En Kanpazar (Guipúzcoa), terroristas franquistas asesinaron al Antifascista Iñaki Etxabe Orobengoa en 1975, y a su cuñada Agurtzane Arregi Letamendien en 1978
En Kanpazar (Guipúzcoa), terroristas franquistas asesinaron al Antifascista Iñaki Etxabe Orobengoa en 1975, y a su cuñada Agurtzane Arregi Letamendien en 1978 / Tulio Riomesta

 

La guerra sucia fue impulsada desde el estado franquista, como el Servicio Central de Documentación de Presidencia de Gobierno (SECED) creado por Carrero Blanco en 1972, o el Grupo de Operaciones del Servicio Secreto de Información de la guardia civil (GOSSI). Durante el Estado de Excepción de 1975 desplegaron todo su arsenal de acciones violentas, hechos denunciados y nunca investigados. Sus componentes fueron fundamentalmente elementos de “las fuerzas de orden público”, sus acciones se dirigieron sistemáticamente contra adversarios políticos y sectores de la población.

El epicentro de la guerra sucia en la zona de Busturialdea era el cuartel de la guardia civil de Gernika, dirigido por el “capitán” Manuel Hidalgo, un peligroso psicópata con licencia infinita y con innumerables medios humanos y materiales. Los franquistas realizaron numerosas detenciones y atentados contra establecimientos y domicilios de opositores.

Juan José Etxabe Haundixe había sido detenido en 1960 por la guardia civil por realizar unas pintadas con la inscripción «Gora ETA». Liberado a los 2 años, colocó una bomba al lado de una residencia de Franco. Exiliado en Francia, a su vuelta destruyó una lápida franquista de 1939 dedicada a los «caídos por dios y por España». Posteriormente se acercó al Partido Socialista Vasco (ESB, Euskal Sozialista Biltzarrea)

La noche del 5 de Octubre de 1975, tres encapuchados, bien armados y adiestrados, irrumpieron por la fuerza en el restaurante Etxabe–Enea, situado en el alto de Kanpazar, entre Arrasate y Elorrio, y propiedad de los hermanos de Juan José Etxabe Orobengoa. Obligaron a los clientes a tumbarse en el suelo y los rociaron con spray paralizante. Se dirigieron al mostrador donde se encontraba Luis Etxabe Orobengoa, al que gritaron “venimos a por vosotros”. Luis corrió encerrándose en el almacén y bloqueando la puerta. Al escuchar los ruidos, su hermano Iñaki salió de la cocina y al ver la situación intentó huir, pero le descerrajaron 18 tiros por la espalda. Los asesinos nunca fueron identificados, el atentado quedó impune.

El crimen fue reivindicado por franquistas de la triple A, Alianza Apostólica Anticomunista. En 1976, la autoría fue atribuida a un denominado “Comando Baldarrain”, grupo franquista del “Batallón Vasco Español” (BVE). Al día siguiente se celebró el funeral, a la familia no se le permitió publicar esquelas. Mientras trasladaban el cuerpo al cementerio fueron apuntados por elementos de la guardia civil, y el padre del fallecido les espetó: “Ya está bien! No os parece bastante lo que habéis hecho?”. De la investigación judicial no se supo nada, 45 años después la familia sigue sin conocer la verdad, no han podido consultar el expediente del caso que se encuentra en el archivo militar de Ferrol. Tampoco conocen el resultado de la autopsia, aunque en su día les llegó la factura de esta.

La Comisión de Evaluación de víctimas de motivación política creada por el Gobierno vasco en 2012 declaró: “Es inequívoco que los que dispararon eran de grupos de extrema derecha que se dedicaban a combatir a los movimientos antifranquistas, y siempre han existido sospechas de que contaban con la connivencia, aquiescencia y en algunos casos con la participación directa de agentes del estado”. Algunas fuentes conectan este asesinato con el cuartel de la guardia civil de Gernika, varias personas que ese día estaban detenidas oyeron como llegaban varios agentes exultantes celebrando el crimen que acababan de cometer. El propio Hidalgo, que habría estado esa noche en Kanpazar, comentó “Pero si no era este el que había que matar”, el objetivo sería su otro hermano, Gregorio.

La familia Etxabe fue muy castigada por la guerra sucia, unos meses antes, el 28 de junio, el restaurante Udalaitz de Jokin Etxabe había sido atacado en Baiona. Y el mismo Etxabe-Enea había sido atacado el 11 de mayo y el 27 de julio de ese año. El día anterior al asesinato de su hermano, a Juan José le quemaron el coche en Donibane Lohitzune. Años después, sufrirían más atentados los restaurantes de Jokin y Juan José. Los ataques no respetaron ni siquiera la lápida de Iñaki Etxabe, que fue destruida pocos días después de su asesinato.

La noche del 2 de julio de 1978 Juan José Etxabe Orobengoa esperaba a su mujer, Agurtzane Arregi Letamendi, en el interior de su coche frente al restaurante Etxabe-Enea. Cuando Agurtzane entró en el vehículo, un automóvil se detuvo a la misma altura, y sus ocupantes esperaron a que el matrimonio estuviera asentado en el interior de su peugeot. Entonces ametrallaron brutalmente a la pareja. Agurtzane Arregi murió en el acto tras recibir 17 disparos, y Etxabe resultó herido con 18 impactos de bala en el estómago, vientre, hígado, brazos y piernas. El atentado lo reivindicaron los franquistas del batallón adolf hitler de la triple A. Agurtzane Arregi Letamendi residía en Urruña y trabajaba en una tienda de ropa. Tenía 38 años, era madre de 2 hijas y un hijo que entonces tenían 13, 11 y 9 años. La familia no ha tenido ni verdad, ni reconocimiento oficial del Estado, ni indemnizaciones, ni justicia. Su primer reconocimiento oficial como víctima ha sido otorgado por el Gobierno Vasco, 44 años después del asesinato.

Documentos: Nueva Revolución (Jon Martínez e Irene Landa). Mapa del Terror (Consuelo Ordóñez). Noticias de Gipuzkoa (Anabel Dominguez)


banner distribuidora