Los Crímenes de los nazionales en Berlanga de Duero (Soria), al menos 30 republicanos asesinados en 1936
Los Crímenes de los nazionales en Berlanga de Duero (Soria), al menos 30 republicanos asesinados en 1936 / Tulio Riomesta

Los requetés llegaron a Berlanga el 25 de julio de 1936 expoliando y quemando todo lo que olía a Republicano. Como en otros lugares, se implantó un delegado del gobierno, el falangista Hermenegildo Peña. La represión franquista en Berlanga, cabeza de comarca, irradió también a las poblaciones del contorno, como Hortezuela. Sufrieron persecución y martirio las gentes más sencillas y pobres. La represión partió del mando único radicado en el Ayuntamiento, el secretario Mariano Tomás. Los crímenes los cometieron falangistas y guardia civil.

En la cárcel de Berlanga, la más siniestra y lóbrega de la provincia, se hacinaban los prisioneros. Un solo ventanuco iluminaba un recinto en el que pocas alpacas de paja servían de lecho. El «cuarto de la viga» era una escalofriante mazmorra donde los presos, atados por las muñecas con los brazos extendidos a un largo yugo de madera, sufrían toda suerte de vejaciones. Los detenidos eran transportados en un camión requisado, ‘la Matona’, hasta los lugares de fusilamiento. Tras Soria capital y Almazán, Berlanga de Duero presenta la lista más numerosa de Republicanos fusilados:

A primeros de agosto de 1.936, fueron extraídos de la cárcel de Berlanga, y transportados al paraje «Carraarenillas», en el término de La Riba de Escalote: – Alberto Rodrigo, «el Trifón», sastre, dejó viuda y 2 hijos, un hombre bondadoso, recordado con sumo afecto por el vecindario de Berlanga. Antes de morir le dijo a Teodoro Palacín, conductor de la camioneta, «dales un beso a mis hijos»; – Gregorio Valdenebro, «el Bolito”. Junto a ellos, los nazionales trajeron de Soria y asesinaron a Adolfo Morales y a Silverio Lumbreras.

Mariano González Carracedo, 35 años, natural de Hortezuela, y residente en San Esteban de Gormaz. Pasó por la prisión de El Burgo de Osma, fue devuelto a su casa, de donde unos falangistas lo “sacaron” y asesinaron entre Barcones y Paredes de Atienza el 14 de Agosto.

El 23 de agosto, 13 vecinos fueron transportados de la cárcel de Berlanga a la de Almazán. De allí los fascistas “sacaron” a 4 el 24 de agosto, y en el paraje «el Vergazal» los asesinaron y unos vecinos de Velamazán los enterraron: – Francisco Moreno Las Heras, 35 años. Dejó 4 hijos de corta edad. Era labrador de sus escasas tierras; – Estanislao Badorrey Gamarra, 30 años, labrador. Quisieron utilizarle dentro de la cárcel de Berlanga, como confidente de sus compañeros; – Roque Abad Rello, jornalero, aquel agosto trabajaba en la siega. Dejó 3 hijos; – Constantino Miguel Molina, 35 años, labrador, dejó 2 hijas.

La madrugada del 24-25 de agosto, “sacaron” a los otros 9 detenidos y los fusilaron en Cobertelada: – Vicente Molina López, 30 años, jornalero y cuñado del posteriormente fusilado Aurelio Gutiérrez Chacobo; – Antonio Manzanares, factor ferroviario en la estación de Berlanga; – Manolo Manzanares, hermano del anterior, ferroviario. Ambos, hijos del guardaagujas «el tío Manzanares»; – Julián Moreno Ruiz, «el Mundo». Residía en Hortezuela. Su novia era una guapa moza que Julián no permitió que bailara en fiestas con el falangista José María Tomás, y por eso le fusilaron. Su hermana Nieves también perdió a su esposo Mariano González Carracedo. Tomás mandó las expediciones de La Riba de Escalote, Rebollo de Duero-Ciadueña y Casillas, donde fueron fusiladas respectivamente 4, 5 y una persona; era hijo del ogro franquista Mariano Tomás, emparentado con el párroco Domingo Lozano, quien no impidió las ejecuciones de su feligresía; – Tomás Hernández, 25 años, hijo de «la tía Celedonia». Casado, resinero, residente en Hortezuela; – Primitivo Lafuente, natural de Morates, casado y residente en Hortezuela. Dejó 3 hijos. Al llegar a Hortezuela un camión de requetés, Primitivo les saludó «puño en alto», creyendo que eran Republicanos; breves días después le asesinaron; – Isidoro Heras; – Basilio Moreno, natural de Lodares del Monte, trabajador por cuenta propia, dejó una hija; – Juan Molinos, 30 años, labrador, residía en Hortezuela.

Bernardino Oliva era natural de Fuentetovar y sastre en Caltojar, residía en Berlanga. El 25 de agosto fue asesinado en Ciadueña con otras personas de Rebollo de Duero.

El 4 de septiembre de 1936 fueron fusilados en el paraje «la Choza», cerca del «puente Ullán», 3 vecinos, cuyos cadáveres permanecieron varios día al descubierto y fueron mordidos por alimañas, hasta que se permitió traerlos a Berlanga a enterrar: – Aurelio Gutiérrez Chacobo, 35 años, alcalde de Berlanga. Tenía un comercio de tejidos, ferretería y demás géneros. Dejó 2 hijas pequeñas; – Hilario Vesperinas, 39 años, suegro de Marcelino Antón también fusilado a los pocos días. Era agente de ventas de productos para el comercio. Había sido dependiente del comercio de Aurelio Gutiérrez. Le hicieron guardia constante en su domicilio hasta que le sacaron para matarlo; – Mateo Alonso Jodra, 57 años, abastecedor del casino de la peña Berlanguesa; había regentado el bar «Plus Ultra». Pertenencia al Partido Radical Socialista.

El 9 de septiembre de 1936 los fascistas “sacaron” de la cárcel de Berlanga, condujeron a la «caseta del tío Romero», y allí asesinaron a: – Marcelino Antón, comerciante. Su padre, Román Antón, era partidario del diputado del Partido Radical Socialista Benito Artigas Arpón. Fue fusilado, y enterrado solo; – Felipe Núñez, labrador de sus pequeñas propiedades, y jornalero; – Simón Núñez, hermano y mayor que el anterior. Jornalero; – Juan Ortego, labrador; – Demetrio Moreno; – Fernando Miguel; – Florencio, alpargatero, natural de Casillas; – Angel Valdenebro; – Los fascistas también asesinaron a un testigo que por allí pasaba en aquellos momentos, cuyo nombre y circunstancias personales son desconocidas.

Quirico Esteban, labrador. El 9 de Septiembre iba atado con Marcelino Antón, pero al llegar al lugar de la ejecución soltó las ligaduras, escapó y anduvo errante 3 días hasta que fue capturado, y el 12 de septiembre le asesinaron y enterraron en la barranquera de San Baudelio.

Referencias: En Recuerdo de. El libro “La represión en Soria durante la Guerra Civil”, de Gregorio Herrero Balsa y Antonio Hernández García.


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