De la Primera República hace 150 años
De la Primera República hace 150 años
Pelai Labrador


Seguramente se hablará poco o nada. Pero este próximo sábado, once de febrero, hace 150 años que se proclamó la Primera República Española. Era el día 11 de febrero de 1873. Estábamos, hay que recordarlo, en pleno sexenio revolucionario: en septiembre de 1868 se había derribado la monarquía borbónica, ahuyentando a la reina Isabel II, y en enero de 1871 se había proclamado nuevo monarca Amadeo I de Saboya, que cuando llegó a Madrid fue acogido con total indiferencia por la mayoría de la población, mientras la nobleza española le hizo el vacío más escandaloso. Este hecho y los problemas con los que se encontró en un momento en que los republicanos federales eran muy activos y se había iniciado también dentro del movimiento obrero la entrada del internacionalismo -la Primera Internacional, donde convivían anarquistas y marxistas, se había creado el año 1864- y en que los monárquicos alfonsinos habían iniciado las primeras conspiraciones, mientras los carlistas habían iniciado también el primer levantamiento, explican que el día 11 de febrero de 1873 Amadeo I terminara abdicando delante de las Cortes generales. Por primera vez en la historia un rey abdicaba!!!
 
 
Fue en ese momento -el mismo día de la abdicación del rey- que las Cortes decidieron proclamar por 258 votos a favor y 32 en contra la República. Como también terminará sucediendo el 14 de abril de 1931, con la proclamación de la Segunda República, el régimen republicano llegaba de forma pacífica ya través de la votación popular. Es verdad que la nueva República tuvo que enfrentarse con toda una serie de problemas, algunos heredados y otros nuevos, que no podrá resolver. Pero, sobre todo durante la presidencia de Estanislau Figueres y de Francesc Pi i Margall, se llevaron a cabo una serie de políticas completamente inéditas: por ejemplo, la abolición de las quintas -el servicio militar obligatorio- y del impuesto de los consumos y el restablecimiento de los voluntarios de la libertad y también, por primera vez en la historia del estado español, bajo la presidencia de Pi i Margall, se legisló en materia social: una ley de 24 de julio de 1873 regulaba el trabajo de los talleres de los niños obreros de ambos sexos y el 20 de agosto del mismo año una ley dictaba reglas por “redimir rentas y pensiones” conocidas con los nombres de “foros, subforos y otros de igual naturaleza”. También se van redactar dos proposiciones de ley -que no se acabaron de aprobar- una de las que fijaba las horas de trabajo en las fábricas de vapor y talleres en un máximo de nueve horas de trabajo y la otra creaba unos Jurados mixtos de patrones y obreros. 
 
 
Ben pronto, sin embargo, se iniciaron las insurrecciones federales para instaurar la República federal desde abajo en movimientos que a menudo estaban mezclados con un claro contenido social. El movimiento acabó estallando durante las dos primeras semanas de julio de 1873: el 9 de julio se produjo la revuelta internacionalista de Alcoy y el día 13 Cartagena se proclamó esquina independiente, dando paso al amplio movimiento cantonalista que se extendió por el País Valencià, Murcia y Andalucía. De hecho sólo Cataluña quedó al margen, debido a la proximidad de la guerra carlista. Por cierto, sobre el cantonalismo de Cartagena recomiendo la lectura de una novela emblemática, que escribió Ramón J. Sender 1935 : Míster Witt en la esquina , donde relata las relaciones de la ingeniera inglés Jorge Witt con su esposa, en el marco de la proclamación de Cartagena como esquina independiente. 
 

El movimiento cantonalista puso de manifiesto la incapacidad de la República de garantizar uno de los mitos burgueses más importantes de la historia de España, como es el mito del orden y esto acabó provocando de nuevo una intervención militar: en enero de 1874 el general Manuel Pavía disolvió las Cortes y va dar el poder a otro militar -el general Francisco Serrano- que persiguió duramente federales e internacionalistas y permitió que civiles y militares conspiraran abiertamente para dar paso a la definitiva Restauración de la monarquía, a través de un nuevo golpe de estado protagonizado en diciembre de 1874 por Arsenio Martínez Campos, que restauró la monarquía en la persona del hijo de Isabel II, Alfonso XII.
 
 
Cómo pasó durante la Segunda República -en este caso, sin embargo, provocando una guerra civil- los militares y la acción violenta acabaron poniendo fin al régimen republicano.

VIVA LA REPÚBLICA!!!!


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