María Teresa Pérez
Es evidente que se está trabajando para configurar a la próxima reina perfecta. Una chica joven, sobradamente preparada, una chica serena y con aspecto impecable
Hubo medios de comunicación que destacaban su perfil militar como cadete —Antena 3 le dedicó un especial a su uniforme—, los hubo que preferían destacar el perfil humano —TVE en su programa ‘Audiencia Abierta’ señalaba la sintonía con su padre o su cercanía y simpatía con los asistentes— y los hubo dentro y fuera de la prensa rosa que se hicieron de oro con el clickbait a costa del falso romance con su compañero de academia de Zaragoza. Estos últimos, los medios del corazón, también publicaban esta semana que parece haber una tregua entre Leonor y su prima Victoria Federica, que finalmente sí acudirá a su cumpleaños junto a Froilán, seguramente muy a pesar de la corriente letizista que no quiere cercanía con los sobrinos favoritos del emérito que mejor representan la corriente juancarlista.
Y por si fuera poco, hace solo unos días la Casa Real filtraba a los medios fotos inéditas de cuando la princesa era bebé para apuntalar su perfil mediático con motivo de su 18 cumpleaños ahondando aún más en el empacho de azúcar monárquico de este mes.
¿Por qué este interés en ponerle la alfombra roja a Leonor en el camino al trono? Esta es una pregunta que me lleva a otra, ¿llegará Felipe a la edad de su padre siendo monarca?
Durante el reinado de Juan Carlos I podría colar para algunos el relato de su legitimidad democrática adquirida a través de referéndum, obviando intencionadamente que en realidad fue nombrado por el dictador. Sin embargo, esa opción no la tiene Felipe VI. La monarquía es una institución hereditaria y, por tanto, antidemocrática que impide al pueblo dirigirse a sí mismo. Y eso con Felipe, por muy preparado que esté, resulta más patente que con su padre por diversos motivos.
Juan Carlos —hasta que se reveló como fuente inagotable de corrupción— supuso una figura de consenso que facilitaba la convivencia en la etapa postfranquista. En cambio, el reinado de Felipe, que pronto cumplirá 10 años en el trono, está marcado por su posicionamiento político a favor de las derechas y como figura clave del anticatalanismo. Su discurso del 3 de octubre de 2017 en pleno procés catalán le catapultó como el Rey de los ultras, pero lo cierto es que ni eso está siendo capaz de mantener.
Vivimos un proceso de radicalización de las derechas tan fuerte que ante el más mínimo cumplimiento de la ley, echan a los pies de los caballos a su máximo representante. Hemos visto cómo llamaban traidor a Felipe VI simplemente por cumplir el formalismo de proponer a Pedro Sánchez como candidato a la investidura tras el fracaso de Feijóo. Además, hay un problema aún mayor que se rumorea entre las élites: que Felipe no consigue contratos como su padre, no cumple su papel como representante internacional y valedor de la oligarquía.
En la Casa Real saben que la abdicación del campechano supuso un cierre en falso de los problemas de la institución monárquica y saben que Felipe no va a poder garantizar la estabilidad de la Corona tanto tiempo como su padre.
Ante eso, parece evidente que la Operación Leonor va a toda mecha. Letizia sabe adaptarse a los cambios, sabe crear un perfil público que encaje en lo que la sociedad reclama en un siglo 21 marcado por el feminismo y por la incertidumbre socioeconómica. Es evidente que está trabajando para configurar a la próxima reina perfecta. Una chica joven, sobradamente preparada (con estudios privados carísimos pagados por el pueblo español), una chica serena y con aspecto impecable pero que respeta la diversidad, buena hija, buena hermana y amiga de sus amigos.
Y la consolidación de ese perfil, es decir, el primer paso hacia la coronación de Leonor, se hará en la jura de la Constitución del próximo 31 de octubre. Por eso no es un acto más, es un acto para legitimar la sucesión dinástica y blindar la continuidad de la monarquía durante décadas sin la más mínima crítica republicana. Y precisamente por esto, Podemos no puede formar parte de esa operación.
En Podemos somos republicanos, es decir, demócratas y, por tanto, pensamos que todos los representantes públicos tiene que ser elegidos por el voto popular, también el jefe o jefa del Estado
ERC, Junts, EH Bildu, el BNG, el lehendakari y el presidente catalán ya han dicho que no acudirán al acto institucional del próximo martes. Sin embargo, Sumar, en su constante actitud pagafantista del régimen del 78 ha asegurado que, al menos Yolanda Díaz y su portavoz Marta Lois, sí participarán en el blindaje de la monarquía.
En Podemos somos republicanos, es decir, demócratas y, por tanto, pensamos que todos los representantes públicos tiene que ser elegidos por el voto popular, también el jefe o jefa del Estado. Nosotros aspiramos a que el pueblo español pueda decidir algún día sobre la forma del Estado, y para ello es una obligación democrática plantarse y no facilitarles el trabajo que para eso ya tienen el consenso de la prensa cortesana y de las estructuras del régimen.
Fuente → diariored.canalred.tv
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