En un esfuerzo por recuperar la memoria de republicanos españoles que tuvieron que huir a Chile tras la Guerra Civil, una treintena de descendientes de esos exiliados se reúnen para evitar que esas historias caigan en el olvido.
En un esfuerzo por recuperar la memoria de republicanos españoles que tuvieron que huir a Chile tras la Guerra Civil, una treintena de descendientes de esos exiliados se reunieron para evitar que esas historias caigan en el olvido y crearon bitácoras con fotografías y textos guardados durante décadas en baúles.
Los padres de Carmen y Rafael García llegaron a Chile en 1939 a bordo del Winnipeg, el emblemático barco flotado por el Nobel Pablo Neruda cuando era embajador chileno en Francia.
Huyeron de Europa tras pasar semanas en campos de concentración franceses para refugiados españoles: no los querían ni en España ni en Francia.
El padre, militante del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), cruzó los Pirineos como soldado del ejército republicano, a medida que los franquistas avanzaban en el frente.
La madre escapó primero a Valencia y, después, recorrió la costa mediterránea hasta Francia, con una hija que murió en el camino por las inclemencias. Ambos se reencontraron al ser elegidos para viajar en el Winnipeg.
Su historia es solo un ejemplo de los miles de españoles que tuvieron que marchar al extranjero por la persecución política en España tras la guerra civil (1936-1939) y la posterior dictadura de Francisco Franco, aliada de los fascismos alemán e italiano.
"Vamos a contar todo lo que pasaste"
Es sábado por la mañana y en una sala del Centro Cultura de España en Santiago de Chile reposan decenas de fotografías antiguas, cartas, cartillas de racionamiento y recortes de periódico.
Una veintena de descendientes de españoles republicanos -la mayoría nacidos en Chile, pero otros llegados de niños- se preparan para un taller de cianotipia, una técnica antigua de copiado fotográfico monocromático en tonos azules.
Sobre un pliego de cartulinas de colores, irán componiendo y ordenando a lo largo de varias sesiones la historia de su familia, usando otras técnicas como el collage o la encuadernación.
"Nuestro padre no está, pero es como decir: 'Mira, papá, todo lo que tú hiciste no quedó en nada. Vamos a explicar todo por lo que pasaste porque estaba en silencio", explica a EFE Rosario López, que participó junto a su hermana Mercedes, ambas nacidas en Chile.
Los historiadores calculan que fueron más de 3.000 los republicanos españoles que llegaron a Chile tras la guerra, no solo en el Winnipeg, sino también en otros barcos que atracaron hasta la década de 1950.
Aprender para no repetir
El exilio republicano en Chile se organizó principalmente alrededor del Centro Republicano Español, que funcionó durante décadas como punto de encuentro, aunque también hubo centros regionales, como el casal catalán o el valenciano.
"Nuestro padre fue comisario político en la guerra y siempre combatió en Valencia. Después estuvo cuatro años preso", cuenta López, mientras su hermana borda con hilos de colores fuegos artificiales sobre una fotografía antigua de unas fallas valencianas.
"Cuando salió, siguió con la actividad política y lo volvieron a encarcelar. En 1950, huyó a Francia y cogió un barco para Chile", añade.
Las hermanas López se empaparon de las tradiciones y la gastronomía valencianas gracias a las historias de su padre, pero también en el casal, que con la pandemia dejó de tener sede física pero sigue funcionando como organización.
Pese a las diferentes trayectorias de cada familia, hay una constante entre muchas de ellas: sus padres guardaron silencio y se callaron los horrores que sufrieron en la guerra.
"Creo que nuestro papá no quería recordar. Fue tan doloroso para él ver morir a tantos compañeros, saber que había muerto su hija sin ni siquiera poder tomarla en brazos... Su hermano murió también baleado a su lado. Él decía que nunca volvería a España hasta que se fuera Franco", recuerda a EFE Carmen García.
Rafael, su hermano, observa "con espanto" cómo a veces "se repite la historia, los mismos dolores, las mismas amenazas".
"Ojalá se pudiera masificar entre la juventud el conocimiento de la sociedad para evitar pasar por dolores como los que pasaron nuestros padres y muchas familias que lo perdieron todo", concluye.
Fuente → publico.es
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