Radiografía de la salud mental en España
Radiografía de la salud mental en España
Marina Pinilla

La salud mental es la gran olvidada dentro del sistema sanitario, y los retos psicosociales de la última década solo han evidenciado más la escasez de recursos y sus consecuencias. El Consejo General de Colegios Farmacéuticos pone cifras y soluciones a esta problemática durante el I Foro de su Consejo Asesor Social.
 
Ha hecho falta una pandemia mundial para que la sociedad se haya percatado de la importancia de visibilizar y cuidar la salud mental, una prioridad que hemos pospuesto desde que en 2007 se publicó por primera vez la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud. Si bien supuso un gran avance, también contaba con una limitación importante: la reducía a lo individual. Por eso, en 2022, el foco se ha situado en la inclusión social, la lucha contra el estigma y el respeto a los derechos de la ciudadanía.
 

Con esta meta por delante, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos ha presentado el estudio La Salud Mental en España, desarrollado en colaboración con el Instituto de Salud Global de Barcelona, durante el I Foro de su Consejo Asesor, una exhaustiva radiografía que arroja luz sobre la prevalencia, causas, factores de riesgo, sistemas y recursos de atención asociados a la salud mental.

Como punto de partida, Jesús Aguilar, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, define la salud «ya no como ausencia de enfermedad, sino como un estado completo de bienestar en el que la salud mental juega un papel esencial». Sin embargo, nos enfrentamos a un obstáculo: lograr dicha armonía biopsicosocial cuando la salud mental ha sido y es descuidada. 

Solo un 60% de los centros sanitarios públicos cuenta con oferta para la atención de la salud mental

Dentro del propio Sistema Nacional de Salud, la asistencia de la salud mental se ubica en tres niveles: atención primaria, atención ambulatoria especializada y atención especializada hospitalaria. Sin embargo, en la práctica, solo un 60% de los centros sanitarios públicos cuentan con la oferta de atención necesaria para este tipo de dolencias, tal y como confirman los datos de la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud de 2022

Esta insuficiencia de recursos –así como la falta de definición de las necesidades y prioridades de la salud mental–, era insostenible, y así lo venían vaticinando los expertos en la materia. La gota que colmó el vaso llegó con la pandemia de covid-19.

Desde el año 2020, en países con renta alta la prevalencia de depresión ha aumentado en un 27,1% y la de ansiedad en un 25,2%, y España es uno de los países europeos con un incremento más pronunciado de casos. A esta creciente cifra se suman los retos del abordaje terapéutico, pues «el 60% de los pacientes que están en tratamiento de ansiedad y depresión, tienen problemas de adherencia», explica Aguilar. 

En relación a la crisis de salud mental, cabe señalar que en 2020 fallecieron por suicidio 3.941 personas según los datos del Instituto Nacional de Estadística, una señal de alarma para tomar conciencia de la problemática. Desgraciadamente, no supimos escuchar y en el año 2021 el número de suicidios ascendió a 4.003.

A menudo minimizadas, también han aumentado las alteraciones del sueño, pues son el problema asociado a salud mental más frecuente en España. Según los datos del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, afectan al 5,4% de los españoles, y su alta prevalencia es vital para comprender el consumo de psicofármacos en la población: en 2017, el 34,3% de las mujeres y el 17,8% de los hombres de 40 años o más accedieron, como poco, a un envase de antidepresivos, ansiolíticos o hipnóticos/sedantes. Tres años más tarde, tras la primera ola de covid-19, se produjo un aumento en el consumo de dichos psicofármacos que se ha mantenido creciente durante los posteriores años. 

Sin embargo, no solo importan los picos de prevalencia –que indican la cantidad de personas con una enfermedad o trastorno en un momento determinado–, sino también los de incidencia –que indican los casos nuevos–.  Tal y como advierte el estudio La Salud Mental en España, nos encontramos con un aumento de casos en personas de entre 15 y 21 años con síntomas asociados a trastornos mentales. La prevención secundaria, es decir, el diagnóstico precoz de dificultades en población joven, puede ser la clave para evitar los picos secundarios de incidencia que se dan después de los 40 años, sobre todo cuando hablamos de trastornos psicóticos, trastorno obsesivo-compulsivo y trastornos de ansiedad. 

Carmen Quintanilla: «En los pueblos pequeños no tenemos transporte público o atención primaria, pero siempre tenemos una pequeña farmacia»

En este contexto Ana López, tesorera del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, recalca la importancia de atender a colectivos vulnerables, entre los que señala no solo a los jóvenes, sino también a «personas mayores de 65 años y personas dependientes, grupos que vienen habitualmente a la farmacia a retirar su medicación y con los que tenemos un trato absolutamente cercano». A este respecto, la Plataforma de Organizaciones de Pacientes reflexiona sobre el desconocimiento de nuestros mayores en torno a la cartera de servicios a los que acudir: «en un contexto de desinformación, las farmacias pueden funcionar como fuentes de información fiable», hace hincapié Carina Escobar. 

Entra en juego también la desigualdad que sufre la población que vive en entornos rurales, pues en la actualidad hay una preocupante falta de datos sobre la organización de la asistencia sanitaria y de la situación de la salud mental en estas áreas. Carmen Quintanilla, presidenta de la Asociación de Familias y Mujeres del Mundo Rural (AFAMMER), aboga por «crear redes de cuidados en el medio rural, pero de cuidados de verdad, emocionales y que puedan atender también la parte humana de la salud». Para lograrlo, subraya el papel de las farmacias: «En los pueblos pequeños no tenemos transporte público o atención primaria, pero siempre tenemos un botiquín, una pequeña farmacia».

La detección precoz y la promoción de un contacto directo y continuado con la población son de vital importancia, por tanto, para el cuidado de la salud mental, medidas que el I Foro del Consejo Asesor Social de la Profesión Farmacéutica, ha incluido en un decálogo de recomendaciones.

«La red de 22.000 farmacias que están hasta en el último rincón de nuestra geografía son un aliado indispensable en este sentido», enfatiza Ana López, una declaración que coincide con las aportaciones de Ximena Goldberg, profesora de Investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona: «Cuando tratamos de llegar a grandes grupos de población nos cuesta acercarnos a la gente, y la farmacia comunitaria puede desempeñar un rol esencial en este acercamiento para prevenir problemas de salud mental».


Fuente → ethic.es

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