Juan Moreno Preciado nos acerca a la figura del histórico político y sindicalista con su biografía ‘La leyenda negra de Largo Caballero’, un “relato militante” de “reivindicación del personaje”, pero no ajeno a los claroscuros del que fuera uno de los más significados dirigentes del PSOE y la UGT, ahora convertido en la bestia negra del PP y Vox, en víctima de una campaña de desprestigio y agravios materializada en el borrado de su nombre de los espacios públicos.
En buena medida, el libro de Juan Moreno desmonta las acusaciones que sobre Largo Caballero se están haciendo por parte de la derecha y ultraderecha, principalmente en Madrid, donde el Ayuntamiento de José Luis Martínez Almeida, a instancias de Vox, ha retirado la calle que llevaba su nombre y la placa del edificio de la Junta Municipal de Chamberí, donde estuvo su casa natal. Una “alcaldada”, anulada además por los tribunales, que solo demuestra, a juicio del autor, una “ceguera inusitada” hacia la realidad del personaje.
“La derecha siempre ha tenido a sus verdugos, a los malos malísimos de la guerra, a los rojos. Señalados como Azaña, Ibárruri, Carrillo…", asegura Moreno. Ahora el foco está puesto en Francisco Largo Caballero, al que incluso historiadores han tratado con cierta “injusticia”, quizá “por su origen de clase, de obrero, de autodidacta, menos intelectual, más mundano”, que le han convertido en un personaje “más antipático que otros”, reflexiona el autor del libro. Y lo cierto es que, en torno a su trayectoria política y sindical, con el tiempo ha ido cuajando esa ‘leyenda negra’ de Largo Caballero al ser señalado por no pocos como “el principal culpable de la Guerra Civil”, una frase que tuvo que escuchar él mismo de boca de un miembro de la Gestapo. Pero ni desató la contienda ni fue el principal artífice de la fracasada Revolución del 1934.
Juan Moreno hace un relato cronológico de la vida de Largo Caballero, de su intensa carrera política y sindical: cinco veces concejal en el Ayuntamiento de Madrid, ministro de Trabajo durante la República, presidente del Gobierno durante la contienda, cargo que ocupó tan solo ocho meses: “Cuando entró en el Gobierno la guerra ya había comenzado, él no desató la guerra”, y respecto a las revueltas del 34, en las que se significó como líder político, acabó siendo absuelto en el juicio que se celebró contra él.
“Es el ministro de Trabajo más importante que ha tenido la historia de este país”, afirma el autor. La legislación laboral durante su mandato fue abundante. Como miembro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se fajó en aplicar los convenios internacionales en la ley española. “Largo Caballero fue un reformista y un revolucionario que proviene de los genes del socialismo pablista, pero apostaba por avanzar pacífica y gradualmente con leyes a favor de los trabajadores”, afirma Moreno.
El llamado 'Lenin español' que se convirtió en el único obrero jefe del Gobierno de España, se reseña en el libro, es un apelativo que él rechazaba, pero que siguió acompañándole en su papel de gran líder de masas durante la campaña electoral de 1933 y después, en plena Guerra Civil, cuando jugó un especial protagonismo insuflando ánimos a un Madrid rodeado por las tropas sublevadas. “Es a él al que piden las masas, cuando Madrid está cercado, cuando Franco está ya en Talavera de la Reina, cuando piden que se haga cargo del Gobierno”, afirma Moreno.
Perseguido, represaliado, condenado, exiliado, apresado y conducido a un campo de concentración nazi: “Largo Caballero es uno de los personajes del movimiento obrero que más ha sufrido”, asegura el autor de este libro.
“La derecha no tiene en cuenta valores de Largo Caballero que debería tener, como por ejemplo su patriotismo”, subraya Moreno en alusión a su gran amor por España, contrario siempre a los nacionalismos del País Vasco y Cataluña, luchador acérrimo de los derechos de los trabajadores de manera igualitaria para toda la República.
Lo que pone de manifiesto esta campaña de acoso y derribo al personaje, a juicio del autor, es que “hay una involución del PP clarísima” en materia de memoria democrática. Juan Moreno recuerda que fue un gobierno del PP en el Ayuntamiento de Madrid y con Ana Botella de alcaldesa la que puso una placa a Indalecio Prieto, aunque a iniciativa de la agrupación socialista de Chamberí; que fue un gobierno del PP con Alberto Ruiz-Gallardón el que retiró el título de hijo adoptivo de Madrid a Franco; y que fue bajo un mandato de José María Aznar cuando se concedió la nacionalidad a los supervivientes de las Brigadas Internacionales.
“Hay una reacción negativa del PP, no solo de Vox, a las leyes de Memoria. No han entendido la necesidad de dar un paso más en la eliminación de lo más negativo del pasado, que no es ni revanchismo ni guerracivilismo, sino voluntad para eliminar los aspectos más hirientes, no solo para las víctimas del franquismo y sus herederos, sino para el conjunto de la sociedad que no se siente a gusto teniendo un dictador ahí, o un callejero con nombres de golpistas. La derecha no ha entendido que eso podía haberlo asumido ella, negociando y alcanzando un consenso como se hizo en la Transición”, concluye el autor.
Fuente → nuevatribuna.es
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