Luchar desde el olvido: Cipriano Martos y los antifranquistas andaluces en Catalunya
Luchar desde el olvido: Cipriano Martos y los antifranquistas andaluces en Catalunya / Javier García Fernández

 

La reciente exhumación e identificación en Reus de los restos mortales del militante antifranquista Cipriano Martos Jiménez tras casi medio siglo de esfuerzos de su hermano Antonio por desvelar la verdad sobre su muerte representa un paso tardío pero importante en favor de la recuperación de la memoria, pero sirve también para demostrar que queda un largo camino por recorrer para restablecer la verdad sobre el alcance de la represión ejercida por la dictadura y lograr su reparación.

Él llegó a Catalunya en el año 1971 y fue asesinado en 1973. Obligado a ingerir el contenido de un frasco con productos corrosivos por la Guardia Civil, tras ser salvajemente torturado. Sus restos, tras ser exhumados, serán llevados a Huétor Tajar, en Granada, para ser inhumados junto a los de sus padres, allí serán recibidos por familiares y amigos.

La vida de Cipriano y Antonio, nacidos en la aldea de Maldonadillo, Loja, en los años cuarenta en el seno de una familia de campesinos humildes, es representativa de la historia de la Andalucía de la segunda mitad del siglo XX y de las migraciones masivas que se produjeron durante décadas. Los derrotados de la guerra en la provincia de Granada, sometidos a un sistema absolutamente injusto de reparto de la tierra, ya desigual desde hacía siglos, que la dictadura franquista transformó con el refuerzo de los grandes latifundios y los sistemas latifundistas mediante la expropiación de tierras a los combatientes republicanos. Una pobreza estructural como castigo por la conflictividad rural en la retaguardia republicana que caracterizó las décadas posteriores a la guerra civil. Tanto Antonio Martos como su hermano Cipriano llegan a Sabadell, en absoluta expansión de la ciudad, no solo económica, sino también social, cultural y en términos de agitación política. ¿Cipriano Martos ya había tomado conciencia política en Granada a través de varios enfrentamientos con manijeros del campo y jefes de cuadrilla en las fincas de grandes propietarios en Granada? Al llegar a Catalunya, comienza a militar de forma permanente en el Partido Comunista de España (Marxista-Leninista), una escisión del PCE, y en el FRAP, que desarrollaría una estrategia de agitación y propaganda de ruptura democrática que incluía acciones armadas.

Entre las formas de represión del Estado franquista se encontraban los desplazamientos masivos desde las zonas de mayor conflictividad social en la retaguardia republicana. Específicamente Granada, Jaén y Almería fueron territorios desarticulados tanto por las políticas desarrolladas por el Instituto Nacional de Colonización (INC) como en desplazamientos forzosos hacia Catalunya y hacia otros países europeos en los años cuarenta. Más de 800.000 andaluces y andaluzas se vieron forzados a abandonar su tierra natal entre los años 1950 y 1970. Tal como señala el investigador de la Universidad Pablo de Olavide, Ángel del Río, fundador de la Plataforma Todos los nombres, impulsora del movimiento memorialista en Andalucía, no se puede analizar de forma aislada la represión franquista y los exilios ideológicos de los posteriores procesos de migración económica. Según relata el historiador, las historias familiares de migraciones siempre arrancan con un familiar en el exilio desplazado durante la guerra civil y la represión franquista.

Ángel del Rio desarrolla en la actualidad una investigación sobre los andaluces que fueron parte de los campos de concentración nazis. Según sus investigaciones fueron más de 1500 los milicianos, combatientes, militares republicanos y civiles que estuvieron presos en el campo de concentración de Mauthausen. De ellos, más de 1000 perecieron en los campos de concentración y el resto, mayoritariamente volvieron a Francia o a Catalunya, y muy raramente a Andalucía.

Gran parte de los andaluces que acabaron en Mauthausen y otros campos de concentración nazis en Francia y Alemania atravesaron la frontera en el año 39 con el ejército republicano. Muchos de ellos combatieron en Francia contra las tropas nazis y acabaron presos. Andaluces que combatieron en Catalunya que terminaron pereciendo en campos de concentración, en Francia y Alemania.

Los supervivientes andaluces de los campos de exterminio raramente volvieron a su tierra y en gran medida fueron hacia Catalunya, llevaron a sus familias y con ellas terminaron instalándose a finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta.

Significativa también resulta la historia del mítico maquis anarquista Juan Garrido Donaire, "Ollafría", natural del pueblo de Colomera en la provincia de Granada, que no quiso ingresar en las columnas regulares del ejercito republicano y posteriormente se negó a entregar las armas tras la victoria de los franquistas. Resistió en los montes de Granada junto a otros maquis como los hermanos Quero, hasta finales de la década de los cuarenta. Su último golpe lo dio en 1948. Su nieta Montse Fernández Garrido relata en un libro (Tres generaciones rebeldes: la historia del maquis Ollafría contada por su nieta y la lucha por la libertad de las mujeres) cómo fue la historia de su abuelo, y la de sus padres que emigraron a Barcelona a principios de los cincuenta, huyendo de la represión y de la humillación a la que se sometía los vencidos en las zonas rurales de Andalucía. Tras su llegada a Barcelona sufrieron la violencia del régimen. Fue separada de sus padres, que vivieron encarcelados y perseguidos durante décadas tras el final de la guerra. Ella, nacida en Barcelona, cuenta como las luchas contra el fascismo en Andalucía terminan arraigando en Barcelona, cómo la historia de los vencidos se vuelve una historia de desplazados y cómo la memoria de la lucha antifascista y la resistencia antifranquista fueron también el germen de las luchas feministas en el Estado español.

María José Bernete forma parte de la Xarxa Catalana i Balear de Suport a la Querella Argentina. Nacida en Barcelona en 1967 es bisnieta y nieta de represaliados por la dictadura en la colonia de Fuente Palmera, Córdoba. Su padre era primo hermano del capitán Chimeno (1912-1937), militante de la CNT de Córdoba y capitán de Brigada del Ejército Republicano. Murió en combate. Familiares suyos se vieron sometidos a consejos de guerra, condenados a penas de reclusión y formaron parte de los Batallones de Trabajadores, los llamados esclavos del franquismo. Los padres de María José emigraron primero a Bélgica y a finales de los sesenta se trasladaron a Barcelona. Ahí nació, se crió y vive. Desde Catalunya ha desarrollado un importante trabajo de memoria con relación a los represaliados por el franquismo, también los andaluces en Catalunya. Según explica María José Bernete, de los más de 69.000 consejos de guerra que los golpistas perpetraron en Catalunya, 3603 corresponden a andaluces. La mayoría de los antifascistas que pasaron por estos tribunales eran de la provincia de Almería. En total 1682. De Jaén se han contabilizado 363 víctimas del franquismo, de Cádiz 319, de Granada 443, de Córdoba 222, de Sevilla 198, de Málaga 270 y de Huelva 106. Estos andaluces fueron los primeros en ver anulados sus juicios-farsa. Lo hizo el Parlament de Catalunya en 2017. Hoy en día María José sigue luchando por la verdad, la justicia y la reparación para las víctimas del franquismo y la transición, también por esas víctimas andaluzas dentro y fuera de Catalunya. El trabajo de María José y de sus compañeros de CEAQUA ha resultado fundamental para que se incluyera en la Querella argentina el caso de Cipriano Martos, por el que han luchado como si de un familiar se tratase, junto a su hermano Antonio.

Otra historia significativa es la de Lluís Cabrera, nacido en Arbuniel, Jaén, en 1954, llegó a Barcelona en 1965 donde creció en Nou Barris. En 1970 funda la Peña Flamenca Enrique Morente, en el barrio de Verdum. En 1979 funda el Taller de Músics, que será la escuela de flamenco, jazz y músicas contemporáneas de referencia en Catalunya, en la que han estudiado artistas como Miguel Poveda, Rosalía o Salvador Sobral. Lluís Cabrera fue, además, un agitador y activista social, miembro de los movimientos vecinales libertarios en las periferias metropolitanas de Barcelona. Él mismo explica que el flamenco y la cultura andaluza fueron elementos de cohesión de las comunidades andaluzas migrantes en Catalunya, además de una fuente de recursos ante la situación de exclusión que vivían los barrios y un lugar de resistencia ante las políticas de cooptación que llevó a cabo el pujolismo a través de las casas regionales andaluzas en los años ochenta y noventa. Las luchas vecinales y las peñas flamencas fueron espacios de socialización, de reafirmación, de resistencia y construcción de espacios democráticos en todos los barrios de andaluces en la periferia de Barcelona. Ha sido autor de obras de referencia como Els altres andalusos: La qüestio nacional de Catalunya o Catalunya serà impura o no serà.

Pero al hablar de democratización, anti-franquismo y luchas contra la dictadura no se puede olvidar la importancia que tuvieron las disidencias sexuales a través de prácticas de supervivencia, artísticas culturales y de reivindicación de una sexualidad disidente. La Andalucía contemporánea ha sido un sociedad de apertura a las disidencias sexuales y a sus expresiones artística y cultural. Figuras como Federico García Lorca o Luis Cernuda fueron fundamentales para la formación del canon literario disidente en lengua española. Esto fue algo que la propia dictadura conocía y de ahí la ferocidad de la represión sexual y contra la disidencia. Tras los primeros años del régimen franquista, comienzan a florecer nuevas figuras artísticas disidentes que toman el camino del exilio para poder respirar, para poder existir. Es el caso de Cristina Ortiz Rodríguez, La Veneno (1964-2016), nacida en Adra, Almería y obligada a salir de su pueblo, porque, según sus propias palabras, la iban a matar. Fue este también el caso de José Perez Ocaña (1947-1983) nacido en Cantillana, Sevilla, pero que en 1971 tuvo que salir de su pueblo y se fue a Barcelona junto a su hermano gemelo Jesús. "Se tuvo que venir, por que lo iban a matar", dijo Jesús. José Pérez Ocaña. Conocido como Pintor Ocaña, fue una de las primeras artistas performativas, activista por la defensa de los derechos LGTB y preludio de muchas tendencias artísticas disidentes como la cultura queer.

Más allá de las lecturas convencionales de la aportación andaluza a la construcción de Catalunya en términos laborales o económicos, nos interesa reivindicar la contribución y el protagonismo de andaluces a la democratización del Estado y de la política catalana, desde abajo. Más de cuatro décadas de sistema autonómico no han servido para solucionar la cuestión de clase y la cuestión nacional en Catalunya, o lo que es lo mismo, la cuestión andaluza en Catalunya. Un ejercicio de memoria histórica y democrática debe incluir la contribución de los antifranquistas andaluces en Catalunya, tanto de los combatientes en la guerra en su fase de repliegue, como los exiliados ideológicos, las migraciones forzosas o el reparto desigual de los procesos productivos en el Estado español. Es hora también de conectar la guerra civil y la resistencia antifranquista con los procesos de desplazamientos masivos de andaluces a Catalunya. Si la pregunta en las ultimas décadas ha sido cómo integrar a los andaluces y sus descendientes en la sociedad catalana, ahora quizás debamos preguntar que debe la sociedad catalana y la andaluza a la contribución de la diáspora andaluza a la democratización del Estado desde abajo.

La sociedad andaluza ha vivido durante las últimas décadas de espaldas a su diáspora. Vivida y sentida en muchas ocasiones como perdida de familiares, como trauma o como desarraigo de las familias rotas por los desplazamientos, la sociedad andaluza hoy debe rendir homenaje a su diáspora, que resistió contra el fascismo en el frente de la Andalucía Oriental, en Catalunya, en Francia, en Mauthausen, en Sabadell, en L´Hospitalet, en Badalona, en Cornellà, en Nou Barris y en toda la periferia metropolitana de Barcelona. La diáspora andaluza es también la historia del antifascismo y de la lucha contra la dictadura. Pero es una lucha desde el olvido. Es la lucha de esos altres andalusos.


Fuente → blogs.publico.es 

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