Cerca de los siete carriles de la avenida Diagonal de Barcelona, a la sombra de pisos altos llenos de oficinas y de tiendas caras, están los Jardinets de Maria Dolors Bargalló . Puede sonar sugerente, pero el nombre no hace la cosa: es un recorte de tierra pequeño, pelado y sin encanto. Y es el único espacio público de Cataluña, que tengamos constancia, que recuerda la que, según la placa, fue una “activista feminista de la República (Barcelona 1902 – México DF 1980)”. No era una activista cualquiera. Bargalló fue lo que llamaríamos un “animal político”, muy activa, una oradora extraordinaria y popular, que luchó por los derechos de las mujeres y por el antifascismo y representó a Cataluña en el ámbito internacional durante la Segunda República. Y como otras muchas, con el triunfo del franquismo, cayó en el olvido.
Viernes, 18 de noviembre de 1932, diez de la tarde . En el Ateneo Gracienc de Esquerra Catalana, en la calle Menéndez Pelayo de Barcelona, está a punto de empezar el último acto de campaña de Esquerra Republicana antes de las elecciones al Parlament que se celebrarán el domingo siguiente. La sala está llena a rebosar: ya no caben más sillas y hay personas de pie incluso. La cosa promete: intervendrán siete representantes, incluido el carismático Francesc Macià. Muchos han venido especialmente para escuchar el discurso arrollado y encendido del presidente provisional de la Generalitat, que, si todo va como prevén, consolidará el cargo dos días después. Pero también hay quien tiene curiosidad por otra persona del programa, la única mujer: Maria Dolors Bargalló, que dicen que da unos discursos brillantes . Cuando llega su turno, se toca con las puntas de los dedos el pelo ondulado para asegurarse de que sigue bien puesto, se ajusta las gafas, se levanta y comienza, como lo hace siempre:
– ¡Catalanes!
No es necesario convencer a la audiencia, porque todo el mundo parece suficientemente decidido; pero, si a alguien todavía le queda media duda sobre qué partido votar, la señorita Bargalló —como le gusta que le llamen— sin duda le disipará. Es una oradora excelente y deja a todos con el corazón inflamado y las ideas bailándole por la cabeza —la igualdad de las mujeres; la protección de los niños; la lucha contra el fascismo; igual trabajo, igual salario. Experiencia en tarimas y escenarios, no le falta: en el año y medio que hace que existe Esquerra Republicana, la Bargalló se ha convertido en una de sus propagandistas más destacadas . Junto a la escritora Rosa Maria Arquimbau —más sofisticada, más intelectual, más moderna—, es de las pocas mujeres que participan de forma habitual en los actos públicos. De hecho, cuando acabe en 1932, habrá realizado 120 mítines y conferencias de punta a punta del país. Es lo que llamaríamos un “animal político”.
Luchar cuenta el analfabetismo, en especial de las mujeres, era uno de sus caballos de batalla más importantes
Escuchando a Karr
Todo empezó cuando, con 14 años, Maria Dolors acudió a un acto en el Ateneu Barcelonès donde Carme Karr , Rosa Sensat y otros feministas de primera hornada reivindicaron la necesidad de que las mujeres recibieran una educación moderna y rigurosa. La adolescente inquieta que era sintió que aquel discurso le hacía cosquillas a alguna fibra. No hablaban de un país abstracto: sentía que hablaban de ella y de su familia. Cuando nació en Barcelona en 1902, su madre formaba parte del más del 60% de mujeres analfabetas que existían en Cataluña. Llegó a aprender a leer, pero no a escribir; ¡quién sabe qué hubiera podido hacer en la vida una persona tan inquieta como ella si hubiera tenido las mismas oportunidades que los hombres! Desde ese día, que siempre contó como el inicio de su vida política, la lucha contra el analfabetismo se convirtió en uno de sus caballos de batalla más importantes.
Lo que no podía sospechar entonces, deslumbrada por los discursos, es que a lo largo de los años iría coincidiendo y chocando con las señoras burguesas del Ateneo que le habían impresionado tanto. Porque más adelante, situadas en órbitas distintas, unas en la de Esquerra Republicana, otras en la de la Liga Regionalista, se encontrarían enfrentadas en batallas ideológicas, aparte, claro, de electorales.
El activista de la familia
En su casa sufrían. Las calles, en la época del pistolerismo, no eran seguras para la gente organizada de clase trabajadora. Aunque compartían sus ideas, no veían claro que pasara tantas horas en espacios en los que a menudo sólo había hombres. Pero también sabían que habría sido inútil intentar detenerla. Lola, como la llamaban, tan diferente a Pepita, ¡la hermana pequeña! Una, de vida convencional, esposa y madre; la otra, ignorando lo que se esperaba de las mujeres, leía, escribía, trabajaba y no tenía intención de quedarse cocinando y limpiando. Aun así, la relación entre ellas siempre fue muy buena —con el cuñado, no tanto—, y después de que muriera prematuramente su padre, en 1930, ambas montaron un pequeño taller casero de elaboración de flores de ropa para los cementerios para ir tirando y ayudar a la madre, que quedó a cargo de Maria Dolors, porque era lo que tocaba hacer a una hija soltera. De coser sabía: se formó en corte y confección en el Instituto de la Mujer que Trabaja y debió de hacerlo bien, porque llegó a hacer de profesora en la Unión Industrial Algodonera. Pero su vocación estaba muy lejos del patronaje.
Bargalló es, durante los años intensísimos de la República, una de las mujeres más influyentes del país
" No es protección lo que queremos "
El Once de Septiembre de 1925 el padre todavía está vivo y la familia vive en lo que ahora es el Raval de Barcelona. La vida de los jornaleros no es siempre fácil, pero hoy a Josep Bargalló le ha ido bien. A la hija mayor no tanto: con 22 años le han detenido por primera vez. No ha sido una sorpresa: estaba más que preparada para que ocurriera esto cuando se ha ido a manifestar ante el monumento de Rafael Casanova, sumándose a las acciones de afirmación nacional y de protesta por la dictadura de Primo de Rivera, que ha prohibido la bandera y la lengua catalanas a nivel público, y que está aplicando una represión feroz. Por suerte, en su caso, la detención no ha pasado de unas horas y lo ha aprovechado para reflexionar: con acciones simbólicas como aquéllas, no irán muy lejos. Ve clara la necesidad de estar organizada para tener más fuerza en la lucha . Para empezar, en Estat Català —siempre se sentiría muy cercana y fiel a Francesc Macià— y, cuando se funda Esquerra Republicana , a las puertas de las elecciones municipales de 1931, es una de la décima escasa de mujeres que se implican desde del primer momento.
Se siente cómoda hablando en público, es buena escribiendo —no ha estudiado catalán, pero domina la lengua, y es una lectora ávida—, tiene muchas habilidades políticas y enseguida se ve que puede ser muy útil para atraer a las mujeres, animarlas a participar y también representarlas. Será, durante los años intensísimos de la República, una de las mujeres más influyentes del país. Bargalló está en todas partes, y, donde no llega, apoya: hace artículos propagandísticos, ayuda a recoger firmas de las mujeres a favor del Estatut (lograron 400.000), crea secciones femeninas de ERC y va de una punta a otra del país para participar en todo tipo de actos. Todavía es joven, pero ya tiene mucha experiencia como activista, y, ante una oportunidad única para avanzar en derechos y libertades como la que tenían delante, no tiene intención de detenerse a descansar.
Justo antes de las primeras elecciones republicanas españolas apareció un manifiesto en el diario L'Opinió que dejaba bien claro qué querían ella y sus compañeras: “No es protección lo que nosotros pedimos: queremos que se reconozcan todos nuestros derechos, iguales a los de el hombre . Ahora que se trata de estructurar un pueblo, que no parezca que sólo hay hombres sobre la Tierra ”. Firmaban “Las mujeres catalanas”, y la biógrafa de Maria Dolors Bargalló, Betsabé García, no tiene muchas dudas de que ella sería una de las que estaban detrás. En otro artículo, firmado por ella, hacía un llamamiento a las mujeres: “Por Cataluña, por la libertad queráis estar todas para que cuando sea la hora de contarnos no pueda faltar el nombre de las mujeres en la historia que entre todos vamos escribiendo”.
La lentitud del sufragio
El periodista Lluís Capdevila, en sus memorias, escribió sobre ella que era “la mejor oradora de Esquerra, la de mayor autoridad y personalidad, hablaba con aplomo y ponía fervor en lo que decía”. Estaba clara, sí, pedagógica y contundente. Pero también era muy obediente al partido, lo que le provocó sin duda algún momento de contradicción. En ERC, como en otras organizaciones de izquierdas, el sufragio femenino despertaba mucha inquietud : aunque ideológicamente apoyaban, era muy extendida la creencia de que las mujeres eran demasiado ignorantes, estaban muy influenciadas por la Iglesia y seguramente votarían aquello que les dijera el cura desde la trona, que con toda probabilidad sería la opción más de derechas.
En octubre de 1931, las Cortes españolas aprobaron el derecho, pero la aplicación tardó quizás algo más de lo que hubiera sido razonable. Desde la conservadora Acción Femenina, Carme Karr —sufragista de piedra picada— exigió este derecho con radicalidad, mientras que Bargalló se encontró diciendo, convencida o no, que mejor que aquellas mujeres “desesperadas” se tranquilizaran, porque era necesario “ tener en cuenta la lentitud de la máquina burocrática”. Y, quizá por sentirse más cómoda, recordaba que las mujeres de Esquerra habían estado a favor del voto femenino desde el primer momento.
En 1937 se crea la Unión de Mujeres de Cataluña, que pretende influir en la agenda política; Bargalló es elegida presidenta
Plana la guerra
La oxidada máquina burocrática finalmente llega a puerto a tiempo para las elecciones españolas de 1933, que gana la derecha, algo que algunos quieren interpretar como consecuencia de que las mujeres hayan votado. Pero, sea como sea, el escenario se ha complicado para las que tenían prisa por avanzar, como Bargalló. Empiezan dos años de retroceso y de represión antes de que vuelvan las izquierdas al poder, y, por si fuera poco, la sombra de la guerra y del fascismo se extiende por toda Europa, y el Estado español será el primer gran escenario. Cuando estalla la Guerra Civil, ella consigue que el Ayuntamiento de Barcelona, donde ha trabajado en los últimos años, le conceda una excedencia extraordinaria para sumarse al Socorro Rojo. En los mítines que sigue haciendo insiste en la importancia de crear grupos antifascistas en todas partes, sin renunciar a ninguno de los objetivos que siempre ha defendido: libertad por Cataluña, igualdad de género, igualdad salarial .
Es tiempo de buscar la unidad entre fuerzas democráticas y de intentar igualmente que aquellos enormes peligros no significaran un paso atrás para las mujeres. En 1937, más de 30.000 de ellas crean la Unión de Mujeres de Cataluña , que pretende influir en la agenda política general. Eligen presidenta a Maria Dolors Bargalló, que ve claro que hay que participar en la política internacional. Así, se incorpora como representante de ERC en el Comité Femenino Internacional contra la Guerra y el Fascismo de Cataluña, que la llevará al Congreso Mundial de París de 1936 y 1937, y todavía en 1938 volverá de nuevo. Ese año también visita la Unión Soviética como miembro de una delegación del Estado español con motivo del aniversario de la Revolución, y, cuando regrese, dará dos conferencias para explicar su experiencia. Serán las últimas que hará en Catalunya.
Escribe en Tarradellas: "Estos años [de exilio] han sido los más terribles y los más inútiles de nuestra vida"
Dulce Cataluña
3 de marzo de 1940 . Las emociones están a flor de piel en todo el concierto; pero, cuando los cantores del Orfeó Català de Mèxic enfilan las palabras de Jacint Verdaguer “Dulce Catalunya, patria de mi corazón…”, un sollozo se esparce por toda la sala y además de cuatro les rodan las lágrimas mejillas abajo. Entre los asistentes se encuentra Bargalló, que hizo una crónica llena de sentimiento para la revista Ressorgiment de Buenos Aires: “Al desenvolverse las notas melancólicas de añoranza y de recuerdo, por delante de nuestros ojos desfilaba nuestra dulce Cataluña escalofriante de tragedia […] y que sin embargo, moribunda, todavía tenía ánimo por gritar: ¡volveré por mi libertad!”. Hace menos de ocho meses que Maria Dolors y su madre han llegado al puerto de Veracruz y se habían sumado a los 5.000 catalanes que se exiliarían en México . Atrás quedaban unos penosos meses en la Cataluña del Norte y en Francia, donde tuvo que luchar por conseguir unas ayudas económicas para poder subsistir que a otros compañeros —hombres— no les habían resultado tan dificultosos.
Pese a las decepciones, continúa siempre su labor política y de divulgación: en 1953 la eligieron miembro de la dirección de ERC en México (era la única mujer), participó en la fundación del Consell Nacional Català y dirigió Cataluña , un programa en la radio mexicana que cada día durante 16 años acercó el país a los que como ella no podían volver . Sin embargo, en una carta a Tarradellas se lamentó amargamente: “Realmente estos [17] años [de exilio] han sido los más terribles y los más inútiles de nuestra vida”.
Maria Dolors Bargalló consiguió hacer un viaje a Cataluña en 1966 , donde pudo abrazar a la familia después de casi 30 años. Sería la última vez; en 1973 murió su hermana Pepita, con lo que perdió la ilusión de volver definitivamente a casa. El 2 de agosto de 1980, a 77 años, el corazón le dijo lo suficiente. Fue enterrada en la Ciudad de México, en la misma tumba que su madre. Hoy todavía se puede leer: "Señorita Maria Dolors Bargalló Serra".
* Si desea conocer más al detalle la vida y la actividad política de Maria Dolors Bargalló, puede consultar la biografía ' Maria Dolors Bargalló. Feminista y propagandista de Esquerra' , escrita por Betsabé García Álvarez y publicada por la Fundación Irla . Todas las fotos que contiene este perfil están extraídas de esta biografía.
Fuente → elcritic.cat
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