Los crímenes del franquismo en la Comarca Avilesina (Asturias). Asesinatos en caliente (2

Los crímenes del franquismo en la Comarca Avilesina (Asturias). Asesinatos en caliente (2)

Viene de la Represión (1)

No es tan cierto que los felones que protagonizaron el golpe de Estado de 1936, solo quisieran realizar una operación quirúrgica para forjar un nuevo estado. Había más, en realidad eran mercenarios al servicio de una oligarquía poderosa que temía perder su poder, sus privilegios, sus “propiedades”. Los sublevados decidieron exterminar completamente a la sociedad Republicana. La represión empezó desde el momento en que la comarca avilesina fue ocupada, en octubre de 1937. La violencia brutal se hizo una terrorífica realidad mediante una represión irregular, basada en el secuestro y asesinato de los seguidores de la República Española.

La persecución se cebó sobre Republicanos de toda condición, pero especialmente los representantes del Frente Popular, militantes de los partidos y sindicatos, soldados, voluntarios, funcionarios medios y familiares. El procedimiento empezaba por iniciativa propia de las bandas armadas fascistas, o por denuncias vecinales. Después, los controles, los registros, el amedrentamiento y las represalias contra los familiares. Tras los arrestos, seguían los interrogatorios, las torturas, y los crímenes, hubo unos 400 asesinados. En muchas ocasiones las familias se enteraban extraoficialmente de la muerte de sus allegados. El registro de desaparecidos alcanza las 320 personas, sus familias no volvieron a tener noticias de ellos.

Las primeras victimas: fueron Benjamín Mariño Suárez, José María Feliz García, Víctor López Barbero, Alejandro García Robes, y Julio Riestra Gutiérrez. Antonio Henarejos, militante de la CNT, soldado del batallón Asturias 251, fue ”sacado” de su casa el 14 de noviembre de 1937, alguien vio como lo llevaban hacia al Monte Palomo o el Estrellín y nunca más supieron de él. Hay muchos testimonios de casos como el anterior. A finales de octubre y principios de noviembre aparecían cadáveres abandonados en el cementerio de la Carriona y en el de San Martín de Laspra , como es el caso de Rufino García Alonso. A lo largo del otoño y el invierno continuaron los crímenes.

Muchos guardias municipales pertenecían a “La Alianza” de UGT, entre ellos el cabo Melitón Corral Luengo, afiliado al Partido Socialista. El 20 de noviembre de 1937 se le abrió expediente y se le llamó al ayuntamiento, Se presentó su mujer Isabel Luengo, que declaró ante el juez que su marido había sido detenido y conducido a la Quinta Pedregal, y que 3 días después ya no estaba allí. Melitón había sido asesinado el 14 de noviembre. Otros guardias, como Francisco Calleja o Ángel Álvarez González, también fueron fusilados antes de su proceso. “Se llevaron a mi padre a la Quinta Pedregal y echaron también a mi abuelo, que era trabajador del ayuntamiento”, recordaba el hijo del primero.

Las redadas y las detenciones fueron en muchos casos violentas: La noche del 25 de diciembre unos falangistas relataron a la guardia civil la detención de 2 huidos, Leandro Rodríguez y José Antonio González “el Toñito”, que estaban escondidos en una casa del Escañorio (Corvera). Después de haber presionado a la novia del Toñito y hermana de Leandro, Argentina Rodríguez, los falangistas les descubrieron matando al Toñito, quien fue abandonado en el cementerio de la Carriona. Isidro Suárez Vega se encontraba escondido en la zona de Salinas, donde tenía su residencia. La guardia civil le sorprendió en su casa y, al ofrecer resistencia, los rebeldes utilizaron a sus hijos como escudos humanos. Finalmente, fue apresado y fusilado.

Los dirigentes Republicanos más significados fueron los mas perseguidos. Los miembros del comité de guerra Emeterio García, secretario del radio Comunista de Avilés, concejal, y Juan Bautista Sánchez “el Rosón”, se ocultaron en la Fábrica de ácidos de San Juan de Nieva, gracias a la complicidad de varios trabajadores del turno. El 4 de febrero de 1938 varios falangistas y guardias civiles los descubrieron. Los 2 fugados consiguieron escapar, pero el turno fue detenido. La testigo Ángeles Alonso Suárez relataba que: “Los llevaron en un camión a la Quinta Pedregal, a mi hermano también. Cuando fui a llevarle el almuerzo, ya no estaba”. Fueron fusilados en la playa de Verdicio varios días después. El 1 de abril fueron abatidos 8 huidos, entre ellos estaban Emeterio y su hermano Francisco, teniente del batallón Asturias “Pablo Iglesias”. El Rosón se refugió en el monte Marapicó, pero el 31 de mayo, la guardia civil le abatió y su cadáver fue expuesto públicamente.

Dos conocidos militantes de la CNT de Avilés, uno de ellos era José López, “El Pantera de Sabugo”, teniente en el ejército Republicano fueron detenidos. Según declaración de la guardia civil, el 17 de febrero de 1938 fueron llevados a declarar a la Quinta Pedregal. En su posterior traslado a la cárcel Nueva, los 2 detenidos consiguieron escapar, por lo que los guardias les dispararon a muerte. El informe forense señaló que encontraron disparos de bala en el cráneo. El proceso fue archivado sin consecuencias para los guardias. Otras fuentes orales denuncian que sufrieron una muerte violenta tras numerosas palizas y vejaciones. Al Pantera lo mataron a palos.

En entrevista realizada a Santiago García Aragón cuenta que “..en la primavera de 1938, varios falangistas y guardias civiles rodearon la casa, preguntaron por mi abuelo Andrés, y se lo llevaron en presencia de su mujer e hijos. Su mujer fue a buscarle el abrigo, pero uno de ellos le respondió ‘..no se preocupe, que a dónde va no va a pasar frío’..”. No se volvió a saber nada más de él. Aida Suárez González recordaba las torturas que sufrió su padre Manuel Suárez, que moriría meses después fruto de las palizas. Los franquistas buscaban a su hija María Suárez, dirigente del Partido Comunista y esposa de Ceferino Gutiérrez Mallada, condenado a muerte en el primer consejo de guerra en Avilés.

Referencias: Memoria Y Olvido En La Quinta Pedregal, Pablo Martínez Corral. Represión en la Comarca Avilesina, Pablo Martínez Corral y Azucena López García. Ambos documentos contienen listas exhaustivas de las víctimas mortales de la represión franquista. Imagen Quinta Pedregal


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