España y su república en un libro estimulante
España y su república en un libro estimulante
Daniel Campione
 
Un trabajo de síntesis integradora sobre el devenir de la segunda república española constituye un compendio accesible y provisto de espíritu crítico que no elude aspectos que concitan discusiones hasta hoy, a ambos lados del océano.

Ángel Luis López Villaverde.

La Segunda República (1931-1936). Las claves de la primera democracia española del siglo XX.

Madrid. Sílex Ediciones, 2017.

467 páginas.

El propósito de esta obra es el de proporcionar una síntesis general acerca de los cinco años de duración de la República Española. Los que transcurrieron antes de la agresión frontal contra ella de las fuerzas coaligadas de las clases dominantes, el ejército y la Iglesia.

Ese esfuerzo resulta muy procedente, ya que con frecuencia el lapso entre el 14 de abril de 1931 y el 18 de julio de 1936 es incluido en síntesis más generales, a modo de extenso prólogo al posterior transcurso de la llamada guerra civil española.

Monarquía, democracia, revolución dictadura…

En este libro, en cambio, se le asigna vuelo propio y se lo analiza en diferentes dimensiones. Las que van desde la narración sucinta de los hechos principales incluida en la sección inicial hasta sumarias pero reflexivas reconstrucciones acerca de la conformación y conducta de las elites políticas; la estructura de las relaciones de poder, las políticas públicas, el conflicto social, entre otros aspectos.

Y a modo de cierre se repasan los senderos que llevaron a lo que López Villaverde rotula como “el asesinato de la democracia”, que empieza a consumarse con el golpe cívico-militar de julio de 1936, con particular atención hacia la mitología franquista acerca de ese proceso.

En palabras del propio autor: “Se trata de ofrecer al lector las claves historiográficas fundamentales, una síntesis actualizada y una guía comprensiva de una experiencia democrática tan singular como la Segunda República.” (p. 21)

Creemos que son objetivos que se cumplen en líneas generales a lo largo del libro. Quizás cabría observar que la obra está guiada por el propósito de exaltar sobre todo el carácter democrático de la república y en esa dirección subordina la lógica de la conflictividad social a la puja en torno de la institucionalidad republicana.

Cabría reclamar mayor atención hacia las contradicciones de clase, aún en el interior de la izquierda que en 1936 desembocaría en el Frente Popular. Y en dirección a los impulsos revolucionarios que expresaron la clase obrera urbana y rural y el campesinado pobre a la luz de las expectativas de vasta reivindicación social.

Acentuadas al emerger de las tinieblas del despotismo integral, de origen clasista y corporativo, que regía en la sociedad española hasta 1931. Y resurgiría luego con fuerza renovada para prolongarse en cuatro décadas de dictadura.

Bien recuerda el autor que no hubo una revolución antes de la insurgencia iniciada en Marruecos, sino que aquélla se desencadenó ante la doble circunstancia del fracaso parcial del golpe y el desmoronamiento de la institucionalidad republicana. Lo que no quita certeza al hecho de que las expresiones radicales de las clases subalternas se desenvolvieron e incrementaron ya durante el ciclo de la república “en paz”.

Una sección dedicada a las organizaciones sindicales y políticas identificadas con el movimiento obrero podría haber constituido un aporte adicional de parte de una obra que por cierto dispara inquietudes en otras direcciones tan variadas como fecundas.

Síntesis, divulgación, polémica.

López Villaverde no se decanta por la pretensión de brindar un panorama conciliador o “neutro”. Su propósito parece aproximarse más al entronque de la experiencia innovadora de la década de 1930 con las corrientes de propósitos democráticos más firmes dentro del régimen político que construyó su legitimidad a partir de la constitución de 1978.

Y allí entra a tallar por momentos la relación entre memoria e historia, que aquí las vincula sin confundirlas. El autor toma el estandarte de la vindicación de la segunda república frente a lo que denomina “la historiografía más conservadora”. A conciencia de que esta última incide en la percepción de un público muy numeroso, a través del rutilante éxito de ventas alcanzado por algunas de sus producciones.

La República y la guerra siguen en pleno debate hasta hoy. En discusiones inficionadas por las  siempre vigentes tentativas de reivindicar al franquismo de manera explícita. O hacerlo por la vía indirecta de la estigmatización del sistema republicano como un “fracaso” que desembocó en desorden y anarquía, luego de perturbar las bases mismas de la existencia y las mejores tradiciones de la sociedad española.

El historiador se permite dirigir críticas expresas a la  biografía de Francisco Franco pergeñada por el hispanista estadounidense Stanley G. Payne en conjunto con el periodista español Jesús Palacios, Franco, una biografía personal y política, de 2014.

La que alcanzó una vasta repercusión en base a una visión manipuladora y apologética que presenta al alzamiento antirrepublicano como una empresa legítima,  ante la supuesta carencia de democracia real y un marcado deterioro de la situación social.

Queda claro a lo largo del libro que nos ocupa que el autor se propone incidir en “el combate por la historia” mucho más allá de los debates académicos o de las aulas universitarias. Ese “combate” retoma sentido en los tiempos más recientes, también al influjo de los devotos de la “tercera España”, últimamente en crecimiento.

Estos últimos no incurren en vindicaciones del franquismo pero si en denostación de la república, cierto que por el camino oblicuo de ensalzar a quienes terminaron restándole apoyo en nombre de probados o presuntos “excesos”. Y en paralelo restan méritos a los que se jugaron la vida en su defensa, aún a costa de perderla o del destierro a perpetuidad.

El trabajo de López Villaverde, profesor e investigador de la Universidad de Castilla La Mancha, exhibe a un académico resuelto tanto a la tarea de síntesis y divulgación como a la polémica de cara al gran público. Ambas actividades las cubre con solvencia y compromiso, hasta el redondeo de un trabajo que complementa seriedad en el abordaje con lectura amena.

Desde este lado del Atlántico nos resta lamentar que este libro no cuente con una distribución eficiente en nuestras tierras. Y por lo tanto remita a los aspirantes a lectores de estas latitudes a los avatares de la importación por encargo.

Imagen principal: Pintura representativa de la proclamación de la Segunda República.


Fuente → tramas.ar

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