Copia de Cartografía de la memoria obrera
Copia de Cartografía de la memoria obrera
 
Introducción
 

Cartografía de la Memoria Obrera en Madrid es un proyecto que hemos realizado en la Fundación 1º de Mayo gracias a una subvención del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática (022‐MD‐2022). Este proyecto surge con la idea de rescatar una parte de la memoria del Madrid obrero de la segunda mitad del siglo XX y plasmarla en un mapa conceptual de los lugares de la memoria obrera antifranquista. Para alcanzar este objetivo se ha llevado a cabo una investigación de estos espacios donde los trabajadores y las trabajadoras habitaron la ciudad y retaron al régimen franquista, que consideraba que la calle era suya. El resultado del proyecto permite a la ciudadanía y, sobre todo, a las nuevas generaciones, el acceso al conocimiento de un pasado, no tan lejano, en el que el paisaje de la ciudad estaba marcado por el mundo del trabajo, su arquitectura, sus reivindicaciones y luchas.

Se ha buscado visibilizar los lugares de la memoria obrera, de trabajo, de socialización, de lucha antifranquista, de movilizaciones y manifestaciones, que nos hablan del protagonismo de la clase trabajadora en la lucha por arrancar a la dictadura franquista resquicios de democracia. También se han plasmado los cambios que se han producido en los espacios urbanos, donde los edificios de viviendas, oficinas y las zonas verdes han sustituido a las fábricas y los talleres desde que el proceso de reconversión redujo considerablemente el tejido industrial madrileño, con los efectos que eso ha tenido para la clase trabajadora.

El diseño urbanístico que se impuso a partir de 1944 con el Plan Bigador ha marcado la segregación espacial y social de la ciudad. El objetivo del mismo fue desplazar a los suburbios las industrias, la emigración y las clases trabajadoras. Los años 60 son el máximo exponente de esta planificación sustentada en una ideología claramente clasista con el desarrollo de la industria fordista en los distintos polígonos suburbiales en paralelo a la creación de los barrios y las colonias obreras cercanas a los mismos.

Estos espacios fueron habitados por la ciudadanía en un contexto de represión, pero eso no significa que ésta no ejerciera su agencia y ocupara esos espacios para manifestarse y reivindicar derechos y libertades democráticas. Ahora bien, también son espacios de violencia debido a las cargas policiales, a las detenciones y los malos tratos sufridos. Las relaciones laborales, vecinales y sociales articuladas en torno a las fábricas y a los barrios generaron una memoria colectiva que aunaba una experiencia concreta con unas expectativas generadas por la lucha por los derechos laborales y políticos en el contexto de la dictadura.

Esta memoria se enraíza en los lugares de trabajo, de lucha vecinal, de manifestaciones, de saltos, así como en los espacios donde muchos de estos trabajadores y trabajadoras sufrieron represión, como la Dirección General de Seguridad o la cárcel de Carabanchel. Ahora bien, mientras que el Franquismo impuso su memoria en el espacio de la ciudad a través del callejero, los símbolos arquitectónicos, las ceremonias, las conmemoraciones y la acción de las fuerzas de orden público, la memoria de la clase trabajadora y de su lucha por las libertades, ha sido eludida de los espacios urbanos.

Esta situación se agrava a partir de la crisis económica de finales de los años setenta y el comienzo de los procesos de desindustrialización ya en la década siguiente, que hace desaparecer las industrias de los suburbios y las traslada más allá de la metrópoli. Paralelamente, la especulación urbanística y la terciarización de la economía madrileña provocaron la eclosión de un urbanismo de tipo residencial y de oficinas que relega al olvido el pasado fabril de la capital.

En este contexto se encuadra la Cartografía del Movimiento Obrero en Madrid, que trata de recuperar, por un lado, la memoria obrera física de las fábricas y los barrios y, por otro, la memoria de las luchas obreras, la represión y la resistencia tanto en los espacios fabriles como en los urbanos. Frente al relato franquista, la memoria colectiva de las clases trabajadoras ayuda a elaborar relatos alternativos que resquebrajan la hegemonía del discurso oficial. En este proyecto se ha empleado la noción de “lugares de memoria” de Pierre Nora, donde la memoria colectiva se liga a los espacios, concretos o simbólicos. Estos lugares donde se juntan las experiencias de la historia individual y grupal son algunos de los que se han rescatado en esta Cartografía. Con ello se busca contribuir a la difusión de una memoria democrática que incluya la memoria de la clase obrera madrileña.

Por otra parte, este es también un trabajo de historia pública puesto que integra memoria y trabajo historiográfico con un objetivo divulgativo, especialmente entre las generaciones que no han vivido en este Madrid industrial. La mayoría de los lugares que se han señalado en el callejero no han dejado huella de su historia en los nuevos usos o espacios que los han sustituido. Según Pierre Nora, un especio se convierte en un lugar de memoria cuando escapa al olvido, por ejemplo con la colocación de placas conmemorativas, y cuando una comunidad lo reviste con su afecto y sus emociones. Los lugares de memoria que aparecen en esta Cartografía están colmados de experiencias y emociones, pues nos hemos basado para su elaboración en los relatos de miembros de Comisiones Obreras y de la oposición antifranquista recogidos en la Colección Biografías obreras y militancia sindical en Comisiones Obreras (Archivo Historia del Trabajo, Fundación 1º de Mayo). Ahora bien, lo que faltan son esas “placas conmemorativas”, esa contextualización de las áreas residenciales, organismos públicos u oficinas que han ocupado esos lugares donde muchas personas trabajaron y lucharon por sus derechos. Ese olvido es mayor, si cabe, en los lugares de represión como la sede del Tribunal de Orden Público o la Puerta del Sol.

En fin, con este proyecto aspiramos a rescatar parte de esta memoria colectiva y anclarla a los lugares de memoria para ofrecer un relato alternativo, un relato social, de las calles que pisamos y los espacios que habitamos los madrileños y las madrileñas.

Las fábricas

El patrimonio industrial es el testimonio de la estructura socioeconómica de un determinado periodo de la historia reciente de un país, de una ciudad. Durante el Franquismo, Madrid se convirtió de manera física y simbólica en la capital industrial del país, frente a las áreas tradicionalmente más industrializadas como Cataluña o el País Vasco. Para la élite del Nuevo Estado el objetivo era que Madrid se convirtiera en el símbolo de la industrialización y la modernidad del país, para lo cual articularon medidas para transformar el espacio de la capital. Para lograrlo emplearon dos instrumentos fundamentales: los planes de ordenación urbana y la instalación de grandes industrias de la mano del INI (Instituto Nacional de Industria).

El Plan General de Ordenación de Madrid (1941), fue aprobado por ley especial en 1946, y se conoce como Plan Bidagor, por ser éste el arquitecto y urbanista que lo diseñó. En este Plan se ponen las bases para la segregación espacial de Madrid ante la nueva etapa histórica. La idea principal fue sacar las fábricas del centro urbano apoyándose en las líneas del ferrocarril y delimitar las áreas periféricas urbanas, tales como: Delicias, Méndez Álvaro, Villaverde, Canillejas, San Fernando y Hortaleza. Los principales ejes por lo tanto, serían hacia el Este y el Sur. También se organizaron los poblados satélites como poblados al servicio de las zonas industriales, como el de Villaverde. Este municipio se anexionó a Madrid en 1954 y contaba con diversas fábricas del metal e instalaciones militares, en muchas de las cuales los trabajadores procedían del propio barrio.

Este ordenamiento urbano nacía de un sentido estratégico e ideológico determinado, que era concentrar a las masas obreras fuera del centro urbano para poder controlarlas mejor; así como facilitar la mano de obra a las nuevas fábricas. Los grandes polígonos industriales se verán cercados por barrios de infraviviendas, que gracias a la labor de los activistas del movimiento vecinal, se convertirán en barrios obreros solidarios y democráticos.

Tras el Plan de Estabilización de 1959 y el impulso que la salida de la autarquía otorgó a la economía, la expansión industrial se concretó en el espacio urbano madrileño a través del Plan de Ordenación Urbana de 1963. En él se consolida el objetivo de la descentralización de la industria y su recolocación en zonas periféricas, como el Corredor del Henares.

En este contexto, el INI aprovechó el sistema radial de carreteras y ferrocarriles producto del centralismo para impulsar la industria de transformación mecánica, automoción y telecomunicaciones. Entre estas empresas destacan algunas de las que hemos seleccionado para esta Cartografía: Construcciones Aeronáuticas (CASA), Boetticher y Navarro, ENASA Pegaso o Marconi.

En resumen, desde los años 50 del siglo XX se desarrolla en Madrid una industria de tipo fordista intensiva en mano de obra, que llenará los barrios periféricos del sur y el este de la ciudad de talleres y grandes fábricas, donde se desarrollará el movimiento obrero y las luchas de trabajadores y trabajadoras por sus derechos laborales y democráticos.

La gran mayoría eran fábricas del metal como Standard, Femsa, Perkins, Pegaso, Isodel, Benito Delgado, Marconi, Barreiros, pero también de químicas como Osram o Cross. En lo que respecta a la memoria de las mujeres trabajadoras, es necesario destacar la gran expansión en esos años, especialmente durante los sesenta y setenta, de talleres y fábricas de confección cuya mano de obra mayoritaria estaba compuesta por muchachas jóvenes procedentes de los barrios obreros cercanos. Nos referimos a empresas como Triumph, Mirto, Rok, Puente, Blanco, Santa Clara, Induyco, Manufacturas África, y tantas otras.

En esta Cartografía de la Memoria Obrera en Madrid vamos a destacar las siguientes zonas industriales: Arganzuela, que incluye Delicias, Legazpi, Embajadores y Méndez Álvaro; Chamartín de la Rosa, área industrial en el norte muy reducida; San Blas-Canillejas, con las fábricas del polígono de Julián Camarillo y las de la avenida de Aragón; y Villaverde.

A partir de 1975 se produce un cambio de ciclo económico, que se trasladará al sector secundario. Muchas de estas fábricas han ido desaparecido debido a los procesos de reconversión industrial llevados a cabo desde los años ochenta en Madrid, habiendo siendo la mayoría de los polígonos sustituidos por zonas residenciales y/o del sector terciario (oficinas, centros comerciales, etcétera), como pasó en Méndez Álvaro. Este proceso ha conllevado la desaparición de la huella del trabajo obrero y, por extensión, de la misma clase obrera.

Donde se ha conservado algún elemento de la fábrica anterior, como las fachada, al adaptar el edifico a nuevos usos, no existe ninguna explicación de lo que era ese lugar antes. Esto sucede con las antiguas sedes de Osram, Boetticher y Navarro, Standard o Confecciones Puente. En otros casos, como la chimenea de Gas Madrid, este vestigio se encuentra descontextualizado en el espacio urbano. No existe un relato. En la mayoría de los casos, sin embargo, donde las fábricas han sido sustituidas por complejos residenciales, no hay vestigios, solo olvido, ni siquiera la numeración de las calles se corresponde con la actual. Donde antes entraban y salían decenas de trabajadores y trabajadoras, donde pasaban ocho o más horas diarias, donde reivindicaron sus derechos y protestaron por las condiciones laborales ahora solo existe el vacío.

Como decimos, estos conjuntos industriales en su mayoría desaparecen con la reconversión industrial y con ellos la identidad colectiva de los barrios obreros vinculados a esas industrias, a un trabajo concreto y también a la reivindicación obrera.

Sobre estos viejos terrenos industriales se cernió la especulación inmobiliaria con la construcción de viviendas para rentas altas. Esta ha sido la tónica general en Madrid, al contrario que en otras ciudades, donde se han adaptado las viejas estructuras industriales para otros usos, incluido el residencial, pero sin derribarlas totalmente. De esta manera se configura un nuevo paisaje urbano, definido por la construcción de estas edificaciones residenciales, con nuevas calles y dotaciones públicas. Por otra parte, la especulación del suelo ha provocado la expulsión social selectiva de las clases trabajadoras hacia la periferia, modificando asimismo la estructura social de estas nuevas áreas urbanas.

Cervezas El Águila

 

Fundada en 1900 por Augusto Comas Blanco como Sociedad Anónima El Águila, la fábrica inicia su construcción entre 1912 y 1914 según los planos del ingeniero alemán Langeloth y la dirección técnica del arquitecto Eugenio Jiménez Correa, que diseñó una fachada de estilo neomudéjar y que a lo largo de su historia ha sufrió posteriores ampliaciones. La fábrica ocupaba la manzana comprendida entre las calles de Ramírez de Prado, Bustamante, Vara del Rey y General Lacy.

En 1984 el grupo Heineken adquiere el 32% de la empresa y en 1985 cierra la fábrica de Bustamante 16, quedando el edificio sin uso y trasladando la producción a las fábricas de San Sebastián de los Reyes y Cuart de Poblet.

En los años 90 del siglo pasado el conjunto de El Águila es declarado Bien de Interés Cultural y en 1994 se convoca un concurso de ideas para rehabilitar el edificio, que en 2002 abrirá sus puertas para albergar la Biblioteca Regional Joaquín Leguina y el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

FLEX

Los orígenes del grupo Flex® se sitúan en Zaragoza con la apertura de un pequeño taller de reparación de somieres en 1912. En 1931 la empresa inaugura tres fábricas más en Madrid, Andújar y San Sebastián, estando la sede principal en la capital.

A partir del año 2000 llevó a cabo un proceso de reestructuración interna y deslocalización, hasta reducir a dos las plantas de fabricación. Su principal actividad industrial en la península se ha concentrado en su planta de Oporto. Actualmente la sede de la empresa esta en Getafe y la producción en Portugal.

Hauser y Menet

Hauser y Menet fue una imprenta de artes gráficas española, constituida en Madrid, en 1890. En 1939 pasó a manos de Alberto Wickle, hasta que el 31 de diciembre de 1959 se convirtió en sociedad anónima.

Hauser y Menet Sociedad Anónima se declaró en suspensión de pagos en 1979; un plan de viabilidad consiguió que subsistiera hasta 1996, en que definitivamente desapareció.

INDUYCO

En 1955 se crea Induyco (Industrias y Confecciones, S.A.) donde se confeccionaba sastrería, modistería, sportwear, géneros de punto, camisería y confección deportiva para El Corte Inglés. Contaba con varias filiales, así como con varios centros de producción en Sevilla, Teruel, Cáceres y Móstoles. En 2010 se fusionó por absorción con El Corte Inglés.

Cierra su actividad industrial en 2020.

En Induyco la mayoría de sus trabajadores eran mujeres muy jóvenes, pero muy reivindicativas y fuertemente comprometidas. El grueso de la plantilla participó en diversas huelgas a lo largo de los años 60 y sobre todo 70 (1974, 1976 o 1977) demandando mejoras laborales o la readmisión de cuatro compañeros despedidos, que supuso el cierre de la empresa de Tomás Bretón y la dispersión de su plantilla por otros talleres repartidos por Madrid.

 

Cervezas Mahou

Empresa cervecera fundada con el nombre de Hijos de Casimiro Mahou, fábrica de hielo y entre 1891-1894 por el arquitecto Francisco Andrés Octavio en estilo Neomudéjar cerveza en Madrid en el año 1890. Su primera instalación fue en la calle Amaniel, 29 edificio construido y 5 años después entre 1899-1900 es reformada por el arquitecto Sallaverry.

El aumento del consumo de cerveza como bebida habitual hizo aumentar la producción por lo que se construye una nueva fábrica en 1962 en el Paseo Imperial, 32 aunque seguía la producción también en Amaniel.

No obstante en 1993 la producción se traslada a Alovera, Guadalajara, siendo derribado en 2011 la fábrica del Paseo Imperial y abandonando Amaniel que desde 2010 alberga el Museo ABC de Dibujo e Ilustración.

Actualmente tienen las oficinas en C/ Titán, 15

En el año 2000 se une con cervezas San Miguel formando el primer grupo cervecero español Mahou-San Miguel expansión a la que ha seguido otras en 2004 y 2007.

CONFECCIONES PUENTE  

Fundada como sociedad mercantil en 1974, aunque se tienen noticias de su existencia ya en los años 60 ubicada entonces en la c/ Embajadores.

La empresa terminó su actividad por suspensión de pagos en 1993.

La industria textil era un sector altamente feminizado, en las fábricas la mayoría de los trabajadores de producción eran mujeres, incluso las encargadas. En almacén, corte y cronometraje había hombres, quienes solían tener una mayor clasificación profesional.

A diferencia de las empresas más masculinizadas donde podía haber escuelas de aprendices, las mujeres del textil salían de la escuela e iban al taller teniendo categoría de aprendizas hasta los 18 años. Para entrar en las fábricas no les pedían titulación, ya que la mayoría sabía coser a máquina pues previamente habían trabajado en pequeños talleres de modistería.

Standard Eléctrica S.A.

En 1926 nace Estandard Eléctrica (SESA) para fabricar suministros a la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE). Conjunto de edificios situados entre las calles Ramírez de Prado 5, Vara del rey 9 y Bustamante, 18 realizados por los arquitectos Manuel Álvarez Naya y Pedro Muguruza. Inaugurando al año siguiente una fábrica en Maliaño especializada en cables.

En los años 60 la alta demanda del servicio telefónico hizo necesario la puesta en marcha de nuevas factorías iniciando las obras de una nueva en 1962 en el bario de Villaverde.

En 1992 se remodela el edificio para albergar las oficinas hasta anunciar su cierre en 2001.

Hoy el edificio de Ramírez de Prado totalmente remodelado entre 2015-2016 alberga la sede de Amazón

Standard Eléctrica S.A. 

Urruzola empresa dedicada al negocio de las pinturas fue fundada en 1867 en Rentería siendo trasladada a Madrid en la década de los 50 del siglo pasado. En 1966 se constituye BASF Española con sede en Barcelona, pero tres años más tarde compra Urruzola en Madrid que pasará a llamarse Glasurit diez años más tarde.

Isodel-Sprecher S.A.

Se inaugura en 1952 en Madrid en la entonces zona industrial de Méndez Álvaro. Empresa dedicada a la fabricación de aparamenta eléctrica de alta y media tensión para abastecer la industria. Tras una larga crisis Isodel cierra en 1987, en el contexto de la reconversión industrial de los años 80 del siglo pasado. Treinta años después el entorno urbano en el que se instaló Isodel ha cambiado radicalmente convirtiéndose en un entorno residencial de viviendas de nueva construcción.

Schering España S.A.

Constituida en 1924. Laboratorio alemán con sede en Berlín, uno de los pioneros en investigación y fabricación de fármacos hormonales. Su filial española, Productos Químicos Schering, fue parcialmente nacionalizada después de la segunda guerra mundial para volver a pertenecer a la empresa-madre alemana a principios de los setenta. Desde abril de 1937 dispuso de una filial provisional en Sevilla y de dos depósitos de almacenamiento, en Vigo y Santander. La Guerra Civil supuso una reorganización del negocio farmacéutico alemán en España y las filiales germanas buscaron cobijo en la zona bajo dominio del ejército franquista siendo confiscadas las sedes ubicadas en Madrid y Barcelona por por UGT y la CNT.

Tras la Guerra Civil las filiales españolas regresaron a sus antiguos asentamientos de Madrid.

En 2006 el grupo Bayer tras la compra del 95% de Schering decide trasladar la sede de Madrid a Barcelona y en 2007 se fusionó con la empresa farmacéutica Bayer dando lugar a la nueva división Bayer Schering Pharma.

Zardoya OTIS

Zardoya Otis fue el principal fabricante de ascensores y escaleras mecánicas de España y Portugal. La empresa Zardoya nació en San Sebastián en 1919. En 1944 traslada su sede a Madrid y en 1972 se fusiona con la multinacional norteamericana Schneider Otis, adoptando el nombre de Zardoya Otis, hasta que en 2021 la familia Zardoya vende a la multinacional toda su participación.

En 2006 se inicia el proceso de cierre de la fábrica en Madrid dentro del Plan de Ordenación Urbana del Ayuntamiento de la capital de 1997. En 2009 será trasladada al Parque Tecnológico de Leganés.

Gas Madrid

FEMSA-Robert Bosch

En 1940 el empresario italiano Emilio Caprile funda en Madrid la Fábrica Española de Magnetos (FEMSA), dedicada a la construcción de equipos eléctricos de automoción. La empresa contó con factorías en Aranjuez, Cataluña, Alicante y Jaén y a nivel internacional en Chile, Venezuela, Colombia y Portugal, llegando a tener empleadas a más de 10.000 personas. En 1978, la firma alemana Robert Bosch, empresa internacional de equipos eléctricos adquiere una participación de la empresa y durante los primeros años se mantuvo la denominación FEMSA para posteriormente, en 1983 denominarse Robert Bosch España tras fusionarse. Su sede estará en la calle Hermanos García Noblejas, 19. En la actualidad, Bosch España emplea a alrededor de 8.000 personas.

En 1840 Leoncio Meneses y Alonso funda Plata Meneses, inaugurando en 1877 el emblemático edificio de la Plaza de Canalejas conocido como el edificio Meneses y en 1885 abrieron una nueva fábrica en la calle Don Ramón de la Cruz. Tras la Guerra Civil se asoció con la firma de Matilde Espuñes hasta que en 1966 la firma es absorbida formando Unión de Orfebres S.A. En la década de los 80 forma parte del Grupo RUMASA.

En 1958 se inaugura la fábrica de la calle Julián Camarillo, 29 hasta que en 1992 desaparece tras declararse en concurso de acreedores.

En 1934 Jaume Serra Noy y Francesc Casanovas Garrigues fundaron Ram S.A. marca dedicada a la elaboración, industrialización y comercio de alimentos aunque en 1946 inicia la venta de leche esterilizada, mantequillas, quesos, leche chocolateada e incluso horchata. En 1954 forma parte de Lactaria Española y veinte años más tarde se unió al Instituto Nacional de Industrias (I.N.I), quien a su vez vendió la Lactaria Española a Tabacalera Española.

A comienzos de los años 2000, la marca pasó a formar parte de Puleva, grupo al que continúa perteneciendo hoy en día.

Actualmente la fábrica de Julián Camarillo, 29 ha desaparecido y en su lugar se levanta un moderno edificio de oficinas.

Motovespa S.A. fundada en 1952 por Spartaco G. Boldori Malandri y Enrico Piaggio, con ayuda de Juan Lladó, consejero delegado del Banco Urquijo.

La fábrica fue la encargada de fabricar la primera Vespa de 125 cc. en 1953. A finales de los noventa, la fábrica de Madrid ya exportaba vehículos a más de 35 países y contaba con una plantilla de casi mil personas.

En ella se fabricaron las marcas Piaggio, Motovespa, Gilera, Vespa y Puch, muchos de ellos de diseño propio, además de los populares Vespinos.

Finalmente, cerró todas sus instalaciones en 2003.

En 1886 Johann Gottfried Spiesshofer y el comerciante Michael Braun fundan una fábrica de corsés. En 1902, la marca se rebautiza como «Triumph». La compañía de origen alemán se instalan en España en 1963 ubicando la fábrica y sede corporativa en la calle Julián Camarillo, 59. En 2014 se desarticula la fábrica y la sede corporativa es trasladada a la calle Santa Leonor, 65.

Los orígenes de la sociedad se remontan a 1920, año en que se fundó en Cádiz la Ford Motor Company, S.A.E., siendo Henry Ford su primer presidente. Tres años más tarde la empresa se trasladó a Barcelona, siendo fundamentalmente su misión importar automóviles Ford y montar otros vehículos con las piezas importadas de dicha marca. En 1929 fue nacionalizado parte del capital pasándose a llamar Ford Motor Ibérica. Después de la guerra civil, la empresa se dedicó a la fabricación de recambios, a la venta de algunos turismos y camiones, y a la transformación y puesta a punto de vehículos de todas las marcas.

En 1954 Ford vende sus acciones y la empresa se nacionaliza pasando a denominarse Motor Ibérica S.A. apareciendo en 1955 los primeros tractores y camiones Ebro. En 1965 la unión con Masey-Ferguson trajo la absorción de otras empresas entre ellas Perkins Hispania S.A., empresa madrileña dedicada a la fabricación de motores.

Pegaso fue la marca comercial de ENASA (Empresa Nacional de Autocamiones, SA) fundada por el Instituto Nacional de Industria (INI) en 1946 cuando, tras la firma de un convenio con Hispano Suiza Fábrica de Automóviles SA se hace cargo de las actividades de esta última, ubicada en Barcelona. Bajo marca Pegaso se construían automóviles, camiones, autobuses y tractores, llegando a ser unos de los principales productores europeos de vehículos industriales, lo que propició la construcción de una nueva factoría en Madrid que será inaugurada en 1955. En 1990 fue vendida al grupo italiano Iveco consorcio al que aún hoy sigue perteneciendo.

Desde 1958 hasta 1976 la factoría de Madrid conoció diversas huelgas que dieron lugar a sucesivos despidos colectivos. Los trabajadores afectados reingresaron al final del franquismo, excepto los despedidos en el conflicto de 1972.

Fábrica Electrotécnica de Chamartín (FECHA)

En 1945 Francisco Benito-Delgado compra un terreno en Chamartín de la Rosa, municipio cercano a la capital de España. En él levanta la que será FECHA, siendo el encargado de su construcción el ingeniero Eduardo Torroja. La empresa se dedicaba a la fabricación de todo tipo de elementos industriales de iluminación. En 1948 Chamartín es anexionado a Madrid.

Durante la década de los cincuenta y sesenta la empresa conoce años de esplendor con la adjudicación de numerosas contratos para la realización de alumbrados públicos, instalaciones eléctricas en hospitales y empresas, tendidos eléctricos. Sus trabajadores aparecen a mediados de los años sesenta entre las plantillas del sector del metal más movilizadas. Tras la muerte de su fundador en 1976 la empresa ve declinar su actividad presentando expediente de crisis en 1977.

Tras su cierre se vendió la propiedad y el edificio fue derribado levantando entre 1985-1987 un conjunto de viviendas.

Sistemas AF es una empresa de muebles metálicos de oficina, de origen familiar y española. En 1989 se integró en la multinacional Steelcase. En los años ochenta estuvo inmersa en una operación irregular en Bolsa. A pesar de ello continuó su ampliación y en la actualidad se mantiene en activo como filial de la citada multinacional. Se halla al final de la calle Antonio López, en el número 243. En la actualidad conserva el edificio original de tipo chalet, aunque remozado.

FABRIMETAL Fabricaciones Metálicas SA, ocupaba una manzana entre las calles Puerto de Pozazal y San Jaime, que ahora ocupan varias empresas, en la zona de Villa de Vallecas. La nave fue diseñada por los arquitectos Rafael de la Joya y Manuel Barbero a principios de los años sesenta del siglo pasado.

Barreiros Diesel S. A., en la calle Eduardo Barreiros, Villaverde (Madrid).

Sobre unas naves originales de 1940, en 1952 se instala la empresa Barreiros Diesel, S.A. siendo reformado el edificio en 1955 por Jacinto Vega Ramos, al que se le fueron añadiendo edificaciones entre 1957 y 1969.

En 1963 se asocia con Chrysler, fundando Barreiros Chrysler, pasando en 1969 a llamarse solo Chrysler.

Actualmente es PSA Peugeot-Citroën Centro de Madrid, y ocupa parte de las antiguas instalaciones de la fábrica Barreiros Diésel S.A. Otras áreas están ocupadas por otras empresas.

El resto de los terrenos de la primitiva fábrica Barreiros hoy están ocupados por diversas empresas de logística, un cantón de limpieza viaria y el grupo Stellantis.

Boetticher y Navarro S.A.

Boetticher y Navaro, S.A., fue fundada en 1904 y su actividad consistía en la instalación de calefacciones, ascensores y maquinaria de elevación. Más adelante se especializó en todo tipo de construcciones hidráulicas.

En sus inicios sus talleres y oficinas estaban en la calle Zurbano. Tras la guerra se incorporó en el grupo del INI, trasladándose a Villaverde, siendo inauguradas las nuevas instalaciones en 1949. Los autores de la nave principal fueron el ingeniero Manuel Cámara Muñoz y el arquitecto Ricardo Gómez Abad. Paralelamente, la compañía habilitó unos terrenos colindantes para la práctica deportiva, a semejanza de otras empresas del INI como Pegaso. Todavía pervive como ciudad deportiva.

En 1992 la empresa quebró, pasando en 2003 la fábrica y los terrenos al Ayuntamiento de Madrid.

La Nave se ha convertido en un “espacio de innovación urbana" donde se realizan diferentes eventos.

Aunque la fábrica de Standard seguía funcionando en los años 60 en el madrileño barrio de Arganzuela (c/ Ramírez de Prado, 7), la alta demanda de equipos telefónicos aceleró la construcción de una nueva factoría en Villaverde, en concreto en el kilómetro 9 de la carretera de Madrid a Toledo. Las obras se inician en 1962 y en 1964 se inaugura la nueva fábrica según el proyecto del arquitecto García de Castro. En su plantilla tuvieron un peso muy importante las mujeres jóvenes sin cualificar; el llamado peonaje femenino. A lo largo de sus cuarenta años de historia la fábrica de Villaverde fue puntera en su sector de actividad y entre sus muros se vivieron muchas de las reivindicaciones y protestas laborales de los convulsos años del tardofranquismo.

En 1987 Standard fue adherida al grupo Alcatel pasándose a llamar Alcatel-Sesa y posteriormente sólo Alcatel España. Finalmente en 2001 Alcatel cierra las instalaciones para posteriormente ser desmantelada y demolida. Hoy en su lugar queda un enorme solar.

Perteneciente, junto a Standard, al Grupo de empresas ITT España, si bien Marconi estuvo participada por el INI. En 1984 sufrió un proceso de reconversión y cierre. Sobre sus terrenos se alza en la actualidad un polígono industrial.

Marconi se instaló en España en 1910 de la mano de la Compañía Nacional de Telegrafía sin Hilos, empresa concesionaría de patentes de la Marconi Wireless Telegraph Co. Ltd (Londres) construyendo sus primeras instalaciones en la zona de Barrio del Pacífico de Madrid en 1917, tras cambiar su nombre a Talleres Electromecánicos también conocida por Telmar, acrónimo de Telegrafía Marconi y posteriormente (1935) como Marconi Española, donde estuvo hasta 1945 año en que se trasladó al, por entonces y hasta su absorción por Madrid en 1954, municipio de Villaverde.

La postguerra marca el inicio de la gran migración interior del país, desde las zonas rurales hacia las zonas industriales y, especialmente, hacia la capital desde las Castillas, Extremadura y Andalucía. Toda esta población se fue asentando en la periferia de la ciudad, en barrios de viviendas de baja calidad e incluso en poblados de infraviviendas. En estos nuevos barrios las infraestructuras y los servicios básicos destacaban por su ausencia. A finales de los años Sesenta, sus habitantes comenzaron a organizarse para reclamar esos servicios básicos. A menudo lo hicieron junto a las mismas personas que se movilizaban en las fábricas. Las Asociaciones de Vecinos y las Asociaciones de Amas de Casa, donde, entre otras organizaciones, tuvo una destacada presencia el Movimiento Democrático de Mujeres (MDM), tuvieron también un papel fundamental en la lucha por la democracia.

El planeamiento urbano de Madrid partió de una idea central: expulsar las industrias y a sus trabajadores del centro de la capital. Esta segregación clasista del espacio entrañaba una forma de control social. A partir del Plan Bigador de 1946 comenzaron a delimitarse los nuevos suburbios y núcleos satélites en paralelo al esperado desarrollo industrial, especialmente en los ejes Sur y Este. Los primeros núcleos satélites definidos en el Plan fueron Peñagrande, Manoteras, Canillas, San Blas, Vicálvaro, Palomeras, Villaverde (el “pueblo de acero”) y Carabanchel.

El 24 de junio de 1949, Canillejas fue anexionado a Madrid. A partir del siguiente año comenzaría a producirse el crecimiento del antiguo municipio.

En 1950 la Comisaría de Ordenación Urbana de Madrid elaboró un Plan para la creación de estos núcleos satélites con el objetivo de solucionar el problema del chabolismo, que empezaba a preocupar a las autoridades municipales y gubernamentales. Los poblados o núcleos satélites propuestos fueron los de Manoteras, Canillas, San Blas, Palomeras y Villaverde, que tenían previstos viviendas de tres plantas.

A partir de 1954 el Estado comienza a realizar polígonos de viviendas en Madrid a través de la Comisaría de Urbanismo. Las áreas seleccionadas recibieron distintos nombres o evolucionaron hacia ellos. Los poblados de absorción, más tarde convertidos en poblados dirigidos serían: Orcasitas, San Fermín, Villaverde, Pan Bendito, Canillas, Zofio y dos en Fuencarral. En 1956 se comenzó un segundo programa que comprendía los barrios de La Elipa, Vallecas, Entrevías (Pozo del Tío Raimundo), dos en San Blas, la segunda fase de San Fermín, Juan Tornero y General Ricardos. En 1957 se aprobaron los de Manoteras, Almendrales y Caño Roto. San Blas nació en 1958 cuando el IVIMA (Instituto de la Vivienda Madrileño), a través de la Obra Sindical del Hogar, comenzó la construcción de las primeras viviendas.

Las operaciones fueron realizadas por el Instituto Nacional de la Vivienda, la Obra Sindical del Hogar y el Ministerio de Trabajo, dentro del plan de creación de viviendas sociales. Se trataba de polígonos de viviendas de dos plantas alternando con bloques de cuatro o cinco plantas, sin ascensor, con equipamientos mínimos y cerca de los núcleos chabolistas que se pretendía absorber.

En los años Sesenta aparecen las UVA (Unidades Vecinales de Absorción), herederas de los poblados de absorción, en principio con una idea de temporalidad, puesto que la mayoría eran de construcción prefabricada. Las UVA se construyeron en Fuencarral, Hortaleza, Canillejas, Pan Bendito, Vallecas y Villaverde.

Algunos de estos barrios obreros comenzaron como “barrios del barro”, como Palomeras, donde las infraviviendas dieron paso, a partir de 1979, a los “pisos colmenas”, que ya contaban con equipamientos básicos. A través de las luchas vecinales por las infraestructuras esenciales se articuló una identidad colectiva que ha quedado plasmada en la memoria de sus habitantes. Estos barrios estuvieron muy interconectados con las zonas industriales anejas, donde acudían a trabajar muchos de sus habitantes, por lo que la identidad obrera se entretejía con una identidad vecinal, por así decir. Una identidad producto de una experiencia en común en la fábrica y el barrio.

Ahora bien, ante la demanda de mano de obra para las nuevas fábricas, se articuló asimismo otra fórmula para la dotación de vivienda social. Se trata del diseño y construcción de colonias de viviendas vinculadas a las empresas. Estas iniciativas son anteriores al Franquismo y aparecieron a partir de las Leyes de Casas Baratas del primer tercio del siglo XX. Entre las primeras podemos citar La Prosperidad, que tiene su origen en 1863, y se mantuvo hasta 1987, o la Colonia Mahou, construida en el año 1928.

En la zona norte, a finales de los años Cincuenta se edificaron 800 viviendas para empleados de la EMT en el Paseo de La Castellana, la denominada Colonia San Cristóbal. Por otra parte, en Usera, durante esta etapa se construyeron la Colonia Los Almendrales, a instancias de la Obra Sindical, en 1958, frente al Hospital 12 de Octubre; y la Colonia de San Fermín, reconstruida en 1941 tal y como se conoce ahora.

Otras colonias surgidas durante el Franquismo y directamente vinculadas a las empresas fueron la Colonia Boeticher, la Colonia Marconi y la Ciudad Pegaso. Ésta última fue concebida como“ ciudad del Movimiento”, una ciudad orgánica y cerrada en la que quedaba idealmente superada la lucha de clases por yuxtaposición en el espacio de todas ellas. Aunque, por supuesto, existía una segregación habitacional en virtud de la jerarquía de las plantillas. Estas colonias, dependientes de las empresas, retomaban el patrón del viejo paternalismo industrial del siglo XIX. Siempre contaron con un número de viviendas menor que el número de trabajadores, por lo que el acceso a las mismas no dejó de representar un mecanismo de disciplinamiento.

Cuando se inicia el proceso de desindustrialización a finales de los años setenta, estos barrios y colonias definidos identitariamente a través de los procesos de producción y reproducción social, van a conocer un proceso de degradación hasta convertirse en espacios postindustriales. Por otro lado, en torno a los antiguos barrios obreros se va a desarrollar un nuevo fenómeno urbanístico, los PAUs.

El urbanismo es fruto de una política y de unos intereses determinados. Ahora bien, el urbanismo también genera ideología a través de la concreción en el espacio de unas expectativas sociales. Este fenómeno nos invita a reflexionar sobre el futuro de la sociedad cuando el nuevo modelo de urbanismo se centra en el desarrollo de unas urbanizaciones que, al contrario que los barrios obreros tradicionales, viven hacia dentro. En estos nuevos suburbios sin apenas dotaciones e infraestructuras públicas, el automóvil es el medio que vincula a los vecinos y vecinas con los lugares donde tiene lugar la vida social. Un lugar que ya no está en el barrio, donde el individualismo ha suplantado a la colectividad.

Ciudad Pegaso era la colonia obrera de la fábrica Pegaso. Un espacio autosuficiente que también era el campo de resonancia de las movilizaciones obreras. En su iglesia se realizaron distintas reuniones. Sin embargo, la empresa también utilizó los pisos como represalia puesto que los despedidos por reivindicaciones laborales perdían también sus hogares.

Al principio los pisos eran de alquiler pero finalmente lograron comprarlos gracias a la presión de trabajadores y vecinos.

Colonia Boetticher y Navarro

La Colonia Boetticher y Navarro es una colonia de viviendas construida a partir de 1941. Un conjunto de 242 viviendas y dotaciones sociales construido por la Obra Sindical del Hogar. Obra de los arquitectos Ricardo Gómez Abad y José María Argote. Como otras colonias de las que hemos hablado, fue construida para los trabajadores de la empresa que les pone el nombre, en el contexto de falta de vivienda asequible y paternalismo industrial propio del Franquismo.

Al igual que otras grandes empresas del INI, como Pegaso o Boeticher y Navarro, Marconi dispuso de una colonia de vivienda obrera, junto a la factoría misma. Ambas se hallaban ubicadas en Madrid, en el distrito de Villaverde.

La colonia era un espacio autosuficiente, con tienda de ultramarinos, espacios para el ocio y una iglesia. Pero era también un espacio segregado, según la jerarquía de la plantilla. Cuando a mediados de los años ochenta,cerró la fábrica, la colonia entró en un declive definitivo a lo largo de una década. Luego, sus terrenos se convirtieron en espacio residencial de nueva creación, concluyendo la construcción de pisos en 2001 y perviviendo la denominación de colonia Marconi hasta hoy.


La disputa del espacio público

Durante el Franquismo no existió el derecho de reunión y asociación, salvo en los lugares controlados por la propia dictadura, ya fueran de la Iglesia católica o de los distintos organismos del Movimiento, como por ejemplo, el Sindicato Vertical. Precisamente, los delitos por los que se detenía y encausaba a los activistas del nuevo movimiento obrero de Comisiones Obreras, eran habitualmente asociación ilícita y propaganda ilegal, así como los de reunión y manifestación. Tampoco se podía hacer huelga, puesto que se entendía ésta como un ataque a la nación, prácticamente. En este contexto, el naciente movimiento obrero, que se desarrolla a partir de los años cincuenta, buscará las zonas grises del régimen para poder reunirse y debatir sobre los problemas laborales de los trabajadores y las trabajadoras, así como demandar soluciones, tanto al Estado como a las propias empresas. Ahora bien, en la conquista de facto del espacio para la ciudadanía se produjeron muchas detenciones y malos tratos por parte de las fuerzas de orden público.

En este escenario los militantes obreros tejarán alianzas con otros sectores sociales para poder organizar reuniones y, en ocasiones, promover protestas reivindicativas. Los primeros espacios en los que se enfrentaron las viejas formas verticalistas con los miembros del nuevo movimiento obrero fueron las sedes y locales del Sindicato Vertical, donde algunos militantes de las Comisiones Obreras se reunían de manera legal en su condición de vocales jurados o enlaces sindicales elegidos. Frente a estos edificios, sobre todo en la Delegación Provincial de Sindicatos, sede del Sindicato Provincial del Metal y del Textil, en el número 69 de la calle Gran Vía, se realizaron concentraciones y saltos durante las negociaciones de los convenios colectivos, o para protestar por alguna acción represiva del régimen.

Otro espacio destacado fue la Delegación Nacional de Sindicatos, la llamada Casa Sindical, sita en el Paseo del Prado, números 18-20, ocupando prácticamente toda la manzana. De ese modo, el diario Pueblo, vocero del sindicalismo vertical, tenía su sede en el mismo edificio, en la calle Huertas. La lucha de los sindicatos democráticos por su legalización acabó con el Sindicato Vertical, si bien el edificio se mantuvo unos años como sede de la Administración Institucional de Servicios Socioprofesionales (AISS). Allí tuvieron lugar muchas asambleas obreras durante los primeros años de la Transición. Posteriormente, hasta la actualidad, este espacio público viene siendo sede del Ministerio de Sanidad, con la fachada en el Paseo del Prado. La antigua sede Pueblo, se convirtió en la del Consejo Económico y Social (CES) de España y una parte del edificio que da a la calle de Lope de Vega es la sede de CCOO de Madrid.

Mientras el Régimen toleró este incipiente movimiento, los enlaces y jurados de empresa pertenecientes también a Comisiones Obreras utilizaron para sus reuniones locales del Movimiento, como el Centro Social Manuel Mateo (en el número 4 de la calle Vergara 4), el Círculo Doctrinal José Antonio (en Ferraz) y la Unión de Trabajadores Sindicalistas (UTS) de Ceferino Maestú, en la plaza de los Mostenses. En los barrios también se utilizaban los locales del Sindicato Vertical, como la Casa sindical en la calle Alconera, en el Gran San Blas o el de Villaverde Alto, en la esquina de la Plaza de Ágata con el Paseo de Alberto Palacios, donde hay en la actualidad una sede de la CNT. Sin embargo, este uso resultó efímero, siendo vetados este tipo de locales para un uso democrático muy pronto.

Ahora bien, paradójicamente, fueron los locales vinculados a la Iglesia católica en sus distintas vertientes, los que más oportunidades ofrecieron para la realización de reuniones más o menos amplias. Las parroquias de los barrios obreros, muchas de ellas encabezadas a su vez por curas obreros, fueron lugares para la conspiración y también para albergar encierros de protesta. Entre estas parroquias podemos citar la Iglesia de Nuestra Señora de la Montaña, en el número 15 de la calle Corregidor José de Pasamonte, en el barrio de Moratalaz

En el Pozo del Tío Raimundo, en Entrevías, se situó otro espacio de encuentro de los vecinos y de las Comisiones Obreras. Se trata del Común de Trabajadores. Escuela de Formación Profesional 1º de Mayo, creado en 1961. En la actualidad es el Centro de Educación Secundaria y Formación Profesional 1º de Mayo, ubicado en el número 11 de la calle Barros. Allí se encontraban las Comisiones Obreras Juveniles los domingos por la mañana. Habiendo celebrado en septiembre de 1966 su primera reunión. También se reunían las Comisiones de la Construcción y del Metal CCOO de Madrid, cuando tuvo que dejar el centro social Manuel Mateo por distintas presiones.

Otros locales de carácter religioso utilizado para reuniones obreras fueron la sede de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), en el número 20 –actual 18- de la calle Silva; el Hogar del Trabajo de la calle Campanar, sede de las Vanguardias Obreras: el local de las Hermandades del Trabajo, en la calle Juan de Austria, así como el Hogar del Empleado de la calle Cadarso.

Por otra parte, algunos colegios de distintas órdenes religiosas fueron lugares de encuentro de diferentes movimientos antifranquistas. Por ejemplo, la Comisión de Enseñanza se reunía desde 1966 hasta 1968 en el Colegio de las Irlandesas. La Sexta Reunión General de CCOO, que tuvo lugar los días 25 y 26 de julio de 1970, se celebró en el colegio/convento la Sagrada Familia, en La Moraleja. Para terminar, el Colegio Montpellier, situado en el Barrio de la Concepción, fue el lugar elegido para la reunión del Movimiento Democrático de Mujeres a finales de 1975.

Ahora bien, también fueron importantes algunos centros de formación profesional donde se cooptaron entre los estudiantes a futuros miembros de las Comisiones, muchos de ellos trabajadores que querían optar a una maestría. Entre ellos destacan el Colegio Virgen de La Paloma, en el número 114 de Francos Rodríguez, que fue también lugar de reuniones y protestas del movimiento obrero. También puede citarse la Escuela de Formación Profesional de Embajadores, en la Ronda de Valencia 3, que es actualmente la Escuela Superior de Ingeniería y Diseño Industrial.

Durante estos años de limitación de los derechos de reunión, hubo distintos lugares que, si bien no se identifican con una dirección concreta, lo son como espacios simbólicos donde se produjeron actividades reseñables que se repiten en los testimonios de la lucha antifranquista. Tal es el caso del Club de Amigos de la UNESCO, que surgió en 1961 como una asociación libre e independiente, dedicada a la defensa de los derechos humanos.

Por otra parte, cuando se rememora la asamblea en Medias Vilma, estamos hablando de una fábrica textil cerrada donde se celebró una reunión amplia de trabajadores y trabajadoras el 1 de octubre de 1967, para preparar una acción reivindicativa del día 27 de aquél mismo mes. Los asistentes fueron sorprendidos por la policía, que procedió a identificarles, practicando varias detenciones. En la memoria de la militancia de Comisiones Obreras aquella reunión se halla indisolublemente unida a ese lugar, que se encontraba en la calle Manuel Hernáez, número 22, actual Poeta Joan Maragall.

Igualmente ocurre con la asamblea de Mariano de Cavia, la primera asamblea del metal, con unos 800 asistentes, celebrada el 24 de marzo de 1968 en una fábrica textil igualmente abandonada y cercana a dicha plaza, donde se produjeron numerosas detenciones. Como vemos, la memoria de estos lugares del callejero madrileño, como nexos de la movilización por los derechos laborales y el recuerdo de la represión.

En los momentos finales del Franquismo y durante los primeros de la Transición, encontramos nuevos lugares de reunión, pero ya se trata de sedes vinculadas a las Comisiones Obreras, sin necesidad de la cobertura que daban durante el franquismo las organizaciones del Movimiento o de la Iglesia. Por lo tanto, se trata de locales autorizados, normalmente pisos alquilados por el sindicato, como los situados en el Paseo de las Delicias 89, Áncora 38, Batalla del Salado 42 o Salitre 60.

Antes que esos locales ya existían los despachos de los abogados y abogadas laboralistas que defendieron a los trabajadores y trabajadoras ante las Magistraturas de Trabajo y el TOP. Estos despachos también sirvieron de lugares de reunión de las distintas comisiones de empresa o rama. En Madrid destacaron una serie de despachos que se recuerdan por la dirección, más que por el abogado o abogada que encabezaba el despacho: Cruz 16, Modesto Lafuente 18, Alcalá 151, Españoleto 13 o Atocha 49 y 55. Este último, el de Atocha 55, fue el despacho donde fueron asesinados cinco de sus miembros el 24 de enero de 1977, a manos de pistoleros de ultraderecha. De esta manera, Atocha trasciende su significado urbanístico y se convierte en un lugar simbólico de la memoria antifranquista.

Estos lugares de reunión, puesto que acogían a personas que estaban cometiendo una ilegalidad conforme a la legislación franquista, se convirtieron en muchas ocasiones también en lugares de protesta y reivindicación de derechos laborales y políticos. Desde luego, las propias fábricas, principalmente del sur y del este de la ciudad fueron, dada su propia naturaleza, espacios de protesta y puntos de partida de marchas hacia el centro de la ciudad.

Instituto Politécnico Virgen de la Paloma

En 1901 el arquitecto municipal Francisco Andrés Octavio se encarga de proyectar el Colegio-asilo de Nuestra Señora de la Paloma para trasladar el Asilo de San Bernardino,​ de niños huérfanos y ancianos del barrio de Moncloa quedando inaugurado en 1910. Al estar cerca del frente, tras la guerra civil el edificio es reconstruido para albergar las Escuelas Profesionales Ramiro Ledesma; en 1942 se decide ampliar las escuelas y convertirlas en la Institución Sindical Virgen de la Paloma.

A raíz de las elecciones sindicales de 1960 y 1963 muchos enlaces y vocales jurados formaban parte de la oposición sindical. En la escuela de la Paloma y con ocasión de convocatorias oficiales del Sindicato Vertical, estos enlaces y jurados de oposición tomaron contacto entre si. De este modo tanto la organización como la protesta del movimiento obrero madrileño superaban los límites de los muros de las empresas.

En 1976 el centro pasó a depender de la AISS y en 1978 del Ministerio de Trabajo. En 1983 el centro fue transferido al Ministerio de Educación y finalmente en 1999 a la Comunidad de Madrid cuando le fueron traspasadas las competencias de educación.

La calle Bravo Murillo fue escenario de “saltos” y conatos de manifestación durante el Franquismo y de manifestaciones multitudinarias durante la Transición.

La calle Bravo Murillo, cruza los barrios de Tetuán y Cuatro Caminos, en cuyo suelo se levantaron las barriadas obreras de Tetuán de las Victorias, perteneciente al antiguo municipio de Chamartín de la Rosa, y Cuatro Caminos. En los años setenta y hasta los años ochenta aún se mantenían algunos talleres y fábricas, sobre todo en la zona comprendida entre Bravo Murillo y el Paseo de la Castellana. Durante el Franquismo y después, estos talleres y pequeñas fábricas se hallaban en un declive definitivo, conformando el viejo mapa industrial de los barrios periféricos de Madrid.

La Puerta del Sol ha sido, y sigue siendo, un lugar privilegiado para las manifestaciones populares. Así, fue testigo del júbilo masivo por la proclamación de la Segunda República. Durante el Franquismo, a pesar de la represión, a raíz de la ola de solidaridad que provocaron en 1962 las torturas infringidas a varias mujeres durante las huelgas de Asturias, un grupo de intelectuales organizó una manifestación de protesta que terminó con la intervención de la policía y el arresto de alguna de las participantes.

Otro ejemplo fue la manifestación de 1976, cuando fue detenido Santiago Carrillo, todavía en la clandestinidad, que reunió a más de 20.000 personas.

Ya en democracia, la Puerta del Sol viene siendo el punto de llegada de las manifestaciones del 1º de mayo.

Al mismo tiempo, la Puerta del Sol alberga el edificio que es hoy sede del Gobierno Regional y durante el Franquismo la Dirección General de Seguridad.

Delegación Nacional de Sindicatos

La Delegación Nacional de Sindicatos, la llamada “Casa Sindical”, era la sede central del Sindicato Vertical franquista. La lucha de los sindicatos democráticos por su legalización acabó con este organismo. El edificio se mantuvo por un periodo de tiempo breve como sede del organismo liquidador de los sindicatos verticales: la Administración Institucional de Servicios Socioprofesionales (AISS) Posteriormente, hasta la actualidad, este edificio público ha sido sede del Ministerio de Sanidad, en la actualidad Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. En los años centrales de la década de 1960 se sucedieron diversas concentraciones obreras de protesta ante su fachada. Fueron todas ellas reprimidas.

Comisión Inter-Ramas de Madrid - Unión Sindical de Madrid Región Paseo de las Delicias, 89

La Asamblea de Barcelona, celebrada aún en la ilegalidad, el 11 de julio de 1976, abrió paso a la conversión del movimiento obrero en un sindicato de clase, lo que se empezaría a organizar a partir de septiembre. La Comisión Inter-Ramas de Madrid se transformó en la Unión Sindical de Madrid Región el 14 de noviembre de 1976, en una reunión en un colegio de Aluche. La necesidad de un lugar físico desde el que empezar a organizar el sindicato y, especialmente, encauzar la afiliación, dio como resultado el alquiler de un piso en el Paseo de las Delicias número 89, aunque al principio solo se definía como Oficina de Información de la Unión de Madrid de CCOO. Posteriormente se trasladó allí la Federación del Metal.

Unión Sindical de Madrid Región (USMR)

Áncora, 38

El piso del número 89 del Paseo de las Delicias pronto se quedó pequeño ante la avalancha de afiliación, por lo que la Unión de Madrid de CCOO se trasladó a un nuevo local , esta vez de varias plantas, en la calle Áncora 38, donde se consolidó la organización. Se trataba de una antigua fábrica. La ubicación en esta sede coincidió con el proceso de afiliación masiva tras la caída del Sindicato Vertical, por lo que ha quedado grabado en la memoria de la militancia obrera en la Transición. La dirección de CCOO de Madrid también vivió en este lugar el intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981.

Federación del Metal de CCOO

Salitre, 60

Desde el punto de vista sectorial, la organización de CCOO se inspiró para su configuración en la estructura del Sindicato Vertical. No en vano sus militantes de las Comisiones habían trabajado en su interior haciendo oposición y tratando de organizar a la fuerza laboral. De este modo se fueron estructurando paralelamente los territorios y las ramas de actividad. Así, la Federación del Metal, que había ocupado el local del Paseo de las Delicias tras el traslado de la Unión de Madrid, también tuvo que buscar un lugar más amplio. Ubicó así su sede en la calle Salitre 60, donde se instalaron otras federaciones como la Banca y el Textil.

Durante la Transición, la Glorieta de Embajadores era un punto de llegada de las manifestaciones que partían de Legazpi y reunían a los trabajadores y trabajadoras de la zona sur de la ciudad. A veces las manifestaciones continuaban por la Ronda de Valencia hacia la Glorieta de Atocha. También acogía mítines, como el acto celebrado en 1984 contra el Acuerdo Económico y Social (AES). En la manifestación del 25 de febrero de 1981, la cola de esa marcha se situó en la Glorieta de Embajadores donde se ubicó un pequeño cortejo de organizaciones de extrema izquierda contra el que cargó la policía.

La idea de que con frecuencia los lugares de protesta son también lugares de represión se repite.

Ronda de Valencia y Ronda de Atocha

En la Ronda de Valencia se encontraba la Escuela de Maestría Industrial de Embajadores, que acogía a muchos aprendices de las grandes empresas en las que se organizaron Comisiones Obreras. Por la Ronda y su continuación por la Ronda de Atocha, se realizaron numerosos saltos y manifestaciones. En el curso de una de esas manifestaciones, en 1975, murió uno de estos estudiantes. Luego, el 13 de diciembre de 1979 otros dos estudiantes, fueron tiroteados por la policía en esta misma calle, cerca ya de la Glorieta de Embajadores, durante otra manifestación. Ambos fallecieron.

Como vemos, a menudo, los espacios de protesta han sido también espacios de represión

Plaza del Emperador Carlos V

(Glorieta de Atocha)

En las jornadas de lucha de 27 de enero y 27 de octubre de 1967, convocadas por las Comisiones, la Glorieta de Atocha fue un punto de encuentro de quienes se manifestaban. Encuentro efímero, dado el acoso policial. Posteriormente, esta plaza ha sido lugar de inicio y final de muchas manifestaciones. Durante la Transición, fue atravesada por las grandes manifestaciones del 1º de Mayo, que comenzaban en Legazpi y acababan en la Puerta de Alcalá.

En la actualidad sigue siendo un espacio público para la protesta.

Durante los últimos años del franquismo, el Paseo de las Delicias era la arteria por la que trataban de manifestarse los trabajadores y trabajadoras de las fábricas de la zona de Méndez Álvaro y Legazpi (Standard, Isodel, Flex...). Pronto solía aparecer la policía y cargar, por lo que llegar hasta Atocha resultaba casi imposible. En consecuencia el Paseo era a la vez un lugar de protesta y de represión, un espacio público de disputa entre la dictadura y la clase trabajadora. Luego, el Paseo Delicias era la vía que unía Atocha y Legazpi en las manifestaciones del 1º de Mayo de la Transición.

Iglesia Nuestra Señora de la Montaña

En 1974 se organizó allí una manifestación vecinal contra la carestía de la vida. Los curas obreros, que entraban en el mercado de trabajo para ganarse la vida, constituyen una figura singular del antifranquismo.

La Iglesia Nuestra Señora de la Montaña, en Moratalaz, fue la parroquia de Mariano Gamo entre los años 1964 y 1977. Este cura obrero convirtió dicho espacio religioso en centro de oposición antifranquista, donde se reunieron desde la Comisión Provincial del Metal, al Movimiento Democrático de Mujeres (MDM) con su Comisión de solidaridad, además del movimiento vecinal.

La Avenida de la Albufera constituye el eje del barrio de Vallecas. Fue una zona poblada de talleres y centros fabriles y, sobre todo, de vivienda obrera, incluyendo núcleos chabolistas de inmigrantes recién llegados a Madrid. Las propias viviendas de los militantes o las parroquias como la del Dulce Nombre de María o San Pablo acogieron reuniones clandestinas.

Por la Avenida de la Albufera discurrieron muchas manifestaciones. También allí se organizaron “comandos” desde los años sesenta, a lo largo de su recorrido hasta llegar a Atocha. Por mencionar una de estas manifestaciones emblemáticas, cabe destacar la del 1º de Mayo de 1977. Los sindicatos ya eran legales, pero la manifestación fue prohibida. La prensa habló del “día de los botes de humo”. Hubo numerosos heridos (incluidos varios periodistas) y detenidos. La policía persiguió a quienes intentaban manifestarse hasta por las vías del metro.

Plaza de Ágata - Villaverde

Como otros tantos barrios, Villaverde fue lugar de encuentro entre el movimiento obrero y el movimiento vecinal, articulándose numerosas protestas durante el Franquismo y la Transición. De hecho, se organizó una Comisión de Barrio de Villaverde, como antecedente de las asociaciones de vecinos. También se organizaron numerosas manifestaciones, como la de 1966 por el convenio del “metal”. La plaza de Ágata, donde estuvo la sede local del Sindicato Vertical fue lugar de concentración de muchas protestas obreras, donde se reunían trabajadores de las fábricas de la zona (Barreiros, Manufacturas Metálicas Madrileñas, Marconi...). Constituía asimismo el punto de partido de manifestaciones que o bien recorrían el Paseo de Alberto Palacios en el barrio o bien se dirigían a al carretera de Andalucía para llegar hasta el centro de Madrid. Estos escenarios de reivindicación y protesta eran compartidos por el movimiento obrero y el movimiento vecinal.

Los sublevados el 18 de julio de 1936, con Francisco Franco a la cabeza, sustentaron el Estado salido de la guerra civil en una represión brutal contra todo aquel y toda aquella que no hubiera sido afecto al Movimiento; es decir, la sublevación. También fueron castigados quienes participaron en la huelga general de octubre de 1934. Entre los grupos que más sufrieron la represión encontramos a la clase trabajadora en general, sobre todo si se trataba de personas afiliadas a algún sindicato o partido de los que formaban parte del Frente Popular, así como a las mujeres en su conjunto, al ponerlas de nuevo bajo la autoridad de los varones de su casa, padre o esposo.

La represión brutal de la primera mitad de los años cuarenta supuso un disciplinamiento político y social de grandes dimensiones y la aplicación de una política de la venganza, a través de la muerte, la cárcel y/o el hambre para la familia, cuando no un prolongado exilio. No obstante, a partir del final de la II Guerra Mundial y, sobre todo en los años cincuenta, la escala de esta represión directa se redujo notablemente. Asimismo, con la ayuda económica y el reconocimiento político de los países occidentales, se intentó dotar a la España franquista de una pátina de modernidad y desarrollo que encubría el mismo espíritu autoritario de siempre.

En este contexto se desarrollan las Comisiones Obreras, así como otros movimientos sociales y políticos. Paralelamente al desarrollo de la actividad antifranquista se inicia una nueva etapa represiva enfocada al movimiento estudiantil, el asociacionismo vecinal y el movimiento obrero especialmente. Por otra parte, esta represión marcará a una generación más joven, que no había vivido la guerra y que, ante el declive del dictador, se organizará para lograr un país democrático.

Tanto en la postguerra como en el tardofranqusimo, la ciudad de Madrid estuvo marcada por lugares de represión, que fueron, en diversa medida espacios de resistencia, destacando la Dirección General de Seguridad (DGS) en la Puerta del Sol, un lugar de detención y tortura. Debemos asimismo mencionar la cárcel de Carabanchel, que fue la prisión provincial para hombres y, para mujeres, las cárceles de Ventas hasta su cierre en 1969 y Yeserías a continuación. En estos lugares, además de la experiencia de los y las detenidos/as, es importante destacar la lucha de las mujeres de preso, que usaron el rol que el Franquismo les concedía en cuanto a esposas y madres de familia para movilizarse por la libertad de sus familiares y los derechos políticos y sindicales.

Paralelamente, un lugar también definido por la represión fue la sede del Tribunal de Orden Público (TOP), donde a partir de 1963 se juzgarán los delitos de asociación ilícita, manifestación y propaganda ilegal, por él que pasaron miles de detenidos antifranquistas. El TOP sustituyó al Juzgado Militar Especial contra los Delitos de Espionaje, Masonería y Comunismo.

La práctica totalidad de los edificios que fueron sede de la represión han desaparecido o han cambiado de uso, sin dejar constancia de su uso anterior, por lo que estos lugares de memoria se han convertido en lugares de negación de la represión en ellos ejercida. Por lo tanto han pasado a ser lugares de olvido e impunidad.

Citemos, por ejemplo, el Juzgado Militar Especial Nacional de Actividades Extremistas, ubicado en un cuartel en el número 5 de la calle del Reloj. A partir de 1958 se celebraron allí múltiples consejos de guerra, entre ellos el del dirigente comunista Julián Grimau. Más tarde, en 1985 el Ministerio de Defensa cedía esos locales al Senado para que esta institución ampliase sus instalaciones. No ha quedado ninguna placa o estela que recuerde su ignominioso uso anterior.

Volviendo al Tribunal de Orden Público (TOP), éste fue creado con la misión de juzgar las conductas consideradas por entonces como delitos políticos, anteriormente juzgadas por “lo militar”. Se ocupó de reprimir, principalmente, los delitos contra la seguridad interior del Estado, pero básicamente se centró en las asociaciones ilícitas, la propaganda ilegal y las distintas manifestaciones organizadas por los diversos grupos antifranquistas, destacando en cuestión de volumen de personas procesadas, el PCE y Comisiones Obreras. El 4 de enero de 1977 acabaron las actuaciones de este Tribunal. Al mismo tiempo fue creada la Audiencia Nacional, a la que se traspasaron las competencias sobre asuntos de terrorismo. Paralelamente, su sede en el Palacio de las de Justicia de la plaza de las Salesas fue desalojada, dentro del gran edificio ocupado por el Tribunal Supremo.

Ahora bien, si existe un lugar especialmente simbólico de la represión durante el franquismo y del borrado de la misma, ese no es otro que la cárcel de Carabanchel. Inaugurada en 1944 como Prisión Provincial de Madrid para hombres, aunque hubo también mujeres ingresadas en la zona del psiquiátrico, estuvo en funcionamiento hasta 1998. Entre los miles de presos que por ella pasaron, debemos mencionar las personas procesadas por el TOP, dado que Carabanchel fue una prisión de tránsito en la que los procesados aguardaban a ser juzgados y sentenciados por ese tribunal. Algunos autores consideran esta cárcel como una metáfora de la represión franquista compartida por toda la oposición democrática.

Sin embargo, en vez de utilizar este espacio con una carga simbólica tan fuerte para transformarlo en lugar de memoria, la cárcel fue derribada en el año 2008. Sólo se conserva el edificio del antiguo hospital penitenciario, albergando un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE). En 2023, el Ayuntamiento de Madrid ha refrendado el plan urbanístico que permite levantar más de 600 viviendas en los terrenos de la cárcel, cuyo propietario sigue siendo el Ministerio del Interior.

Nos encontramos entonces con un lugar de memoria sin anclaje físico, sino inscrito en la subjetividad colectiva, que sigue funcionando de manera simbólica puesto que muchas de las personas que estuvieron allí encarceladas mantienen vivo ese recuerdo a través de la Plataforma por un Centro de Memoria de la Cárcel de Carabanchel.

Tribunal de Orden Público (TOP)

La Ley 154/1963 sobre la creación del Tribunal de Orden Público tenía la misión de reprimir todos aquellos aspectos que la dictadura consideraba delitos políticos, delitos que hasta el momento eran juzgados por la jurisdicción militar. Nace pues, en un intento de blanquear al régimen ya que en aquel momento se planteaban su ingreso a la Comunidad Económica Europea. En el TOP se juzgaban los delitos de asociación ilícita, propaganda ilegal, reunión ilegal, manifestación ilegal o desordenes públicos además de asumir las funciones del Tribunal Especial de la Represión de la Masonería y el Comunismo (1940-1971). El TOP reprimió duramente cualquier conflictividad social o política creada por los nuevos movimientos de oposición al franquismo.

Hasta 1977 año en el que fue suprimido se instruyeron un total de 22.660 causas que afectaron a 9.000 personas.

Dirección General de Seguridad (DGS)

En marzo de 1858 se crea la Dirección General de Seguridad y de Orden Público, siendo suprimida en octubre de ese mismo año. Sin embargo en 1886 se vuelve a crear dependiendo del Ministerio de la Gobernación con la finalidad de centralizar todos los servicios policiales y cuerpos de seguridad. Tras la guerra civil la DGS es instalada en la Real Casa de Correos, edificio del siglo XVIII que a lo largo de su historia ha albergado diferentes instalaciones, siendo su etapa más oscura la que albergó la DGS desde comienzos de la década de 1940 hasta 1979, año en el que fue suprimida. Sus muros acogieron a la Brigada Político Social, la policía política encargada de reprimir cualquier movimiento de oposición al régimen franquista y en donde los detenidos eran sometidos a malos tratos y torturas antes de ponerlos a disposición judicial.

Hoy el emblemático edificio alberga la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid.

Prisión Central de Yeserías

La cárcel de Yeserías fue prisión de hombres a partir de 1939; luego, en 1943 se convirtió en hospital penitenciario y a partir del cierre de la cárcel de Ventas, en 1969, centro de internamiento para mujeres. Por allí pasaron destacadas militantes de CCOO y del PCE, así como de otros grupos de oposición antifranquista, como la LCR o el FRAP.

En 1991 deja de ser una cárcel convirtiéndose en el Centro de Inserción Social Victoria Kent.

En 1944 se inaugura la Prisión Provincial de Madrid nombre oficial de la que fue durante 55 años la cárcel del régimen franquista por excelencia. En ella se encarceló a la población reclusa masculina de la capital que permanecía hacinada en la antigua cárcel de Porlier.

Su construcción se prolongó durante cuatro años y en ella participaron muchos presos políticos sometidos a trabajos forzados, siendo sus arquitectos Vicente Agustí Elguero, José María de la Vega Semper y Luis de la Peña Hickman.

Carabanchel fue en los años sesenta y setenta el símbolo de la prisión política por excelencia, como antes lo había sido Burgos. Como espacio punitivo, era una cárcel de tránsito, por la que pasaron miles de personas en espera de juicio. Pero también fue un lugar para las pequeñas resistencias y la autoorganización de los presos en las llamadas «comunas», además de un lugar para el debate político y el aprendizaje.

Tras su cierre en 1998 el lugar queda abandonado y a merced del vandalismo, siendo derribado en 2008 tras la firma de un acuerdo entre el Ministerio del Interior y el Ayuntamiento de Madrid para construir pisos, un hospital y zonas verdes. La firma levantó las protestas de algunas asociaciones vecinales que reclamaban espacios públicos y la creación de un Centro para la Paz y la Memoria.

BIBLIOGRAFÍA

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