Conrad Miret i Musté, el luchador antifascista olvidado

Conrad Miret i Musté, el luchador antifascista olvidado
Joan Roger Gonce

El 27 de febrero de 1942 murió en prisión La Santé de París Conrad Miret i Musté, tras ser detenido y torturado por haber liderado una de las principales organizaciones francesas contra la ocupación nazi. Firme guerrillero antifranquista, militante de acción, rebelde y, hoy en día, un gran olvidado, fue uno de los jóvenes de una generación que lo dio todo, incluso, su vida, en la lucha antifascista 

 Antes de adentrarse en la figura de Conrad Miret i Musté, cabe remarcar que rehacer su biografía es una tarea muy complicada por la gran cantidad de vacíos documentales y contradicciones en los diferentes escritos que han ido proliferando en los últimos años para homenajear -lo. La mayoría se centran en su hermano José, que en 1937 llegó a ser consejero de la Generalidad. Los años de infancia y juventud de Conrad Miret son los más difíciles de investigar y, con demasiada frecuencia, se confunde parte de su biografía (aficiones, trabajo o intereses) con las de Josep. A pesar de los obstáculos, esta aproximación biográfica a la figura de Conrad Miret i Musté resulta necesaria para remarcar que todavía hay mucho trabajo por hacer para recuperar la memoria de una persona que ha caído en el olvido.

Nació el 15 de abril de 1906, en la calle Comte d'Urgell de Barcelona. Era el hijo mayor de una familia humilde, con tres hermanas, Francesca, Magdalena y Juanita; y un hermano, Josep, con quien el deporte, pero sobre todo la militancia política, les uniría y haría vivir vidas casi paralelas y con un destino fatal similar. Algunos escritos dicen que era muy aficionado al baile y, a menudo, también se le asocia al mundo del rugby, afirmándose que fue jugador de este deporte en el Fútbol Club Barcelona. Desgraciadamente, el archivo del club no dispone de documentación interna del departamento de rugby de semillas y, por tanto, se hace difícil contrastar esta afirmación. Quien sí consta como jugador de rugby fue su hermano.

En los años veinte, Conrad Miret empezó a practicar atletismo en la Unió Esportiva Sants, donde probablemente entró en contacto con el rugby, y posteriormente jugó en el Barça. En investigación hemerográfica lo encontramos, como mínimo, en el equipo que ganó las competiciones de Cataluña y España en el año 1932. Por otra parte, desconocemos cuál era el oficio de Conrad y si estudió o especializarse en algún ámbito académico. Sí lo hizo Josep, quien estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona. Lo que sí se sabe es que Conrad, así como Josep, eran muy activos políticamente, y que de muy joven el primero ya empezó a militar en las juventudes de la Unió Socialista de Catalunya (USC).

Combatiendo el fascismo

El inicio de la dictadura de Primo de Rivera y el pase a la clandestinidad del partido no hicieron más que reforzar las convicciones políticas de Conrad, que siguió militando activamente. Hombre de acción, en julio de 1936, hizo frente al intento de levantamiento fascista en las calles de Barcelona y, posteriormente, participó, junto con su hermano, en la fundación del Partido Socialista Unificado de Cataluña –antes de partir hacia el frente a defender la legalidad republicana de los golpistas. En cuanto se formó el Ejército Popular de la República, Conrad entró a formar parte y, en 1938, llegaría a ser comandante de la 140ª Brigada Mixta. Primero, combatió en el frente de Aragón, en la batalla de Belchite del verano de 1937; después, en la defensa de Lleida, en marzo de 1938; y también en la batalla del Ebro desde septiembre de ese mismo año. Con el descalabro republicano en el Ebro continuó combatiendo el fascismo hasta febrero de 1939, cuando atravesó la frontera con la última retirada. Al pasar los Pirineos, como tantos otros catalanes, Conrad fue internado por las autoridades francesas en un campo de concentración en el Rosellón. Primero fue a parar al campo de Argelès ya continuación sería trasladado al de Sant Cebrià, de donde conseguiría huir.

En cuanto se formó el Ejército Popular de la República, Conrad entró a formar parte y, en 1938, llegaría a ser comandante de la 140ª Brigada Mixta

Después de la huida de este campo de concentración, la pista de Conrad se vuelve confundida hasta bien entrado en 1941. Algunas fuentes dicen que, en 1940, fue detenido y encarcelado en la cárcel de La Santé de París, de donde conseguiría huir, pero esta información es difícil de contrastar. En cambio, sí se ha podido confirmar que, en verano de 1941, su hermano Josep –que durante ese tiempo había sido uno de los encargados de reorganizar y dirigir al PSUC clandestino en el exilio francés– puso en contacto a Conrad con el jefe del comité central del reconstituido Partido Comunista Español en el exilio, Emilio Gómez Nadal –alias Henri– , que estaba organizando los primeros grupos de resistencia armada. Según Henri, rápidamente Conrad se ofreció como voluntario para iniciar y liderar la primera guerrilla urbana que se formó contra la ocupación alemana en la ciudad de París.

En junio de 1941, con el inicio de la invasión nazi de la Unión Soviética, el Partido Comunista francés puso en marcha lo que sería uno de los grupos fundamentales de resistencia francesa, la Organización Especial (OS por sus siglas en francés) , que a inicios de 1942 pasaría a denominarse Francotiradores y Partisanos Franceses. Una de las principales organizaciones que formaron parte fue la llamada Mano de Obra inmigrante (MOI), que contó con una fuerte presencia de comunistas españoles y catalanes y fue responsable de algunos de los grandes sabotajes contra nazis y col colaboracionistas franceses.

Uno de los nombres destacados de la MOI fue, precisamente, el de Conrad Miret Musté, quien la lideró y utilizó los conocimientos y experiencia militares adquiridos durante la Guerra Civil para fortalecer la organización antifascista

A partir de 1941, la MOI, que se había creado en los años veinte como organización sindical de la Internacional Sindical Roja para integrar a los trabajadores comunistas migrados al Estado francés, sirvió para atraer a inmigrantes extranjeros a la lucha clandestina contra el nazifascismo. Uno de los nombres destacados de la MOI fue, precisamente, el de Conrad Miret Musté –alias Lucien , también Miralcamp y posteriormente, Alonso . La lideró y utilizó los conocimientos y experiencia militar adquiridos durante la Guerra Civil para fortalecer la organización antifascista. Según consta en varios documentos y tal y como relatan compañeros de lucha, Conrad dirigió unidades armadas de sabotaje y se encargó de suministrar armamento o fabricar explosivos, mientras que otros compañeros, como su hermano, editaban la prensa clandestina y subversiva incitando a la rebelión antifascista.

Conrad Miret participó directamente en diversas operaciones contra objetivos alemanes y colaboracionistas franceses. Según hacen constar los testigos, antes de ser detenido participó, al menos, en el ataque con bombas incendiarias en dos estacionamientos de vehículos de la Wehrmacht —fuerzas armadas de la Alemania nazi— en Vincennes y París, así como en un ataque a un hotel que albergaba a oficiales alemanes, en la calle Championnet de la capital francesa, donde lograron ajusticiar a tres soldados nazis. 

Detenido y torturado en París

En febrero de 1941, cerca del Palacio de los Inválidos de París, detienen a Conrad Miret. Su detención estuvo ligada a una operación de la Brigada Especial de la policía francesa en colaboración con la Gestapo para desmantelar la resistencia antifascista en la capital. Algunas fuentes afirman que le detuvieron gracias a una delación. En varias razias arrestaron a 28 personas, a 27 de las cuales, el 15 de abril de 1952, se les abrió un proceso judicial que culminaría en un juicio farsa en la casa de la Chimie parisina. La mayoría terminaron condenadas a muerte. El 28º arrestado, que no llegó a presentarse en el consejo de guerra, fue el propio Conrad. El día 27 de febrero de 1942, la policía colaboracionista francesa lo puso en manos de la Gestapo, que le llevaron a la cárcel de La Santé para interrogarlo. Fue torturado salvajemente hasta que su cuerpo aguantó más. Murió esa misma noche.

Dicen que no cedió a las presiones de sus verdugos y no delató a ninguno de sus compañeros de lucha. Su cuerpo fue arrojado a una fosa común del cementerio del municipio de Bagneux. La destrucción de parte de este cementerio durante la guerra hizo que la fosa común y los restos de Conrad desaparecieran para siempre.

Su detención estuvo ligada a una operación de la Brigada Especial de la policía francesa en colaboración con la Gestapo

El destino de su hermano no fue muy distinto. Continuó su lucha clandestina hasta ser detenido el 30 de noviembre de 1942, junto a otras cuarenta personas, muchas de ellas dirigentes del PCE-PSUC. Un mes después, sería juzgado e internado en La Santé de París. Posteriormente, entre agosto y septiembre de 1943, le enviaron al campo de concentración y exterminio de Mauthausen, de donde ya no salió. José fue asesinado el 17 de noviembre de 1944. El oficial de las Schutzstaffel (SS) Hans Bühner lo remató después de haber sido herido por un bombardeo aliado.

La figura de Conrad Miret y Musté, militante comunista y antifascista que dio los mejores años de su vida a la lucha por la libertad, ha estado durante mucho tiempo olvidada. Gracias a los trabajos de documentación llevados a cabo por la entidad Amigos de los Ancianos Guerrilleros Españoles en Francia – Fuerzas Fracesas del Interior (AAGEF-FFI por sus siglas en francés), se localizó su acta de defunción en el Ayuntamiento de París. En el documento, se certifica que, el 27 de febrero de 1942, murió asesinado en prisión de La Santé. La asociación también logró que, el 6 de mayo de 2013, se le atribuya el título de “Mort pour la France” –Muerte por Francia–, por parte de la oficina nacional de los Antiguos Combatientes y Víctimas de la Guerra de Francia . El 25 de agosto de 2013, durante los actos de conmemoración de la liberación de París, se le homenajeó públicamente y finalmente, a finales de 2013, el Ayuntamiento de París colocó una placa en uno de los muros de la cárcel donde fue asesinado y donde se le recuerda como héroe de guerra.

En los Països Catalans, en cambio, Conrad Miret y Musté fue cayendo en el olvido a medida que los años iban pasando, hasta llegar a ser un desconocido por las nuevas generaciones. No fue hasta abril de 2018 que el Ayuntamiento de Barcelona, ​​en el edificio donde vivió, ubicado en el número 68 de la calle Aribau; instaló una placa en su recuerdo y le rindió un pequeño homenaje. Sin embargo, su historia completa, el recuerdo de sus años de niñez, juventud, y primeros intereses y participación política, todavía están por redescubrir y escribir. Queda, por tanto, mucho trabajo por hacer para recuperar su memoria y colocar a este luchador antifascista en el lugar de la historia que le corresponde.


Fuente → directa.cat 

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