Diez cosas que tal vez no conocías de la ‘Desbandá’
Diez cosas que tal vez no conocías de la ‘Desbandá’
 
El domingo 7 de febrero de 1937, en el contexto de la Guerra Civil, comenzaba la huida de unas 300 000 personas de Málaga en dirección a Almería por la carretera de la costa, una marcha de más de 200 Km. Esta huida desordenada conocida como la Desbandá fue provocada por miedo ante la llegada de las tropas sublevadas contra la República. [1]
  1. El avance de las tropas sublevadas por la comarca del Guadalteba y la Serranía de Ronda produjo el desplazamiento de unas 60 000 personas que se concentraron en Málaga los días previos al 7 de febrero de 1937. Los relatos de estas personas y las alocuciones radiofónicas desde Unión Radio Sevilla del general golpista Gonzalo Queipo de Llano, donde animaba a los suyos al asesinato de republicanos y la violación de sus mujeres, ayudaron a sembrar un clima de terror ante la llegada de los sublevados. [2] [3]
  2. La defensa de Málaga estaba en manos de milicianos con poca experiencia y mal equipados. Las tropas sublevadas avanzaban por la carretera de Cádiz y por las sierras Malagueñas. El 6 de febrero el cinturón defensivo colapsó, el día 7 las autoridades civiles y militares abanaron la ciudad sin organizar la evacuación, dejándola a su suerte. [4]
  3. El 8 de febrero la marea humana alcanza la localidad costera de Torre del Mar, allí se les unen más desplazados del interior de la provincia y de Granada; 50 000 personas pudieron pasar a través del boquete de Zafarraya. A partir de aquí empezarán los ataques por parte de las fuerzas sublevadas contra la marcha de civiles desarmados. Bombardeos desde los buques Canarias, Baleares y Almirante Cervera y de la aviación alemana. [5]
  4. Las estimaciones más fiables cifran entre 5 000 y 10 000 el número de víctimas mortales. Hay quien dice que muchos cuerpos fueron arrojados al mar, y otros siguen en las cunetas esperando que alguien los desentierre. Algunos supervivientes explicaban cómo encontraron cuerpos amontonados entre los cañaverales. También hay testimonios de quienes cuentan lo difícil que era recorrer el camino por la noche sin pisar los cadáveres. [6]
  5. El Dr. Norman Bethune y sus ayudantes Hazen Sise y Thomas Worsley, integrantes del «Servicio Canadiense de Transfusión de Sangre», una unidad sanitaria pionera dedicada a llevar sangre a los frentes de batalla, fueron los primeros en prestar ayuda a los desplazaos, también. Desde Valencia se dirigieron a Almería, allí conocieron que Málaga ya había caído. A pesar de las recomendaciones de que no siguieran adelante, Norman Bethune, el jefe de la unidad, decidió continuar. Con su furgón ambulancia durante tres días y tres noches se dedicaron a trasladar a los desplazados heridos o más débiles a Almería. [7]
  6. Fue importante también el papel de Hazen Sise (1906–1974), arquitecto canadiense que acompañaba y participaba en el equipo de transfusiones sanguíneas de Norman Bethune. Sise retrató a los desplazados de la Desbandá, dejando el mejor de los pocos testimonios gráficos que existen de la catástrofe humanitaria. [8]
  7. La Desbandá ha sido una gran desconocida. La razón puede estar en que a los implicados no les interesaba que trascendiera; el bando franquista sublevado organizó ataques contra la población civil, mientras que el Gobierno Republicano la dejó abandonada a su suerte o llegó tarde. [9]
  8. De la catástrofe humanitaria de la Desbandá solo se hizo eco entonces la prensa internacional, especialmente The New York Times, que recogió el testimonio del Dr. Norman Bethune. Los periódicos nacionales no mencionaban la masacre cometida por los fascistas, solo el triunfo de la toma de Málaga. El Dr. Bethune también escribió un opúsculo sobre los crímenes de la carretera de Málaga-Almería. [10]
  9. Las personas supervivientes de la Desbandá que volvieron a sus pueblos acabada la Guerra Civil, quedaron estigmatizadas y sufrieron reprimendas por el simple hecho de haber huido. De hecho, en la depuración laboral había una causa que era ‘haber huido a la llegada del Ejército Salvador’. Encarnación Barranquero, doctora y profesora de historia en la Universidad de Málaga, explica que huir por la carretera significaba para las nuevas autoridades que esas personas no eran afines al Movimiento Nacional, considerándose un agravante. En la vida cotidiana también afectaba haber participado en la Desbandá. Cuando alguien solicitaba abrir un establecimiento, se le requería un certificado de buena conducta, en el que ‘salía la luz si había corrido o no el 8 de febrero’. Esto marcó a varias generaciones. [2]

Adra, febrero de 1937. Foto Hazsen Sise

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