Los sucesos en Reinosa en 1987

 Los sucesos en Reinosa en 1987

¡Camaradas, tomad nota! aunque sea ya un recuerdo lejano, olvidado sigue resonando en los ecos de la memoria: “Hunosa, Reinosa, así se hacen las cosas” consigna de un pueblo y una clase altanera y orgullosa clase y pueblo combativos

 El 12 de marzo de 1987 a las ocho y media de la mañana 300 antidisturbios armados con hachas y porras, y pegando tiros entraron en La Naval de Reinosa dispuestos a rescatar a Enrique Antolín que un día antes había sido retenido tras conocerse la noticia de un expediente de regulación de empleo que implicaría casi 500 excedentes para Forjas y Aceros de Reinosa, factoría conocida en la comarca como La Naval y motor del desarrollo de la zona.

La Guardia Civil empezó a actuar. Se sucedieron los palos y las carreras por el interior de la fábrica, se dispararon botes de humo y pelotas de goma indiscriminadamente. Parte de los trabajadores se hicieron fuertes en los talleres y se defendieron con lo que pudieron. La sirena tradicionalmente utilizada para avisar a la población en caso de algún incendio o catástrofe sonaba incesantemente; el pueblo entero empezó a tener constancia de la gravedad de los hechos que están ocurriendo.

Paralelamente junto a la estación se produjeron enfrentamientos entre jóvenes estudiantes de los institutos del pueblo, hijos de trabajadores de Forjas y Cenemesa en su mayoría, y efectivos de la guardia civil. La crudeza de la batalla campal se extendió mas allá de la factoría. Al lugar acudieron trabajadores de la factoría y más vecinos. El pueblo entero se sintió atacado e invadido y cerca de 10.000 personas se enfrentaron a tres centenares de guardias civiles que aún con sus pelotas de goma, sus botes de humo y una violencia desmedida no consiguieron amilanar a la población, que resistió bravamente sin retroceder. Ese día dejó una estampa que muchos jamás olvidaremos: los pikoletos tuvieron que salir del pueblo pañuelo blanco en mano.

La falsa reconversión industrial de Felipe Gónzález

El gobierno de Felipe González no solamente estaba empeñado en que hacernos entrar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sino también en la Comunidad Económica Europea (CCE), una organización con la que España ya tenía firmado un excelente tratado bilateral firmado por el ministro Ullastres, estaba resultando excelente y muy rentable para nuestra economía.

La realidad es que los “fundadores de Europa” no deseaban ningún tipo de competencia para sus productos y no podían permitir la entrada de un país que se había convertido en la décima potencia europea. La falsa “reconversión industrial” realizada durante el gobierno traidor de Felipe González Márquez, en realidad no fue más que un liquidación o privatización de muchas empresas estatales que habían situado a España en cotas altísimas de industrialización y de bienestar. Pero, esa traición no fue puesta en marcha sin que muchos trabajadores españoles opusieran ante ella una fortísima resistencia.

Fue entonces cuando, con el pretexto de que España necesitaba una “reconversión industrial”, se procedió al cierre de un gran número de industrias. Sectores enteros fueron desmantelados y miles de trabajadores perdieron su empleo. Se acabó también, en ese mismo periodo, y también por imposición europea (y la traición de nuestro gobierno) con una potente industria lechera que exigió el sacrificio del ganado vacuno de regiones enteras de nuestra geografía. En localidades del sureste de la península se cortaron las cepas de los viñedos como un “sacrificio necesario” para que se nos abrieran las puertas de un supuesto “paraíso terrenal” al que llamarían luego Unión Europea. Había otros productores de vino entre los países que promocionaban la “Comunidad” que contaban con más privilegios que nosotros.

“Hunosa, Reinosa, así se hacen las cosas” La lucha obrera es necesaria

Debemos situarnos en un contexto muy concreto. En algo que se llamó en su día “reconversión industrial”. Nada más llegar al poder en 1982, Felipe González definió el deterioro del tejido industrial español como “necrosis”. Y en esos años ochenta se actuó con rapidez. Entre 1983 y 1990 se produjeron reajustes en la siderurgia, en la metalurgia, en los astilleros, en las minas. Según las cuentas del gobierno socialista esta reconversión iba a eliminar casi 75.000 puestos de trabajo. A la hora de la verdad fueron muchos más, y afectaron de manera dramática a algunos espacios geográficos que dependían casi por completo de sus fábricas. No eran, no solo, los obreros los que iban a quedar en el paro. Había que multiplicar esa cifra contando la actividad que indirectamente generaban las plantas. El final de una forma de vida.

Hoy Reinosa es una población muy diferente a aquella de 1987. Donde había 14.000 habitantes ahora quedan poco más de 9.000. Pero el cambio principal ha sido económico, con un motor industrial casi desaparecido. El ejemplo más claro es el de la Naval, que llegó a tener 2.500 trabajadores y que despidió a casi 500 en aquel desgraciado 1987. La que vive hoy otro nuevo expediente de regulación temporal de empleo que afecta al 75% de la jornada laboral. Todo un símbolo, una metáfora. Hoy Reinosa mira más al turismo, a la nieve de la cercana Estación de Alto Campoo, a las escapadas rurales de fin de semana, a la posibilidad de explotar deportivamente el Pantano del Ebro.

Reinosa es ahora un recuerdo lejano en la historia de una época pasada ya olvidada el viandante no recuerda lo acontecido tiempos pasados, épocas pasadas luchas obreras, resistencia en la memoria frente aquellos que quisieron acabar con todo, dejando nada intentando doblegar a una clase y un pueblo combativo que resistió el embiste en las calles y las barricadas expulsando a los opresores que lloraban su derrota ansiosos de sangre obrera, levantando los puños Reinosa se alzó contra ellos y los frenó orgullosa resistencia y victoria de un pueblo y una clase ¡Camaradas, tomad nota! aunque sea ya un recuerdo lejano, olvidado sigue resonando en los ecos de la memoria: “Hunosa, Reinosa, así se hacen las cosas” consigna de un pueblo y una clase altanera y orgullosa clase y pueblo combativos, ahora ya perdidos, ahora ya derrotados
 
 
 
Agentes de la Guardia Civil se refugian entre los árboles durante los enfrentamientos con los trabajadores de Forjas y Aceros de Reinosa afectados por la reconversión industrial, 1987. Fotografía de Ángel Martínez Colina.


Fuente → kaosenlared.net 

banner distribuidora