Los 150 años de la Primera República
Los 150 años de la Primera República y la Generalitat
Ferran Pedret i Santos 
 
Un pronunciamiento liberal, concertado en Ostende, se convirtió en una auténtica revolución —la Gloriosa, de 1868— por el apoyo de los sectores democráticos y progresistas de la burguesía y de las clases populares. La constitución liberal de 1869 estableció una monarquía parlamentaria. La búsqueda de un nuevo monarca no fue fácil, y el reinado de Amadeo de Saboya fue breve y tumultuoso: abdicó el día 11 de febrero de 1873.

Publicada la noticia de la abdicación, los federales madrileños salieron a las calles para exigir la proclamación de la República, mientras iba aumentando la presión de los republicanos, federales y demócratas de todas partes y en el mismo sentido. Pese al intento del gobierno de suspender las sesiones al menos durante un día, demócratas y federales se opusieron, y se aprobó la moción de Estanislau Figueras, republicano y catalán, para que las Cortes se declarasen en sesión permanente. El Congreso y el Senado, reunidas en forma de Asamblea Nacional, la proclamaron con el apoyo de 258 miembros y sólo 32 votos en contra.

Comenzaba aquí un nuevo período de lo que se conoce como el Sexenio Democrático. La primera experiencia republicana en España. Esta Primera República heredaba la situación de grave crisis económica y social, los conflictos bélicos de la Guerra de los Diez Años en Cuba y de la Tercera Guerra Carlista en la propia península, además de ver aparecer el conflicto de las insurrecciones cantonales. Ciertamente, la experiencia fue breve y caracterizada por la inestabilidad política, marcada también por la tensión con los monárquicos alfonsinos, con la Iglesia, entre los sectores unitarios y federales del republicanismo, así como per la crisis económica mundial iniciada el mismo 1873.

El republicanismo catalán tuvo un gran protagonismo en la Primera República, aportando dos de los cuatro presidentes de su Poder Ejecutivo: Estanislau Figueras y Francesc Pi i Margall, insigne pensador y hombre político federalista que también tuvo un papel clave en los primeros pasos de la República como Ministro de Gobernación.

El proyecto de constitución de 1873 establecía una república federal y fue aprobado por la comisión redactora que tenía tal encargo de la cámara legislativa, pero nunca llegó a entrar en vigor.

El golpe de Estado de Pavía, en 1874, dio lugar a la disolución de las cortes republicanas y a la dictadura republicana del general Serrano, que a su vez allanó el camino a la restauración borbónica precipitada por el pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto, con el que finalizó definitivamente la experiencia republicana.

Aún con las enormes dificultades que afrontó, la Primera República es sin duda un importante hito histórico para Cataluña y para el conjunto de España. Un precedente emblemático de las luchas democráticas para constituir un Estado democrático y social, laico y federal. Un ejemplo de la influencia política que puede tener Cataluña en la orientación política general de España. También una de las primeras ocasiones en las cuales ya tuvo un papel protagonista la clase trabajadora surgida de la industrialización del país, situando la cuestión social como uno de los motores del proyecto del republicanismo.

No es en vano que el movimiento republicano, en Cataluña y en toda España, tenía cada 11 de febrero una cita conmemorativa y reivindicativa que lo reunía, hasta que fue sustituida por el 14 de abril, fecha de proclamación de la Segunda República, ya en 1931.

Los sectores conservadores han querido asociar siempre al caos, desde entonces, tanto la república como el federalismo, y han sido violentamente refractarios tanto a la una como al otro. Quizá también porque tanto en la primera experiencia republicana como en la segunda, la república ha ido asociada a aspiraciones profundamente democráticas, laicas y de transformación social. Los sectores progresistas, al su turno, se han centrado a menudo mucho más en el recuerdo de la Segunda República, quizá por el hecho que, pese a todo lo que también tuvo que afrontar —incluyendo una sangrienta Guerra Civil, preludio de la Segunda Guerra Mundial— alcanzó a desplegar un ambicioso programa transformador.

La significación histórica de la Primera República es innegable, como lo es el papel que el republicanismo democrático y federal catalán tuvo en ella. No se entiende que, pese a que el Parlament aprobó una propuesta socialista para que se incluyera la conmemoración del 150 aniversario de su proclamación en el calendario de conmemoraciones oficiales de la Generalitat para el año 2023, el Govern de la Generalitat lo haya obviado completamente. Sería triste llegar a la conclusión de que el Govern menosprecia la ocasión por el simple hecho de que no le encaja en el relato sobre la historia del país que le resulta más cómodo o conveniente. Tal nivel de sectarismo sería absolutamente execrable.


Fuente → elobrero.es

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