Peor suerte corrió Carlos Gustavo Frecher, de 28 años, que recibió el impacto de una pelota de goma en la cara, y se desplomó en el suelo, perdiendo el conocimiento. Según los testigos los agentes entraron en la cafetería “golpeando a todos los que se encontraban” y un sargento incluso “dio patadas al herido”.
“Más de un millón de gargantas y una sola voz: ¡Autonomía!” titularía el diario La Vanguardia, en la portada en la que recordaría aquella Diada histórica, celebrada un soleado 11 de septiembre, que, además, había coincidido en domingo, lo que sin duda facilitó una manifestación sin precedentes que demostró las ansias de autogobierno del pueblo catalán y de recuperar sus instituciones. Conviene recordar que el último presidente de la Generalitat, Lluís Companys, había sido fusilado en 1940, por los militares franquistas en el castillo de Montjuic, y que su antecesor, Francesc Macià, declarara la República Catalana, el 14 de abril de 1931. La memoria y la identidad catalana había sobrevivido a los cuarenta años de dictadura, y el pueblo se echó a las calles de Barcelona, y de otras localidades catalanas, para manifestarse de forma pacífica. La Vanguardia destacaría que esa manifestación popular del pueblo catalán había sido “una lección de civismo”. Sin embargo, un hecho vino a empañar la reivindicación nacional catalana, el asesinato de Carlos Gustavo Frecher.
El periodista Xavier Moret, que con el tiempo haría una prolífica carrera como novelista y escritor de libros de viajes, firmaba una columna en el diario El País seis días después, el 17 de septiembre de 1977, en la que daba cuenta de la muerte del joven, “Falleció el herido en la Diada por bala de goma” que se desarrollaba en los siguiente términos: “Carlos Gustavo Frecher, el herido de la Diada que resultó descerebrado a consecuencia del impacto de una bala de goma, murió a las dos de la tarde de ayer. Los partidos políticos celebraron ayer, tras hacerse pública la noticia, una reunión para pronunciarse sobre el tema. En el momento de redactar estas líneas, todavía no se ha hecho público el comunicado conjunto en el que se considera posible que se solicite elevación del caso a las Cortes. Las centrales sindicales, Comisiones Obreras, CNT, CSUT, SOC, CU y UGT, antes de conocerse la noticia de la muerte de Frecher, pidieron en un comunicado conjunto, la dimisión de Martín Villa como máximo responsable de la actuación de la policía en los incidentes.
En una primera versión de los hechos la policía indicó que Frecher había sido atropellado por los manifestantes en su huida de la policía, pero tras la evidencia de los informes médicos, la Jefatura de Policía de Barcelona rectificó la primera versión y reconoció que la fractura de cráneo había sido causada por impacto de una bala de goma.”
Si bien es cierto que la multitudinaria manifestación de la Diada en Barcelona había transcurrido de forma pacífica, a la tarde, a eso de las siete y media, cuando el final de la movilización se encontraba por el Passeig de Gràcia, la policía comenzó a hostigar a los manifestantes más combativos, que les plantaron cara, estos se defendieron a pedradas, mientras la policía utilizó abundante material antidisturbios, lanzando botes de humo y balas de goma, generalizándose los enfrentamientos por todo el eje Rambla-Plaça de Catalunya.
También se denunció la presencia de “Provocadores de ultraderecha en las Ramblas”, “La prensa barcelonesa refleja la fundada sospecha de que los provocadores que incendian autobuses y causan constantes disturbios, pertenecen a la extrema derecha”. Lo cierto es que los enfrentamientos continuaron hasta las diez de la noche, cuando se produjeron los incidentes más graves. Los alrededores de la calle Pelai fueron tomados por la Policía Armada, y un grupo de manifestantes buscó refugio en un bar cercano, hacia donde dirigieron sus disparos. Rosario García, de quince años, recibió un pelotazo de goma en el pecho izquierdo, que le fracturó la clavicula, y fragmentos del hueso se le incrustaron en el pulmón, a pesar de la gravedad de sus heridas, pudo salvar la vida. Peor suerte corrió Carlos Gustavo Frecher, de 28 años, que recibió el impacto de una pelota de goma en la cara, y se desplomó en el suelo, perdiendo el conocimiento. Según los testigos los agentes entraron en la cafetería “golpeando a todos los que se encontraban” y un sargento incluso “dio patadas al herido”. Frecher fue trasladado al dispensario de Pere Camps con una contusión craneoencefálica, hematomas, conmoción cerebral y fractura de cráneo, que le dejaron en estado vegetativo. Murió cinco días más tarde. Estaba casado y era padre de una niña de cinco meses. Ni tan siquiera había participado en la manifestación de la Diada, había bajado al bar para comprar tabaco.
El diario El País también recogió, tras su muerte, la noticia de su sepelio: “Seis mil personas, en el funeral por Carlos Frecher”, en una nota sin firma, en la que se decía lo siguiente: “Unas 6.000 personas asistieron, la noche del martes, al funeral convocado por toda las centrales sindicales de Cataluña en la parroquia de San Andrés, en memoria de Carlos Gustavo Frecher Solana, muerto después de los incidentes originados al final de la celebración de la Diada del pasado día 11. En el interior de la iglesia, que estaba completamente llena, mientras varios miles de personas se encontraban en el exterior, había numerosas pancartas y banderas. En un banco preferente se encontraban los representantes de las centrales sindicales, y en otro, una representación de la Asamblea de Parlamentarios catalanes, presidida por Joan Reventós.
Se calcula que el servicio de orden montado por las centrales sindicales para el acto constaba de unas mil personas. El acto dio comienzo a las ocho de la noche, y ni durante su transcurso ni durante la manifestación que tuvo lugar con posterioridad, hizo acto de presencia la fuerza pública.
Finalizado el acto religioso, los 6.000 asistentes se manifestaron durante más de una hora desde la plaza Orfila, por San Andrés, paseo de Fraga i Puig y plaza del Virrey Amat. Los manifestantes marchaban con gran cantidad de banderas y pancartas, y gritaban diversos eslóganes, entre ellos Carlos, hermano, nosotros no olvidamos, Vosotros, fascistas, sois los terroristas, Disolución de cuerpos represivos, Basta ya de asesinatos, Más trabajo y menos policía y Martín Villa, dimisión.
Los manifestantes marcharon en orden, sin que interrumpieran el tráfico, que era previamente regulado por los efectivos de la Policía Municipal de Barcelona.”
Fuente → nuevarevolucion.es
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