Homenaje a las mujeres de Ezkaba, las grandes olvidadas que sacaron adelante a la familia
Homenaje a las mujeres de Ezkaba, las grandes olvidadas que sacaron adelante a la familia

En el acto del Fuerte de San Cristóbal han homenajeado a los presos que entre 1934 y 1945 estuvieron encerrados en la prisión de Ezkaba. Ha sido el primer evento desde que se ha declarado como lugar de memoria y ha sido especial porque han recordado lo que tuvieron que pasar las mujeres.

 

La Asociación Txinparta-Fuerte San Cristóbal, organizadora del acto que se realiza anualmente a las puertas de la cárcel de Ezkaba, ha quedado esta vez especialmente satisfecha. Por un lado, según ha declarado el presidente Víctor Oroz a NAIZ, ha sido «un acierto» recordar a las mujeres que, además de sufrir el dolor de la pérdida de sus maridos, padres, hijos o hermanos, tuvieron que soportar el acoso, el desprecio y la represión económica, física y sexual de los fascistas. En esas pésimas condiciones, fueron capaces de sacar a la familia adelante y apoyar a los presos.

Muestra de ello han sido las intervenciones de cuatro familiares que han hablado desde el punto de vista no solo del preso sino de toda la familia, describiendo en qué situación quedaron. Han hablado un bisnieto de un preso de Valladolid, Alejandro Rivas; una nieta de un muerto en fuga, Beatriz Fernández; la hija de un preso, Ana María Lázaro; y el nieto de un preso, Agus Hernán.

Intervención de Agus Hernán. (Aitor KARASATORRE/FOKU)
 

«Ha sido muy emotivo y la gente ha salido contenta, algunas con lágrimas en los ojos», ha comentado Oroz al final del acto, cuando se dirigía a comer junto con los familiares al Hotel Villaba. «Nos reuniremos unas 80 personas. Hay muchas que vienen de fuera y tendremos una larga sobremesa para compartir momentos bonitos. Una parte positiva de la memoria histórica es estar con los familiares, y lo vamos a disfrutar», ha explicado.

Lugar de memoria

Otro motivo de alegría para las y los participantes del homenaje de Ezkaba ha sido el hecho de que la antigua prisión ha sido declarada lugar de memoria, una reivindicación que se ha hecho realidad gracias al tesón de las familias, asociaciones memorialistas y otros agentes. «Consideramos esto como un avance importante, aunque la burocracia que conlleva la colaboración de varias administraciones ralentiza tanto las cosas que puede poner a prueba nuestra paciencia», ha indicado el presidente de Txinparta en su intervención.

El acto de Ezkaba ha sido muy emotivo. (Aitor KARASATORRE/FOKU)
 

«En todo caso, pensamos que son una buena noticia esos reconocimientos y seguiremos trabajando para que de una vez por todas se adecente y haga accesible el cementerio de las botellas, que se amplíen las posibilidades de visitar el fuerte, y aspiramos a que pronto este homenaje lo podamos realizar en el interior del fuerte», ha manifestado.

«¡Como siempre! Pues sí»

En Txinparta siguen trabajando para esclarecer todo lo que aconteció en este lugar. Oroz ha anunciado que añadirán de inmediato otros 300 nombres al listado de presos. «Transmitiremos a las nuevas generaciones siempre que se nos propone, organizaremos y guiaremos visitas al fuerte, haremos charlas, colaboraremos en la identificación de restos, nos comunicaremos con familiares y atenderemos sus solicitudes siempre que podamos», ha expuesto.

«Estaréis pensando, ¡como siempre! Pues sí. Siempre hemos tenido la atención a las familias como prioritario y si es cierto que ya no quedan presos vivos que sepamos, no es menos cierto que quedan hijas, nietos, bisnietas que no están dispuestas a olvidar las calamidades a que fueron sometidos y nos exigen el reconocimiento social de los suyos», ha subrayado el presidente de la asociación.

Tras muchos años de trabajo, investigación, recogida de testimonios hechos por Txinparta y por otras asociaciones e investigadores, han podido romper «el manto de silencio y de bulos con que el franquismo trató de ocultar y desfigurar los atropellos a los que fueron sometidos los más de 7.000 presos, la mayoría defensores de la República y de los valores que esta representaba».

Uno de cada diez no volvió

Uno de cada diez presos de Ezkaba nunca volvió a su casa. A muchos los mataron de hambre, frío y miseria, como a los 203 enterrados en los cementerios de la vieja céndea de Ansoain. A otros muchos los fusilaron, como a los 21 recuperados recientemente en Berriozar y a los cuatro de Artika.

A otros, ha recordado, «los eliminaron como a conejos por los valles de aquí al Estado francés. Es lo que les hicieron a los 206 que participaron en la fuga del 38 (este lunes hará 85 años). A otros los fusilaron en la Vuelta del Castillo, como a los 14 que acusaron de ser responsables de la fuga, o los dejaron a merced de la tuberculosis, amiga del hambre, del frío, del hacinamiento y la miseria, como a los 131 que entre 1942 y el 1945 acabaron en el cementerio de las botellas».

Cada uno ha dejado un mensaje en una botella, y se ha llevado una botella distinta a casa. (Aitor KARASATORRE/FOKU)
 

Fuente → naiz.eus

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