Grau y el campesinado "rojo" en la Asturies de los 30

Grau y el campesinado "rojo" en la Asturies de los 30
Diego Díaz Alonso

El concejo recupera su memoria democrática con un libro y un homenaje a los empleados y cargos públicos del Ayuntamiento republicano. 

Las izquierdas y el movimiento obrero asturiano no sólo arraigaron en los valles mineros y las ciudades fabriles, también hubo en la Asturies de principios del siglo XX un campesinado rojo que tomó partido por la República, el movimiento obrero y el Frente Popular. Grau, la histórica y fértil huerta del centro de Asturies, un concejo fundamentalmente agrícola, pero también una importante villa comercial, fue en los años 30 un destacado foco de las izquierdas, republicanas, socialistas y comunistas. Mayoritariamente identificado con la resistencia al golpe de Estado de julio de 1936, el concejo sufriría una dura represión en la posguerra. Una persecución política, con exterminio físico incluido, que todavía se está investigando, con la apertura de una nueva fosa común este año en El Rellán
 

Esta semana el concejo ha acogido sus terceras jornadas de memoria democrática, promovidas por Ayuntamiento, Principado y Asociación Memorialista de Grado Alcalde Carlos Barredo. Su acto central ha sido este sábado, con la celebración en la Capilla de los Dolores del Día de la Memoria Democrática de Asturies y la Jornada de la Reparación, una actividad que ha incluido la entrega de títulos de anulación de sanciones y reconocimiento y reparación a familiares de empleados y cargos públicos del Ayuntamiento de Grau/Grado represaliados durante la Guerra Civil y el franquismo, entre ellos el alcalde Carlos Barredo, fusilado en el verano de 1936, y esta semana nombrado hijo predilecto del concejo con el apoyo de IU y PSOE, y el voto en contra del PP.

Asistentes al acto del Día de la Memoria.
 
Un momento del homenaje. Foto: principado de Asturias.
 

El historiador Cristian Rangel Valdés, autor del libro ‘El Concejo de Grado durante la II República, la Guerra Civil y la Posguerra, 1931-1948’, financiada por el ayuntamiento moscón y el Ministerio de Presidencia y Memoria Democrática, ubica el origen de la tradición izquierdista del concejo en la fortaleza de un movimiento campesino de tendencia mayoritariamente republicana y socialista, que ya está activo durante la década de los 20, marcada por la breve Dictadura de Primo de Rivera y la agonía del reinado de Alfonso XIII.

La supresión de los foros, los alquileres que los campesinos pagaban por la tierra a la pequeña burguesía rural, sería uno de los banderines de enganche de una parte del campesinado asturiano con las izquierdas. “Había un sentimiento muy fuerte de pertenencia de la tierra que se trabajaba desde muchas generaciones atrás, y en esta lucha por el acceso a la propiedad el sindicalismo agrario lograría implantarse en todas las parroquias el concejo”, explica Rangel, que destaca la importancia en este sentido del sindicato agrícola moscón Luz y Guía, vinculado a la UGT. La supresión de los foros comenzaría durante la Dictadura, pero se prolongaría con la República, que iría limitando la duración de estos contratos hasta extinguirlos de manera progresiva.

En el caso de Grau la estrecha vinculación de las izquierdas con los problemas del campo sería una de las claves de la contundente victoria de republicanos y socialistas en todas las elecciones celebradas durante la Segunda República.

Grau a principios del siglo XX.
 

Prueba de la vitalidad y el dinamismo del movimiento campesino y socialista, es que Grau llegue en los años 30 a contar con dos casas del pueblo. Una en la villa, y otra en la localidad de Peñaflor, propiedad del sindicato agrario, de 326 metros cuadrados distribuidos en dos plantas.

A la izquierda del PSOE, también en los años 30 va a consolidarse un pequeño, pero muy activo Partido Comunista, que en 1933 organiza un mitin de Dolores Ibárruri en la villa. Desde 1931 los comunistas contarán con un concejal en el ayuntamiento, y jugarán un papel destacado en 1934 y 1936.

Parque de San Antonio en los años 30. 
 

Rangel, que destaca la riqueza de la sociedad civil moscona de los años 30 como una de las señas de identidad del concejo, también ha investigado la importancia menor, pero no desdeñable, de las sociedades obreras que agrupaban a la clase trabajadora del concejo, La Invencible, vinculado a la UGT, y El Trabajo, afiliado a la CNT, así como de otras formas de asociacionismo más ligadas a las clases medias y medias bajas, como el Ateneo Popular de Grado, una institución progresista que animaba la vida cultural del concejo, con unos 20.000 habitantes en los años 30. El Ateneo, cuyo presidente sería durante algún tiempo el alcalde Carlos Barredo, contaba con una importante biblioteca y un salón de actos por el que pasarían destacados intelectuales de la época para impartir conferencias sobre diversos temas sociales, políticos y científicos. Prueba de esa vitalidad social y cultural del concejo sería la actuación de Federico García Lorca y La Barraca en septiembre de 1932 gracias a los oficios del intelectual moscón Valentín Andrés, amigo del poeta y dramaturgo granadino. En la villa moscona, la compañía teatral representó los entremeses cervantinos “La cueva de Salamanca” “La guarda cuidadosa” y “Los dos habladores” en la plaza del Ayuntamiento. A la función, con entrada libre, le seguirían una larga cena y sobremesa en la sidrería El Cabaño de la calle Alonso de Grado.

En febrero de 1936 la lista del Frente Popular vencería en el concejo por una amplía mayoría

Un concejo tan politizado no sería ajeno a las convulsiones de una Europa y de una España marcadas por los efectos de la crisis económica internacional, el avance del fascismo y la agudización de la lucha de clases. Socialistas, comunistas y libertarios se unirían a la huelga general revolucionaria de octubre de 1934 contra el Gobierno del Partido Radical y la CEDA, tomarían al asalto el cuartel de la Guardia Civil y organizarían la vida municipal hasta la llegada de las tropas gubernamentales enviadas por el ejecutivo conservador para aplastar el movimiento insurreccional.

En febrero de 1936 la lista del Frente Popular vencería en el concejo por una amplía mayoría. El último alcalde republicano, Carlos Barredo, un abogado y comerciante perteneciente a la pequeña burguesía, destituido tras Octubre de 1934, sería restablecido en su cargo por el nuevo Gobierno de las izquierdas. Militante primero del efímero Partido Radical Socialista, se afiliaría en 1935 a la Izquierda Republicana de Manuel Azaña. Durante su alcaldía, Rangel destaca por el impulso dado a las obras públicas en las parroquias rurales, tanto para mejorar la vida de sus habitantes, como para dar empleo a los numerosos parados del concejo. En julio de 1936 se pondría al frente de la resistencia al golpe de Estado, formando parte del comité unitario integrado por Izquierda Republicana, el PSOE, el PCE, la UGT y la CNT. Rangel destaca de él su “carácter muy legalista, demócrata y pacifista”, pero también una cierta ingenuidad que pagaría con su vida. En agosto de 1936 su intento de mediar con los militares golpistas acabaría con su captura y la de Santiago Sánchez Marinas, chófer y empleado municipal, en las inmediaciones de Luarca. Ambos serían fusilados y enterrados en una finca.

Fosa de El Rellán, Grau. Foto: ARMH
 

Situado en primera línea de frente, Grau sería escenario del cruento enfrentamiento entre los militares sublevados y las milicias antifascistas, pero también de los excesos cometidos en la retaguardia republicana. Unas 50 personas vinculadas a las derechas serían asesinadas en actos de represalia.

Tras la entrada de las tropas franquistas más de 250 personas, según las estimaciones de Rangel, fueron asesinadas en ejecuciones judiciales o extrajudiciales. En su mayoría afiliados y simpatizantes de las izquierdas. Se ponía así fin a un tiempo marcado por el dinamismo social, cultural y político en un concejo que había crecido al calor del campo, el comercio y el ferrocarril. Las banderas rojas no volverían a ondear en el pueblo hasta 1977 y las primeras elecciones democráticas, en las que las izquierdas volvieron a ganar por amplía mayoría. La verdad, justicia y reparación a su alcalde y otros represaliados ha tardado sin embargo otros largos 40 años en llegar.


Fuente → nortes.me

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