libro, Xavier Febrés analiza con detalle qué ocurrió en ese tramo final de la guerra previo al exilio, prestando atención a todos estos aspectos.

Imagen del presidente Companys y su esposa poco antes de su exilio en París.  / EFE/Marco Reporter
Imagen del presidente Companys y su esposa poco antes de su exilio en París. / EFE/Marco Reporter 
 

En relación al tesoro económico, remarca que una parte eran las reservas de oro oficiales del Banco de España, "que estaban más estudiadas y que mayoritariamente fueron a parar a Moscú para pagar las compras de suministros militares y no militares", mientras que la otra parte provenía de la citada Caja General de Reparaciones. "Mi aportación principal es explicar qué era. Básicamente consistía en acumular legalmente por el parte del gobierno todas las requisas hechas por los incontrolados –y después por el propio gobierno republicano– de las cajas de seguridad de todos los bancos de España con el objetivo de financiar la guerra.Debemos pensar que, durante las primeras décadas del siglo XX, las familias acomodadas no acostumbraban a ahorrar con dinero sino con joyas y lingotes de oro y plata, por eso en estas cajas había una enorme cantidad de valores en lingotes y joyas". Este tesoro, del que no existe ningún inventario, es el que viaja primero de Madrid a Cartagena, para pasar después a Valencia ya Barcelona, ​​hasta llegar finalmente a Figueres ya la zona de la frontera.

El mundo entero estaba emocionado por la salvación de unas seiscientas obras maestras del arte español e italiano que eran custodiadas cerca de Figueres después de su larga odisea. Pero no nos importaba nada que el alma de la gente fuera pisada"

Henry Buckley

Corresponsal inglés. Recogido en el libro El tesoro de la Vajol (Ed. Gavarres)

El otro aspecto que el periodista ha querido poner en valor es lo que denomina tesoro humano . Se refiere al medio millón de personas que atravesaron la frontera huyendo de la represión. Febrés explica que "había que distinguir entre soldados y civiles, que en su fuga reciben un trato diferente". "En el caso de los civiles, se dispersaron por la geografía francesa, mientras que, en cuanto a los soldados, el trato fue mucho más inhumano, agolpándolos en playas desnudas en pleno mes de febrero". Una decisión que toma el gobierno francés con el objetivo de conseguir que regresaran a la España de Franco, "cuando en realidad había otra solución más humana, que era trasladarlos a los campos militares deshabitados que había en el sur de Francia y que cumplían unos requisitos mínimos", dice Febrés. Por todo ello, el periodista apunta que "el tesoro de la Vajol es el símbolo de estos tres éxodos, que era necesario matizar cada uno con sus características".

La lucha por dignificar un espacio histórico

El último propietario de la mina fue Miquel Giralt, que también fue alcalde de La Vajol y que en 2012 decidió ceder la mina al Ayuntamiento de la localidad. Durante décadas había estado luchando por reivindicar este espacio singular y convertirlo en un lugar de memoria. De hecho, durante años inició diferentes campañas para promover el conocimiento y la recuperación de la mina y planteó incluso la creación de un museo del exilio, en una iniciativa que no tuvo éxito. En las paredes del balcón del primer piso todavía podemos ver hoy unas pinturas suyas que recrean las caras de algunos de los principales protagonistas implicados en ese episodio histórico. El Consejo Comarcal del Alt Empordà declaró el edificio como Bien Cultural de Interés Local (BCIL) en 2020 y la Diputación de Girona ha financiado las obras de reforma y mantenimiento. En cuanto a la museografía actual, ha sido financiada por la Generalitat de Catalunya .


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