Supervivientes de la desbandá de 1937 siguen dando testimonio
Supervivientes de la desbandá de 1937 siguen dando testimonio 
Manuel García Morales

Salimos del polideportivo de Torre del Mar a las 08:20h, con 20 minutos de retraso, y es que la afluencia de participantes de este año desborda nuestras infraestructuras, no es fácil preparar desayuno para 208 personas que han salido hoy a la marcha, de las cuales, 118 son mujeres y 90 hombres. Y es que el desayuno es buffet bueno, pan tostado con aceite de oliva virgen o mantequilla con mermelada, o galletas y dulces, más zumos, café o infusiones, más leche de varios tipos.

La primera parada que hacemos es en la estatua de Norman Bethune, dando la mano a una niña como símbolo de todas las criaturas, niños y niñas, que salvó de la carretera trasladándolas en la furgoneta de donde habían sacado todos los equipos médicos de campaña que llevaba para atender heridos de guerra.

El camino de Vélez Málaga a Torrox, siempre a la orilla del mar y con un sol que nos obliga a quitarnos rápidamente la ropa de abrigo, está lleno de calidez humana. Nos alegran los gritos constantes de Viva la República y los deseos de que hagamos buen camino hasta Almería. Un hombre emocionado se acerca a nuestro guía y dándole la mano le dice que por ahí huyó su padre. En Torrox, siempre hacemos una parada en el mirador que hay junto al faro. En esta ocasión, y después de que la mayoría de las mujeres se hicieran una foto y fuéramos a reanudar la marcha, nos avisan que un superviviente de la Desbandá quiere hablar con todo el grupo. De inmediato y de manera improvisada, le traemos el equipo de sonido y el micro que llevamos de campaña, le buscamos una silla y le escuchamos con atención. Se llama Salvador Mesa López y es natural de Torrox. Cuenta que, cuando tenía 8 años, (ahora tiene 94 años y lo hemos visto bastante lúcido) salieron huyendo en la “corría”; era el 7 de febrero, fueron andando, pasaron por la Herradura y llegaron hasta Salobreña, durmiendo en el Castillo aquella noche. No pudieron pasar el río Guadalfeo (él dice el río de Salobreña) porque bajaba mucha agua y se había llevado el puente, aunque muchas personas intentaron pasar tirándose al agua y se ahogaron, allí había un griterío enorme. Al pasar por Torrenueva, (una aldea de pescadores que está pasado Motril) se embarcaron en un sardinero, (un pequeño barco de pesca) y en él, llegaron hasta Almería. El barco, en Almería, era la casa y refugio de la familia, hasta que apareció el dueño del sardinero que también había salido huyendo, y claro está le devolvieron el barco a su dueño. La familia entonces, como otras muchas personas se instalaron en las cuevas de la Sierra que hay a la entrada de Almería. Recuerda los bombardeos que la aviación realizaba sobre la ciudad, pero ellos en las cuevas no corrían peligro. Al acabar la guerra y ocupar las tropas franquistas Almería, metieron a muchas gente que era de Málaga en un mercante y los desembarcaron en el puerto, llevándolos a continuación a la Plaza de toros, donde estuvieron encerrados hasta que los soltaron. Lo que nos cuenta Salvador sobre el confinamiento en la plaza de toros de Málaga está documentado. En Málaga capital estuvo funcionando el campo de concentración de La Aurora, (ahora centro comercial Larios, junto a la estación del AVE) que funcionó entre junio de 1938 y noviembre de 1939, pero tuvo que ampliarse al final de la guerra por el exceso de personas presas por lo que se recurrió a la plaza de toros de La Malagueta. En el campo de concentración investigaban a las personas y las dividían en tres grupos, las que eran directamente fusiladas o condenadas a largos años de cárcel, las que eran dudosas y frecuentemente las usaban en trabajos forzados y las que eran liberadas. Seguramente la familia de Salvador fue de las que tuvieron suerte y fue puesta en libertad. Nos despedimos del Faro de Torrox, dando un fuerte aplauso a la bandera republicana que, habitualmente, sale a la terraza cuando año tras año pasamos por el faro.

Matar de hambre y bombardear autobuses

Después del faro de Torrox, y antes de entrar en el término municipal de Nerja, hacemos parada en Calaceite. Allí está hundido el barco mercante Delfín, que hacía una ruta comercial entre Murcia y Málaga. De Murcia venía arroz y de Málaga mandaban aceite. No obstante al comenzar la guerra tuvo otros usos. Se utilizó en un primer momento como prisión provisional para los presos detenidos en el intento de golpe de estado fascista que fracasó en Málaga y que luego volvió a su uso natural de transportar víveres. El 30 de enero de 1937, cuando venía cargado con víveres desde Murcia hacia Málaga, concretamente, harina, bacalao y aceite, fue hundido por los torpedos del submarino italiano Ciro Menotti. El capitán del barco que estaba siendo atacado también por aviones intentó huir encallando en la playa para salvar la mercancía que llevaba, pero el submarino lo alcanzó antes. Estos datos nos indican que el gobierno de la República no se olvidó de Málaga e intentaba paliar la escasez de alimento que se padecía y también que el hundimiento de un mercante que llevaba alimentos a una población asediada fue un crimen de guerra. Igual que una semana después, cuando tomaron Málaga, ametrallaban a la población civil que huía, antes querían matar de hambre a todas las personas leales a la República. Había tanta hambre, que la gente iba al puerto todos los días para ver si venía el esperado barco del arroz.

Finalmente llegamos a Nerja, donde hacemos un último acto de recuerdo a los alumnos del colegio de huérfanos de Torremolinos. Unos 80 fueron evacuados a Nerja, junto a un grupo de profesores mientras el frente estuviera tan cerca. Al caer Málaga, decidieron evacuarlos hacia Almería en autobuses, que salían justo de la plaza de la Ermita en el centro del pueblo. Cuando los niños con sus profesores estaban a punto de tomar los autobuses aparecieron los aviones alemanes y comenzaron a bombardear la zona, unos salieron corriendo y otros se quedaron dentro de los autobuses. Cuando acabó el bombardeo, solo 10 niños había sobrevivido, y todos los profesores acompañantes habían muerto. Los niños sobrevivientes hicieron la huida a pie, viviendo los horrores de la marcha como tantos otros miles de gente y uno de ellos pudo contarlo. Este niño, era Miguel Escalona, que fue el primer alcalde de Torremolinos, candidato del PSOE, una vez que este pueblo consiguió ser municipio independiente de Málaga en 1988.

Llegamos al polideportivo de Nerja pasadas las 15:30h después de recorrer unos 25km, Teniendo en cuenta la avanzada edad de la mayoría de participantes, al menos 15 personas ya han acusado el desgaste de la marcha.

A las 17:30 se celebra una asamblea específica de mujeres. Van a debatir sobre su forma de participación en la marcha, sobre cómo aumentar la comunicación entre ellas y propuestas para una mayor participación en el futuro. Precisamente, y al hilo del mensaje que estamos dando de esta marcha como homenaje a las mujeres, un compañero que ha hecho la Desbandá en otras ocasiones, nos ha mandado hoy una frase de Louis Aragón, famosos poeta y comunista francés: «La mujer es el porvenir del hombre».

La actividad del día acaba con un debate entre 4 supervivientes y 10 jóvenes. Los supervivientes, que están participando en los actos de la Desbandá son Ana Pomares con casi 95 años, María Hidalgo con 91 años y Amparo Sánchez y Manuel Triano con 87 años o a punto de cumplirlos, ya que eran bebés de menos de 1 año, cuando se inició la Desbandá en 1937. El debate, al que han asistido un buen grupo de marchistas, ha resultado muy interesante, preguntando la gente joven sobre cómo vivieron el pasado los mayores, pero también como viven el presente.

Mañana sábado, 4 de febrero, marchamos desde Nerja a Almuñécar, un recorrido más corto que el de hoy, pero mucho más accidentado y quizás una de las etapas más bonitas en cuanto al paisaje que recorremos.


Fuente → mundoobrero.es

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