La sombra del franquismo es alargada
La sombra del franquismo es alargada
Xavier Ribera 
 
Como la del ciprés de Miguel Delibes, la sombra del franquismo es alargada. Da fe de ello la pandemia de noticias relacionadas con la llamada operación Catalunya que se vierten estos días provenientes de las cloacas del Estado. Noticias que destapan una trama que, bajo el presunto cobijo del gobierno de Mariano Rajoy, se habría inventado pruebas falsas, redactado informes apócrifos filtrados a medios afines, o investigado a ciudadanos sin autorización judicial, con el único amparo de salvaguardar la unidad de España.
 

La novela de Delibes se centra en la vida de Germán Acedo, un joven que regresa a su pueblo natal después de estudiar en la ciudad. A medida que avanza el libro, se va revelando cómo la sombra de su pasado y de sus decisiones le persiguen y condicionan su presente. Se trata en conclusión de una obra literaria enigmática que invita a la reflexión sobre el pasado, la culpa y el destino. A través del simbolismo del ciprés, un árbol asociado con el duelo y la muerte, y la historia del protagonista, Delibes nos muestra cómo nuestras decisiones nos persiguen a lo largo de nuestra vida, y nos invita a enfrentar nuestras sombras para poder encontrar la redención y la paz interior.

Como a Germán, a España le quedan muchas sombras del pasado por afrontar, sombras del franquismo, que ahora Vox reivindica en voz alta y gente del PP a media voz. Lo que hizo Narcís Serra en el ministerio de Defensa en 1982 y a lo largo de nueve años, no se trasladó a otros ámbitos. Bajo el encargo de Felipe González, el ex alcalde de Barcelona afrontó el reto de democratizar y modernizar el ejército español. Esto, justo después del 23-F. Una de las cosas que hizo Serra es pagar jubilaciones doradas a militares franquistas para quitárselos de encima. Una idea que, por las razones que sean, no se extendió a otros estamentos como la policía y la justicia. Esto ha hecho que personajes como José Manuel Villarejo hayan campado a sus anchas a lo largo de estos años. O que exista una justicia profundamente conservadora, endogámica y corporativa, en la que, salvo excepciones, no han calado los valores de una democracia moderna. Podemos trazar una continuidad en prácticas policiales y judiciales desde el franquismo.

“El hombre puede cambiarlo todo, transformarse hasta físicamente, enmendar su vida, sus instintos, sus costumbres, pero jamás podrá modificar la luz que porta dentro de sí y a cuya claridad examina la mesmedad de su paso. El hombre libremente puede elegir su camino, pero no puede alterar a voluntad la luz bajo la cual camina”, escribe Delibes en La sombra del ciprés es alargada.


Fuente → eltriangle.eu

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