En la Europa que presume de modernidad y progresismo siguen ganando terreno posturas políticas que parecen salidas de la Edad Media. En el caso de España, son un retorno al franquismo.
La Asociación Nacional de Ayuda a las Víctimas de Violencia Doméstica (ANAVID) es una organización ligada a Vox, expresión política de la ultraderecha española, que obtuvo en 2019 el 15% de los sufragios y 52 diputados sobre 350. Seguramente será parte del próximo gobierno en alianza con la primera fuerza de la derecha, que es el Partido Popular.
Al discutirse en el Congreso la ley de violencia de género, uno de los invitados fue Jesús Muñoz, vicepresidente de ANAVID. Allí declaró que: “Lo que más se sufre a diario es la incitación al odio contra el varón; es la misma situación que se daba en Alemania con los judíos.
En esa misma línea un reciente comunicado de ANAVI que criticó el fallo de un tribunal que entregó a la madre la custodia de su hijos sostiene que: “Hemos pasado de una justicia patriarcal a una justicia menstrual orientada a proteger a las mujeres como antaño se protegía a los arios frente a los judíos”. En el mismo comunicado afirma que este tipo de decisiones judiciales promueven que los hombres se tomen justicia por su mano “como única forma de obtener reparación”. Por eso “no resulta extraño que algunos recurran al asesinato preventivo de sus mujeres”.
El concepto de “ataque preventivo”, o “guerra preventiva”, lo popularizó el presidente de Estados Unidos, George W Bush, para justificar el ataque a Irak. Afirmó que ese país constituía una amenaza grave para la seguridad de Estados Unidos porque contaba con armas de destrucción masiva. Producida la invasión, las armas nunca aparecieron. De todas formas este concepto está instalado en los países europeos que han participado con en distintas guerras, amparados por esa justificación. También Rusia ha utilizado ese argumento para justificar su invasión a Ucrania.
En la legislación española el derecho del marido de matar a su mujer fue una herencia del derecho romano y estuvo presente en el Codigo Penal de 1870, que incorporó a la «venganza de la sangre», una facultad criminal concedida a los padres y maridos para matar a sus hijas y esposas, y a los hombres que yacían con ellas.
Habiendo sido derogado en el siglo XX, la dictadura de Franco lo volvió a poner en vigencia, y rigió hasta 1963.
Lo que es seguro, es que si se sigue avanzando la derecha y se siguen difundiendo estos argumentos, aumentará el número de femicidios.
Fuente → tramas.ar
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