Los hijos de los militares republicanos, Cordón y Soliva, rememoran el exilio de sus padres en la URRS y Cuba: vidas de lucha y revolución

Los hijos de los militares republicanos, Cordón y Soliva, rememoran el exilio de sus padres en la URRS y Cuba: vidas de lucha y revolución / Paloma Serrano

El acto organizado por el Núcleo de Memoria Historia “Martín Lillo” del PCE-PCPV tuvo lugar el pasado 24 de septiembre

Antonio Cordón (Sevilla, 1895- 1969) y Ramón Soliva (Torre de Capdella, Lleida, 1912- 1973) fueron militares republicanos que “tuvieron que abandonar España, pero que nunca abandonaron su lucha”, en un exilio que fue para ellos “el renacimiento de la esperanza” de los que habían perdido la guerra. Esperanza de volver a una España republicana. Con esas palabras sus hijos, Teresa Cordón y Jordi Soliva, describieron sus sentimientos en la “Jornada de Diálogo con Nuestra Historia. El exilio republicano y la Revolución Cubana”, que se celebró a finales de septiembre en Alicante. Ambos narraron las experiencias con las que rememoraron no solo la vida de sus padres sino, también, y muy especialmente “la de decenas de militares y miembros del Partido Comunista que también sufrieron el exilio como Juan Modesto o Enrique Líster”, de los que Teresa quiso recordar la profunda amistad que les unían a sus padres. Camaradas que prestaron su ayuda, al igual que sus padres, como asesores militares, a los propios países de acogida que, a lo largo de esos años, lo solicitaron.

El acto organizado por el Núcleo de Memoria Historia “Martín Lillo” del PCE-PCPV de la Comarca de l‘Alacantí y Les Marines, en colaboración con la Asociación de Amistad con Cuba “Miguel Hernández” de Alicante y la Asociación Valenciana de Amistad con Cuba “José Martí”, persigue recuperar este periodo histórico a través de las voces de exiliados y exiliadas republicanos comunistas que fueron acogidos por la URSS y por Cuba. Camaradas que continuaron la lucha contra la dictadura franquista y la oligarquía cubana, participando de manera activa en el triunfo de su revolución, pero también en la consolidación de las revoluciones de los países del Este.        

De Praga a Roma pasando por Moscú

Teresa Cordón relató que tras “la caza del republicano” en el exilio francés, que les obligó de nuevo a huir, exiliados como ellos fueron acogidos por países del Este como Yugoslavia, Checoslovaquia o Rusia, y latinoamericanos como Cuba. Este fue el caso del general republicano, Antonio Cordón, que escribió para el PCE en Moscú en 1939, un análisis solicitado por Joseph Stalin sobre las razones de la derrota republicana española. Teresa contó, además, como su padre fue posteriormente requerido por el propio presidente de la entonces Federación Socialista de Yugoslavia, Josip Broz “Tito”, o como formó parte de los militares propuestos a viajar a Cuba, tras la petición de asesores militares realizada por el comandante Fidel Castro. Aseguran ambos, Teresa y Jordi, que a propuesta del Comité Central del Partido Comunista de España y, más concretamente de Dolores Ibárruri, “se ofrecieron los nombres de Ramón Soliva y de mi padre, que finalmente no acudió por problemas de salud”, indica la hija de Cordón. Teresa recuerda que su padre era un militar profesional que había participado en la guerra de África y esa experiencia, “debió pesar para que Dolores le eligiera, pero, sobre todo, tenía un gran respeto a mi padre y una gran amistad”, aseguró. Respecto a Soliva, la hija de Cordón indicó que, además de su experiencia militar, “él formaba parte del Buró Político del Sur, razón que había podido inclinar la balanza a su favor en la elección”. Teresa contó que “Fidel, tras la renuncia de mi padre y al enterarse de que carecíamos de papeles – tan solo poseían credenciales del Gobierno de Checoslovaquia, lo que limitaba sus viajes a los países del Este –, nos ofreció el pasaporte cubano, lo que nos permitió viajar a Italia dónde vivimos hasta la muerte de mi padre y compartimos amistad con la familia de Rafael Alberti y Teresa León”.      

Entre las vivencias, Teresa recordó que Antonio, previamente, viajó de Checoslovaquia a Rusia, como parte de la comisión creada para redactar la “Historia del Partido Comunista de España”, que encabezó Ibárruri, junto a Irene Falcón, Luis Balaguer, Manolo Azcárate y José Sandoval y que nunca llegaría a ver la luz, tal cual estaba concebida. La Hija de Cordón explicó como el traslado de la familia a Moscú, a finales de los cincuenta, reforzó la amistad con la familia Soliva.  El general Cordón nunca regreso a su país y sus restos fueron trasladados a España desde Roma, donde murió el 23 de enero de 1969, años después.

“El renacimiento de la esperanza de los que habían perdido la guerra”

Jordi Soliva relató como su padre, exiliado en la Unión Soviética vía Argelia, formó parte del Ejército Rojo (trabajaba en la Inspección de la región de Moscú como Ingeniero Eléctrico), y cada Fin de Año brindaban con la frase “¡El que viene, en España!”. Una ceremonia que se repitió durante 30 años, recordó su hijo, pero que, entonces, suponía para para ellos cada vez, “el renacimiento de la esperanza” de los que habían perdido la guerra. El militar Soliva, contó Jordi, comenzó su preparación para ir a Cuba a finales de 1959 – año del triunfo de la Revolución Cubana –, junto a Francisco Ciutat, (que usaría el nombre de Ángel Martínez), tras la solicitud realizada por el Gobierno de la Habana. “Estudio en secreto, durante meses, las tácticas del ejército norteamericano contra el que iba a combatir”, describía su hijo. Ramón Soliva llegó a la Habana en abril de 1960 como ingeniero agrónomo bajo el nombre de Roberto Roca Blanco, para asesorar militarmente con grado de comandante (el máximo en Cuba), a Fidel y Raúl Castro y al Che Guevara,entre otros. En Cuba, contó el hijo del militar, refiriéndose a la diferencia de vida en Moscú, “se hablaba español y se cantaba el ¡Ay, Carmela!”.  Ese año y ese mes, recuerda Soliva – el seis de abril de 1960 –, Lester D. Mallory, vicesecretario de Estado de EEUU y asistente para los Asuntos Interamericanos, en un memorándum secreto del Departamento de Estado definía: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro… el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales… hay que emplear todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… para provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”, maniobras que mantienen desde entonces, asegura el hijo del militar republicano.

Jordi Soliva recuerda, entre las muchas anécdotas que vivió junto a su padre, la carta que Raúl Castro le dirigió el 15 de octubre de 1967 desde la Habana a París, en dónde Roberto Roca – por su nombre en la clandestinidad – se encontraba organizando el Partido por orden de Santiago Carrillo, y en la que le adelantaba que el comandante Castro iba a informar en unos minutos al pueblo cubano, en una comparecencia en radio y televisión, “de la muerte del Che Guevara el domingo pasado (9 de octubre) en Bolivia, tras días de contrastar la información”. “No tengo necesidad de explicarte”, continuaba la misiva, “lo que esta pérdida significa para nuestro pueblo y para todos sus compañeros de lucha”. Jordi cuenta, en otro momento de la jornada, que él mismo hizo de intérprete en la llamada Crisis de los Misiles (octubre del 62), a petición de Raúl Castro, cuando un misil tierra-aire de la defensa antiaérea soviética en Cuba, derribó un avión espía estadounidense tipo U-2 (27 de octubre de 1962). Al día siguiente, sigue narrando, su padre le mostró en el maletero del coche dos fusiles automáticos, dos cajas de cargadores y unas bombas de mano, indicándole “guarda eso en el garaje: uno para ti y uno para mi” y eso, sigue relatando Jordi, “me hizo pensar: ¡la que se va a armar!” “Fueron unos días muy complicados”, concluye Soliva. El comandante regresó a España en los 70, donde murió el 23 de febrero de 1973.

“Defender Cuba es defender la causa de todos y la muestra de que otro mundo es posible”

El secretario General del PCPV, Javier Parra, que acompañó en este encuentro a los hijos de los militares republicanos, se sumó al reconocimiento de los españoles y españolas que lucharon, además de en la defensa de la República tras el golpe de estado fascista, en el exilio, “colaborando activamente – recordó el secretario general –, con el Ejército Rojo o en la defensa y consolidación de la Revolución Cubana”, actos que personalizó en Alberto Bayo, del que comentó que, una vez acabada la guerra se exilió en México, donde Fidel Castro le solicitó que entrenara a los 82 hombres que iniciaron la Revolución Cubana”. Parra, también quiso reconocer el papel de Cuba en el mundo, al asegurar que “defender a Cuba es defender la causa de todos y la muestra de que otra sociedad y otro mundo es posible”. Calificó la Revolución Cubana de “ejemplo de resistencia durante muchísimas décadas ante todo tipo de dificultades externas e internas” y, aun así, de ser “ejemplo de solidaridad ante cualquier acontecimiento dramático que se vive en el mundo como durante la Pandemia”, lo que asegura el secretario General, “ha provocado un especial cariño hacia la causa de Cuba, consolidándose los lazos históricos que nos unen como la causa de la República o las de los países latinoamericanos  que han luchado por su independencia”. El también, artista gráfico y muralista, agradeció a la agrupación alicantina y a los participantes su trabajo con la entrega de una serie de láminas de Fidel Castro .

Por su parte, el presidente de la Asociación de Amistad con Cuba «Miguel Hernández» de Alicante, Jesús Gil, anunció en el transcurso del acto, la publicación de un libro que verá la luz en noviembre, escrito por Alberto Hoyos y Pilar Viñau, “homenaje a la Revolución Cubana, a Fidel Castro, y a la lucha y ejemplo del pueblo cubano”, dijo. Esta publicación, añadió, “es un reconocimiento, también, a los centenares de militantes del PCE, que fueron y son decisivos en la constitución y el trabajo realizado a lo largo de 31 años de vida de la Asociación de Amistad con Cuba”. Y es que los lazos revolucionarios, explicó el responsable de Solidaridad Internacional del PCPV y miembro de la Asociación Valenciana de Amistad con Cuba «José Martí», David Rodríguez, se remontan a la Guerra Civil Española, tras el golpe de estado fascista, cuando llegaron desde Cuba 1.412 voluntarios que se unieron a las Brigadas Internacionales (de enero de 1937 a mayo de 1938), entre otros al batallón Abraham Lincoln, para luchar en el bando republicano contra los que consideraban herederos de la vieja España colonial y esclavista. Los primeros que se unieron fueron los cubanos exiliados en EE. UU. y posteriormente el resto que llegó de la misma isla a través de formaciones antimperialistas como el Círculo de Julio Antonio Mella, el Comité Antiimperialista de Revolucionarios Cubanos (CARC) de Madrid, la Joven Cuba y el Partido Comunista de Cuba. Nombres como Pablo de la Torriente Brau, amigo de Miguel Hernández, que conoció en la sede de la Alianza de Intelectuales Antifascistas o el boxeador Isidro Ruiz, añadió Rodríguez.

La cantante y diputada de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, Annie Garcés, una de las voces de la canción “Cabalgando con Fidel”, introdujo el acto con temas míticos de la revolución. La actuación, que se enmarca en la gira que lleva a cabo la artista en diferentes ciudades españolas, contó con colaboración del guitarrista cubano, Eduardo Corcho.


Fuente → mundoobrero.es

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