Manifestación de protesta por el asalto ultraderechista a la facultad de derecho de la Universidad Complutense en Madrid.
Era, sin duda, un ataque a la libertad de expresión, pero sobretodo era un ataque a la memoria, a esa memoria militante y antifascista, que recordaba a las víctimas de la matanza de Atocha
Buceando en la hemeroteca, en la procura de informaciones referentes a la Semana Negra de Madrid de 1977, en la que fueron asesinados Arturo Ruiz García, Mari Luz Nájera Julián, y se produjo la Matanza de Atocha, en la que un comando ultraderechista asesinó a los abogados laboralistas Enrique Valdelvira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz y Francisco Javier Sauquillo, al estudiante de derecho Serafín Holgado, y al administrativo Ángel Rodríguez Leal, además, de herir de gravedad a Miguel Sarabia Gil, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, Luis Ramos Pardo y Lola González Ruiz. En esa inmersión en nuestro pasado no tan lejano, me encuentro con un titular del órgano (casi) oficial de la Transición, El País, que ahora se antoja también un inventario de la Transición Sangrienta. El titular era el siguiente: “Varios heridos, tres de ellos de bala en un asalto ultraderechista a la facultad de Derecho.”
Está fechado en un 27 de enero de 1979, es decir, dos años después de la Semana Negra, y comenzaba de esta forma: “Varias personas resultaron heridas ayer, tres de ellas de bala, como consecuencia de un asalto ultraderechista a las dependencias de la facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. La policía ha detenido a cuatro de los presuntos agresores, a los que les fue aplicada la ley Antiterrorista. La acción ultraderechista parece estar relacionada con el segundo aniversario de la matanza de abogados laboralistas en la calle de Atocha. El atentado fue reivindicado por un grupo fascista.”
En cuanto al motivo de aquel ataque fascista a la Universidad Complutense, donde esta semana Isabel Díaz Ayuso ha sido nombrada alumna ilustre, en medio de una gran protesta estudiantil y rodeada por un fuerte contingente policial, el diario de PRISA señalaba: “El origen de la agresión puede haber sido la serie de violentas disputas surgidas desde que se colocó un mural en recuerdo de los abogados laboralistas asesinados el 24 de enero de 1977 en su despacho de Atocha. Este mural ha sufrido varios atentados últimamente, borrado con pintura y cubierto con pintadas en las que se calificaba a los procesados del caso Atocha de patriotas.”
Era, sin duda, un ataque a la libertad de expresión, pero sobretodo era un ataque a la memoria, a esa memoria militante y antifascista, que recordaba a las víctimas de la matanza de Atocha, y que ese mismo año quedaría fijada en la retina de toda una generación a través de de la película “Siete días de enero”, del director de cine y militante comunista Juan Antonio Bardem. Los fascistas, como harían a lo largo de toda la transición, intentaron fomentar el olvido a través de la violencia, y el miedo, que ya estaba en el adn de una gran parte de la población española, fue uno de ingredientes necesarios para que no existiera una ruptura democrática con el antiguo régimen.
Pero sigamos con el relato de los hechos de aquel ataque a la universidad madrileña, tal como lo relata El País: “Poco antes de las doce del mediodía de ayer, alrededor de treinta personas, la mayoría enmascaradas con pasamontañas y medias, portando cascos, porras, petardos, bates de béisbol y pistolas, irrumpieron violentamente en el vestíbulo de la facultad de Derecho. Un grupo compuesto por unas veinticinco personas procedía del edificio de la biblioteca y el otro, más reducido, entró directamente por la puerta principal de acceso al vestíbulo. Durante su irrupción rompieron cristales y arrojaron botes de humo mientras se dirigían a los estudiantes que en ese momento había en la planta baja. Según testigos presenciales, media hora antes del asalto se notó en la facultad una ostensible ausencia de personas conocidas de la extrema derecha.
Los agresores atacaron a cuantas personas y objetos encontraban a su paso y se dispersaron por todo el recinto. En el aula número 1 arrojaron de ocho a diez cócteles molotov, que produjeron varios incendios y una gran humareda. Al mismo tiempo realizaron siete disparos con armas cortas. En la puerta del aula número 8 dispararon una bala que atravesó la puerta, cuando había estudiantes en ella. La enorme confusión reinante hizo escapar a los estudiantes en todas direcciones. Algunos saltaron a la calle desde el primer piso. La policía fue avisada por empleados de la Facultad y llegó muy poco después del aviso, aunque ya había terminado el asalto, que duró alrededor de veinte minutos. También fueron avisados los bomberos, que sofocaron los incendios.”
Era, por lo tanto, un ataque planeado a conciencia, que no acabó con víctimas mortales más por suerte que por intención del comando ultraderechista, ya que, entonces se creían, y con razón amparados por las cloacas del estado, y por lo tanto impunes de sus crímenes, como demostraría la historia negra de la Transición, y una vez acabada, la impunidad para las actuaciones de las bandas fascistas continuó, como quedó demostrado con el crimen de Guillén Agulló. Es de resaltar que la policía llegó a la universidad cuando ya había acabado el asalto ultraderechista.
Hubo tres heridos por arma de fuego: a Joaquín Beriaina, de 18 años, una bala le impactó en la rodilla y le reventó la rótula. El bedel Moisés Yuste, a punto estuvo de perder la vida, porque una bala fascista le partió la arteria femoral. En el muslo fue herido también Luis Carlos Nieto. Además Pedro Ramón Salinas, Sagrario Arroyo García, Sonia Pérez Carrillo y Ana Isabel Gil Chiquero fueron atendidos en el hospital Clínico por contusiones, así como Luis Carlos Nieto, que tuvo que quedar ingresado.
“El asalto a la facultad se produjo por dos zonas distintas. Uno de los grupos llegó hasta el edificio por un acceso lateral, montados en motos. Otro grupo, que viajaba a bordo de dos coches y un jeep, entró por la puerta principal. Uno de los asaltantes, desde veinticinco metros, disparó contra el bedel Moisés Yuste. Los testigos presenciales informaron a la policía que uno de los coches en que huyeron los asaltantes era un Renault 5, de color azul metálico, M-8051-CM. Este automóvil fue localizado por la policía poco después en la confluencia de las calles López de Hoyos y General Mola. Fueron detenidos sus cuatro ocupantes y trasladados a la DGS. Los detenidos, Jaime Fraga García Valdés, Luis Eugenio Togores Sánchez, Jaime José Ristra Maneru e lldefonso José Luque Sanchiz, fueron reconocidos por testigos presenciales de las agresiones, pero negaron pertenecer a grupos concretos de extrema derecha.”
El nombre de uno los detenidos, Luis Eugenio Togores Sánchez, coincide con el de un destacado historiador revisionista, docente en la Universidad CEU San Pablo, de Madrid, donde ha sido decano de la facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación. Cuando se produce el ataque tenía 20 años y estudiaba en la Complutense, no creo que sea casualidad. Togores, autor del libro “Falangistas”, ha ensalzado también a figuras como el General Yagüe y Millán-Astray, y ha afirmado: “Ahora nos cuentan que el fascismo es una cosa obsoleta, pero en su época las vanguardias intelectuales estaban con el fascismo. Lo que estaba de moda era ser fascista.” Ha escrito y dirigido una serie documental sobre la guerra civil para Telemadrid, muy criticada por su carácter revisionista.
Jaime José Ristra Maneru aparece en las listas de Falange Auténtica en las elecciones municipales de 2003 en Madrid, y actualmente su nombre aparece como Coordinador Área de Exteriores en VOX.
El ataque a la facultad de derecho de la Universidad Complutense de Madrid fue reivindicado al día siguiente en una llamada a la Agencia Efe: “Somos un grupo fascista y reivindicamos el atentado de esta mañana en la facultad de Derecho. Se trata de una respuesta a las diferentes agresiones que vienen sufriendo estudiantes de la facultad en su lucha por la amnistía de nuestros camaradas del caso Atocha. Responderemos a toda agresión con la máxima dureza. Esta agresión no va a ser en ningún momento indiscriminada e irá dirigida a los responsables marxistas de dicha facultad. Somos un grupo fascista. Arriba España.”
Al día siguiente de la aparición de esta noticia, el mismo diario El País publicaba una columna en la que se leía: “Detenidos diecisiete ultraderechistas por el atentado en la facultad de Derecho”. En la nota se citaban los nombres de siete implicados más en el ataque: Roberto Enrique Tadeus Sanz, Jacobo Ricardo Pedroja González de Castejón, Francisco Javier Fernández Otero, Joaquín María Fernández Otero, Juan José Molina González, Emilio Nistal Martín de Serrano, Pedro Presa Mendicovague. Todos ellos relacionados con grupos ultraderechistas, aunque el presidente de Falange Española de las JONS, Raimundo Fernández Cuesta, se apresuró a declarar que ninguno de ellos formaba parte de su organización.
El 7 de febrero de ese mismo año, otro titular del diario madrileño relacionado con el ataque a la universidad: “Catorce procesados, por el asalto a la facultad de Derecho”. En el se informaba que: “Diez presuntos asaltantes de la facultad de Derecho han pasado a prisión incondicional; cuatro salen en libertad bajo fianza, y a siete les ha sido sobreseído el sumario. Este es el resultado de la decisión judicial respecto, a los veintiún detenidos. Otros dos jóvenes detenidos últimamente también han pasado a disposición judicial.” A continuación el artículo detallaba la decisión judicial del “magistrado titular del Juzgado de Instrucción Central número uno ha decretado la prisión incondicional de Juan José Riestra, Pedro Presa Mendicovague, Santiago Adán Rivero, Juan Bautista de la Hoz Pidal, Roberto Enrique Talens Sariz, Federico Javier y Joaquín María Fernández Otero, Emilio Nistal Martín de los Serranos, Ignacio y Fernando José Fernández Arrarte. Asimismo ha decretado la libertad bajo fianza de 75.000 pesetas de José María Carreras Aranguren, jefe provincial de Fuerza Joven de Madrid y candidato al Congreso con el número dieciocho en la lista electoral del partido Unión Nacional, de veintisiete años de edad y de profesión industrial. Fue en el local de Fuerza Joven donde se decidió, en el transcurso de una reunión, asaltar la facultad, según las diligencias policiales. Y libertad bajo fianza de 40.000 pesetas para Ildefonso José Luque Safinz, Luis Eugenio Togores Sánchez y Jaime Fraga García-Valdés; estos fueron los primeros detenidos junto a Riestra Mañaru (prisión incondicional), en un coche donde se intervinieron varios objetos contundentes.”
La noticia finaliza con una sorprendente pirueta judicial, dado la gravedad de los hechos producidos en la facultad de derecho, apenas una semana antes: “ha sido sobreseído el sumario de Jacobo y Santiago Pedrosa González de Castrejón (hijos del ex procurador en Cortes Antonio Pedrosa Latas); Pedro Ruiz Rodríguez, de 31 años, electricista, que conducía un jeep durante el asalto y al que se le ocuparon dos pistolas; Joaquín López Martínez e Ignacio González Ramírez, ambos dirigentes del Frente de la Juventud, en cuya sede se ocuparon objetos contundentes y dos rifles del calibre veintidós a nombre de los dos citados; Juan José Molina González, que comandaba uno de los grupos asaltantes; y Abelardo Pons López, militante del Frente de la Juventud, comandante del grupo de asalto de la puerta principal, que actuó encapuchado y realizó varios disparos con una pistola del nueve largo, la cual recuperó la policía en base a la información que Pons facilitó sobre el descampado donde se deshizo de ella.”
La investigación policial identificó como autores de los disparos a José Manuel Peña, Ramón Gismero y Abelardo Pons, asegurando que el asalto a la Universidad se preparó en la sede de Fuerza Joven, brazo juvenil de la Fuerza Nueva de Blas Piñar, en una reunión en la que participaron también elementos del Frente de la Juventud, organización que se había desgajado de FN en septiembre de 1978, y que estuvo implicada en varios atentados fascistas.
Fuente → nuevarevolucion.es
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