Luis Lucia Lucia, víctima de las dos españas

Luis Lucia Lucia, víctima de las dos españas
Francesc Tur

El régimen republicano que hubo en España desde 1931 a 1936-sin contar los casi tres años más que se prolongó en determinados territorios-contó desde su inicio con la oposición de los sectores conservadores monárquicos y de una parte del Ejército amén del recelo de la Iglesia como lo demuestra la carta pastoral del cardenal Segura del 1 de mayo de 1931, apenas dos semanas después del 14 de abril.
 

En las elecciones de 1931, la victoria de la conjunción republicano-socialista fue clara mientras que la derecha monárquica sufría un duro revés. Existía, sin embargo, una derecha republicana, muy minoritaria , eso sí, representada por el partido de Niceto Alcalá-Zamora, la Derecha Liberal Republicana (DLR) que obtuvo un 5’3% de los votos y 25 escaños sobre 470 del Congreso. En Valencia los ataques del partido del presidente de la República a la Derecha Regional Valenciana (DRV) provocaron que esta formación católica regionalista se retirase de los comicios. En las municipales del 12 de abril, sin embargo, sí que participó la agrupación de Lucia.

La presentación de la DRV había tenido lugar el año anterior, en 1930. Su ideario se basaba en tres principios fundamentales: la doctrina social de la Iglesia Católica, la preocupación por los problemas de la sociedad valenciana -especialmente los que hacían referencia al campo y al liberalismo económico- y la declaración de neutralidad ante el modelo de estado para España.1

Tal posicionamiento alejaba el partido de de los monárquicos tradicionales y de los partidarios de la toma del poder por la fuerza al margen de la legalidad. Estos pasaron a la acción el 10 de agosto de 1932 con el fallido golpe de Estado que dio en Sevilla el general José Sanjurjo (la llamada “Sanjurjada”) que fue condenado por Luis Lucia.

Varios monárquicos miembros de partidos de derechas serían detenidos como es el caso de Antonio Goicoechea, miembro de Acción Nacional y promotor de la revista Acción Española y otros desaparecerían de la escena como Tomás Rodríguez Arévalo, más conocido como el conde de Rodezno. El historiador Martin Blinkhorn en su libro Carlism and crisis in Spain 1931-1939 (Cambridge University Press, 1975) afirma que, en ese momento, se organizó entre monárquicos y alfonsinos una red monárquica clandestina de tráfico de armas que en Navarra fue a parar fundamentalmente a manos carlistas. En relación a la implicación de los tradicionalistas en el intento de golpe afirma Blinkhorn:

Era inevitable que carlistas como Rodezno, Pradera y Bilbao, que se mezclaban política y socialmente con los conspiradores alfonsinos en el mundillo político de Madrid, estuvieran al tanto de lo que se estaba preparando.

Luis Lucia, en cambio, como ya se ha comentado, no apoyó la asonada como tampoco lo hizo el jefe del Partido Agrario José Martínez de Velasco si bien no con tanta contundencia como el valenciano.

Hay que tener en cuenta, además, que dentro de la DRV, existían dos posiciones. Se identificaban dos sectores: uno, moderado, con un ideario democratacristiano que aceptaba la legalidad del régimen republicano y otro más reaccionario conformado por grandes empresarios y las juventudes que, con el tiempo, sería el que acabaría imponiéndose.

El partido de Lucia era una organización interclasista formada en más de dos terceras partes (un 70’65%) por personas no asalariadas, en su mayoría vinculadas a la propiedad agrícola, comercial e industrial y al ejercicio de profesiones liberales cualificadas (abogados u médicos fundamentalmente). También contaba entre sus militantes a jornaleros y asalariados pero estos no representaban más del 15% en el mejor de los casos. Este último sector era el representado por los sindicatos católicos, principalmente por los agrarios y los femeninos. Según Rafael Valls, la eliminación de uno de ellos en la convocatoria de 1936, así como la fuerte oposición a la permanencia del segundo es sintomática de la involución antirreformista y reaccionaria experimentada por el partido.2

El reformismo de la DRV se centraba, por una parte, en las propuestas del catolicismo social (incremento de la pequeña propiedad, accionariado obrero, salario familiar y corporaciones obreras principalmente). Por otra, en la creación de un estado fuerte, capaz de gestionar con energía y eficacia el conjunto de intereses “particulares” de los distintos grupos sociales y regionales, en los que, obviamente, deberían estar presentes los de los valencianos y, dentro de estos, los de la agricultura de exportación.

El 19 de noviembre de 1933 se celebró la primera vuelta de las elecciones legislativas que darían paso al llamado bienio negro. En Valencia ciudad no hizo falta un segundo turno electoral ya que todos los diputados fueron elegidos en el primero. Entre los candidatos que obtuvieron más del 40% de los votos se encontraba Luis Lucia que consiguió 57. 496 papeletas junto a otros políticos de la CEDA en la cual estaba integrada la DRV.

El 6 de mayo de 1934 Lucia se convirtió en ministro de Comunicaciones en el gobierno de Alejandro Lerroux y volvería a ocupar dicha cartera en el gabinete de Joaquín Chapaprieta el 21 de septiembre del mismo año.

¿Cómo fue la actuación parlamentaria de la DRV en el Congreso durante los años en los que ocupó una cartera ministerial?

Luis Lucia Lucia. Fuente: Busca Biografías


El partido no dio su apoyo, por ejemplo, a Manuel Giménez Fernández, ministro de Agricultura entre el 4 de octubre de 1934 y el 3 de abril de 1935 cuando este era motivo de ataques por parte de sus compañeros de la CEDA. Ellos consideraban que iba demasiado lejos en sus pretensiones de limitar el poder de los terratenientes. Giménez Fernández era un democristiano, miembro de la Asociación Católica de Propagandistas que creía en el programa social de la Iglesia y por eso propuso un plan de expropiaciones y un reparto posterior de las tierras. Luis Lucia era del mismo parecer, pero, como decíamos anteriormente ni él ni su formación política apoyaron a Giménez cuando sus proyectos la Ley de protección de yunteros y pequeños labradores así como la Ley de incremento de áreas de pequeños cultivos fueron profundamente modificados por los diputados de la CEDA.

Aun así el gran proyecto social de Lucia al frente del Ministerio de Obras Públicas fue el llamado “gran plan de obras pequeñas” que preveía múltiples actuaciones de bajo coste con las que se esperaba solucionar los problemas inmediatos de la población. El proyecto respaldado por todos los sectores de la Cámara favorecía sobre todo a los pequeños pueblos -hasta entonces bastante abandonados- y ofrecía una solución de corte keynesiano al creciente problema del paro La disolucion anticipada del Congreso dio. no obstante, al traste con estas iniciativas3.

La posición del dirigente valenciano dejaba claro su programa social en una entrevista que Vicent Comes Iglesias recoge en su edición renovada de la obra de Lucia En estas horas de transición y otros escritos (Valencia: Institució Alfons el Magnànim, 2000).

Nosotros afirmamos la propiedad privada como institución funcional de la sociedad, pero añadimos en primer término que toda propiedad tiene una finalidad social que cumplir y que nadie puede abusar de ella contra el interés general; y en segundo lugar, que es deber de todos, del Estado y de los poderosos, facilitar el acceso a la propiedad de los que de ella carecen mediante la constitución de patrimonios familiares, el apoyo de los sindicatos agrícolas para la adquisición de tierras parcelables entre los asociados y el fomento del régimen de participación de los beneficios y el accionariado en la empresa.4

En las elecciones celebradas el 16 de febrero de 1936, Luis Lucia Lucia salió elegido diputado por la circunscripción de Valencia capital y con él José Duaro Chapa. Fueron los dos únicos diputados obtenidos por la CEDA en la, ciudad. El triunfo se lo llevó el Frente Popular que consiguió 84.106 votos y 5 representantes en las Cortes, Lucia y Duato, por su parte, se hicieron con 68. 227 sufragios.5

En los meses posteriores a los comicios los sectores que consideraban que el régimen carecía de legitimidad y que se estaba preparando un movimiento revolucionario, como consecuencia de la victoria del Frente Popular, engrosan notablemente sus filas.

En el Congreso elegido en las urnas el Bloque Nacional, formado por Renovación Española, liderada por José Calvo Sotelo y la Comunión Tradicionalista de Manuel Fal Conde obtuvo magros resultados. A pesar de ello la agresividad en los discursos en el hemiciclo evidenciaban la apuesta golpista de la formación. Muy ilustrativo al respecto es el enfrentamiento con el presidente del Gobierno y ministro de la Guerra, Santiago Casares Quiroga el 16 de junio de 1936 en las que el dirigente ultraderechista incitaba claramente al Ejército a rebelarse.

Cuando se habla por ahí del peligro de militares monarquizantes, yo sonrío un poco, porque no creo-y no me negaréis una cierta autoridad moral para formular este aserto

que exista actualmente en el Ejército español, cualesquiera que sean las ideas políticas individuales, que la Constitución respeta, un solo militar dispuesto a sublevarse en favor de la monarquía y en contra de la República. Si lo hubiera sería un loco, lo digo con toda claridad, aunque también sería loco el militar que al frente de su destino no estuviera dispuesto a sublevarse en favor de España y en contra de la anarquía si esta se produjera.6

En ese periodo muchos miembros de la CEDA abandonaron el partido para unirse a la Falange que había sido ilegalizada en primavera y sus dirigentes, entre ellos su jefe José Antonio Primo de Rivera, estaban encarcelados.

La conspiración militar ya estaba en marcha y contaba con el apoyo activo de los tradicionalistas y, como se ha dicho, de Renovación Española y de gran parte de la CEDA.

En la DRV existía también un importante sector que era favorable a la intervención militar ya que el clima político de extrema polarización que iba in crescendo desde la Revolución de 1934 se había agravado durante los meses posteriores a las elecciones de febrero de 1936.

Afirma Rafael Valls que en el partido el sector juvenil había ido acentuando su lenguaje fascistizante y la militarización. El clima favorable a la “acción directa,” esto es al abandono de la vía legalista y parlamentaria por la insurreccional, no solo se daba en las juventudes del partido sino que era compartida por la mayor parte de su dirección, De hecho, poco después de las elecciones de febrero se inició la organización de una milicia clandestina de la DRV con miembros tanto de la capital como de los distintos pueblos de la provincia de Valencia. A mediados de marzo otros integrantes de la formación harían las gestiones pertinentes para aprovisionarse de armamento. Con la finalidad de recabar fondos para la compra de municiones y para el mantenimiento de los grupos formados se organizaron varias reuniones con militantes del partido en buena posición económica. Los contactos preparatorios del golpe, durante los meses de junio y julio, tuvieron lugar exclusivamente en casas de destacados miembros de la DRV que fueron, asimismo, los encargados de alojar en sus domicilios a los militares desplazados a Valencia. Hubo también un compromiso de apoyar con más hombres a los golpistas de la Unión Militar Española (UME) en el momento en que se produjera la sublevación.7

Bandera de la DRV. Fuente: Wikipedia.
 

Luis Lucia, sin embargo, no estaba en esa línea. Conocidos los resultados electorales que dieron la victoria al Frente Popular en Valencia continuó apostando por la vía institucional. Seguía manteniendo, por tanto, la misma posición que manifestó al periodista José Aparicio cuando fracasó la asonada de Sanjurjo en agosto de 1932.

[…] No tenemos más remedio que condenar el movimiento, sean muchos o sean pocos los que nos sigan en ese criterio, ya que al escribir estas líneas no buscamos el éxito, sino el cumplimiento del deber.

No podemos aceptarlo como católicos, ni como políticos, ni como hombres. Así lo decimos cuando de los cuarteles salía la rebelión contra la Monarquía y así lo repetimos cuando de los cuarteles sale la rebelión contra la República. Nuestra doctrina es hoy la misma de ayer y será la misma mañana. Nosotros no variamos. […]

No podemos aceptarlo como católicos, porque la Iglesia, por boca de sus Pontífices nos prohíbe de manera expresa y terminante toda actitud de violencia frente a los poderes constituidos. […]

No podemos aceptarlo como políticos, porque la experiencia nos enseña que nada perdurable puede crear la violencia. Las armas no son creadoras sino amparadoras del derecho.8

Luis Lucia, según Rafael Valls, conocía los preparativos del golpe y asintió a ellos si bien no participase directamente en su desarrollo. Vicent Comes Iglesias, por su parte, afirma que “ En medio de la intensa violencia sociopolítica de estos meses, Lucia no pudo impedir que que algunos de sus colaboradores más cercanos (sobre todo Manuel Atard y Costa Serrano) se vinculasen a la conspiración en marcha.” Sin embargo, vista su actuación posterior, en mi opinión, lo más probable es que considerase que poco podía hacer para evitarla y, además, era consciente de que una parte de los miembros de su partido eran partidarios de la vía insurreccional.

El 17 de julio se sublevan las guarniciones de Melilla y el Protectorado de Marruecos y el día 18 ya se extiende el movimiento a la Península (Cádiz, Sevilla, Valladolid…). Al día siguiente el cuartelazo se generalizó en las provincias de la actual Castilla-León (antes Castilla La Vieja, León y La Rioja excepto en Cantabria, antes Santander), Zaragoza, Cáceres, Mallorca, Ibiza, Navarra y Álava entre otros lugares.

En Valencia los conjurados tenían previsto actuar como lo haría Queipo de Llano en Sevilla. Así lo afirma el historiador Eladi Mainar. Un militar de prestigio arropado- tenía que ser Manuel Goded , comandante militar de Baleares- arropado por el mayor número de militares posible acudiría a la sede de la División9 para exigir al general Martínez Monje su entrega.

Este era el plan. Ahora bien, la noche del 11 de julio, un grupo de falangistas ocuparon la sede de Unión Radio en la capital del Turia para lanzar una proclama en la que anunciaban que “dentro de unos días saldrá a la calle la revolución nacionalsindicalista,”

Según Mainar este golpe de mano de los joseantonianos que provocó al día siguiente una multitudinaria manifestación de protesta en la ciudad- “enfadó mucho a los militares que urdían la sublevación, pues puso sobre aviso a las autoridades y a los movimientos obreros”. De hecho, cuando llega el 18 de julio añade “la mayoría de miembros de la UME en Valencia y sus enlaces con los cuarteles ya habían sido detenido o estaban vigilados lo que dificultaba la capacidad de maniobra de los golpistas.10

El gran contratiempo para estos sería, sin embargo, la decisión del general Goded de negarse a sublevar la Tercera División y reclamar en su lugar la IV con sede en Barcelona.

El día 18 Martínez Monje ordena el acuartelamiento de las tropas y se mantiene a la expectativa. El 19 se proclama la huelga general y las calles son ocupadas por militantes de la CNT y de la UGT que rodearán los cuarteles sospechosos hasta que, finalmente, estos sean asaltados el 29 de julio.

Portada del diario El Pueblo de Valencia del 19 de julio de 1936.Fuente: Manuel de Moya Martínez.


Sin embargo, ya el 18 de julio Luis Lucia había enviado un telegrama al ministro de la Gobernación Juan Moles Ormella en el que manifestaba su lealtad a la República y su condena de la rebelión militar en estos términos.

Como exministro de la República, como jefe de la Derecha Regional Valenciana, como diputado y como español, levanto en esta hora grave mi corazón por encima de las diferencias políticas para ponerme al lado de la autoridad que es, frente a la violencia y la rebeldía, la encarnación de la República y de la Patria.

Dicho telegrama “ estimándolo como un testimonio importantísimo de adhesión al Gobierno y de condenación de la rebelión que se iniciaba” fue leído veinticuatro consecutivas, por orden de Moles, en las radios gubernamentales, para poner de relieve que no todas las derechas apoyaban la sublevación militar. A pesar de esta inequívoca toma de posición, por sus antecedentes derechistas y católicos, fue detenido y encarcelado, primero en Valencia y después en Barcelona. Así, tras el hundimiento de la legalidad y la pérdida del control de la calle por parte de las autoridades republicanas y el comienzo de la violencia popular anticlerical, su muestra inicial de lealtad al régimen no fue suficiente para la República, ya que fue procesado y mantenido en prisión. De Valencia sería trasladado a la Cárcel Modelo de Barcelona.

Sobre el gesto de Lucia de enviar un telegrama el 18 de julio expresando su adhesión a la legalidad republicana ha habido controversia en relación a la sinceridad del mismo. Los hay que afirman que no fue más que una argucia para salvarse intuyendo, quizás, el fracaso del golpe en Valencia. No se puede saber, obviamente, con certeza, pero, atendiendo a su trayectoria y a sus escritos, en mi opinión, no hubo doblez en el comportamiento del diputado. Otra cosa distinta es que, como dice Vicent Comes “sus expectativas irán decantándose hacia el triunfo de las tropas de Franco11”Comes, precisamente, es uno de los historiadores que defiende la sinceridad de la posición del político valenciano mientras que otros como Rafael Valls la cuestiona. Hilari Raguer, por su parte, expresa dudas sobre el particular, pero evita tomar partido.

En mi opinión, el político habría sido consecuente con le que le dijo a José Aparició en la ya mencionada entrevista publicada en La Voz de Valencia de 1933, cuando el periodista le preguntó si el acatamiento que propugna de la ley y los poderes constituidos era por táctica.

No, amigo, Aparicio; si una virtud puedo en mi vida ostentar con orgullo es la de la sinceridad, es la de l la verdad, . Saben muy bien que por decirla me he jugado muchas veces a la carta de un artículo, mi vida. Mi vida que nada sabe aún, por fortuna, de dobleces ni egoísmos. Nosotros no acatamos el régimen por temor, que eso sería cobardía: ni lo acatamos por conveniencia, que eso sería egoísmo; ni lo acatamos por táctica, que eso sería hipocresía. Lo acatamos por deber; que es dignidad, aunque sea sacrificio, y que como he dicho muchas veces, es tanto más dignidad, cuanto más sea sacrificio..12

En Valencia y en toda la actual Comunidad Valenciana el golpe fracasó. En la capital, como ya hemos señalado, el poder real pasó del Gobierno Civil a un Comité Ejecutivo Popular.  El domingo, las barricadas y milicias armadas ya empiezan a tomar las calles de la capital y esa misma noche se desata la violencia antirreligiosa con el incendio de la iglesia de los Santos Juanes. Dos días después, el martes 21, habían sido incendiados buena parte de los templos y conventos de la ciudad.

Ante este panorama, no es difícil imaginar que un católico practicante y militante derechista como Lucia sintiera amenazada su integridad física y por eso decidió alejarse de la ciudad una semana después de iniciada la rebelión. Informó al gobernador civil, Braulio Solsona Ronda de su estancia en el balneario de Benassal en Castellón. Ante la llegada de un grupo incontrolado se ocultó en diversas casas del Alt Maestrat y de Teruel hasta fijar su escondite en una masía de Cantavieja, en la provincia aragonesa. Allí fue detenido en febrero de 1937 y trasladado a Valencia por una patrulla anarquista.

Según Rafael Valls, la represión sobre los elementos derechistas en Valencia se cebó especialmente con los militantes de la DRV que constituirían, según este historiador, dos tercios del total de asesinados en la zona.13

Cuando el gobierno de la República se instala en Barcelona, allí también es enviado Lucia en diciembre de 1937. Entonces la Comisión de Suplicatorios de las Cortes – tras escuchar a un gran número de testigos-emitió dictamen afirmando que “no comete ni directa ni indirectamente el delito de conspiración a la rebelión militar”y que, en consecuencia, no procedía la concesión del suplicatorio al diputado Lucia. Sin embargo, la Diputación Permanente de las Cortes recibió presiones del jefe del gobierno Juan Negrín en sentido contrario Negrín les recordó a los parlamentarios que el diputado de la DRV, por su filiación católica y por ser líder de una formación de derechas era reclamado tanto por los comunistas como los anarquistas los cuales habrían amenazado al jefe del ejecutivo con retirarle su apoyo si lo hacía.

Los diputados cedieron y un tribunal popular condenó a Luis Lucia a 30 años de prisión. Esta sentencia sería criticada por Indalecio Prieto años después cuando afirmó que con el político valenciano se había cometido una de las mayores injusticias de la República.14

No llegó a celebrarse, sin embargo, el juicio contra el jefe de la DRV aunque el sumario estaba prácticamente terminado en el verano de 1938 y, a pesar de que en octubre el fiscal formuló sus conclusiones en las que le acusaba de rebelión militar y pedía, como ya se ha comentado, treinta años.

Finalmente se fijó la fecha del proceso para el 25 de enero de 1939. Las tropas franquistas estaban a punto de entrar en Barcelona, lo cual ocurrió al día siguiente, el 26 de enero.

Las autoridades republicanas habían huido de la ciudad y, en medio del descontrol general Lucia y otros compañeros consiguieron escapar de la cárcel barcelonesa. En la precipitada huida su sumario judicial quedó abandonado en la mesa de uno de los despachos y allí lo encontraron los militares nacionales al apoderarse de los edificios oficiales.

Plaza de Tetuán en Valencia. Allí se encontraba la Comandancia General de la III
División Orgánica y, enfrente, la sede de la DRV. Los comunistas le cambiaron el nombre durante la guerra por el de plaza Roja. Fuente; Calles y plazas de Valencia.


Lucia, sin embargo, no disfrutó ni siquiera de 15 días de libertad. Fue requerido a través de la prensa por las recién llegadas autoridades franquistas de ocupación y, tras prestar declaración fue de nuevo encarcelado en la Celular de Barcelona. Unos días después se presentaba en la prisión el instructor franquista portando el mismo sumario republicano, única base acusatoria en el proceso sumarísimo que se inició en contra suya. Lo que en el citado sumario había sido aportado como prueba para su defensa ante un tribunal republicano sería ahora utilizado en su contra como prueba determinante para una nueva acusación. Uno de los considerandos de la resolución decía del político de la DRV “ que era enemigo de todo procedimiento de violencia, defensor de la democracia y de las vías legales, de respeto absoluto al Poder constituido.” En consecuencia se le señalaba paradójicamente como autor de un delito de adhesión a la rebelión, castigado con la pena capital El 26 de febrero de 1939 estaba ya juzgado y condenado a muerte.15

El entonces arzobispo de Valencia, Prudencio Melo, evitó la ejecución de la sentencia. Fue él, hombre nada sospechoso para el nuevo régimen el que pidió directamente a Franco que le perdonase la vida. Dicha petición sería aceptada por el dictador que le conmutó la pena de muerte por otra de treinta años.

Según explica Fernando Millán, a partir de ese momento, todas las jerarquías de la Iglesia así como líderes católicos miembros del nuevo gobierno (Esteban Bilbao, Serrano Súñer, Ibáñez Martín, Sainz Rodríguez, etc) solicitaron al jefe del Estado la remisión de pena dados los antecedentes católicos de Luis Lucia. Esta petición fue también aceptada y se le concedió al político valenciano la remisión de pena a cambio del destierro en Mallorca.16

Durante su estancia en la isla, el líder de la DRV escribió numerosas poesías que no salieron a la luz y el libro Qué me dice usted de los presos que fue publicado en 1942 bajo la autoría de un sacerdote amigo suyo, el padre Martín Torrent, capellán de la Modelo de Barcelona. Lo redactó por encargo con el objetivo de recabar algún ingreso económico que paliase la precaria situación en la que se encontraba.en la que vivía.

Ya anteriormente, en el transcurso de su encarcelamiento en Barcelona primero con los republicanos y, luego, con los rebeldes escribió Salterío de mis horas que sería publicado en 1956 en Valencia.

La estancia mallorquina de Lucia duró, sin embargo, menos de lo previsto, tan solo un año, ya que una grave dolencia hizo su aparición en septiembre de 1942. Tras conseguir una autorización gubernativa extraordinaria para trasladarse a Valencia y ser intervenido quirúrgicamente, murió de cáncer hepático la noche del 5 de enero de 1943.17

BIBLIOGRAFÍA

Comes Iglesias, Vicent En estas horas de transición y otros escritos. Valencia: Edicions Alfons el Magnànim, 2000.

Millán Sánchez, Fernando“Luis Lucia. El pensamiento católico en la II República.” Aula d’Història de Lo Rat Penat. (consulta 12/10/2023). Disponible en: loratpenat.org

Montaner, Rafael en “ Los 15 días más largos de Valencia” Levante, 18-07-2011. En: levante-emv.com

Sols Lucía, Ignacio “Luis Lucia, entre las dos Españas.” En: El País, 01/07/2003. Disponible en: elpais.com

Valls Rafael “Aportaciones del carlismo valenciano a la creación de una derecha movilizadora en los años treinta” En: Ayer, nº 38, (2000). Disponible en:

WEBGRAFÍA

“ Resultados y diputados por circunscripciones 1936” En: Historia electoral. Disponible en: historiaelectoral.com

Diario de sesiones de las Cortes, nº 45, 16-06-1936, p.1386. Disponible en: app.congreso.es

1 Fernando Millán Sánchez “Luis Lucia. El pensamiento católico en la II República” Conferencia en el Aula d’Història de Lo Rat Penat. Lo Rat Penat (consulta 14/09/2023). En: loratpenat.org

2 Rafael Valls “Aportaciones del carlismo valenciano a la creación de una derecha movilizadora en los años treinta” En: Ayer,nº 38, (2000).p.143. Disponible en:

3 Ignacio Sols Lucía “Luis Lucia, entre las dos Españas.” En: El País, 01/07/2003. Disponible en: elpais.com

4 Entrevista realizada por José Aparicio Albiñana a Luis Lucia y publicada en La Voz de Valencia el 14 de marzo de 1933 y citada por Vicent Comes Iglesias En estas horas de transición y otros escritos. Valencia: Edicions Alfons el Magnànim, 2000, p.212.

5“ Resultados y diputados por circunscripciones 1936” En: Historia electoral. Disponible en: historiaelectoral.com

6 Diario de sesiones de las Cortes, nº 45, 16-06-1936, p.1386. Disponible en: congreso.es

7 Rafael Valls “Aportaciones del carlismo valenciano a la creación de una derecha movilizadora en los años treinta” En: Ayer,nº 38, (2000) p.150. Disponible en:

8 Entrevista realizada por José Aparicio Albiñana a Luis Lucia y publicada en La Voz de Valencia el 14 de marzo de 1933 y citada por Vicent Comes Iglesias En estas horas de transición y otros escritos. Valencia: Edicions Alfons el Magnànim, 2000, p.195-196.

9 Valencia era la sede de la III División Orgánica al mando de la cual se encontraba el general Fernando Martóinez Monje.

10 Eladi Mainar citado por Rafael Montaner en “ Los 15 días más largos de Valencia” Levante, 18-07-2011. En: levante-emv.com

11 Vicent Comes Iglesias En estas horas de transición y otros escritos. Valencia: Estudio preliminar Edicions Alfons el Magnànim, 2000, p.23.

12 Entrevista realizada por José Aparicio Albiñana a Luis Lucia y publicada en La Voz de Valencia el 14 de marzo de 1933 y citada por Vicent Comes Iglesias En estas horas de transición y otros escritos. Valencia: Edicions Alfons el Magnànim, 2000, p.206.

13 R afael Valls “Aportaciones del carlismo valenciano a la creación de una derecha movilizadora en los años treinta” En: Ayer,nº 38, (2000).p.151 Disponible en:

14 Fernando Millán Sánchez “Luis Lucia. El pensamiento católico en la II República.” Aula d’Història de Lo

Rat Penat. (consulta 12/10/2023). Disponible en: loratpenat.org

-Luis-Lucia.pdf

15 Vicent Comes Iglesias En estas horas de transición y otros escritos. Valencia: Estudio preliminar Edicions Alfons el Magnànim, 2000, p.24.

16 Fernando Millán Sánchez “Luis Lucia. El pensamiento católico en la II República.” Aula d’Història de Lo

Rat Penat. (consulta 12/10/2023). Disponible en: loratpenat.org

-Luis-Lucia.pdf

17Ibidem, p.25.


Fuente → serhistorico.net

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