Fortunato Agirre interviene en la Asamblea de Municipios Vascos celebrada en Lizarra en 1932. (NAIZ)
El 29 de septiembre, de hace 87 años, era fusilado en Taxoare Fortunato Agirre, alcalde de Lizarra por el PNV que alertó sin éxito de la sublevación militar del 36 y que pagó con la vida su intensa actividad política.
«A ti no te salva ni San Miguel», le espetaron sus ejecutores a Fortunato Agirre hace 87 años, cuando el alcalde de Lizarra por el PNV fue fusilado por su intensa actividad política y tras haber alertado sin éxito de la sublevación militar del 36.
Agirre había nacido en Arellano, una localidad próxima a Lizarra, el 12 de julio de 1893 en el seno de una familia de labradores integrada por diez hijos. Tras pasar por los capuchinos de Lizarra, contrajo matrimonio en Tutera, pero, después de fallecer su esposa, se asentó en la ciudad del Ega, donde puso en marcha un taller mecánico.
En 1929 se casó con Elvira Aristizabal e inició una intensa actividad política, primero como concejal, para después ser elegido alcalde de Lizarra, donde fundó la ikastola, trazó grandes avenidas y dotó a la ciudad de nuevo alumbrado, entre otras mejoras.
Ostentando ese cargo, presidió la Asamblea de Municipios Vascos, celebrada en Lizarra en 1932. Dos años después, dirigió la Comisión de Alcaldes de Nafarroa en defensa del Estatuto de Autonomía y del Concierto Económico Vasco.
Agirre llegó a ser miembro del Napar Buru Batzar del PNV e incluso fue uno de los fundadores del Club Atlético Osasuna.
Era una época de máxima tensión política, especialmente a partir de febrero de 1936, con la victoria en las elecciones estatales del Frente Popular. En marzo recalaba en Iruñea el general Mola, al que el nuevo Gobierno español había ‘exiliado’ en Nafarroa nombrándole gobernador militar con el objetivo de desactivar su posible participación en un golpe de Estado del Ejército.
Pero cuando Mola recaló en Iruñea ya tenía como objetivo precisamente organizar esa sublevación, de la que había sido nombrado ‘Director’ por los generales golpistas. Esos preparativos se llevaban con la máxima discreción, pero algunos indicios de lo que estaba organizando terminaron llegando a oídos del alcalde de Lizarra.
Por un lado, fue informado de que en el cercano monasterio de Irantzu se estaban escondiendo armas que habían terminado recalando en ese lugar a través de cargamentos irregulares procedentes del cuartel de Lizarra.
Le ordenaron no hacer nada
Pero el dato más alarmante le llegó el 16 de julio de 1936, cuando se enteró de que Mola celebraba en el monasterio de Iratxe una reunión secreta al más alto nivel relacionada con una posible conspiración.
Agirre estaba dispuesto a detener a los reunidos recurriendo a la Guardia Civil, pero antes de intervenir decidió informar directamente a las autoridades. Se comenta que recurrió al gobernador civil de Nafarroa, quien habría informado a Madrid, pero también que pudo llamar directamente al presidente del Gobierno español, Santiago Casares Quiroga. De una manera o de otra, sorprendentemente se le ordenó que no hiciese nada.
Pocos días después, el 18 de julio de 1936 y siguiendo el dictado de Mola, se producía la sublevación militar sobre la que había advertido el alcalde de Lizarra. Esa circunstancia y su vida política ligada al PNV hicieron que se convirtiera en uno de los principales objetivos de los sublevados.
Un piquete de falangistas se presentó en Arellano, donde se encontraba Agirre, para detenerle. El alcalde de Lizarra fue encerrado en la prisión de la calle de la Rúa, donde iba a permanecer durante dos meses. Durante ese tiempo se intentó conseguir su puesta en libertad o incluso que fuera canjeado por algún sublevado detenido por los republicanos, pero sin éxito.
Finalmente, el 29 de septiembre, día de San Miguel, del que Agirre era especialmente devoto, fue llevado a Taxoare. Ante los muros del cementerio de la localidad próxima a Iruñea fue fusilado por los sublevados y posteriormente fue enterrado junto a la tapia. 34 días más tarde, su esposa daba a luz a las mellizas Mirentxu y Mikele.
En las inmediaciones del lugar del fusilamiento se encontraba un joven pastor de Lizarra llamado Chasco, quien, al oír los disparos, se acercó al cementerio y pudo ver lo que había sucedido con Agirre.
Ese testimonio resultó clave para saber qué había ocurrido con el alcalde de la ciudad del Ega y dónde se encontraban sus restos. Eso permitió que, durante años, en el día de Todos Los Santos, su viuda y sus cinco hijos pudieran poner unas flores en el lugar donde había sido enterrado.
A finales de los 50 empezó a correr la voz de que restos de fusilados iban a ser exhumados para llevarlos al Valle de los Caídos. Alarmada ante la posibilidad de que su esposo terminara en ese lugar, la viuda de Agirre realizó diversas gestiones hasta conseguir recuperar sus restos, que fueron enterrados en el cementerio de Lizarra el 26 de junio de 1959.
En ese lugar, Fortunato Agirre será homenajeado esta tarde por el PNV en el 87 aniversario de su fusilamiento. En el acto, que comenzará a las 16.45 horas y al que asistirán familiares de Agirre, intervendrán el presidente del Euzkadi Buru Batzar, Andoni Ortuzar; el presidente del Napar Buru Batzar, Unai Hualde, y el presidente de la Junta Municipal del PNV en Lizarra, Ricardo Gómez de Segura. Un acto en recuerdo de quien pudo llegar a frenar el golpe de Estado que terminó derivando en la guerra del 36.
Homenaje en Lizarra
El PNV ha rendido este viernes un homenaje Fortunato Agirre en el cementerio de Lizarra y al que han asistido familiares y allegados de Agirre. También han participado el presidente del EBB, Andoni Ortuzar; el presidente del Napar Buru Batzar, Unai Hualde; y el presidente de la Junta Municipal del PNV en Lizarra, Ricardo Gómez de Segura.
Al acto también han asistido el consejero de Industria y de Transición Ecológica y Digital Empresarial del Gobierno de Navarra, Mikel Irujo; la parlamentaria foral de Geroa Bai, María Solana; la concejala de Geroa Bai en la Ciudad del Ega y parlamentaria foral, Blanca Regúlez; el presidente de Irujo Etxea, Koldo Viñuales; y miembros del Napar Buru Batzar y de EAJ-PNV Lizarra.
El presidente del Napar Buru Batzar, Unai Hualde, ha afirmado que «Agirre fue asesinado por sus valores y por su defensa de la libertad, la justicia y la democracia», y ha asegurado que «frente a la ultraderecha y a la ola reaccionaria y negacionista que hoy está presente en las instituciones, el recuerdo de Fortunato es más necesario que nunca».
Por su parte, Ortuzar ha asegurado que «Fortunato Agirre fue un héroe y una víctima. Y fue héroe y víctima por ser demócrata, por ser abertzale y por mantenerse fiel y leal a las instituciones democráticamente elegidas por pueblo».
«Es triste, pero todavía hay gente que se resiste a recordar lo que aquí pasó, a darle cauce democrático a las víctimas, a su reconocimiento» y «a la justicia y a la memoria que se merecen», ha lamentado, en referencia a la Ley de Memoria Histórica aprobada en el Parlamento de Gasteiz, de la que se desmarcaron PP, Vox y Cs.
«Y esos que se niegan a este tipo de reconocimientos son incompatibles con el Partido Nacionalista Vasco», ha manifestado.
Fuente → naiz.eus
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