Ley de memoria y masones: ¿Porque tanto olvido?
Joel Ruiz.
Además de los muertos de la retaguardia franquista durante la guerra, el tribunal especial de la dictadura durante un cuarto de siglo condenará a personas por supuestas relaciones con la masonería, lo que representa también una particularidad española
Al ser poco numerosos y sometidos a una gran censura, los francmasones y sus descendientes son los olvidados de la Historia en un país donde el terror franquista según las cifras asesinó entre 150.000 a 400.000 personas entre 1936 y 1947, hizo 450.000 prisioneros de guerra y medio millón de españoles fueron forzados al exilio. Los millares de víctimas masónicas y sus familias constituyen una pequeña minoría frente a la cifra alcanzada por los otros perseguidos, pero no por eso dejan de ser singulares, ya que la retórica franquista hará de ellos los referentes de la anti-España. ¿Por qué?
La masonería española ha sido la más perseguida de Europa Occidental. Hoy, España se ha convertido en una democracia parlamentaria y la masonería está permitida desde hace más de cuarenta años, lo que representa su período de existencia más largo en la historia de este país. Pero, la francmasonería española de hoy es diferente de la de antes de la guerra. Actualmente en España la masonería sigue siendo considerada como algo “menor”, con menos miembros que antes de 1936 y repartidos en varias estructuras. En vísperas de la Guerra, era entonces tachada de liberal y organizada según dos tendencias, el Gran Oriente Español, muy cercano de su homólogo francés, y una obediencia catalana muy activa. La masonería llamada regular, asociada a Londres, no existía. Los francmasones españoles estaban muy comprometidos a favor de la República. Actualmente, la situación está completamente invertida. Al salir del franquismo, el régimen favoreció la vuelta de una masonería más próxima al formato de una gran logia regular, es decir menos comprometida. La Gran Logia de España es ahora la principal estructura que congrega a más del 50% de los masones del país. Los otros están asociados a la masonería llamada liberal la Gran Logia Simbólica de España, cuya sede se encuentra en Barcelona, o a estructuras regionales apoyadas incluso por estructuras más poderosas como las logias francesas.
A pesar de esta fuerte diversidad que no le permite tener una palabra conjunta y unida, la masonería española se enfrenta a un fondo cultural que aún hoy desconfía de la francmasonería. Sigue vista como una especie de secta tanto desde la izquierda como desde la derecha, y una especie de monstruo de tentáculos complotistas por la extrema derecha española. Todo esto no favorece un interés cualquiera por las familias de masones víctimas del franquismo en las dos leyes de recuperación de la memoria (histórica en 2007 como democrática en 2022). Observamos la imposible reparación de las familias de masones que están incluidas dentro de las víctimas del franquismo y cuya memoria ha sido ampliamente silenciada por unos o por otros. Si las organizaciones masónicas han podido recuperar una existencia legal, las familias de masones se han quedado aparte, relegadas. Además de los muertos de la retaguardia franquista durante la guerra, el tribunal especial de la dictadura durante un cuarto de siglo condenará a personas por supuestas relaciones con la masonería, lo que representa también una particularidad española. Había un máximo de 5000 masones antes de la guerra mayoritariamente intelectuales y políticos, maestros de la Institución Libre de Enseñanza, abogados, etc. Lo más increíble es que el tribunal especial de la dictadura inculpara 35 000 personas y condenara 10 000 por masones. Estas 10 000 víctimas no han sido respetadas, no hubo reparación ni reconocimiento de esta barbaridad: condenar una persona, su familia, expropiar de sus bienes solo por haber tenido ideas liberales supuestamente masónicas. Los dos tercios de los condenados no eran masones, pero tienen derecho a reparación aunque sus familiares hubieran sido masones o no.
De alguna manera, si la democracia española venció al franquismo, permitiendo así trabajar de nuevo a los francmasones en sus logias, las ideas franquistas se perpetúan lamentablemente en el país como esas malas hierbas que el jardinero no llega a hacer desaparecer. Los “masones afrancesados” siguen siendo hoy víctimas olvidadas y denegadas. No existe ni un monumento que recuerde su memoria. Ya es hora en este primer cuarto del siglo XXI que las familias de masones perseguidos consigan Verdad, Justicia y Reparación. Si nos queremos repetir no hay que olvidar.
Fuente → loquesomos.org
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