Maquis españoles: así lucharon contra Franco

Hablamos con Rubén Buren, profesional multidisciplinar que ha trabajado con éxito en teatro, cine, y novela y experto en la materia, director del largometraje Maquis, galardonado con más de 12 premios internacionales, quien ha coordinado Maquis y otras resistencias antifranquistas, un libro recientemente publicado por la editorial Pinolia.

Pregunta. ¿Quiénes fueron los maquis?

Respuesta. La mayoría de los que integraron el maquis español primero fueron solo “huidos”, gente que se tiró al monte para salvar su vida frente a la maquinaria de represión sistemática que proponía el gobierno franquista.

P. ¿Cómo se organizaban?

R. En un principio, durante la Guerra Civil, fueron grupos de subsistencia. Intentaban pasar desapercibidos y esconderse en bosques, cuevas y montes. Luego, a medida que Hitler perdía la guerra fueron organizándose, con la esperanza de la intervención aliada en España y la llegada de guerrilleros que habían luchado contra los nazis en Francia. Había maquis de varias ideologías, pero desde el 39 la ayuda exterior casi exclusivamente llegó a través del PCE. Eso hizo que la mayoría de partidas fuera de carácter comunista. Solían ser grupos pequeños, con mucha movilidad, aunque tenemos casos, como en Galicia, que llegaron a convivir un centenar de personas en el monte durante la guerra. Normalmente tenían una red de enlaces con la guerrilla de “el llano”, mujeres y niños. Sin ellos hubiera sido imposible sobrevivir en el monte tantos años.

Tenían leyes, escuelas, normas estrictas y muchas veces rangos militares. Pero a partir de la represión brutal del 47 fue muy complicado para ellos mantenerse con vida. También hay que resaltar que el PCE persiguió e incluso ejecutó a guerrilleros anarquistas o socialistas por no obedecer las consignas del partido.

P. ¿Qué tácticas emplearon los maquis en su lucha contra el franquismo?

R. El maquis organizó robos, secuestros a cambio de dinero, ajustició a torturadores, realizó sabotajes en líneas de suministro o comunicaciones, robó alimentos que luego entregó a la gente y repartió papeles de propaganda entre los obreros o jornaleros. Su táctica era la rapidez de movimientos con un número pequeño de hombres. La vigilancia de bancos u objetivos era trabajo de los enlaces. A partir del 49 se decide acabar con las partidas del monte e integrar a sus componentes en las guerrillas urbanas, con la premisa de organizarse en fábricas y barrios obreros.

P . ¿Quiénes los apoyaron? O dicho de otra manera ¿quiénes los ayudaron a subsistir y a armarse?

R. Una cuestión compleja… En un principio, cuando se establecían en los montes cercanos a sus pueblos, eran apoyados por su propia red familiar. Al acabar la Guerra Civil llegó una represión brutal llamando a la puerta de cada casa levantando un muro de miedo, torturas y muertes. La guerrilla comenzó a verse mermada y muchos fueron a Francia para luchar en la Segunda Guerra Mundial organizando el XIV Cuerpo de Guerrilleros del Ejército Republicano en 1942. Uno de ellos fue Cristino García Granda, nombrado Héroe Nacional en el país vecino. Con el revés ruso de la Wehrmacht (las fuerzas armadas de la Alemania nazi entre 1935 y 1945), muchos vieron la oportunidad perdida de vencer a Franco y en el 44 volvieron a organizarse para luchar en la Península. Trajeron armas ligeras y muchos jóvenes se echaron al monte pensando que era la oportunidad de acabar con los fascistas españoles. Aparte del intento de invasión del Valle de Arán, que dejó un buen número de guerrilleros en la Península, muchos otros formaron partidas por toda España. Quizá la agrupación más notablemente organizada fue la AGLA, la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón.

P. ¿Cuál fue el papel de las mujeres en la lucha de los maquis? ¿Hubo maquis mujeres?

R. Durante la guerra muchos hombres y mujeres se echaron al monte, huyendo de la represión. Algunas estuvieron luchando durante años, hasta la muerte, pero la mayoría se fue entregando o pasando a convertirse en enlaces. En otros casos, algunas mujeres que actuaban de enlaces tuvieron que echarse al monte cuando fueron descubiertas. En los campamentos pronto hubo la consigna de que las mujeres bajasen al llano. Muchas mujeres ayudaban simplemente a sus hijos o maridos, algunas sin afiliación política, incluso católicas o de derechas, que fueron igualmente torturadas, violadas, asesinadas o encarceladas. Sin aquella red de enlaces la guerrilla hubiera resultado imposible, como bien entendieron las autoridades fijando su blanco en ellas para desmontar las partidas. Muchas recibieron un trato inhumano en los cuartelillos o fueron ejecutadas sin muchos miramientos. Nombres como Remedios Montero “Celia”, “María Dolores”, “Maruxa”, “La maña”. Las hermanas Angelita, Esperanza y Amada estuvieron en Levante. Fueron decenas, olvidadas por la memoria.

P. ¿Cómo se ha tratado el tema de los maquis en la historiografía española? ¿Hay conciencia de este movimiento en la memoria colectiva?

R. Hay un buen número de estudios muy pormenorizados e interesantes como los de Alfonso Domingo, Secundino Serrano, Santiago Macías o Benito Díaz. Poco a poco se ha ido tratando el tema gracias a investigadores que han buceado en los archivos o han recorrido a golpe de grabadora o videocámara toda España. Aunque no especialmente dedicada a la guerrilla, Tomasa Cuevas hizo un recorrido entrevistando a muchas mujeres encarceladas por Franco, que nos dejaron testimonios aterradores. ¿Conciencia? Muchos de mis alumnos de la universidad no saben datar bien el régimen de Franco, comentan que “no lo han dado”. Sin datar a Franco y sin saber muy bien lo que hizo el régimen es muy difícil que sepan quiénes son los del maquis.

En Castilla y León había una interesante tradición oral de cancioncillas y cuentos para dormir donde los guerrilleros eran diablos que venían por la noche a por los niños díscolos. Todavía se cantaban en los años 80 y 90. No sé si en este país tenemos memoria colectiva, quizá podríamos hablar de memorias colectivas selectivas.

P. ¿Qué otros movimientos antifascistas españoles destacarías?

R. Hay movimientos antifranquistas incluso entre la propia derecha. No olvidemos la represión de la Falange Auténtica, la de José Antonio, los enfrentamientos con generales carlistas o monárquicos que fueron aniquilados por el régimen… La derecha tampoco estaba unida. Luego nos encontramos movimientos antifascistas como el DRIL (Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación); el FRAP o los GRAPO, de carácter comunista; el MIL, de Salvador Puig Antich, luego los GARI (Grupos de Acción Revolucionaria Internacionalista) o la ETA, que pretendía la independencia de Euskadi. Muchos de estos grupos se convirtieron en organizaciones difíciles de defender entrada la democracia. En general, las asociaciones con la CNT o el PSOE o el PCE terminarían optando por una lucha obrera no armada, mediante huelgas y lucha obrera organizada hasta el 75.