"Espero no derrumbarme"
"Espero no derrumbarme"
Emily Bella 
El hermano de Gustau Muñoz, el joven de 16 años asesinado de un disparo en el Onze de Setembre de 1978 en la calle Ferran, viaja hoy a Buenos Aires para declarar ante la juez María Servini en el marco de la querella argentina.
Marc Muñoz desea que se acabe ordenando la extradición de ambos policías que identifican como los autores materiales de los hechos.

 

Marc Muñoz tomará hoy un vuelo hacia Buenos Aires. Han pasado siete años desde que presentó una querella por el asesinato de su hermano, Gustau Muñoz, durante las movilizaciones de la Diada nacional de 1978, uno de tantos muertos olvidados de la Transición , se estima que más de 200 a manos de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. En dos ocasiones la justicia del país sudamericano tumbó su participación en la querella argentina, pero la tercera fue la buena y la familia del joven fallecido a los 16 años hizo historia en el 2018 rompiendo la barrera temporal de la denuncia, que hasta entonces sólo abarcaba casos hasta la amnistía de 1977, abriendo así la puerta a investigar también la represión impune de la Transición.

Por primera vez un magistrado, en este caso la juez María Servini de Cubría, que instruye la querella, tomará declaración a Muñoz sobre el asesinato de Gustau. “Sí, claro, por supuesto que estoy nervioso. No me hago expectativas de lo que puedo esperar porque no quiero más decepciones, pero yo voy con la satisfacción de que es un paso que hay que dar para procesar a los dos policías que nosotros identificamos como responsables materiales del asesinato, y también por mostrar apoyo al trabajo de la juez”, explica Muñoz.

Se refiere a José Luis Varela Miras y Francisco Martínez Menéndez, quien presuntamente disparó el disparo mortal por la espalda en la calle Ferran de Barcelona. “Creemos que están vivos, que si estuvieran muertos nos habrían dado alguna información, porque en el Estado español ya no se puede perseguir nada. De hecho, lo que creemos que mató a Gustau era muy joven, tenía veinte y pocos años cuando disparó”, explica Muñoz, que tenía un año más que su hermano. Aquel día ambos habían salido a protestar bajo la consigna Fuera las fuerzas de empleo . Gustau, militante del Partido Comunista de España (internacional), cayó frente a la antigua sede del Sindicato de Banqueros y le entraron en una portería. “Me costó volver a pasar por la calle Ferran, lo evitas, pero al final no puedes apartarlo, forma parte de tu vida”, reflexiona el hermano.

Pasado mañana se reunirá con su abogado argentino, Máximo Castex, para preparar la declaración. A Servini, le explicará los hechos tal y como los vivió aquel fatídico Onze de Setembre en primera persona, pero también aportará los nombres de varios testigos que han hecho la reconstrucción del episodio, que permite acusar a los dos implicados y desmiente los motivos de el archivo de las diligencias abiertas a raíz de la denuncia por asesinato presentada en 1978 por el padre de la víctima. La autopsia concluyó que el disparo había entrado por delante, pero los testigos, la familia y las fotografías del momento indican lo contrario, que entró por la espalda. “En las fotos que se hicieron se ve cómo los policías le han dado la vuelta y le están rascando la espalda. Como no pudieron sacar la bala, secuestraron el cuerpo. No vino ningún juez, no hicieron el levantamiento del cadáver. Creemos que manipularon el cuerpo. Desapareció la bala, la camisa blanca, la documentación, todo”, lamenta Muñoz.

El fotoperiodista Albert Ramis fue detenido después de que aparecieran en Interviú las crudas imágenes que tomó del cadáver en el lugar de los hechos y le requisaron todos los negativos y copias. En las fotografías se ve parte de la cara del presunto asesino haciéndose pasar por médico para intentar sacar la bala. La madre de Muñoz, que hoy tiene 89 años, nunca había visto las imágenes hasta que salieron en el 2020 por televisión. “Nosotros le estuvimos escondiendo esas fotos durante 40 años, y con motivo de la indagatoria a Rodolfo Martín Villa, cuando fue interrogado en el consulado argentino, hicimos una convocatoria en la calle Ferran y vino la televisión. Cuando llegamos a casa pusimos en marcha la televisión y pusieron la foto de la portería. Enseguida mi hermano se puso delante para tapar la televisión a mi madre, pero estuvo un mes que no sabía ni dónde estaba.”

La declaración tendrá lugar a la una del mediodía del miércoles en el juzgado nacional criminal y correccional federal número 1 de Buenos Aires. “En febrero fuimos a la Universidad Autónoma de Madrid a unas jornadas sobre la Semana Negra de 1977, cuando mataron a Arturo Ruiz y al día siguiente a los abogados laboralistas de Atocha. Me dieron voz y hubo un momento en que no me salían ni las palabras. Tengo momentos de todo. Cuando veo a gente joven que me escucha, me toca. ¿Qué pasará en Argentina? Espero que no me derrumbe y pueda explicar el relato y responder a las preguntas de la juez”, desea Muñoz.

La familia de Gustau espera que la justicia argentina solicite la extradición de los dos policías implicados, aunque es consciente de la dificultad de que esto se acabe materializando porque hasta ahora “las órdenes de extradición que se han pedido no han prosperado, la justicia española las ha tapado y cubierto”. "Pero al menos saldrán a la luz pública", augura. En cualquier caso, Muñoz piensa que en algún momento España tendrá que ceder a las presiones internacionales y deberá derogar la ley de amnistía: “No es una ni son dos las organizaciones internacionales que le han dicho que es una ley de punto final y debe derogarse. Un día u otro España deberá plantarse ante los remanentes de la dictadura, y la monarquía es uno de ellos, y plantearse qué hace. No puede vivir constantemente escondiendo todo aquel pasado de asesinatos, torturas, expolios, robo de bebés hasta 1982 y más de 100.000 personas enterradas en los arcenes.”

Muñoz quiere que se juzguen a los verdugos de su hermano, pero también a que se asuman responsabilidades políticas y militares. En este sentido, señala el entonces ministro del Interior, Martín Villa, en cuyo auto de procesamiento ya se recogía el caso de Muñoz; el presidente del momento, Adolfo Suárez, y el rey emérito, Juan Carlos I, que "juró los principios del Movimiento y nunca ha renegado". “Esto no nos daría satisfacción, pero al menos respiraríamos un poco. ¿Un perdón? No le espero. Son demasiado cínicos”, concluye.

Gustau Muñoz nació en Sevilla por la peregrinación laboral de su padre, director de agencia de viajes y montando franquicias por todo el Estado. En 1978 vivían en Barcelona, ​​donde ya habían nacido sus dos hermanos pequeños. Pese a los tiernos 16 años, como militante del PCE(i) había protagonizado la colgada de una pancarta en el monasterio de Montserrat para reclamar libertad de expresión como protesta por el consejo de guerra contra Els Joglars.

Una bala impune le quitó la vida. Marc Muñoz participará en el III Foro Mundial de Derechos Humanos que se celebrará en la capital argentina la próxima semana. Quiere contrarrestar el relato que pueda vender el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero –que intervendrá el martes– de una Transición modélica y pacífica: “Explicaremos que fue una carnicería en las calles.”


Fuente → elpuntavui.cat 

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