Los crímenes del franquismo en Cazalla de la Sierra

Los crímenes del franquismo en Cazalla de la Sierra. Parte 1, La Represión


La población de Cazalla de la Sierra, en su mayoría jornalera, padecía desde decenios unas condiciones de vida miserables. Habían visto frustradas sus esperanzas de mejora en la segunda mitad del siglo XIX debido a la privatización, consecuencia de la desamortización y enajenación de terrenos comunales. Como consecuencia existían continuas y fuertes tensiones sociales sin resolver. El 15 de Abril de 1931 fue proclamada la República e izada la bandera tricolor desde el balcón del Ayuntamiento. Se abrieron las esperanzas de un reparto equitativo de tierras, en el marco de la Ley de Reforma Agraria Republicana.

Pero terratenientes, derechistas, oligarquía, comenzaron de inmediato su campaña de acoso y derribo contra el nuevo régimen, con un incremento constante de agresividad, jaleando a las nuevas organizaciones de extrema derecha, en sacra alianza con una iglesia católica que, temerosa por la pérdida de sus seculares privilegios no dudó en usar la religión como arma arrojadiza contra personas e instituciones Republicanas.

Tras el golpe fascista de 1936, el 12 de Agosto llegó a Cazalla la Columna Buíza, una tropa de 1.200 hombres nutrida de fuerzas de choque de élite curtidas: Una compañía de mercenarios de la legión; 2 compañías y una sección de ametralladoras; un escuadrón de moros mercenarios; una sección de guardias de asalto y otra de carabineros; una batería del 75; una sección de zapadores; y 2 blindados. Entraron en el pueblo inaugurando una era de 40 años de crimen, oprobio, latrocinio e ignominia. Durante más de una década y media la represión franquista se abatió, feroz y despiadada, contra una parte considerable de sus habitantes.

La represión estuvo dirigida contra los sectores más desfavorecidos de la población, la clase obrera y jornalera, a quienes la oligarquía local haría pagar cara la osadía de exigir reformas durante el periodo Republicano. La represión directa, muerte, cárcel y depuración sobrepasa las 1.809 personas. Aunque sólo se inscribieron en los Registros de Defunción una mínima parte de los asesinados, entre el 12 de Agosto de 1936 y Enero de 1950, al menos 319 hombres y 54 mujeres fueron víctimas mortales del fascismo franquista, más del 75% por aplicación del bando de guerra; Condenados a prisión hubo 721 hombres y 96 mujeres. Desaparecidos, de los que nunca más se supo, 458 hombres y 46 mujeres. Hubo 36 hombres y 10 mujeres exiliadas. La mayoría de ellos había nacido entre 1900 y 1920, un 60% eran jornaleros. En 1936, hubo 266 víctimas y 26 en 1937. Se llenaron las fosas comunes del cementerio.

No hubo piedad ni perdón para más de 50 mujeres Republicanas de Cazalla de la Sierra asesinadas después de hacerlas padecer innumerables sevicias, sin importarles la edad, el estado de sus víctimas, ni los huérfanos que muchas dejaban atrás. En Agosto y Septiembre de 1936, los fascistas asesinaron por bando de guerra a más de 40 en Cazalla. La información procede del trabajo del historiador Antonio Jiménez Cubero, que ha relatado un informe muy completo en el trabajo en “Crónica Local de la Infamia; La Represión de las Mujeres Republicanas de Cazalla de la Sierra”.

Durante demasiado tiempo la atrabiliaria historiografía oficial del franquismo y su propaganda falaz, manipuladora y ruin, han tratado de mantener una versión espuria y tendenciosa sobre las causas y contenidos de la feroz y despiadada represión que llevaron a cabo los golpistas contra una población civil aterrorizada e indefensa. Una represión organizada por la cúpula militar golpista como parte fundamental de su política de guerra y exterminio contra la República. Para esta diabólica empresa de aniquilación y sometimiento los conmilitones tomaron y ocuparon las localidades bajo la táctica africana de la razzia, ejecuciones sumarias en las calles, tiros en la nuca, violaciones, saqueos, una actuación extremadamente violenta de las tropas mercenarias y rebeldes para infundir terror y doblegar cualquier tipo de resistencia por parte de sus habitantes.

Los golpistas trataron de ocultar todo rastro de su barbarie negándose a inscribir a sus víctimas tanto en los libros de enterramiento como en los Registros Civiles correspondientes. Los “militares” rebeldes tuvieron, en todo momento, conocimiento exacto de lo que estaba ocurriendo, de ahí la ocultación de la masacre y la manipulación de la información, estableciendo su versión única de los hechos. Finalizada la guerra, muchos desplazados volvieron a Cazalla, siendo detenidos por guardia civil e interrogados. Cualquier denuncia, o la simple sospecha de haber pertenecido a un partido o sindicato de izquierdas, era motivo suficiente para ser llevado ante un consejo de guerra. Una legión de acusadores campó a sus anchas.

Esta realidad insoslayable, una violencia política amparada en un poder omnímodo, ejercida de manera sistemática y prolongada en el tiempo contra la población civil, aterradora, no sólo por la dureza y crueldad de la represión en sí misma, sino por su evidente sadismo, es la que los herederos y aprovechados del régimen franquista llevan decenas de años tratando de ocultar cuando no de tergiversar o minimizar, de ahí su alergia cuando se habla de recuperar la Memoria Histórica.

La información contenida en este artículo procede del Documento Original de Antonio Jiménez Cubero, Con Nombres y Apellidos, La Represión franquista en Cazalla de la Sierra. 1936-1950, en el que se incluyen listados completos de las víctimas del fascismo en Cazalla de la Sierra

Continúa en Parte 2, Los bandos de guerra, y Parte 3, farsas judiciales, prisiones y nazis


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