En 1936, guardia civil y cuneteros falangistas “Sacaron” a 4 republicanos, los asesinaron, y los arrojaron a la Fosa
 En 1936, guardia civil y cuneteros falangistas “Sacaron” a 4 republicanos, los asesinaron, y los arrojaron a la Fosa de la Riba de Escalote (Soria)
 
El 18 de agosto de 1936, 2 vecinos fueron extraídos de la cárcel de Berlanga Del Duero (Soria). Otros 2 fueron traídos desde la cárcel de Soria. A todos los llevaron al paraje llamado “Carraarenillas, en el término de a La Riba de Escalote. El camino debería estar en muy malas condiciones entonces y la camioneta tendría dificultades para llegar allí. Los 4 detenidos, además de los sufrimientos del viaje, debieron darse perfectamente cuenta del final que les esperaba. Detenida la camioneta, los presos atados de 2 en 2, los sorianos juntos, fueron colocados en el límite de la carretera y empujados al fondo del paraje en el que hay un desnivel considerable, siendo fusilados desde arriba.
 

Los asesinos avisaron a unos vecinos para que subieran a enterrarlos. Los enterradores, inquietos y doloridos, los enterraron de 2 en 2, tal y como murieron. Cuentan que los vecinos de La Riba y quienes frecuentaban aquel lugar, sabían dónde estaban los enterrados, porque el trigo crecía más alto. En la Fosa de La Riba de Escalote fueron enterrados:

Alberto Rodrigo León, apodado “El trifón”. Sastre de 32 años, casado y con 2 hijos. Los fascistas le asesinaron porque era el Tesorero de Unión Republicana y Concejal del Ayuntamiento de Berlanga de Duero. Alberto le dijo al conductor de la camioneta, Teodoro Palacín, antes de morir: “dales un beso a mis hijos”.

 
Gregorio Valdenebro Moreno, apodado “El bolito”. Jornalero de 28 años, casado. Vecino de Berlanga de Duero y afiliado a Izquierda Republicana. Según testimonios familiares, cuando fue encarcelado le pidió a su hermano que cuando ya no estuviera, se casara con su mujer que era muy buena. Fruto de esa relación nació Francisco, y otro niño que murió de pequeño.

Con ellos, fueron asesinados Adolfo Morales Ruiz y Silverio Lumbreras Pérez, 2 jóvenes idealistas, pacíficos, honrados, incapaces de cometer la menor incorrección. No hubo ningún motivo hubo para que fueran detenidos y mucho menos para ser asesinados, tan fría y cruelmente. Fue el capitán de la guardia civil quien ordenó su ingreso en prisión, quedando a disposición del Comandante Militar de Soria. Fueron “sacados” de la cárcel de Soria, la salida figura como “conducidos”. El lugar donde les condujeron fue Carraarenillas para ser asesinados.

Silverio era electricista, tenía 25 años era soltero. Natural y vecino de Soria. Fue fundador de las Juventudes Socialistas de Soria. Silverio tenía grandes cualidades humanas, era un gran mozo alto y fuerte, un poco más franco y directo; quizás algo impulsivo, pero siempre dentro de una línea respetuosa e incapaz de cometer un acto violento. Tras su asesinato su padre acudía con frecuencia al domicilio de don Germán Morales, padre de Adolfo Morales, para consolarse mutuamente. Guillermo, hermano de Adolfo, afiliado al partido de Miguel Maura, nunca dejó de condenar públicamente el asesinato de su hermano y de Lumbreras, no obstante el riesgo que ello suponía.

 
Adolfo era comisionista y chófer, soltero de 26 años. Nacido en Gómara y residente en Soria. Pertenecía a las Juventudes Socialistas y a la UGT. Era más bien tímido, de carácter apacible, suave de modales y hombre de pocas palabras; Desde su asesinato, la madre de Adolfo no volvió a salir de casa hasta su fallecimiento.

Los asesinatos de La Riba de Escalote no fueron hechos aislados, sino que formaron parte de un plan de exterminio premeditado organizado por los rebeldes franquistas, que tuvo como objetivo la población civil Republicana no combatiente. Las órdenes de asesinato las ordenaron los “militares” golpistas y sus socios civiles. Hubo 3 patrones de crímenes sistemáticos: extracción de prisión y asesinato, condena por consejo sumarísimo y asesinato o asesinato directo tras la detención ilegal. Los cuerpos fueron ocultados en fosas comunes clandestinas para dificultar su localización y prolongar la agonía de las familias de los desaparecidos.


Original en Recuerdo y Dignidad. Diario.es


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