Tenía 40 años y una trayectoria de luchador obrero y revolucionario, signada por el valor personal y la consecuencia en sus ideas y prácticas
Su fallecimiento se produce en el contexto del combate contra el fascismo, inescindible para el líder ácrata de la lucha por una sociedad colectivista, superadora de la explotación y el dominio de clase, y de cualquier poder estatal represor.
Sus pasos iniciales.
Durruti nace en 1896, en una familia obrera de León. Tras concurrir a la escuela hasta los catorce años, se dedicará al trabajo en tareas manuales, haciendo el aprendizaje como mecánico y tornero. Su involucramiento en huelgas y conflictos le acarrea despidos, pero nunca ceja en la lucha.
Tuvo un paso por el gremio ferroviario, que terminó en su despido y en la expulsión del sindicato respectivo, cuando actuó en la huelga revolucionaria de 1917.
Para eludir el servicio militar se dirige a Francia. A su regreso en 1919 define mejor su perfil sindical y político. Se incorpora a la central orientada por los anarquistas, la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). En la época anterior había participado de la Unión General de Trabajadores (UGT), dirigida por los socialistas. Actúa en La Felguera, localidad minera de Asturias. Detenido y acusado por su deserción del servicio militar, vuelve a pasar a Francia.
De regreso en 1920 se incorpora a la central anarquista en Barcelona.
Los “expropiadores”.
En 1922, forma, con Francisco Ascaso, Juan García Oliver y Ricardo Sanz el grupo Los Solidarios que se volcará a las “expropiaciones” y asaltará a una sucursal del Banco de España en Gijón. También se les atribuye el asesinato del cardenal de Zaragoza, Juan Soldevila, furiosamente antiobrero y de simpatías fascistas.
Era época de una despiadada guerra de clases, con Barcelona como epicentro. Los pistoleros de los llamados “sindicatos libres” hechura de las patronales, sembraban la muerte entre los activistas del movimiento obrero independiente, con el respaldo de las fuerzas represivas oficiales. La organización armada de los trabajadores era un requisito indispensable para que el movimiento obrero no resultara aplastado.
Durruti es perseguido por los hechos que antes mencionáramos. Él y otros “solidarios” se dirigen a América Latina para eludir la persecución. Trabajan en Cuba, luego pasan a México y finalmente a Argentina y Chile. Hacen expropiaciones, entre ellas un espectacular asalto a un banco chileno. El gran luchador está en esta etapa junto a Francisco Ascaso y Gregorio Jover. En ese período actúan bajo el mote de “Los errantes”.
Al desenvolverla a ambos lados del Atlántico, hacen de su militancia una profesión de fe a favor del internacionalismo. El mundo entero podía ser escenario de sus combates. De vuelta a Europa los tres son detenidos. Se los libera luego de una intensa campaña en su favor.
Ya iniciada la Segunda República, en abril de 1931, Durruti sigue su labor revolucionaria y toma parte en insurrecciones libertarias como la que tiene epicentro en el pueblo catalán de Fígols. Es detenido y desterrado a Guinea Ecuatorial.
La guerra.
Producido el alzamiento militar en julio de 1936, tiene protagonismo en la exitosa resistencia obrera y popular contra el golpe. Los militares alzados son derrotados por masas mal armadas pero ávidas de defender sus esperanzas y evitar el triunfo de la reacción. En esos combates muere su amigo, Francisco Ascaso
Los anarquistas aceptan la permanencia de la Generalitat en el gobierno, en lo que algunos ven como una peligrosa concesión frente a un poder pequeñoburgués como el de los nacionalistas catalanes.
Se forma un Comité Central de Milicias Antifascistas. Durruti tiene discrepancias con algunos compañeros. Quería concentrar todo el esfuerzo en las milicias que combatían contra los fascistas, sin distraerse en las disputas de retaguardia. Al poco tiempo se dirige al frente con una columna a su mando.
El objetivo inicial era liberar Zaragoza, plaza fuerte de los ácratas que había quedado en poder de los sublevados. Con pertrechos insuficientes, incluida la carencia de artillería, no pueden cumplir la finalidad inicial. Pero se expanden por los pueblos de Aragón y siembran allí comunas libertarias- Queda abolida la propiedad privada, la producción se colectiviza y se establece el poder comunal.
Cuando ya en el mes de noviembre los fascistas han logrado emprender el ataque a Madrid, tras su avance en el sur de España y la simbólica toma de Toledo, Durruti se dirige con parte de sus milicianos a la defensa de la capital.
El día 20 de noviembre cae en combate en circunstancias confusas. La versión inicial fue que cayó bajo las balas fascistas. Luego se difundieron conjeturas de que había sido asesinado por los comunistas, rivales del anarquismo. También de que había muerto a manos de anarquistas que escapaban del frente, a los que intentó detener en su huida.
Asimismo existió la hipótesis de que haya sido un accidente. La bala se le habría disparado al propio líder libertario, de un arma muy insegura llamada “naranjero”.
Hasta el día de hoy se siguen discutiendo los hechos, con cierto predominio de la muerte accidental.
El gran combatiente fue despedido con un gigantesco funeral en Barcelona. Hay estimaciones de que estuvieron presentes 200.000 personas, poniendo de manifiesto el cariño y la admiración que lo rodeaba.
Imagen del entierro de Durruti.
Cabe destacar que, pese a que grandes sumas habían pasado por sus manos desde sus épocas de “expropiador” su situación económica era de modestia extrema. Apenas tenía al morir sus armas personales, una muda de ropa, unos prismáticos y poca cosa más.
Pasó a la historia como un ejemplo señero de combatividad y espíritu de clase. Y exponente destacado de ese gran semillero ácrata que fue Cataluña en las décadas de 1920 y 1930.
Fuente → tramas.ar
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