Igualdad republicana

Igualdad republicana
Arturo del Villar


No es posible considerar un modelo de país a los United States of America (USA), pero es una República, una ventajosa fórmula de Estado derivada de la Grecia y la Roma clásicas, en la que manda el pueblo. Por serlo así ofrece a sus ciudadanos innumerables ventajas sobre las monarquías, un sistema propio de sociedades primitivas en las que manda el más bruto sojuzgador de la tribu, en consecuencia impropio de una sociedad culta, como es la del siglo XXI de nuestra era.

Lo estamos comprobando una vez más ahora mismo, al saber que el expresidente de los USA y candidato a la reelección, el poderoso empresario Donald Trump, fue condenado el pasado 9 de mayo de este 2023 por un jurado de Nueva York, que lo consideró culpable de abuso sexual y difamación contra la escritora E. Jean Carroll. Se le condenó a pagarle cinco millones de dólares.

Este singular personaje tiene pendientes varios juicios, uno de ellos relacionado con la sentencia citada, porque resulta ser un depredador sexual no calmado con sus tres matrimonios sucesivos. El pasado 30 de marzo otro jurado aprobó imputarlo por el pago de 130.000 dólares a la actriz, llamémosla así, pornográfica Stephanie Clifford, conocida en su ambiente como Stormy Daniels.

Entablaron relación durante un torneo de golf en Lake Tahoe, y se fueron a la cama juntos, porque Trump le prometió convertirla en protagonista de un espectáculo televisivo. A él se le olvidó la promesa, y ella decidió recordársela durante una entrevista en televisión en 2016, cuando Trump era candidato a la presidencia del país, y así lo anunció. Un abogado amigo del candidato, Michael Cohen, se puso en contacto con ella y le ofreció un regalo de 130.00O dólares si se callaba. Ella aceptó y ambos firmaron un contrato de confidencialidad, pendiente de la firma también de Trump. De nuevo él olvidó hacerlo. Resultó elegido presidente aquel 8 de noviembre, y el 20 de enero de 2017 juró el cargo como presidente de los USA.

En principio ahí pudo terminar la historia, si no fuera porque la llamada Daniels consideró nulo el acuerdo por no haberlo firmado Trump, y relató la historia urbi et orbi. Lo que empezó como una vulgar aventura sexual se convirtió en un delito federal, debido a que los 130.000 dólares fueron sustraídos del dinero destinado a la campaña electoral. Este es el caso pendiente que amenaza a Trump ahora, cuando quiere volver a presentarse como candidato a las próximas elecciones presidenciales.

República frente a monarquía

Así se juzga la vida sexual de un presidente de República, elegido por el pueblo, que ha demostrado ser un incontinente sexual pagador de sus prostitutas con su dinero personal. Resulta aleccionador compararlo con lo que sucede en un reino, por ejemplo el de España, en donde Juan Carlos I de Borbón y Borbón estuvo a la cabeza del Estado desde 1975 hasta 2014, nada menos que 39 años en los que hizo cuanto le dio la real gana, sin tener que dar cuenta a nadie de sus actos y actividades, debido a que el genocida dictadorísimo vencedor de la guerra levantada por él mismo en 1936 le designó su sucesor a título de rey, y lo consentimos.

Está dotado de la incontinencia sexual característica de la dinastía borbónica, en la que sobresale como la mayor ninfómana de Europa su tatarabuela Isabel de Borbón y Borbón. Era tan golfa que sus vasallos no quisieron tolerar sus escándalos, por lo que civiles y militares organizaron en 1868 una revolución conocida como la Gloriosa. En esta dinastía han sido costumbre los matrimonios consanguíneos entre primos o entre tíos y sobrinas, lo que provocó su decadencia, ya predispuesta a la imbecilidad debida a la locura hereditaria padecida por su iniciador, Felipe V. Por ello se repite el apellido Borbón incansablemente.

Juan Carlos I de Borbón y Borbón ha superado a sus antecesores en las dos ocupaciones principales de su reinado: acumular delictivamente una fortuna personal valorada en dos mil millones de euros, y disfrutar de un harén que el hispanista Andrew Morton ha calculado en 1.500 odaliscas, unas 30 al año desde los 16 de su edad: así lo cuenta en su documentado ensayo Ladies of Spain, publicado en 2013 por La Esfera de los Libros, página 78. El dato ha sido copiado por otros escritores, aunque sin citar la fuente informativa, lo que demuestra su credibilidad. Es una cantidad escandalosa, pero hemos de comprender que en algo debía entretener sus ocios reales, por no tener ninguna obligación.

Lo que distingue la sexualización de la posesión del poder político en el caso examinado de Donald Trump y el de Juan Carlos de Borbón y Borbón es el pago de los sobornos para mantener calladas a las odaliscas. El político estadounidense ha utilizado su dinero, mal empleado debido a que estaba destinado a sufragar los gastos de la campaña electoral, aunque a fin de cuentas suyo. El rey de España ordenó a sus lacayos pagar a sus golfas con cargo a los presupuestos generales del Estado, para no disminuir su gran fortuna personal.

Está documentada esa desvergüenza real, hacernos pagar a los vasallos sus actividades sexuales. En el ensayo de Jesús Cacho titulado El negocio de la libertad, publicado por Foca en 1999, se relata con toda clase de datos en el noveno capítulo, aunque guardando el obligado sigilo para evitar la querella judicial, lo caro que nos costó mantener callada a una presunta actriz elegida por su majestad el rey católico para cometer un adulterio continuado. Ella es mucho más lista que su compañero de cama, por lo que le grabó las hazañas sexuales y las conversaciones reservadas, sin que él advirtiera nada por hallarse muy distraído en tales momentos. Adquirir esas cintas nos ha costado millones de euros, y es seguro que habrá copias de ellas. Y eso es solamente un caso muy bien explicado por un periodista.

El expresidente de los USA debe enfrentarse a los tribunales de Justicia de su país, para explicar cómo trataba a las mujeres que se llevaba al catre, sin ser la legítima con la que estaba casado. Al exrey de España no existe ningún tribunal ni juez ni fiscal que se atreva a procesarle por su conducta sexual inmoral, ni tampoco por habernos cargado a los sufridos vasallos el soborno a sus compañeras de juerga.

No es que los USA sean un modelo de país, pero ofrecen unas garantías de imparcialidad a sus ciudadanos de las que carecemos en el reino de España. Allí al que fuera jefe del Estado se le procesa por ejecutar las posturas del Kama sutra fuera del matrimonio. Aquí al que fuera rey se le ríen las gracietas y se tolera que reuniera tan extenso harén, incluso por parte de su legítima esposa, con la que contrajo doble matrimonio, por el rito ortodoxo griego y por el catolicorromano. Ventajas de ser rey para él, desventajas para sus vasallos. Yo me declaro apátrida, porque la corrupción de esta monarquía es insufrible.


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